jueves, enero 29, 2009

BOLIVIA: La generocidad del sí


Por: Rafael Bautista S.

A pesar de la mentira, el Sí no sólo gana, sino que enseña a ganar: la verdadera victoria no consiste en aplastar a alguien.

La verdadera victoria consiste en no tener que aplastar a nadie. Porque una verdadera reivindicación no lucha sólo por los congregados sino por todos; y se hace más verdadera cuando más resistencia genera, cuando abraza otras luchas y toca la médula misma del problema: se hace verdadera porque se hace universal.

Ante ello, la mentira se reagrupa: la manipulación no acaba con el No. Las verdaderas cifras del referéndum se constatan en la negativa al latifundio; por eso la derecha enarbola el empate (el trasnochado "empate catastrófico") para ocultar su derrota, porque el peso real de las cifras dicen que la manipulación no puede ser perfecta: la sensatez no podía asumir posiciones maniqueas ante una pregunta directa. En este sentido, el No fue la constatación rotunda de una sociedad adicta a las apariencias, o sea, carente de criterio propio, o sea, de autonomía moral, o sea, nunca emancipada (de sus taras y prejuicios). Pero, además, el No reúne, en sí, la mezquindad propia del perro del hortelano. Por eso el Sí le enseña el verdadero sentido de ganar. Pues el voto de occidente hace posible ahora la autonomía tan reclamada (aparentemente) por los líderes orientales. Esa es la generosidad del Sí. Así como en 1825, quienes pelearon por la independencia, les regalaron ésta a quienes nunca habían luchado por ella; ahora, los despreciados de siempre, son quienes les regalan la autonomía al oriente (limpia ahora de los vicios de sus portavoces).

Es la más grande derrota del sector conservador. Porque pierden su bandera y el símbolo que encubría sus propósitos. Por eso quieren empatar, porque ya no pueden ganar. De nada les vale el porcentaje del No, porque aun así, la obtención de la autonomía tiene el sabor del occidente indio, aymara, quechua (y todos sus cucos). Su sueño autonómico se volvió pesadilla; la autonomía nació con tez india (no magnífica sino auténtica). Ahora oscilan entre concertar y desacatar. Lo primero ya es anacrónico, lo segundo insolente, y es propio del barbarismo demagógico que ha corrompido las ciudades (espacio colonial por excelencia).

La derecha quemó no sólo sus naves antes de llegar a Troya, sino sus dioses mismos. Lo cual manifiesta la fidelidad a la tradición que arrastran. Pues si Roma crucifica al Mesías y todos los imperios martirizan a los justos, la carnicería de víctimas y la calumnia mediática son lo mismo. En cada víctima atormentada se atormenta al Mesías: "Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, o sediento, o peregrino, o enfermo, o en prisión y no te socorrimos? Cuando dejaron de hacer justicia con uno de mis hermanos menores, conmigo dejaron de hacerlo". Por eso, el samaritano no es el sacerdote (el cardenal) o el escriba (los medios) y menos los doctores de la ley (corte suprema y políticos); estos más bien persiguen al samaritano por haber socorrido a la víctima. El samaritano es el rehén que toman los opresores para escarmentar a las víctimas. Por eso las infamias se dirigen a éste, porque éste toma la palabra de las víctimas y se enfrenta a los opresores. Por eso su palabra es propositiva y enciende la esperanza. Es generosa. Denuncia para transformar, no para vengar. Algo que no toleran los opresores, pues sólo saben de venganzas. Por eso dicen No. En ese No encierran su miseria.

La Paz, enero de 2009
Rafael Bautista S.
Autor de "OCTUBRE: EL LADO OSCURO DE LA LUNA" y
"LA MEMORIA OBSTINADA"
rafaelcorso@yahoo.com

martes, enero 27, 2009

El soberano le dijo Sí a la nueva Constitución

Niños bolivianos con porvenir

Adalid Cabrera Lemuz
La Epoca

El pueblo le dijo un contundente Sí a la nueva Constitución Política del Estado, pero la lucha por su aplicación y por el proceso de cambio aún deberá vencer una serie de batallas jurídicas. No será una tarea fácil aplicar la Carta Magna, mucho más si la oligarquía se ha replegado a las regiones de la denominada Media Luna para proseguir con su tarea de obstaculizar el cambio pedido y afirmado este domingo por el pueblo en las urnas.

El resultado es claro, por lo menos un 60 por ciento de los aproximadamente 3,9 millones de electores votó por el cambio, frente a un 35 por ciento que quiere mantener un statu quo al servicio de los grupos económicos de poder y de los partidos tradicionales que en las casi dos décadas que estuvieron en el poder solamente se han servicio del mismo sin contribuir al desarrollo económico y la lucha contra la pobreza.

Victoria consolidada

El resultado del referéndum constitucional refrenda los resultados del referéndum revocatorio del pasado 10 de agosto cuando el Presidente Evo Morales Ayma alcanzó el respaldo del 67 por ciento del electorado, 13 puntos porcentuales más del resultado de las elecciones generales celebradas en diciembre de 2005.

El voto del pueblo definió el rumbo que los ciudadanos buscan para el país hacia una Bolivia plurinacional con inclusión social en la que todos tengan los mismos derechos y no solamente los grupos que usufructuaron del poder a costa del bienestar de la mayoría nacional.

lunes, enero 26, 2009

TVB: El Sí gana con el 61,96%

Acuarela del pintor José Rodrigues

La Paz, 25 ene (ABI).- La nueva Constitución Política del Estado (CPE) fue aprobada este domingo con el 61,96 por ciento de los votantes en el referendo constitucional, según los resultados en boca de urna difundidos por Televisión Boliviana (TVB) canal 7.

En contraste a esa cifra, el No obtuvo el 36,52 por ciento. Entre blancos y nulos se registró 1,51 por ciento.

El Sí ganó en seis departamentos: La Paz, Cochabamba, Oruro, Potosí, Tarija y Pando.

En tanto el No venció en tres departamentos; Santa Cruz, Beni y Chuquisaca.

De acuerdo a los datos comparativos departamentales, los resultados extraoficiales entre el Sí el No muestran las siguientes diferencias:

En Potosí se produjo la mayor votación por el Sí con el 78,97 por ciento respecto al No que obtuvo el 20,92 por ciento.

La otra mayor diferencia del voto positivo se registró en La Paz con 78,41 por ciento contra el 20,46 por ciento por el No.

En Cochabamba los que votaron por el Sí suman el 64,83 por ciento y los que apostaron por el No, 35,07 por ciento.


