jueves, agosto 24, 2023

Revolución sin revolucionarios

 

Fuentes: Rebelión

Desde hace 16 años el proceso de cambio ha ido produciendo una clase media que forma parte de la maquinaria estatal, y tiene otra forma de entender y hacer política, que ven a la formación política como algo innecesario, porque hacen política y toman decisiones políticas en un contexto institucional, pero donde falta la pasión política tan necesaria; así la clase media que vive en el mundo de la gestión estatal, creen que están sobrepolitizados por estar rodeados de política y de políticos, pero de otra pasta, porque están metidos en los vericuetos de la administración pública.

Pero eso no es política, eso es gestión, y confundir política con gestión conlleva un vaciamiento ideológico, porque muchas veces esa gestión ni siquiera tiene criterios políticos, y los criterios están en función de si habrá o no presupuesto, o lo que haya ordenado tal ministro o cual director. Así la “política” se reduce a dar luz verde o no a tal proyecto. Claro que el tema de la formación política a alguno le puede interesar, pero quizás lo ven como un extra a su trabajo, una necesidad personal y no colectiva. Pero cuanto más tiempo estén metidos en los laberintos de la gestión institucional, menos lo van a percibir como algo útil para su quehacer; así la dinámica los absorbe junto con el deseo de hacer de la política una profesión, verbigracia, tener una carrera política como diputados, directores, etc. Y si les decimos que hay que debatir sobre la radicalización de la democracia, las formas de entender el poder, etc., la respuesta es: “eso es para el mundo académico, teórico”, porque en su realidad esas cuestiones no les afectan en nada, cuando más bien es la base para una acción política con sentido.

También hay gente hipócrita que dice “estos jóvenes solo buscan la pega, su sueldo”, pero se olvidan de que ese mundo institucional es el que los ha creado así, y como no han sido capaces de crear una estructura institucional diferente, ni de descolonizar un Estado colonial; la gente que está ahí cumple el adagio: “la función crea al órgano” y se van convirtiendo en eso, en una pieza funcional para que esa maquinaria funcione. Estos son los hijos del proceso de cambio, y el buen diagnóstico es: estos son tus hijos, esto es lo que tienes, entonces cuestiónate, no tienes cuadros políticos que están pensando cómo cambiar el país.

El mercado sólo produce derechistas

Para pensar políticamente al individuo común, hay que partir de un hecho y es la coincidencia entre vida y mercado. Así, la vida se vive y se percibe cotidianamente como mercado; entonces el mercado fundido con la tecnología, aparece como la principal causa de experiencia. La clase media parida por el proceso de cambio se mueve en radiotaxi, viaja en BOA, buscan pareja en tinder, compran en hipermaxi, se informan en google, se entretienen en netflix, bromean con sus amigos en instagram, ríen con tik tok, y refuerzan su narcisismo en facebook. Entonces cada clase mediero del proceso de cambio, “reproducen el mercado simplemente viviendo, tomándose a sí mismo como un capital que gestionar: capital humano, capital-imagen, capital-salud, capital-afectos, capital-capacidades, capital erótico, capital-proyectos, capital-contactos” (A. Fernández S.)

Este vínculo vida-mercado políticamente significa que la ideología está en las cosas, está en el aire, es inseparable del hecho vivir, y esto obliga a que la noción de “lucha ideológica” debe redefinirse completamente. No se trata de ideas, la clase media del proceso de cambio tiene sus construcciones mentales, lo mismo que la unión juvenil cruceñista que posee sus ideas políticas, pero sus vidas se bañan en la misma realidad que es el mercado, sus vidas hoy son todas de derechas.

Pasolini propuso pensar este conflicto político como una disputa antropológica, entre diferentes modos de ser, sensibilidades, ideas de felicidad; porque una fuerza política no es nada, no tiene ninguna fuerza, si no arraiga en un espacio de contracultura, que rivalice con el mundo dominante en términos de formas de vida deseables. Así, mientras los dirigentes del proceso de cambio miran hacia el poder estatal, como el lugar privilegiado para la transformación social, se toma el poder y desde arriba se cambia la sociedad; Pasolini advierte que el capitalismo avanza mediante un proceso de «homologación cultural» que arruina los «mundos otros» de los campesinos, proletarios, mujeres de barrios populares, juventud sin proyecto de vida, contagiando los valores y modelos del consumo de forma horizontal, a través de la moda, la publicidad, la información, la televisión, la cultura de masas, etc. Este nuevo poder no desciende desde un lugar central, sino que se propaga «indirectamente, en la vivencia, lo existencial, lo concreto», decía Pasolini. En el consumo, en la forma de ser y pensar, en las conductas, Pasolini estaba descifrando los signos de una «mutación antropológica» en marcha, y la única forma de frenarla es con otra mutación antropológica, ¿será la clase media del proceso de cambio capaz de este reto?, porque frenarla desde el poder político sería como tratar de contener una inundación con una manguera.

