BOLIVIA
Antonio Peredo Leigue Rebelión
La reivindicación marítima que sostenemos desde hace más de un siglo, tiene su argumento esencial en nuestra imposibilidad de acceder soberanamente al mar, vía de comunicación con los mercados de todo el mundo. No es válida la respuesta de facilidades que podemos tener por uno u otro puerto, por una u otra vía de llegada a los océanos. Con esas facilidades hemos vivido nuestro atraso por todo este tiempo.
Echar íntegramente la culpa al vecino, no es honesto. Debemos asumir la parte de responsabilidad que tenemos como país. Los grupos dirigentes privilegiaron ayer, anteayer y mucho antes, el comercio menudo a la perspectiva del desarrollo; eligieron la solución de los problemas inmediatos a la implementación de estrategias de largo alcance; prefirieron poner parches y olvidarse de mañana.
De ese modo, la reclamación de acceso al mar se limitó a ser grito de protesta, frase de discurso y lema de correspondencia oficial. Al mismo tiempo, sobrevivimos reduciendo cada vez más el nivel de vida, entregando nuestros recursos, reduciendo las oportunidades de trabajo y, en términos generales, desintegrando el país.
Los regionalismos, acentuados en los últimos decenios, son resultado de esa incapacidad de las clases gobernantes. El éxodo de hombres y mujeres en busca de mejores condiciones de vida, es consecuencia de la torpeza de esos grupos de poder. Fuerzas centrífugas han sido la constante de la historia boliviana. Nos quejamos de las pérdidas territoriales ocurridas desde el inicio de la república; ¿alguna de esas regiones tuvo la atención del gobierno? Lo cierto es que, si hubo estrategia de Estado en Bolivia, fue la de centrarnos en una región reducida, abandonando el resto del país. Por supuesto que no es particularidad nuestra, ya que encontramos más de un ejemplo de similar actitud del sector dominante en América Latina, pero no se trata de medirnos con ese rasero.
La gran oportunidad que nos está dando la historia, con la vigorosa insurgencia de los pueblos originarios, reclama una acción distinta, de cara a los grandes desafíos, pero también a las mejores posibilidades. Una, de primerísima importancia, es la implementación de la estrategia vial.
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