Los votantes que respaldaron al Sí en Oruro llegan al 63,52 por ciento y los partidarios del No, al 29,17 por ciento.

Una de las sorpresas se dio en Tarija donde el Sí venció con el 52,84 por ciento, contra el 43,34 por ciento del No.

Otro dato extraoficial sorpresivo, pese al estrecho margen, se registró en Pando, con 45,87 por ciento por el Sí, contra un 44,4 por ciento por el No.

La mayor diferencia de rechazo al texto constitucional se registró en Santa Cruz con 60,23 por ciento de votos por el No, contra un 39,35 por ciento por el Sí.

Beni obtuvo la segunda mayor diferencia a favor del No, con 55,58 por ciento, en relación al 37,343 por ciento del Sí.

Chuquisaca consiguió la tercera ventaja para No, con 51 por ciento, contra el 46,04 por ciento del Sí.

Según el anuncio de la Corte Nacional Electoral (CNE), en 10 se conocerán los resultados oficiales del referendo constitucional.


Vhm/Rq ABI

Triunfo del Sí y el Presidente anuncia refundación inmediata del país


POR EL SI 62% ¡SE ACABO EL ESTADO COLONIAL!

La Paz, 25 ene (ABI).- El presidente Evo Morales celebró la noche de este domingo el triunfo del Sí en el referendo constitucional que se registró en el país y a la vez anunció la refundación inmediata del Estado boliviano.

A las 20.50, en Palacio Quemado, el Jefe de Estado salió a uno de los balcones para anunciar a la multitud que se apostó en plaza Murillo de La Paz, el triunfo del Sí en el referendo constitucional histórico que vivió el país.

"Aprovecho esta oportunidad para expresar mi gran reconocimiento a todas las hermanas y hermanos de Bolivia, a todos los compañeros y compañeras, a todas las ciudadanas y ciudadanos que mediante su voto, mediante su participación democrática deciden refundar Bolivia", expresó el Jefe de Estado.

El Presidente dijo que el esfuerzo de los movimientos sociales de toda Bolivia, sus profesionales, sus intelectuales, sus artistas, no ha sido en vano, pero especialmente la lucha del movimiento campesino indígena, el sector más excluido, el más marginado, más humillado durante la República, ahora es reconocido como pueblos, como organizaciones, personas que tienen el mismo derecho como cualquier ciudadano o ciudadana.

DE TRIUNFO EN TRIUNFO

domingo, enero 25, 2009

Evo Morales: Antes de liberarse de sus opresores, un pueblo debe liberarse de sus mentiras y sus engaños.

Carlos Moldiz/ foto
La Epoca

“Ser cultos es la única forma de ser libres” (Martí)

Es durante las crisis cuando un individuo y un pueblo pueden reafirmar o cambiar su identidad. En el caso de Bolivia, la actual crisis es una oportunidad de transformar la conciencia colectiva para borrarle sus viejos miedos y prejuicios, para devolverle su rostro digno, anti colonial y antiimperialista.

El jueves 22 de enero, el presidente Evo Morales Ayma se presentó ante el Congreso Nacional de la Republica para informar sobre sus tres años de gestión y aprovechando la oportunidad para dirigirse al pueblo boliviano puso el dedo en la llaga: “antes de liberarse de sus opresores, un pueblo debe liberarse de sus mentiras y sus engaños”. A pocos días del referendo por la nueva Constitución, cuyos resultados los ricos temen por su impacto favorable en la confianza de los pueblos oprimidos de Bolivia, estas palabras adquieren un valor histórico.

La campaña de los medios de información privados en contra de la nueva Constitución Política del Estado que será sometida a votación este domingo 25 de enero se caracterizó por un uso cruel, cínico e insultante de los miedos más profundos de un pueblo que apenas está recordando como andar con pies propios.

La llegada de los españoles a nuestra América, es bien sabido, tomó como uno de sus primeros objetivos borrar la identidad, memoria y creencias de la población indígena que luego sería utilizada para alimentar al naciente capitalismo europeo que, al igual que ahora, necesitaba de brazos fuertes y mentes débiles para explotar a disposición lo que quedara de los que sobrevivieron a los primeros encuentros con los conquistadores.

Está demás decir que el papel de la religión fue fundamental para moldear esas conciencias a gusto de los explotadores, que utilizaron a Jesús y al resto de su familia para legitimar el desprecio y uso de los indios latinoamericanos, antes, por supuesto, teniendo que matar a los dioses que pudieran despertar cualquier ocurrencia de libertad, dignidad o justicia.

Bolivia: algo termina y mucho empieza

Bolivia unida

Hoy se celebra el referéndum para aprobar la nueva constitución boliviana

Hace poco más de un mes, en Valencia, quizás por primera vez en Europa, se reunieron representantes de las cuatro asambleas constituyentes latinoamericanas que están marcando un hito en el constitucionalismo. Los asistentes pudieron, en una oportunidad como pocas, escuchar a Antonio Navarro Wolf sobre los errores cometidos en la constitución colombiana –junto con la anécdota nunca resuelta del robo de la espada de Bolívar-, a Isaías Rodríguez relacionando el proceso constituyente venezolano con el intento de golpe de Estado de Carmona y las oligarquías venezolanas, y a Fernando Cordero relatando detalles de la aprobación de los 444 artículos de Montecristi, la Constitución ecuatoriana que aprobó el pueblo en septiembre pasado. Pero la intervención que posiblemente más argumentos provocó fue la del Ministro Héctor Arce. Sus palabras dejaron claro lo que muchos intuían y algunos habían vivido en carne propia: que el proceso constituyente boliviano seguramente ha sido no sólo el más complejo, sino el más difícil del último siglo.

Para algunos, la dificultad del proceso constituyente boliviano está intrínsecamente relacionada con las condiciones de Bolivia. El pensamiento más conservador lo ha planteado en una expresión que ya ha recorrido el mundo: Bolivia como país inviable. Pero la realidad, también en este caso, es mucho más compleja. El pensador orureño Zavaleta Mercado decía que los pueblos o los sujetos no son lo que creen que son, sino lo que son capaces de hacer. Esta aseveración, mucho más avanzada que la supuesta inviabilidad boliviana, plantea como trasfondo que la posibilidad de transformación social no está tanto en la forma como en el fondo. Lo que no significa, desde luego, que las formas no importen; sólo que no en determinadas ocasiones requieren un grado de flexibilidad para facilitar lo que realmente importa: lo que se es capaz de hacer.