La contención única tarea de los revolucionarios

La izquierda que apostó a tomar el poder estatal mediante elecciones, ha ido cambiando de pelaje, así de izquierda rosa, paso a ser de salón, después de caviar y llegó a ser progresista, y cuando se instaló en el Estado se convirtió en institucional, y ahora parece que se dio cuenta que es una izquierda de contención. Así, la izquierda de clase media que trabaja en las instituciones, en el gobierno, se dedicó a poner límites a los excesos neoliberales, redistribuir la riqueza y “contener” las infinitas y dolorosas heridas que se abren en los movimientos sociales; es decir, ahora se orientan a disminuir los impactos y los daños más agresivos del neoliberalismo, mediante el despliegue de políticas sociales (bonos, subsidios, incrementos salariales, subvenciones), en otras palabras, de ejercer la contención ante el avance incesante del capital depredador y explotador, avance que parece nunca detenerse. 

Empero esta contención no termina de contener, no termina de modificar las estructuras latentes de la desigualdad, no termina de revertir la insatisfacción subjetiva y objetiva de amplios sectores de la población, esa sensación de una permanente “vida precariada”. Por esto, que esta política de contención nunca pudo reconectar con la política, con esos movimientos sociales más golpeados por el sistema, y quizás aquí está la respuesta ante el golpe de estado de 2019, su desafección y retiro del apoyo al gobierno del MAS. En conclusión, la contención no es capaz, por sí sola, de retomar la iniciativa política, hoy en manos de la vida-mercado.  

Contrafinalidad del capitalismo

La coyuntura mundial es la de la hegemonía territorial e ideológica del capitalismo liberal, esto es una evidencia tan fuerte que no hay necesidad de comentarios; esta hegemonía no está en crisis, está en una secuencia de despliegue particularmente intensa e innovadora. Más aún “la extensión del dominio capitalista sobre vastos territorios, la diversificación intensiva y extensiva del mercado mundial, está lejos de haberse completado, casi toda África, gran parte de América Latina, Europa del Este, la India, son lugares «en transición», ya sean zonas de saqueo o países «en proceso de crecimiento», donde la implantación a gran escala del mercado puede y debe seguir el ejemplo de Japón o China” (A. Badiou)

Hoy 264 personas poseen el equivalente de riqueza de tres mil millones, son concentraciones de propiedad sin precedentes a escala mundial, y están lejos de haber concluido; pero hay dudas de que el capital pueda valorizar la fuerza de trabajo de toda la población mundial, por esto, hay entre dos y tres mil millones de personas desposeídas, no son dueños, campesinos sin tierra, informales, etc. que vagan por el mundo y, por tanto, políticamente peligrosos. Por otro lado, los Estados Unidos, lucha con otros países que quieren su parte de soberanía sobre el mercado mundial, y ya han comenzado enfrentamientos en Oriente Medio, África y el Mar de China, por esto la guerra es el horizonte de esta situación, con marcado autoritarismo en los gobiernos.

Hoy más que nunca el mundo pide revolución, el país nunca pudo encontrar el camino de un auténtico proceso de transformación, y la coyuntura mundial señala una salida, y es el autoritarismo con diferentes formas y contenidos, en unos países se instalarán gobiernos al estilo Bolsonaro, Meloni, Erdogan o Trump, en otros se situarán gobiernos producto de golpes de estado blandos o lawfare y, también habrán países donde simple y sencillamente se den golpes de estado cruentos. ¿En Bolivia qué salida se estará operando desde la embajada norteamericana?

Cuál es la identidad política del proceso de cambio

Rex Nettleford, un luchador jamaiquino decía: «La pregunta ¿qué somos? lleva al deseo de lo que queremos ser», con esto nos dice que arrancamos del presente para afirmar el futuro; y nuestro presente, para preocupación de todos, está marcado por la implosión del MAS, ya casi nadie se acuerda de la construcción del Estado Plurinacional y la democracia intercultural, que marcaban horizontes de construcción intersubjetiva y la definición del proceso de cambio en términos contextuales, planteando su legitimación de manera local, cultural, como algo propio.

Lo que llama la atención en encuentros que hacen Evo Morales como Luis Arce, o sus epígonos, repiten verdades universales o abstractas, como ser “somos antiimperialista”, “somos anticapitalistas”, “somos anticolonialistas”; la pregunta es si estas verdades ayudan en algo a los movimientos sociales, a la gente de a pie, si dan sentido a sus vidas cotidianas. A lo mejor hay que partir desde las creencias justificadas desde nuestra comunidad, nuestro país, porque no hay mejor experiencia de verdad que la que emerge desde la participación en nuestra comunidad, cuando ya sabemos cuál es la principal causa de experiencia de la clase media en el aparato estatal: su celular.

