martes, junio 23, 2009

FILÓSOFO ESTADOUNIDENSE NOAM CHOMSKY CALIFICA DE "VERDADERA" DEMOCRACIA BOLIVIANA Y DE ESPECTACULAR PROCESO DE CAMBIOS

El filósofo norteamercano Noam Chomsky destaca el proceso de cambio en Bolivia.

De Patria Nueva Nueva

BBC-Mundo, 22 de junio - El filósofo estadounidense Noam Chomsky dijo que en Bolivia se vive actualmente una democracia "verdadera" y destacó, por "espectacular", el proceso de cambios que impulsa el presidente indígena Evo Morales. "En Bolivia los temas principales estaban en primer plano y venían del movimiento popular. Eran temas importantes como el control de los recursos, los derechos culturales en una sociedad multiétnica y multilingüe. Eso es democracia verdadera, que puede conducir a algo", afirmó en una entrevista interactiva verificada en Boston, EEUU, donde fue fechada el lunes por la agencia BBC Mundo británica.

Subraya que por primera vez en 500 años los países sudamericanos han comenzado a integrarse en forma significativa", destacó que el sistema democrático boliviano ha incluido a los más oprimidos.

"Se trata de la población más oprimida del Hemisferio, la población indígena, que ha estado luchando por años sobre asuntos muy importantes", destacó.

Dijo que la iniciativa del proceso boliviano, que demoró casi una década en cuajar, la tomaron las mayorías indígenas bajo el liderazgo de su primus inter paris.

"Hace una década lograron correr de Bolivia a la Corporación Bechtel cuando se trató de privatizar el agua (en la ciudad central de Cochabamba, al este de la capital La Paz) lo que significó que mucha gente no podía tener acceso a la misma. Fue una victoria sangrienta y grande. Siguieron adelante y finalmente en el 2005 entraron al campo político y eligieron a alguien de sus mismas filas, un campesino pobre, en una elección en la que se habló de temas muy serios sobre los que la gente estaba informada", ponderó el intelectual, uno de los más reputados de su país.

domingo, junio 21, 2009

El factor Pando

Mentiras y mala fe

Datos & Análisis (de Rebelión)

“El Gobierno ejecuta un plan para que Pando sea masista”, fue el titular con que el pasado lunes el diario opositor La Razón publicó un extenso informe que, por los datos que contiene, bien pudo calificar como un encomiable reportaje periodístico; pero por la forma en que los editores manipularon esa información subordinados a una línea política racista y separatista, La Razón termina perdiéndose a sí misma.

La mala fe con que el periódico paceño pretende desacreditar las acciones que emprende el gobierno de Evo Morales para recuperar e integrar aquel territorio secularmente excluido del patrimonio boliviano, incurre en una flagrante violación al artículo 24 de la nueva Constitución Política del Estado que considera traición a la patria todo acto que atente contra la unidad del país, mereciendo “la máxima sanción penal” según estipula la actual Carta Magna. A partir de la nueva Constitución, en Bolivia el separatismo es un delito de traición a la patria, figura en que incurre el periódico opositor con el agravante de un solapado racismo que ahora es también inconstitucional. No otra cosa significa la manera en que dicho medio informativo estigmatiza a aquellos miles de bolivianos pobres y miserables del campo y las ciudades, de todo el país, que, con un franco sentido de integración y unidad nacional, vienen migrando al norte amazónico para poblar ese antiguo territorio feudal dentro un plan estatal para integrar a Pando, como nunca antes, en la nueva estructura republicana del emergente Estado Plurinacional.