Muchos pueblos latinoamericanos han demostrado en los últimos años lo que son capaces de hacer, pero entre ellos destaca de manera prominente el pueblo boliviano. Pocas oligarquías han manejado con puño de hierro el país como lo han hecho en Bolivia, todo un manual de dominación económica, social y política. Pocas minorías han tenido tanto éxito a la hora de mantener posiciones extremadamente racistas ya entrado el siglo XXI, de someter durante décadas a las clases pobres, de obstaculizar procedimientos democráticos de decisión y de buscar desesperadamente el mantenimiento de privilegios de todo tipo en un país donde sólo se distribuye la pobreza. A pesar de los programas sociales puestos en marcha por el gobierno de Morales en los últimos años, décadas de empobrecimiento y falta de políticas públicas comprometidas siguen dejando mella en el pueblo boliviano. El informe del PNUD hecho público hace dos meses alertaba sobre el aumento de la pobreza en el país, fruto de décadas de dependencia de los hidrocarburos y de la polaridad entre ricos y pobres. El 80% de la población sufre tasas de mortalidad infantil más altas que Haití o Camerún, mientras que el 20% más rico viven en condiciones semejantes a las del mundo desarrollado.

A pesar de estas condiciones, donde lo que parece urgente en el día a día es encontrar la forma de subsistencia, el pueblo boliviano ha sabido aprovechar, con paciencia pero con firmeza, la oportunidad del cambio. Ha pasado más tiempo del que pareciera desde que las calles de ciudades como Cochabamba o La Paz se llenaron de gritos reivindicando un cambio revolucionario, que sólo podría venir por el estremecimiento de la estructura del Estado y la consolidación de unas nuevas bases de convivencia en el país. Fue el inicio del proceso constituyente, cuyo primer gran paso culminará este domingo 25 de enero de 2009. Un proceso que contó con capítulos no siempre agradables: agresiones, persecuciones, fotografías de constituyentes acusados de traición en la plaza de Sucre… Esos mismos constituyentes fueron capaces de poner en riesgo no sólo su futuro, sino sus vidas y las de sus allegados –y en Bolivia no es una afirmación gratuita, como el tiempo se ha encargado de demostrar- para redactar un texto de avanzada, transformador, fruto de las reivindicaciones de la mayor parte de la población.

Un texto que, con los cambios introducidos durante el proceso de negociación del Ejecutivo para encontrar una solución a la mayoría requerida del Congreso, será sometido a la voluntad del pueblo boliviano. Es cierto que las formalidades no se guardaron en esos días en que se decidió proceder a la negociación del texto aprobado por la asamblea constituyente, y que el resultado retrocede en varios temas que habían sido de avanzada en el proyecto. Pero también lo es que los procesos no son los mismos en todos los casos, y que lo que convierte a un texto escrito en Constitución es justamente su legitimidad. Por eso, no es casualidad que éste sea el primer proyecto de Constitución votada en Bolivia. Ni que haya estado liderada por el primer presidente indígena del país. En política no existen las casualidades, y en Bolivia menos si cabe. Tampoco es casualidad que el proyecto de Constitución boliviana plantee cambios radicales, como la creación de un Estado plurinacional, la elección democrática del Tribunal Constitucional o la búsqueda de nuevos elementos de fortalecimiento democrático. Mientras en España, por ejemplo, se es incapaz de reaccionar ante un Consejo General del Poder Judicial deslegitimado en su esencia, los bolivianos tendrán la oportunidad de elegir democráticamente a su órgano de gobierno de los jueces. O mientras ya sabemos quién será nuestro próximo Jefe de Estado cuando falte el actual rey, los bolivianos podrán revocar el mandato de su Presidente en la mitad de su periodo si así lo decide la mayoría del pueblo. Así son las cosas: en algunos lugares se avanza y en otros no.

El referéndum del 25 de enero de 2009 marcará un hito en la historia boliviana. No sólo por lo que termina –una batalla de años a favor del triunfo de la voluntad de las mayorías- sino, y quizás principalmente, por las muchas cosas que empiezan, y que puede resumirse en una: el reto de aplicar una Constitución de avanzada en una sociedad que necesita de ella para acabar con el racismo, con la pobreza y con la desigualdad. Vistos los enemigos que ha sufrido el proceso constituyente, no parece un desempeño fácil. Pero con la determinación, la paciencia y la claridad de ideas que ha mostrado el pueblo boliviano, es un reto que, cuanto menos, se va a intentar con todas las fuerzas. No por nada, como decía Zavaleta, los pueblos son lo que son capaces de hacer.

Rubén Martínez Dalmau. Profesor de Derecho constitucional de la Universitat de València

viernes, enero 23, 2009

En Bolivia comienza a circular periódico Cambio para contrarrestar guerra mediática


Telesur

Miles de ejemplares de la primera edición del periódico estatal "Cambio", circulan este jueves por toda Bolivia, como una medida para contrarrestar las campañas de los grandes medios privados de comunicación contra el gobierno encabezado por el presidente Evo Morales.

"Agresiones, humillaciones y mentiras tras mentiras de algunos medios de comunicación nos obligaron a crear este diario", explicó Morales durante el lanzamiento oficial del rotativo en el Palacio de Gobierno.

El gobernante, que este día presenta ante el Congreso boliviano el informe de sus tres años de gobierno, explicó que los 33 periodistas que laborarán en "Cambio" tienen la misión de decir la verdad en aras de mantener bien informada a la sociedad.

Líderes políticos y legisladores presentes en la ceremonia destacaron la importancia del diario, cuyo es muy bajo: 2 bolivianos (30 centavos de dólar).

"Estamos en presencia de un instrumento educativo por su objetividad y tratamiento de la realidad", aseguró el ministro de Educación, Roberto Aguilar, para quien el nuevo rotativo contribuirá sin dudas a la formación y la cultura de los ciudadanos.

Por su parte, el portavoz presidencial, Iván Canelas, señaló que Cambio "no pretende humillar ni agredir a nadie", sólo busca cumplir las expectativas de los usuarios.

"Hemos conversado con mucha gente y la mayoría coincide en la necesidad de un periódico que no les mienta ni les tergiverse los acontecimientos", agregó el vocero.

La salida a la luz pública del medio fue reservada para el tercer aniversario de la llegada a la presidencia de Morales.

"Cambio" se suma a la red de emisoras Radio Patria Nueva y al canal 7 para formar un bloque de medios gubernamentales de información.