Y esas creencias justificadas que palpitan en nuestra comunidad no son más que el goce colectivo de derechos sociales dignos, porque toda dignidad humana se deriva de la dignidad de una comunidad concreta; y en nuestro caso es que la dignidad de nuestros hermanos indígenas de tierras altas y bajas, de nuestros jóvenes y niños/as, de nuestros obreros, de nuestras mujeres… es gozar de una tierra productiva, de educación y salud de calidad, de un proyecto de vida, de una legislación laboral progresista, de una vida sin violencia machista…

Así se construye una identidad política, y la responsabilidad social del Gobierno será con nuestra gente y con nuestras comunidades; por lo tanto, no se concibe una moralidad como el interés común de toda la humanidad, sino como el interés de una comunidad condicionada históricamente: nuestro País. Donde nuestra existencia moral más elevada y completa sólo se alcanza como miembros de nuestra comunidad, de nuestro país. En estas condiciones ser antiimperialista, anticapitalista, en nuestro contexto no tiene sentido, a no ser que alguien de un concepto claro y concreto de «qué es ser antiimperialista», “qué es ser anticapitalista” “qué es ser anticolonialista”.

Esta nueva identidad política nacida de nuestro contexto cultural no puede ocurrir por evolución espontánea, por acciones y reacciones independientes de la voluntad de cada cual; el camino del progreso moral de la construcción de esa identidad política en comunidad, implica la mayor inclusión de voces, de experiencias, de creencias, de luchas, que en otras palabras significa escucharnos entre todos y todas en un plano de reconocimiento y respeto.

Esta nueva identidad política construida con la voluntad de sacrificio, el apoyo mutuo y el sentirnos comunidad es el mayor desafío al capitalismo porque transformamos las relaciones sociales. Nuestras armas de lucha serán nuestra resistencia a convertirnos en individuos perdidos, sin identidad, que produce el neoliberalismo; nuestra rebeldía a no admitir más jerarquías, patriarcados; y, nuestra palabra que será el resultado de la deliberación abierta nos llevará a la verdad.

Contención o revolución, ¿sin revolucionarios?

La dirección estratégica de la política boliviana se dirige a la restauración de un orden conservador y reaccionario, esto porque las ofertas políticas que hace Evo Morales, la nacionalización, y, Luis Arce la industrialización, son insuficientes para tratar los problemas estructurales que atraviesa el país; así queda libre el camino para que el plan de la embajada norteamericana sea victorioso, porque son ofertas que nada tienen que ver con el día a día de la demanda ciudadana; por tanto, la disputa del evismo y el arcismo se reduce a una disputa del poder por el poder, porque sus ofertas no plantean proyectos de país, ni estrategias políticas.

En ese tablero de ajedrez donde se define la nueva geopolítica mundial, y las desigualdades siguen creciendo y la vida no vale nada para el gran capital; hay una creciente insatisfacción contra el capitalismo global que provoca estallidos de furia, pero que no se materializan en un nuevo proyecto político de emancipación; en este contexto, es mejor correr el riesgo y comprometerse con una transformación auténtica, aun si este compromiso termine en una catástrofe, que es mejor que vegetar en la supervivencia hedonista. Ya lo dijo Sergio Almaraz “Era por la vía de la defensa movilizada de los recursos naturales por la que se recuperaría la tensión en las masas y acabaría llevándose al país a la radicalización permanente, hacia el socialismo, considerando la preexistencia de un pueblo activo políticamente”

Países como el nuestro solo nos queda la rebelión, porque como lo afirmo Marx, “las reformas sociales nunca se logran por la debilidad de los fuertes, sino que siempre son el resultado del poder de los débiles”; eso sí, olvidándonos de todos los cimientos de la época revolucionaria del siglo XX, porque nos llevará al fracaso. Y tomando el consejo de S. Almaraz, es hora de luchar en el campo de la economía política y afectar los intereses del gran capital en nuestro país. Algunos izquierdistas gritarán al cielo y dirán que “no están dadas todas las condiciones objetivas y subjetivas”, que las masas ignorantes de indios, mujeres, jóvenes y obreros dispersos no tienen “conciencia política”; cuando la historia reciente nos demuestra que en agosto del 2020, esos “inconscientes” demostraron que su rebeldía podía caminar a la rebelión y desembocar en una revolución, solo que los jerarcas tradujeron ese acontecimiento en función de sus intereses privados. Así, la conciencia política para esas masas “ignorantes” es saber dónde viven, qué necesidades tienen y quién les machaca sus vidas, y esto sin leer a Lenin o a Marx.