“Todos son collas”, dice La Razón, “la mayoría recién llegados a Pando, donde en el último tiempo el flujo migratorio se ha disparado como efecto de un plan de MAS para teñir a Pando con los colores oficialistas”. El nuevo director de La Razón pretende mostrar a esos bolivianos “collas” como una plaga masista que invade ese otrora inaccesible territorio controlado por las mafias políticas y criminales que hicieron de Pando un feudo familiar. La Razón insiste en tratar a esos migrantes pobres como “invasores”. Por lo visto, este periodismo prefiere que nuestros compatriotas sin tierra ni trabajo busquen nuevos horizontes migrando indignamente a España o Argentina. Pero “invadir” Pando jamás, ya que, según “informa” este medio, la llegada de aymaras, quechuas y guaraníes a esa zona alejada del amazonas boliviano destruirá incluso el medio ambiente. “Una de las principales preocupaciones de los pandinos es que, con la migración que se da de otras regiones del país, se dañe el ecosistema de su región”, dice una burda nota en recuadro. “Si bien el fenómeno migratorio no es nuevo en este Departamento como lo demuestran varios estudios, la cantidad de gente que se trasladó en los últimos años llama la atención”, sostiene el reportaje de La Razón, haciendo gala de un ignorante e indolente desprecio por la dramática historia del Departamento más joven y pobre de Bolivia, hoy a expensas de la influencia brasileña sobre una frontera plagada de narcotráfico y contrabando. Efectivamente, desde que fue creado el 24 de septiembre de 1938, dos años después de la Guerra del Chaco durante el gobierno Presidente y militar patriota Germán Busch, Pando fue un objetivo inalcanzable del Estado para sentar su soberanía con necesarios flujos poblacionales de occidente, habida cuenta que su población nativa fue sistemáticamente diezmada por los explotadores mafiosos del caucho y la castaña.

Escrito en presente vertiginoso

Torbellino del exilio

Ramón Rocha Monroy (Tomado de Bolpress)



Habría que inventar un nuevo tiempo verbal para ubicar la escritura de la novela "El exilio voluntario", de Claudio Ferrufino Coqueugniot, que ganó el Premio Casa de las Américas 2009. Sugiero que se llame Presente vertiginoso, pues está escrita sin nostalgia, sin recuerdos gratos, ni siquiera trágicos, y sí, más bien, con una conciencia crítica, lúcida, desgarrada de ese presente vertiginoso que viven los latinos en los Estados Unidos.

La literatura de la nostalgia nos ha acostumbrado a diversas formas del tiempo pretérito, desde el famoso "había una vez" al bíblico "In illo tempore", pero la cruda realidad del exilio voluntario en los Estados Unidos no admite la nostalgia y sí, más bien, la prosa nerviosa, arrítmica, escrita en presente constante, como la que uno usa para contar los sueños y sobre todo las pesadillas.

El día en que Claudio se presentó frente a la Migra no hubo ningún agente que advirtiera el enormísimo peligro de admitir en el seno del monstruo americano una conciencia lúcida y crítica, ya trajinada en las ciencias sociales, en la poesía y en el periodismo, es decir, en el ejercicio de la palabra. Quizá no lo hubieran admitido si comprobaban que, lejos de limitarse a sobrevivir marcando tarjeta a las 11:56 de cada noche en una gigantesca distribuidora de vegetales donde trabajaba como peón, Claudio estaba registrando detalles, recordando las mudanzas sucesivas que signaron su primera juventud, incluida la memoria, tampoco nostalgiosa, del tiempo ¿dorado?, que vivió en la patria. Y que esos registros se traducirían en un libro ácido, denunciador, descarnado, visceral, que no necesita recurrir a asesinatos, para ser un testimonio de vida, porque sus páginas no registran un solo muerto, sino vida pura y vertiginosa.

El exilio voluntario te extirpa toda noción de patria, de idioma común, de comunidad de origen o de cultura, incluida la patria de la niñez que se adelgaza en la memoria porque ya no hay sitio en el disco duro acostumbrado al vértigo y la asfixia de la vida americana. El exilio voluntario es la invención de una nueva lengua, que es quizá la provincia más remota del castellano moteado con palabras mexicanas, salvadoreñas, cubanas, sudamericanas y claro, por supuesto, del inglés de emergencia que usan los latinos. Es una identidad nueva constituida por 50 millones de latinos que han incorporado a sus expresiones cotidianas las voces más cosmopolitas de este lado del mundo. Wacha la cana, carnal, tráete la fáquin troca para ir a la pachanga que se vino Totó la Momposina, yunóu?

Y sin embargo habría que preguntarse, como Vargas Llosa, en qué momento se jodieron los Esteits. Quizá todo se precipitó por la fáquin administración Bush y la crisis financiera y el desempleo masivo que acabó con el sueño americano, y aun con la pesadilla americana hecha de soledad, de extenuación, de sobrevivencia, de sixpack y brandy y mota pero sobre todo despertador y madrugada y sentir que te exprimen como a una naranja, y sin embargo no hay proyecto de retornar, pero la cosa se jodió y entonces es tiempo del retorno, aunque sea a sobrevivir con mote y charke, y a desarrugar el consuelo de volver a
ver a los amigos, más viejos, y a la familia, más vieja, y a los muchachos y muchachas, más crecidos y con ganas de emigrar, ¿para qué?