Desde finales del año pasado el jefe de Estado denuncia la complicidad de periódicos y televisoras con los sectores de la oposición empeñados en desacreditar al Ejecutivo ante la opinión pública.

jueves, enero 22, 2009

DEL ESTADO COLONIAL AL ESTADO PLURINACIONAL

Asesinato de Atawallpa

Por Rafael Bautista S.

“Al despuntar del alba

siempre le antecede

una oscuridad más negra

que la noche”


Colonización es el proceso de apropiación sistemática del excedente ajeno. Apropiación posible por el dominio del trabajo ajeno. Esta dominación (por opresión) produce las condiciones para enaltecer el ocio (el robo) y devaluar el trabajo; lo que, a su vez, conduce a la negación de la humanidad del que trabaja. Esto es lo que hace que los imperios mueran por dentro, porque la negación de humanidad no es impune: los fantasmas ocupan los sueños del opresor y le condenan al insomnio, trastornado por guerras que debe perpetuar para alcanzar una paz que no alcanza; tratando de olvidar la injusticia que ha desparramado, inventa pan y circo (farándula) para no estar solo. Así democratiza su condición, haciendo cómplices a sus convocados. Por eso la corrupción generalizada es la descomposición de su propio poder.

La fortaleza del fuerte no es tan fuerte; es un gigante de bronce con pies de barro, por eso cae, porque su sostén es pura apariencia (mentira), fundamento que no tiene fundamento. Por eso cae maldiciendo, calumniando, insultando, mintiendo, escupiendo al cielo sus perversos propósitos. “Un fantasma recorre Bolivia, el fantasma de los Catari, del Willka, de Andrés Ibáñez, de doña Juana Azurduy, de Apiaguayki Tumpa, del Marcelo y del Lucho Espinal y de todos nuestros muertos. Todos los entenados del viejo Estado colonial se han unido en santa cruzada para expulsar a ese fantasma: el Cardenal y la embajada, Marikonvic y el senado, las malinches Cuellar, Cardenas, Untoja, Panamericana y Fides, los canales y la prensa. ¿Quién no ha sido calumniado de indio, llama o masista por la mentalidad racista-colonial? Si los perros ladran es porque avanza una fuerza incontenible. La cuaresma que precede a la resurrección anuncia al fantasma que sacude el sueño del opresor: Volveré y Seré Millones”.

Un Estado plurinacional es la novedad histórico-mundial que inaugura el siglo XXI. Es la novedad que está produciendo nuestra historia, asumida de modo consciente gracias a la insistente resistencia indígena. Por primera vez el Estado puede enraizar en lo propio, tener el fundamento necesario para proyectar un desarrollo auténtico; porque sólo la auto-consciencia de lo que somos puede proyectar lo que podemos ser. La falta de futuro siempre ha sido falta de pasado, porque no hay perspectiva alguna si no hay previamente capacidad de visión. Tener visión significa tener conciencia de lo que se ve; por eso, la consciencia nacional-popular es la que se transforma transformando su realidad. Una consciencia que se transforma produce ideas revolucionarias y, antes estas, la realidad, cede inevitablemente. Por eso la “fuerza del cambio” es incontenible, porque es el “grito del sujeto” que llega al cielo y estremece el universo entero.

Se convocan todos los tiempos: el pasado y el futuro comparecen en el presente. Eso desata la furia de los poderosos, porque los fantasmas vuelven a señalarles como lo que son: “¿Qué haz hecho? La voz de las sangres de tu hermano está clamándome desde la tierra” (Génesis 4:10). La Tierra clama no sólo por el hermano, sino por toda su descendencia: un acto injusto no perturba sólo el presente sino todos los futuros posibles (la maldición que recae sobre el homicida maldice también su pasado y su futuro: maldice a sus antepasados y a sus herederos). Si la Tierra clama la pérdida del hermano, es porque ella recibe la sangre derramada, como testigo impotente del homicidio. Por eso los muertos vuelven y se hacen millones, vienen desde lo profundo de la Tierra para enjuiciar al Estado colonial: su carácter apátrida, gestionador de la miseria de su pueblo y de su Tierra; y proponen su transformación.

Es el tiempo de los tiempos, el tiempo mesiánico, el Pachakuti: es el pueblo que sale de la esclavitud hacia la tierra donde mana leche y miel. Es levantarse del sometimiento y aprender a caminar, producir historia, dejar atrás el trágico y eterno retorno de lo mismo y ser sujeto, procreador de lo nuevo. Por eso ese caminar se lo realiza en el desierto, donde la única seguridad que tenemos es la unidad y la organización; donde el carácter del pueblo se pone de manifiesto y donde debe saber ser merecedor de lo que persigue. Por eso los obstáculos son siempre mayores, porque son del tamaño de las nuevas aspiraciones. Es el precio del que apuesta por su liberación; el proceso que atraviesa como pueblo es el proceso que atraviesa como individuo; por eso afloran las contradicciones y todo aquello que carga se evidencia a lo largo del camino: abriendo camino es como aprende a valorar lo que está creando. Dejando atrás lo conocido es como aprende a abrirse a lo desconocido; arriesgando es como va descubriendo de qué materia está hecho: “Dejamos en el pasado el estado colonial, republicando y neoliberal. Asumimos el reto histórico de construir colectivamente el estado Unitario Social de Derecho Plurinacional Comunitario” (nueva Constitución). Dejar atrás y construir. Se trata de una voluntad constituyente-trascendental que asume ser sujeto de su propio desarrollo y se abre a lo nuevo que tiende, no como algo ya determinado sino algo por constituirse. Se trata del más explícito testimonio político (en la historia mundial) de un pueblo que se libera siendo, además, consciente de su liberación.

El proceso pasa por una descolonización práctica, que es, a su vez, de modo eminente, descolonización subjetiva. Porque la colonización, a la que nos referimos, es la específicamente moderna. Es una nueva forma de colonizar, que estructura el poder, como dice Quijano, en un “patrón colonial del poder”. Ya no se trata de la colonización objetiva sino subjetiva: la última “terra incognita” que persigue la conquista: la consciencia. No se puede ocupar militarmente las consciencias, pero sí se puede (y esto es una invención moderna) producir consciencia. Por eso la pedagogía moderna está diseñada para administrar, gestionar y justificar la dominación estructural, la clasificación mundial del trabajo y la corporalidad. Se enseña a dominar y a someterse de modo voluntario. La colonialidad produce un nuevo fenómeno: ya no necesita el amo cortar la cabeza de las elites esclavas; ellas mismas se la cortan, con la sonrisa impresa, para el agrado del amo.