Sin olvidar que “las revoluciones pueden comenzar de muchas maneras, la primera imagen que aparece es la de una multitud asaltando la sede del poder:  las Tullerías de París, en agosto de 1792 y en julio de 1830; el Palacio de Invierno de Petrogrado, en octubre de 1917; o un edificio estratégico: el hotel Colón de Barcelona, en julio de 1936; el cuartel Moncada de Santiago de Cuba, en julio de 1953 (Éric Hazan)

Jhonny Peralta Espinoza, exmilitante de las Fuerzas Armadas de Liberación Zárate Willka

sábado, noviembre 05, 2022

lunes, junio 13, 2022

EE UU no aprecia el salvavidas que AMLO le ofreció – Rebelion

Fuentes: Tiempo argentino 
 

La decadencia de Estados Unidos como potencia hegemónica es un proceso de décadas, como el de todos los imperios.

El “Estado profundo”, controlado por el sionismo que gobierna a EE UU en la media sombra desde casi siempre, se resiste sin comprender la necesidad de cambiar su estrategia. Cuando los golpes de Estado cívico-militares dejaron de ser la forma más eficiente de pretender controlar América Latina, los gobiernos de EE UU recurrieron a los “golpes blandos”. Las oligarquías de América Latina, siempre sumisas a EE UU, instauraron una especie de dictadura jurídica-mediática que impunemente manipula la justicia y la comunicación en función de sus mezquinos intereses.

Los llamados gobiernos “progresistas” periódicamente reaccionan generando esperanzas de cambio que generalmente terminan frustradas, como en el caso de Chile, donde la heroica lucha del pueblo logró una Asamblea Constituyente pero un presidente –que descaradamente se presume de “izquierda democrática”– hace coro a EE UU al criticar a Nicaragua, Cuba y Venezuela como gobiernos “no democráticos”.

En la Cumbre Iberoamericana celebrada en Mar del Plata, Argentina, en 2005, cuando el comandante Hugo Chávez hizo famosa la expresión “ALCArajo”, al ser derrotada la propuesta de EE UU de conformar el ALCA (Área de Libre Comercio de las Américas), renacieron esperanzas, pero una vez más la expectativa se frustró con la imposición de golpes blandos mediante la mancuerna de jueces y dueños de medios de comunicación, corruptos ambos, que terminaron imponiendo condiciones.

En su sustantivo y audaz discurso por el 238 aniversario del natalicio de Simón Bolívar, en julio de 2021 (https://youtu.be/JrvSTSyk2WE), Andrés Manuel López Obrador (AMLO), como suele hacer, recurrió a la historia para analizar el presente y proponer el futuro; habló de Cuba, la OEA, las imposiciones imperialistas de EE UU y la urgencia de un cambio de política regional y mundial, planteando argumentos que en la Cumbre de las Américas de Los Ángeles, EE UU , hace unas horas, fueron reiterados por presidentes de América Latina, siendo el más explícito Alberto Fernández, de Argentina.

AMLO en 2021 le lanzó a EE UU un salvavidas que sus gobiernos se resisten a recibir: construir una unidad americana al estilo de la desarrollada en Europa, con el propósito –lo dijo explícitamente– de que el inevitable cambio de un mundo unipolar a uno multipolar, con el surgimiento de China como primera potencia mundial –que no busca la hegemonía–, Rusia, India… se construya un nuevo equilibrio mundial, no basado en la imposición militar sino en la cooperación y la solidaridad en función del bien común. AMLO dio cifras: “en 1990 China controlaba el 1.3% del mercado mundial y EE UU el 12.4%; hoy China tiene el 12.2% y EU el 9.5%, y esta tendencia llevaría a que en 2050 China controle el 64.8% y EU el 7%.”

Hoy, las expectativas de que gobiernos “progresistas” puedan concretarse en Brasil, Colombia… deben ser cautas si nos atenemos a la historia. La actitud de la mayoría de los gobiernos de América Latina en la cumbre de Los Ángeles fue alentadora; esperemos que no vuelvan las frustraciones por falta de voluntad política de hacer acción los discursos de gobiernos de América Latina y por la necedad del “Estado profundo” –controlado por el sionismo– que tiene el poder real en EE UU de pretender mantener su hegemonía y de hacer del planeta su territorio para imponer condiciones mediante la fuerza, que en Ucrania se está viendo que ya no resulta efectiva.

Daniel Moser. Vicepresidente del Centro de Estudios Estratégicos Nacionales.

Fuente: https://www.tiempoar.com.ar/mundo/ee-uu-no-aprecia-el-salvavidas-que-amlo-le-ofrecio/

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

viernes, marzo 18, 2022

"Desestabilizar a la sociedad por completo": así funciona la campaña ucraniana de noticias falsas sobre la operación militar rusa

 

Publicado: 18 mar 2022 05:28 GMT

Tomado de RT español

Los autores del documental de RT 'La fábrica de noticias falsas de Ucrania' señalan cuatro objetivos principales de esta campaña de desinformación: asustar a Rusia, tranquilizar a Ucrania, inquietar a Occidente y ganar dinero.