Autos ‘chutos’ se abren paso para llegar a Bolivia

Aún es posible ingresar al país un auto sin papeles. Comerciantes y contrabandistas se las ingenian para llegar ‘sin novedad’ a Bolivia.

Ramiro Ramírez Simons
Iquique (Chile) -enviado especial

(PERIODICO CAMBIO)

Para los bolivianos que desarrollaron su vocación comercial con la internación de vehículos usados traídos desde el Asia, la ciudad de Iquique (Chile) ya no es la misma de antes.
Hasta del 4 de diciembre de 2008 llegaban por centenas los compatriotas a colmar la avenida Circunvalación y adyacentes para recorrer las casi 300 hectáreas de actividad comercial que ofrece la Zona Franca (Zofri) de esta ciudad costera. Ahora son pocos los que mantienen ese negocio, quienes se las ingenian para que el traslado ilegal al país de los ‘chutos’ se mantenga, aunque en menor medida.
Es que ahora a Bolivia sólo pueden ingresar legalmente los vehículos de uso privado modelo 2004 para adelante, casi nuevos. No ocurre lo mismo con los llamados minibuses, que pueden ser internados a partir del modelo 2002. Pero, en realidad, estas restricciones impuestas para proteger la economía boliviana poco parece importarles a los comerciantes de vehículos usados. La venta de los carros viejos continúa y, por consiguiente, el contrabando.
“Puedes llevarte este auto como ‘chuto’, –una reluciente vagoneta azul Toyota Camy modelo 2000–, lo dejamos en Cariquima y de ahí te lo llevas manejando”, dice Mohamad en un español que se deja entender. Es paquistaní y como él hay cientos que se han instalado en la Zofri y controlan gran parte del comercio de vehículos usados. La pequeña vagoneta es ofertada en la módica suma de 3.800 dólares americanos.
El vendedor te ofrece todas las facilidades y asegura el éxito en la transacción. En este mundo de compra y venta todo se puede, si hay dólares de por medio. Como Mohamad, Tahir Raja Mahmood vende autos usados.
Él es el representante paquistaní de los comerciantes de estos productos y cuenta que actualmente hay unas 10 mil unidades en el Barrio Industrial que están varadas.
Muchos están rematando hasta a la mitad de precio sus autos para recuperar parte de su inversión. Los importadores más pequeños perdieron su capital por el cierre del mercado boliviano, señala.