La felicidad del amo es felicidad del esclavo; por eso cuando el amo dice: estoy mal; el esclavo replica prontamente: amo, estamos mal. La dialéctica del amo y el esclavo inicia el proceso de subdesarrollo nuestro. Persiguiendo el reconocimiento del amo, el esclavo persigue una ilusión, pues tal reconocimiento es imposible, porque el esclavo no sabe ni siquiera reconocerse como lo que es. La falta de consciencia se traduce en falta de dignidad; sin dignidad es imposible hacerse respetar, por eso vende su alma por lo que sea (los periodistas se vendían a la Embajada por un té y el precio de los políticos era un fricasé). Por eso no puede proyectar nada que no sea el proyecto del que le ha comprado: desarrollando un proyecto ajeno se subdesarrolla a sí mismo, es decir, se convierte en objeto; degrada tanto su vida que busca, haciendo más miserable la vida de los demás, hacerse menos miserable. La imposibilidad de ser algo digno se la endilga a aquellos que le recuerdan su origen, los vuelve enemigos suyos. La educación que se impone ya no le emancipa sino le esclaviza todavía más: ya no depende sólo del amo sino de las cosas que produce el amo. Se vuelve un adicto: dócil en su sometimiento, está siempre listo para defender al amo, aun a costa de su propia vida.

Por eso, en la dialéctica del amo y el esclavo, son las elites las que ocupa el lugar subordinado; porque ellas consienten y gestionan el sometimiento nacional, transformando a su propio pueblo en su enemigo. Por eso buscaron siempre su legitimidad afuera y nunca adentro. Serviles administradores de la dominación foránea, nunca pudieron producir país y menos nación, porque sus intereses provincianos nunca coincidieron con el interés nacional. Si sus privilegios consistían, precisamente, en la miseria crónica de su propio pueblo, ¿cómo podían siquiera pensar en integrarlo al país que nacía en 1825? Por eso, la burocracia colonial, hace de Sucre su cuartel de operaciones y, desde allí, asaltan algo que nunca supieron qué significaba: la independencia. Primero expulsan a Sucre, el “mulato” mariscal que había dado su vida para que puedan aspirar a la dignidad de saberse libres; sepultan en el olvido a doña Juana Azurduy de Padilla, quien había ofrendado hasta a sus hijos para que puedan dejar de ser sometidos; y, regresando a su condición original, el 24 de mayo de 2008, en Sucre, escupen a su propia Tierra escupiendo a los campesinos que les alimentan. Así regresa una sociedad colonial a su tradición inquisitorial; por eso, la cruz templaria que ostentan no es gratuita. Por eso la Asamblea Constituyente no podía culminar en esa ciudad. Y si culmina en Oruro, es porque la historia no es casual: Oruro es protagonista del primer Manifiesto anticolonial explícito: el “Manifiesto de los Agravios” de 1737, de Belez de Cordoba; quien, como Bolívar y San Martín, propone la restitución del mundo indígena, como el modo legítimo de reparación histórica de estas naciones (que habían sido sacrificadas al primer dios moderno: el oro).

Recuperar la historia de los vencidos supone un examen histórico-existencial de aquello en que consiste la singularidad de nuestra identidad. Cuando nace Bolivia, era claro lo que era ser español o europeo, pero ¿qué significaba ser boliviano? Lo que hizo la elite criolla (después mestiza) fue adoptar la cultura de los dominadores. Negando lo que se era se asumió lo que no se era; amputándonos un contenido real y efectivo de un desarrollo propio. Por eso nunca supimos caminar, porque no sólo nos habían amputado las cabezas sino también los pies. Así terminó frustrándose la independencia. Y lo que sobrevino como historia nacional fue la mezquina lucha provinciana por el poder; por eso permiten la desmembración territorial mientras cuantifican los beneficios que logran de aquello. Si primero adoptan el modelo hispano, y después el latino, es porque nunca hubo conciencia de lo que se era. Algo que el esclavo no puede; porque ello supone una liberación de su condición, la reconstitución de su propia historia, enfrentarse al amo desde la auto-consciencia de lo que ha sido, para desde allí, efectuar el pasaje a lo que puede ser. O sea, esto implicaba una revolución. Evento que se va propiciando por quienes nunca habían dejado de manifestar su condición libre y le van enseñando al esclavo real (la sociedad criollo-mestiza) la posibilidad de su liberación. Por eso el 52 no es obra de quienes traicionan la revolución sino de la memoria histórica de la resistencia popular.

Pero había que esperar más de medio siglo para que nuestra revolución destaque su singularidad. Por eso aparece ahora el No. Porque en él se compendia el miedo a ser libre, independiente y soberano; el miedo a ser sujeto de su propia historia; el miedo a despertar, a caminar, a atravesar el desierto. Es el miedo de los esclavos que desean regresar a Egipto, a la esclavitud, sobre todo los cómplices y beneficiados de la esclavitud de su pueblo; después de haber visto cómo el Dios de la liberación hizo las maravillas que hizo (abriendo inclusive las aguas, para sepultar en ellas al ejército del faraón), no dudan en traicionar una vez más y hacen lo único que saben hacer: someterse al ídolo, al becerro de oro. Por eso es un proceso que la vive cada individuo en su propia vida. Por eso sufre un conflicto ético-moral: “Si quieres ser perfecto, vende cuanto tienes, dalo a los pobres, y ven y sígueme” (Mateo 19:21). Quienes desean regresar a Egipto son lo que conspiran en la oscuridad, siembran zozobra entre el pueblo y quieren detener el avance; por eso amenazan: que nos van a quitar todo, que vamos a ser pobres, que vamos a dejar de ser libres. ¿Cuándo tuvimos todo? ¿Cuándo fuimos ricos? ¿Cuándo fuimos libres?