Actualmente en Ucrania se están creando constantemente bulos, con miles de reportes falsos en las redes sociales sobre la operación especial de las Fuerzas Armadas rusas, advierten los autores del documental de RT 'La fábrica de noticias falsas de Ucrania'.

Según Alexánder Malkévich, primer vicepresidente de la Comisión para el Desarrollo de la Sociedad de la Información, Medios y Comunicaciones Masivas de la Cámara Social de la Federación de Rusia, ya se han invertido casi 8.500 millones de rublos (78,667 millones de dólares) en esta campaña de desinformación para la creación y difusión de ese tipo de contenidos en redes. 

Entre las noticias falsas que se viralizaron se puede destacar los reportes de medios ucranianos que afirmaban que el personal de la Guardia Fronteriza e Infantería de Marina de Ucrania que defendía la isla de las Serpientes (isla Zmeíny), en el mar Negro, había fallecido "heroicamente" y antes de morir contactó con un buque militar ruso y dijo a su tripulación que se fuera "a la mierda".

Ucrania reconoce que sus militares de la isla de las Serpientes están vivos y tomados como prisioneros por la parte rusa

No obstante, varios días después, Ucrania reconoció que sus militares estaban vivos y habían sido tomados como prisioneros por las fuerzas rusas. Asimismo, los guardias fronterizos confirmaron que no habían contactado con ningún barco ruso. 

Ígor Ashmánov, presidente de la empresa de investigación Cribrum y miembro del Consejo de Derechos Humanos bajo la presidencia de la Federación de Rusia, explica que muchas noticias falsas se crean fácilmente en cuestión de minutos a través de simple fotomontaje, por ejemplo, utilizando videos del año 2014 y agregando una nueva descripción falsa a conveniencia.

Sin embargo, existen también falsificaciones más sofisticadas, como los llamados 'deepfakes', es decir, videos alterados digitalmente que permiten poner en boca de personas famosas cosas que nunca han dicho. Un ejemplo de 'deepfake' que se difundió en redes es un video falso del presidente ruso Vladímir Putin anunciando la "restauración de la independencia de Crimea como república dentro de Ucrania". 

Así, el documental expone cuatro objetivos principales de la campaña de desinformación sobre el operativo ruso: asustar a Rusia, tranquilizar a Ucrania, inquietar a Occidente y ganar dinero

Asustar a Rusia 

Principalmente, las noticias falsas buscan desmoralizar a la población rusa de diferentes maneras. "El objetivo es desestabilizar a la sociedad por completo", señala Malkévich. 

Entre otras cosas, se están creando capturas de pantalla falsificadas de supuestas noticias publicadas en medios de comunicación rusos como RT o RBC, en las que se informa sobre la congelación de las cuentas bancarias de los ciudadanos de Rusia o de una falta de liquidez para pagar los salarios. 

Un convoy militar ruso en una carretera cerca de Jersón, Ucrania, 11 de marzo de 2022.

Asimismo, una de las direcciones principales de la guerra de información contra Rusia son los llamamientos a los disturbios en el país, con la difusión de exhortaciones no solamente a salir a las calles de las principales ciudades, sino también a enfrentarse con la Policía. 

Tranquilizar a Ucrania

Al mismo tiempo, la campaña busca hacer creer a la población ucraniana que su país está combatiendo exitosamente a los militares de Rusia. A menudo se publican informes sobre equipos militares rusos destruidos en los que utilizan videos del año 2014 o en los que se dibuja sobre imágenes de equipos ucranianos la letra Z que distingue a las fuerzas rusas. 

En particular, se difundió el bulo de que las Fuerzas Armadas de Ucrania habían derribado un avión ruso en una batalla aérea en la provincia de Jersón, cuando en realidad sucedió justo lo contrario: la aeronave abatida, un Su-25, era ucraniana. 

Inquietar a Occidente

Los frutos de la campaña de desinformación de Ucrania también se están difundiendo en los medios occidentales. Así, recientemente apareció en varios diarios una foto de una mujer ucraniana supuestamente herida y ensangrentada que resultó ser una empleada del Centro de Operaciones de Información y Psicología número 72 de Kiev y que no estaba lesionada en realidad.

Ganar dinero

Entre otras cosas, la campaña de desinformación también busca ganar dinero. Con este fin, se están difundiendo archivos de 'phishing' con nombres como 'Información sobre sabotaje' con los que se puede robar datos personales y contraseñas

Lucha contra la desinformación 

Imagen ilustrativa

No tiene sentido "tratar en detalle todas las falsificaciones", sostiene Ashmánov, quien agrega que el regulador ruso de telecomunicaciones Roskomnadzor y la Fiscalía General de Rusia están luchando contra la desinformación, restringiendo el acceso a las plataformas que difunden noticias falsas y "no quieren cooperar".