Hay muchas vías
Pero la internación ilegal de vehículos tiene muchos caminos. Si uno lo desea puede transformar (cambiar el volante del lado derecho al izquierdo) el vehículo comprado en Zofri y anotarlo como chileno. Luego puede llevarlo manejando hacia Bolivia y llegar a Cochabamba o Santa Cruz, donde podrá ‘perderse’ entre los miles de vehículos que circulan en esas ciudades bolivianas.
Todo indica que los controles son nulos debido a la extensa como inhóspita frontera chileno boliviana.
Hay transportistas que ofrecen dejar el vehículo ‘chuto’ en Sabaya (Oruro, Bolivia): “de ahí tú te arreglas”. Otros incluso afirman que es posible llegar “sin problemas hasta Challapata.
En esta zona todo se mueve bajo el amparo del total anonimato, pero todos saben por qué están allí. Sin embargo, la drástica caída del flujo de comerciantes bolivianos a esta ciudad chilena se observa en los miles de vehículos que se exponen en los ambientes de la Zona Franca cubiertos de polvo y grasa.
Algunos ‘patios’ asemejan verdaderos cementerios de chatarra. Mucho más en aquellos gigantescos galpones donde se han instalado las ‘desarmadurías’ –talleres donde se ‘canibalizan’ los vehículos– y donde se venden todo tipo de partes de vehículos ‘descuartizados’.
De este negocio de ‘menudencias’ de lo que en su momento fueron autos usados destinados al mercado boliviano son propietarios grandes empresarios que mantienen como peones engrasados a cientos de ciudadanos peruanos, paraguayos, chilenos y bolivianos.
Aquí se vende y se compra de todo. El vaho del combustible y el olor a grasa de los motores se mezclan con la penetrante hediondez de la harina de pescado que viene de las procesadoras y del puerto. El ambiente es pesado y a momentos agobia.
Cariquima en la mira
Las autoridades chilenas revelaron en la víspera que la población fronteriza de Cariquima, a 40 kilómetros de la frontera con Bolivia, se ha convertido en un eje ilegal que facilita el contrabando de vehículos usados.
Un operativo reciente da cuenta de que fueron interceptados cinco camioneros que transportaban 39 vehículos ilegales. Esta operación policial reveló que en esa población funcionaban al menos dos talleres mecánicos que hacían venta ilegal de repuestos y partes de automóviles.
De acuerdo con el director regional de Aduana en la zona, Raúl Barría, las ‘desarmadurías’ encontradas en Cariquima “presentaron irregularidades” que fueron denunciadas al Ministerio Público.
El periódico La Estrella de Iquique da cuenta, en su edición de este sábado 20 de junio, de que “los servicios de Aduanas e Impuestos Internos debieron llegar hasta el poblado de Cariquima con resguardo policial durante las dos fiscalizaciones, debido a la tierra de nadie que impera en el lugar”.
Es que en torno al negocio de los autos usados no solamente han convergido empresarios y comerciales, sino también personas que transpusieron la línea delgada de la ley.
La ausencia de los bolivianos se siente no sólo en la zona franca, sino también en la hotelería y los mercados de comida. Pero al cierre del mercado boliviano ahora se le endilga el incremento del contrabando.
Según Rubén Véliz, presidente de la Asociación de Importadores de Vehículos de esta ciudad, la demanda de vehículos desde Bolivia se mantiene, lo que incide en el alza del contrabando.
“Algo está pasando, porque algunas empresas se están deshaciendo del stock y no existe una real demanda de chilenos por estos vehículos”, dijo Véliz al diario Estrella de Iquique.
Desde hace seis meses, cientos de comercializadores e importadores de autos usados exigen al Gobierno boliviano la derogatoria de la prohibición de la importación de esos vehículos y han protagonizado movilizaciones que chocaron contra la firmeza oficial de que Bolivia no seguirá siendo una especie de ‘basurero’ de la chatarra que ningún otro país acepta.

Un secreto a voces

La prensa local destapa en detalle las operaciones que se dan en torno a los autos viejos: los contrabandistas adquieren un vehículo usado en Zona Franca, en cualquiera de las importadoras del rubro instaladas. Tras realizar la compra (muchas veces con palos blancos chilenos), los bolivianos obtienen la Solicitud de Registro Factura (SRF), documento necesario para circular en la zona franca de extensión, es decir, las regiones de Arica-Paronacota-Arica.
Tras superar la prerrevisión técnica de la Seremi de Transportes en el Barrio Industrial, obtienen la documentación para el traslado a Cariquima. Camiones cargados con vehículos viajan hasta esta población con la justificación de ser destinados a desarme. Sin embargo, ello no sucede y la mayoría de ellos pasa la frontera de forma ilegal. Los horarios de cruce de la frontera son generalmente durante la noche.
En el día, para alertar la presencia de fiscalizadores, queman en los cerros plantas de yareta, que generan gran cantidad de humo. Así se avisa por dónde deben ir las caravanas de contrabandistas de los autos “chutos. Ya en Bolivia, sólo resta “regularizar” la documentación”.

Veintiocho pasos ilegales

La policía fronteriza chilena tiene identificados al menos 28 caminos o pasos ilegales. Se trata de una extensa zona que es aprovechada por los contrabandistas. De acuerdo con datos policiales, son 168 km lineales de frontera, 110 de los cuales son planicies fáciles de sortear con el tipo de camiones que se utilizan, por lo general máquinas de gran capacidad de recorrido.
El teniente Miguel Méndez Pérez, de la subcomisaría de Carabineros de Colchane, ha declarado a la prensa sobre los controles que se realizan y ha señalado que esa repartición se halla con limitaciones a la hora de frenar la salida de vehículos ‘chutos’ hacia Bolivia. “Estamos atados de manos, pues muchas veces el documento SRF autoriza a los camioneros a transitar en la comuna de Colchane y no podemos hacer nada”, dice, y añade que su repartición es apoyada por personal del Servicio de Encargo y Búsqueda de Vehículos.
La policía fronteriza tiene como acción prioritaria la lucha contra el tráfico de drogas, de personas y el contrabando. Méndez reitera: “Muchas veces estamos atados de manos”.