Por eso se trata de un proceso, de un caminar, de un salir de la inconsciencia a la auto-consciencia, de caminar en la verdad. La verdad nos hace libres, pero para acceder al ámbito de la verdad, hay que primero liberarse. Para quien no está en la verdad, la verdad es pura locura. Por eso el pueblo que se libera es acusado de locura. No es raro, pues: “Ha escogido Dios más bien a los locos del mundo para confundir a los sabios. Y ha escogido Dios a los débiles del mundo para confundir a los fuertes. Lo plebeyo y despreciable del mundo ha escogido Dios” (1 Corintios 1:27-28). Los “fuertes” y los “sabios” (políticos y analistas) son los que mediáticamente acusan al pueblo de locura. Una nueva inquisición se desata: “incluso llegará la hora en que todo el que os mate piense que da culto a Dios” (Juan 16:2). La soberbia proviene de esa atribución. Por eso el discurso degenera, se vuelve irracional; en el todo vale para denigrar, no hay moral ni decoro y todo consiste en enlodar todo. Si ya no hay argumentos queda la calumnia, que la adoptan quienes ya no miden, ni sus palabras ni sus acciones; por eso escupen al cielo sus blasfemias y esgrimen la cruz y la espada. Los “fuertes” y los “sabios”, desde los favores que les brinda el Estado colonial, como Pilatos, en tono de burla cuestionan: ¿qué es la verdad?; mientras ven y consienten que los de su pueblo mueran como perros para que ellos traguen como chanchos: “no hay para ellos tormentos, por eso la soberbia los ciñe como collar y los cubre la violencia como vestido. Por eso el pueblo se vuelve tras ellos” (Salmo 73:6-10). Para que la verdad no aparezca hay que enlodar todo: hay que reducir la masacre y el genocidio a una diferencia de opinión. Y los periodistas hacen de alquimistas: si la verdad ya no es verdad, los asesinos son inocentes y los ejecutados son suicidas. El desajuste ético produce cinismo en una sociedad adicta a la mentira. Pero lo que nos salva es la indignación. De allí proviene una nueva sabiduría: los elegidos de Dios son los débiles y las víctimas. Si la verdad posee fuerza, es la fuerza que nace de los débiles, no del poder de los fuertes. Si hay un criterio para reconocer la verdad, ese criterio lo brinda el que padece la opresión, no aquel que la ejerce.

Por eso un caminar liberador es un caminar en la verdad: la apetencia de la justicia es la primera condición de un saber verdadero; lo demás es pura sofistería intelectual. Por eso el gran silencio de la academia está precedido de la gritería erudita. Si la novedad revolucionaria de esta revolución es su carácter descolonizador, esta descolonización debe expresarse, en última instancia, en una descolonización epistemológica, es decir, en la producción de una subjetividad ya no sólo libre sino liberadora. Una lógica de la liberación es necesaria para producir la auto-consciencia de la liberación. Una revolución es incompleta si no se produce, a su vez, una revolución en las ideas: cuando las ideas son revolucionarias, la realidad cede de modo inobjetable. Produciendo realidad es como se produce subjetividad; por eso el fin último de la revolución práctica es una revolución subjetiva, lo que decía el Che: la “creación de un hombre nuevo”. Por eso el conocimiento nunca es neutro, la epistemología no es nunca apolítica: cuando las relaciones del pueblo pierden su reciprocidad y su sentido, se hace necesario producir un nuevo sentido de comunidad. El pueblo necesita dotarse de un nuevo sentido político, para resignificar su unidad, su consistencia y su desarrollo. Y esto significa pasar del en sí al para sí, de la consciencia de lo que se ha sido a la auto-consciencia de lo que se puede ser. Por eso la voluntad nunca se queda en sí misma sino que busca determinarse, es decir, realizarse, para así iniciar un nuevo proceso que la relance nuevamente. Entonces, toda voluntad de transformación no persiste en sí sino que busca hacerse real, es decir, producir realidad: crear las mediaciones necesarias para su desarrollo.

La inocencia lírica de los analistas concibe una voluntad tocada por el dedo de dios. La voluntad se va constituyendo a sí misma a medida que origina las mediaciones necesarias para su realización; una de esas mediaciones políticas es una Constitución. Una voluntad que no produce nada se queda como vacía, sin realidad. Por eso, produciendo realidad se produce a sí misma. Pero como nuestra intelectualidad nunca ha producido nada, pues siempre fue copiona de la producción ajena, no entiende que sea posible la producción de una Constitución propia. Por eso le busca todos los peros que su imaginación sospecha, devaluando el todo por la parte; cuando es, más bien, el sentido del todo lo que da consistencia a las partes; fuera de contexto, la parte pierde razón de ser.

Pero esto supone, al menos, una capacidad de comprensión dialéctica, algo ausente en una intelectualidad castrada de criticidad. Fue colonizada mentalmente, de modo que cree que nada bueno puede salir de su pueblo (ese defecto suyo lo atribuye a los demás). Por eso piensa (si lo hace) para afuera, para dar la razón al amo, para corroborar y afirmar las estructuras de dominación. Su ignorancia tiene su premio: ahora son estrellitas de TV. No creen que su pueblo pueda cambiar porque ellos mismos no saben cómo cambiar; más aun, si gozan de los favores de la academia, de los títulos, de la corrupción intelectual, de las transnacionales, de los elogios de Red Uno o ATB, de Fides o Panamericana, de La Prensa o la Razón, ¿para qué cambiar? Esa es la pereza y la desidia de una voluntad que no sabe proyectar nada que no sea el proyecto del amo. Por eso se ocupa en denunciar la voluntad de cambio; voluntad que renuncia a la sumisión y proyecta, desde sí, su propia liberación: voluntad que propone, decide y ejecuta. Es la voluntad presente en la nueva Constitución; que, por supuesto, no es perfecta. ¿Hay alguna que lo sea? Si el orden de la perfección está más allá de la condición humana, ¿por qué exigirnos aquello? (los amores verdaderos nunca son perfectos). La Constitución que hemos producido, como pueblo, no es perfecta, pero es nuestra, como una hija. En su desarrollo nos desarrollaremos también nosotros, como sujetos, y sabremos enterrar esa historia vergonzosa de sumisión consentida que produjeron las elites que nos gobernaron hasta ahora.

La disyuntiva siempre ha sido: colonia o independencia. uien persiste en seguir siendo colonia es aquel que no sabe ser independiente. Ser dependiente es fácil. Por eso, el que no sabe sino depender, dice No, porque así se descubre la desidia en la que quiere permanecer. La nacionalización es la primera conquista de una independencia; ser independiente es saber auto-mantenerse, saberse fin y no medio. Sin sostenimiento propio no hay independencia. Pero la independencia no se logra de una vez y para siempre, esta es una conquista diaria. Lo cual supone un proyecto. Sin proyecto tampoco hay independencia.

La valoración de lo nuestro empieza por sabernos valiosos, una subjetividad que se sabe valiosa empieza por limpiar y pulir lo que empaña esa valía. Para habitar la casa, hay que primero limpiarla, re-organizarla. La casa tiene que ser hogar para los privados de lugar en ella. Pero los privados pueden aparecer como los hospedados si es que su incorporación es sólo formal. El hogar, se dice, es la presencia del ser amado, el lugar de la reunión, desde donde se crece, desde donde se sale hacia fuera y a donde siempre se regresa. Habitar la casa no es sólo ocuparla. Se habita la casa como se habita el vientre; el vientre es como la Tierra, de lo que le pase a ella depende nuestra existencia. La tierra no es cosa, le afecta la condición del que la habita. La casa es el soporte de la intimidad (como el vientre), sus cimientos son los nuestros; la casa es la prolongación del cuerpo.