A su vez, Malkévich defiende que Rusia tiene que crear sus propias plataformas para la distribución de información, una tarea en la que ya se está trabajando. Hasta el momento, se han creado la organización sin ánimo de lucro 'Diálogo', el portal sobre la situación socioeconómica rusa 'Explicamos' y el canal en Telegram 'Guerra contra las noticias falsas'.

lunes, marzo 14, 2022

La mano que mece la cuna

 

El rol de Estados Unidos en la guerra en Ucrania

https://www.elcohetealaluna.com/la-mano-que-mece-la-cuna/ 

 
Washington aceptó la existencia de laboratorios de investigaciones militares de patógenos hallados por Moscú en Ucrania.

 El lunes 7 de marzo las fuerzas militares rusas localizaron una red de seis laboratorios en la zona del Donbas. Las instalaciones halladas, algunas parcialmente desmanteladas, corresponden a laboratorios de investigación militar gestionados por investigadores estadounidenses y ucranianos en forma conjunta. Los documentos encontrados en los laboratorios se vinculan con la contratista Southern Research Institute, adscripta a la Agencia de Reducción de Amenazas de Defensa (DTRA), una dependencia del Pentágono.

En una investigación de 2018 sobre el desarrollo de armamento biotecnológico, titulada “Las armas biológicas del Pentágono”, se detallan los contratos de esa empresa con el Ministerio de Defensa estadounidense para generación y propagación de bioagentes. Un día después de los hallazgos, la subsecretaria de Estado Victoria Nuland aceptó la existencia de esos laboratorios conjuntos y se mostró alarmada ante la posibilidad de que dichas instalaciones puedan ser utilizadas en el futuro por Moscú.

La tarea conjunta de guerra biológica implementada con Kiev es parte de un programa desarrollado por Washington para empoderar a los sectores nacionalistas ucranianos e incitarlos a una confrontación con Rusia. Según la historiadora estadounidense Mary Elise Sarotte, autora de Ni una pulgada más: Estados Unidos, Rusia y el estancamiento de la posguerra fría, el rechazo norteamericano a la pacificación europea se debe a que la cooperación en seguridad dentro de ese continente fue vista por Wall Street y los think tanks estadounidenses como una posibilidad cierta de pérdida de influencia en la región. Una de las fuentes consultadas para su investigación –un importante funcionario del Departamento de Estado– manifestó que una integración entre Rusia y Europa “sería peligrosa (…) Si los europeos unen sus fuerzas y construyen un sistema de seguridad común, nosotros nos quedamos fuera y eso no es deseable. Hay que fortalecer la OTAN para que eso no ocurra”.

El 21 de noviembre de 1990 se celebró en París la Conferencia sobre la Seguridad y Cooperación en Europa (CSCE). Durante ese evento se firmó la Carta para la Seguridad Europea, suscrita por los Estados de Europa, Estados Unidos y Canadá. En el apartado titulado “Relaciones amistosas entre estados participantes”, se consignaba: “La seguridad es indivisible. La seguridad de cada uno de los Estados participantes está inseparablemente vinculada con la seguridad de los demás”. También se advertía que los firmantes –entre los que se hallaban Rusia, los integrantes de la Unión Europea y Estados Unidos– “no fortalecerán su seguridad a expensas de la seguridad de otros Estados”.

Ese mismo año, ocho meses antes de la rúbrica de la Carta de la Seguridad Europea, el entonces jefe del Departamento de Estado, James Baker, le garantizó a Mijail Gorbachov que la Alemania reunificada se convertiría en el último país en ser integrado a la OTAN: “Entendemos la necesidad de garantías para los países del Este. Si tenemos presencia en una Alemania que es parte de la OTAN, no habría extensión de la jurisdicción de la OTAN para las fuerzas de la OTAN, ni una pulgada hacia el este”. El entonces embajador de Estados Unidos en Moscú, Jack Matlock certificó, tiempo después, que se le otorgaron “garantías categóricas” a la Unión Soviética de que la OTAN no se expandiría hacia el este.

Los documentos oficiales desclasificados en 2017 por el gobierno de los Estados Unidos, referidos a los compromisos asumidos ante Rusia, fueron digitalizados por el National Security Archive. En el informe se detalla la lista de los funcionarios gubernamentales que se comprometieron en las dos décadas posteriores a la reunificación alemana a no expandirse militarmente hacia el Este. Entre los citados aparecen el secretario de Estado norteamericano James Baker, el Presidente George Bush, el ministro de Exteriores alemán Hans-Dietrich Genscher, el canciller Helmuth Kohl, el director de la CIA Robert Gates, el Presidente francés François Mitterrand, la primera ministra británica Margaret Thatcher y su sucesor John Major, el secretario de Exteriores de ambos, Douglas Hurd, y el secretario general de la OTAN, Manfred Wörner.

Un lustro más tarde del establecimiento de esos compromisos se llevaron a cabo las primeras maniobras militares conjuntas de la OTAN con Ucrania. Mientras se realizaban los ejercicios bélicos en la frontera de Rusia, el ministro de Exteriores británico, Malcom Rifkind, afirmaba que el verdadero objetivo consistía en impedir que Rusia se consolidase como una potencia similar a la que fue la URSS medio siglo atrás. En 1999 se integraron a esa organización atlantista tres países: Polonia, Hungría y la República Checa. En 1996, cuando aparecía como evidente la defección a los compromisos asumidos por Washington y los países europeos, Gorbachov concedió una entrevista en la que señaló: “Hoy se pueden ignorar los intereses de Rusia, sus críticas a la ampliación [de la OTAN], pero la debilidad de Rusia no será eterna. ¿Es que no se dan cuenta para quién trabajan con esa política? Si la OTAN avanza en esa dirección aquí habrá una reacción”.

 Advertencia y presagios

 

En 1997, George Kennan, uno de los pensadores estadounidenses más influyentes de la Guerra Fría, señaló en una entrevista en el New York Times que “ampliar la OTAN sería el error más fatídico de la política estadounidense en toda la era de posguerra fría”. Detalló además que dicha expansión “inflamaría las tendencias nacionalistas y militaristas de Rusia” y que eso llevaría a “restaurar el clima de la Guerra Fría a las relaciones este-oeste, e impulsará una política exterior rusa en direcciones opuesta a nuestros intereses”.

Un año después, ante la nueva expansión de la OTAN promovida por Bill Clinton en 1998, Kennan puntualizó que “esto es el inicio de una nueva Guerra Fría… creo que es un error trágico. No hay ninguna razón para esto. Nadie estaba amenazando a nadie”. Algo similar opinó Henry Kissinger en un artículo que escribió para el Washington Post en 2014: Ucrania “no debería de ser la avanzada de cualquiera contra el otro, debería de funcionar como un puente entre ellos”. Y recomendó: “Estados Unidos necesita evitar tratar a Rusia como un ente aberrante al cual se le tienen que enseñar reglas de conducta establecidas por Washington”.

William Perry, el secretario de Defensa de Bill Clinton, declaró un lustro atrás que Estados Unidos es el responsable del deterioro en las relaciones con Rusia. El actual jefe de la CIA de Joe Biden, William Burns, advirtió en una autobiografía, hace dos años, que invitar a Ucrania a la OTAN es percibido por todos los partidos políticos de Rusia como “nada menos que un reto directo a los intereses rusos”. Ted Galen Carpenter, especialista en relaciones internacionales del conservador Cato Institute, señaló en 2018 que los partidarios del atlantismo belicista habían desencadenado una segunda Guerra Fría al extenderse hacia el Este: “Era completamente pronosticable que la expansión de la OTAN llevaría a una ruptura trágica, posiblemente violenta, de relaciones con Moscú… las advertencias fueron ignoradas. Ahora estamos pagando el precio por la miopía y arrogancia de la política exterior de Estados Unidos”.

Dos semanas atrás, cuando Vladimir Putin ordenó la operación militar en Ucrania, el coronel Douglas McGregor, ex asesor de Seguridad del gobierno de Donald Trump, aseguró que la decisión del Putin no sólo era previsible, sino justificada, dado el acoso producido por la OTAN durante los últimos veinte años. Todos los analistas internacionales e incluso los encargados del seguimiento geopolítico militar sabían que la creciente amenaza de la OTAN –junto a la persecución de ruso-hablantes en Ucrania– garantizaba un conflicto armado.

 Una esvástica por ahí

  

Primerísimo primer plano de una manifestación en Kiev.

 En febrero de 2014 se produjo en Ucrania un Golpe de Estado inscripto en la seguidilla de la revolución de colores promovida por diplomáticos de Estados Unidos, agencias de inteligencias y corporaciones mediáticas.

La revolución del Maidán tuvo como protagonista a la actual subsecretaria de Estado, Victoria Nuland, que en 2014 era la jefa para Asuntos Europeos del gobierno de Barack Obama. Mientras se sucedían los disturbios en Kiev, se filtró una conversación telefónica de Nuland con el entonces embajador de Estados Unidos en Ucrania, Geoffrey Pyatt. En ese diálogo se explicitaban los tres objetivos centrales de la operación del Maidán: digitar a los próximos dirigentes que debían hacerse cargo del gobierno ucraniano, impedir la continuidad de los vínculos pacíficos entre la Unión Europea y Rusia, y envalentonar a los sectores neonazis rusofóbicos. El historiador alemán Herwig Roggemann –uno de los máximos cronistas de los acontecimientos europeos contemporáneos– consideró que “aquella ‘victoria’ occidental en Kiev, el Maidán de 2014, fue el mayor fracaso de la historia europea tras el histórico cambio de 1990”.