Para que la casa sea posibilidad tiene que ser apertura. Pero la apertura tiene que ser primero interior. La casa hace posible el hogar cuando es posible ser dentro del hogar. La casa es el país, el hogar es la Nación. La constitución de ambos es tarea de quienes la han habitado y quienes la han de habitar. Quienes la han de habitar son los que aun tienen problemas de identidad. Quienes la han habitado, la han sembrado, cultivado, cuidado, merecido, son aquellos que no tienen ese problema. Los originarios nunca han enfrentado contradicciones asumiendo lo que son; ellos siempre han sido lo que su tradición (su pasado, su origen) ha permitido que sean. El problema es del boliviano, el nacido en 1825. Este no sabe cómo re-conocerse, nació mirando hacia afuera, depositando su futuro en manos ajenas, despreciando lo que tenía adentro: las manos propias, las que le alimentaron, le vistieron y le otorgaron cultura, o sea, identidad, algo de qué sentirse algo y no una nada, como lo es aquel que vive pendiente de lo que otros hacen. Sin esas manos no es posible construir algo digno. Una nación que quiera ser viable, tiene que ser un hogar en el que todos quepan. Para re-pensar una política que no se sostenga en la exclusión, o una economía que no esté determinada por la maximización de la tasa de ganancias, sino garantice la reproducción de la vida humana y la vida de la Tierra, hay que voltear la mirada. Ese ir “hacia adelante” que nos propone el progreso moderno no es garantía de vida. Volver al pasado es imposible, pero recuperar nuestro pasado no sólo es posible sino necesario. Cuando se pierde el sentido y ya no se sabe para dónde se va, hay que darse la vuelta y ver de dónde se ha venido. Un país que ha perdido el camino es un país que no ha hecho camino.

Nuestro camino es la constitución del nuevo Estado. El reconocimiento de la pluralidad y diversidad que constituye nuestro mundo. Hay Estado desde que hay apropiación racional del excedente, es decir, hace más de 7000 años, desde el Egipto. El Estado moderno es el desconocimiento de la diversidad humana y su uniformización obligada. Por eso el primer Estado moderno: España, es la imposición de Castilla y Aragón sobre Cataluña, Galicia, el país Vasco, el pueblo andaluz, etc. Receta que copian Inglaterra (sometiendo a Irlanda, Gales y Escocia), Francia (dominio sobre bretones, provenzales, normandos, etc.) y todos los demás estados modernos. Es sabido que ni China ni Egipto (civilizaciones milenarias) pudieron llegar nunca a un grado acabado de homogeneización. Porque la unidad no riñe con la diversidad.

La unidad es el sentido común de comunidad: la re-unión de la originariedad constitutiva de la humanidad: todos somos hijos de la misma Tierra, de una misma Madre y un mismo Padre. Por eso la política que empieza a proponer el mundo indígena se constituye a partir de la comunidad: somos hermanos, hijos de una misma Madre que, criándonos unos a los otros, criamos a la Madre, creamos comunidad humana, diversa como la comunidad natural. Que esta proyección es más racional ya fue advertida por Washington y Franklin; pues los Estados Unidos fue una copia (mal lograda) de la confederación de los Haudenosaunee (las naciones Onondaga, Oneida, Mohawk, Seneca y Cayuga) o pueblos iroqueses. Una legislación de convivencia política en la diversidad y el respeto mutuo. Es la superación del Estado-nación moderno, como reconocimiento jurídico-político de la historia mundial. Todas las culturas merecen desarrollarse porque todas manifiestan una posibilidad humana. Ninguna agota en sí a lo humano y la perdida de una es perdida de la humanidad toda.

Ninguna puede atribuirse superioridad absoluta, como tampoco atribuirse el derecho de negar y destruir a las otras. Ese es fruto del mito racista que inaugura la modernidad, mito que anuló su pretensión de razón crítica, pues nunca le permitió un verdadero diálogo con el resto del mundo sino sólo el monólogo de la razón moderno-occidental consigo misma. Las víctimas de un sistema de dominación (como la actual globalización neoliberal) ya no son sólo los seres humanos sino todas las existencias y, de modo notable, la Pachamama. Si la ecología se vuele parte consustancial de todo proyecto político, es porque las consecuencias negativas del patrón moderno-colonial ha destapado inevitablemente la condición inicial de toda política: la preservación de la vida. Por la vida es que, en definitiva, se lucha. Pero se lucha para superar el conflicto y procurar de nuevo la vida; porque, como comunidad, presuponemos siempre la unidad y no la división. El antagonismo ya no puede ser el eje de la política. Una nueva fundamentación de la política es necesaria por la vida y para la vida, por todos y para todos, en y como comunidad. Como dicen los zapatistas: “un mundo en el que quepan todos los mundos”. El antagonista es también un hermano y hay que enseñarle que la convivencia es posible porque somos, siempre y en última instancia, comunidad. Si todos somos comunidad, entonces, nuestra condición originaria es la de hermanos. Y los hermanos se deben, unos a los otros; y se deben a una Madre y a un Padre comunes (referencias más allá de la condición humana). La comunidad, el “ayllu”, es un ámbito expansivo que re-une a la vida toda, siempre como comunidad. En ese sentido, fundamentar una nueva política significa transformar, necesariamente, la política misma. Porque el ámbito expansivo de una comunidad trascendental debe transformar también el concepto de “pueblo”. Por eso el tránsito hacia un Estado plurinacional es un camino trascendental.

La Paz, enero de 2009
Rafael Bautista S.
Autor de “OCTUBRE: EL LADO OSCURO DE LA LUNA” y
“LA MEMORIA OBSTINADA”
rafaelcorso@yahoo.com

domingo, enero 18, 2009

Operación Plomo Impune


Eduardo Galeano

APORREA

Todo indica que esta carnicería de Gaza, que según sus autores quiere acabar con los terroristas, logrará multiplicarlos. Desde 1948, los palestinos viven condenados a humillación perpetua. No pueden ni respirar sin permiso.

Han perdido su patria, sus tierras, su agua, su libertad, su todo. Ni siquiera tienen derecho a elegir sus gobernantes.

Cuando votan a quien no deben votar, son castigados. Gaza está siendo castigada. Se convirtió en una ratonera sin salida, desde que Hamas ganó limpiamente las elecciones, en el año 2006. Algo parecido había ocurrido en 1932, cuando el Partido Comunista triunfó en las elecciones de El Salvador.

Bañados en sangre, los salvadoreños expiaron su mala conducta y desde entonces vivieron sometidos a dictaduras militares. La democracia es un lujo que no todos merecen.

***

Son hijos de la impotencia los cohetes caseros que los militantes de Hamas, acorralados en Gaza, disparan con chambona puntería sobre las tierras que habían sido palestinas y que la ocupación israelita usurpó. Y la desesperación, a la orilla de la locura suicida, es la madre de las bravatas que niegan el derecho a la existencia de Israel, gritos sin ninguna eficacia, mientras la muy eficaz guerra de exterminio está negando, desde hace años, el derecho a la existencia de Palestina.

Ya poca Palestina queda

sábado, enero 17, 2009

Bolivia demandará a Israel ante la Corte Penal Internacional

La Cancillería denuncia "el más siniestro de los espectáculos de la cultura de la muerte": El ejército de Israel asesina a mujeres que portan banderas blancas y aísla a niños huérfanos y hambrientos

BOLPRESS

El gobierno de Bolivia anunció que demandará al gobierno de Israel ante la Corte Penal Internacional por los crímenes que comete contra el pueblo palestino en la Franja de Gaza. Un funcionario de la Cancillería israelí comentó que "en la voz de Evo Morales podemos escuchar la voz de Irán".

El vocero de la Cancillería de Israel Lior Hayad declaró a Radio Francia Internacional el 15 de enero que "en la voz de Evo Morales podemos escuchar la voz de Irán", en respuesta a la decisión del gobierno de Bolivia de romper relaciones diplomáticas con su país.

Hayad dijo que Israel seguirá manteniendo relaciones con los países "serios" de América Latina, y comentó que la "triste" influencia iraní perjudicará sólo a los pueblos israelí y boliviano.

La Cancillería de Israel pretende vincular la decisión soberana de Bolivia con una supuesta "influencia del régimen fundamentalista islámico iraní", reclamó la Cancillería boliviana en un comunicado oficial, y aseguró que el Presidente Evo Morales expresa la voz de millones de bolivianos y bolivianas que defienden el derecho a la vida y se niegan a admitir "el más siniestro de los espectáculos de la cultura de la muerte".

"La única voz que el gobierno de Israel debiera escuchar es la indignada voz de millones de ciudadanos del mundo que le reclaman ponerle fin al genocidio que sus tanques y fusiles han puesto en marcha el 27 de diciembre en la Franja de Gaza", dice el informe del Ministerio de Relaciones Exteriores de Bolivia.


jueves, enero 15, 2009

Bolivia rompe relaciones diplomáticas con Israel en solidaridad con Palestina

BOLIVIA EN VIDEOS

¡Alto al holocausto y la crueldad desatada por Israel!

Cobardes israelís asesinan impunemente a niños palestinos

Bolivariano(as) con el pueblo palestino

¡Alto al holocausto y la crueldad desatada por Israel!


El Estado terrorista de Israel, brazo criminal del imperialismo estadounidense en el Medio Oriente, ha puesto en práctica una horrenda guerra de exterminio contra el pueblo palestino en la franja de Gaza, con perspectiva de extender a otros territorios y naciones sus designios colonizadores.

Esta nueva matanza supera en crueldad a todas las anteriores. Escuelas, hospitales, niños(as) y ancianos(as), población civil en general, han pasado a ser blancos de ataques de esa fiera agresión y áreas y sujetos de experimentación de agentes químicos y nuevos armamentos.

De brazos con los halcones de Washington, contando con el silencio cómplice del presidente electo de EEUU, Barak Obama, y con el respaldo ladino del imperialismo europeo, Israel se ha convertido en la bestia designada para la nueva conquista y colonización de los territorios árabes.

Esto evidentemente forma parte de la atroz guerra global que este imperialismo occidental, carentes de recursos naturales vitales, súper-militarizado y en crisis, ha desatado contra la humanidad.

El precio en dolor, luto y destrucción ha sido –y sigue siendo colosal-, pero ya las dudas para responder sin titubeos desde los pueblos una pregunta clave: ¿quienes son los terroristas?

La insurgencia palestina e iraquí -y árabe en general- están reivindicadas de esa acusación falaz, mientras sobre los gobiernos de Israel y EEUU llueven pruebas y evidencias que motivan y explican la creciente indignación y movilización mundial contra esta nueva atrocidad dirigida y ejecutada por ambos estados asesinos.

La bestia mayor, mortalmente herida como sistema, ha instruido los nuevos zarpazos. La perspectiva de su ocaso esta siendo sellada por la barbarie que exhibe en pleno siglo XXI, haciendo un uso perverso y criminal de los extraordinarios avances tecno-científicos de la humanidad. Ella con razón está provocando la rebeldía en su contra de poderosas fuerzas populares y emancipadoras.

El imperialismo decadente lo pervierte todo y potencia así todas las aberraciones del orden capitalista dominante.

La CCB, los(as) bolivarianos(as) de todas las corrientes revolucionarias, estamos incondicionalmente con el pueblo palestino, nos ubicamos inequívocamente en las trincheras contrarias al sub-imperialismo sionista y sus padrinos occidentales.

La CCB expresa con rabia combativa su dolor ante tanto escarnio y tanta maldad.

Desde la tierra de Tupac Maruc y de Bolívar, de San Martin, O´higgins, Marnuelista Sáez, Morazán, Martí, el Che, Caamaño, Sandino, Farabundo, Allende, Marulanda, las Hnas. Mirabal… llamamos a desplegar, intensificar y profundizar las protestas y movilizaciones contra este holocausto sobrecogedor.

Llamamos a defender la vida de ese pueblo mártir.

Llamamos a desplegar el mayor repudio posible contra Israel, sus símbolos y representaciones.

Los sionistas y sus padrinos merecen todos los zapatazos del mundo y mucho más. Merecen todo el rechazo del mundo y muchísimo más. Merecen el depreció de nuestros pueblos y la expulsión de sus representantes diplomáticos de nuestras naciones y mucho más.

¡En Bolívar y en los héroes y heroínas palestinos no encontramos todos/as!

¡Ni un paso atrás!

¡Hasta la victoria siempre!

Consejo Ejecutivo y Presidencia Colectiva de la CCB

11 de enero 2009, Nuestra América.