Gracias a la injerencia y colaboración estadounidense, los grupos neonazis que lideraron la revuelta del Maidán se transformaron en batallones paramilitares. El banquero Ígor Kolomoiski, gobernador de la región de Dnipropetrovsk, fue el primero en financiar a los batallones territoriales (terbats) Azov, Dnipro 1, Dnipro 2, Aidar y Donbas, encargados de hostigar y asesinar a activistas de Lugansk y Donetsk que pretendían seguir hablando su idioma. El informe de 2016 de la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (OCHA), acusó al regimiento Azov de violar el derecho internacional humanitario.

En junio de 2015, tanto Canadá como Estados Unidos anunciaron –luego de entrenar a los grupos paramilitares por dos años– que sus fuerzas no apoyarían más al regimiento Azov, dadas sus tendencias neonazis. En 2016 el Pentágono desoyó las recomendaciones del los organismos de derechos humanos, que monitoreaban el Donbas, y levantó la prohibición. Dos años después, en octubre de 2019, 40 miembros del Congreso de los Estados Unidos, encabezados por el representante Max Rose, firmaron sin éxito una carta en la que pedían al Departamento de Estado el etiquetamiento de Azov como una “organización terrorista extranjera” (FTO, por sus siglas en inglés).

El logotipo del grupo –que fue premiado con la incorporación oficial a la Guardia Nacional ucraniana– exhibe el Wolfsangel, uno de los símbolos utilizados por el ejército nazi durante la Segunda Guerra Mundial. Según el oficial retirado de la Agencia Central de Inteligencia (CIA), Philip Giraldi, el entrenamiento de estos grupos por parte de instructores estadounidenses empoderó a los sectores más rusofóbicos y habilitó la respuesta de Moscú: los signos hitleristas son las distintivos que los rusos no pueden soportar.

El primer acuerdo de Minsk, rubricado el 5 de septiembre de 2014, garantizaba la autonomía para los habitantes del Este ucraniano. Fue refrendado por representantes de Ucrania, la Federación Rusa, la República Popular de Donetsk (DNR) y la República Popular de Lugansk (LNR). Tres meses después, el 2 de diciembre, el parlamento ucraniano modificó unilateralmente la “ley sobre el estatuto especial” estipulado en el protocolo. Según la revista estadounidense Army Times, el Comando de Operaciones Especiales de los Estados Unidos ha trabajado desde 2014, en forma oculta, para desarrollar un concepto operativo militar en conjunto con las fuerzas armadas de Kiev.

El 1º de septiembre de 2020 ‎se prohibió ‎por ley el uso de cualquier otra lengua que no sea el ucraniano en la administración, en los ‎servicios públicos ‎y en la enseñanza. A pesar de que el 20% de la población no habla ucraniano, las escuelas donde se enseñaba ruso ‎y húngaro fueron cerradas. Un año después, el 21 de julio de 2021, el actual Presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, promulgó la Ley ‎sobre los Pueblos Autóctonos, en la que se estipula que sólo los ucranianos de origen ‎escandinavo, ‎los de origen tártaro y los caraitas tienen “derecho a gozar plenamente de todos ‎los Derechos Humanos y de todas las libertades ‎fundamentales”. Ante la requisitoria de los ruso-hablantes de por qué no figuraban con los mismos derechos ciudadanos, el ministro de Asuntos Exteriores de Ucrania, Dmitri Kuleba, adujo que “tienen un estado propio [por la Federación Rusa] por lo que no pueden considerarse autóctonos”.

 Cerco y contención

 

Joe Biden continúa la estrategia de cerco y contención ideada por los globalistas que controlan la OTAN.

La promulgación de la Ley de los Pueblos Autóctonos se aprobó mientras se llevaba a cabo la cumbre de la OTAN en Budapest, donde Estados Unidos propuso sumar a Ucrania. Los dos temas centrales de debate fueron “las políticas y acciones agresivas de Rusia” y “los desafíos que plantea la República Popular de China” a la seguridad de los países del organismo. A fines de 2021 Joe Biden promulgó la Ley de Autorización de la Defensa Nacional de 2022, en la que se profundiza la “teoría del cerco y la contención” de todos los países que no aceptan el liderazgo de Washington. En el documento se deja claro que sólo alcanza –para ser considerado agresor, o enemigo– la voluntad de un país para defender sus fronteras, su identidad, su seguridad territorial y/o su soberanía.

Los cuatro objetivos actuales de Estados Unidos en Eurasia son:

  • Demonizar a Rusia y a China para evitar su ascenso como potencias;
  • Generar malestar interno en dichos países para impedir su consolidación como potencias;
  • Separar a Rusia de la Unión Europea tanto en términos comerciales como energéticos y suplir a Moscú como proveedor de gas, en formato licuado; y
  • Desplegar una nueva carrera armamentista orientada a revitalizar la economía atlantista.

Rusia es en la actualidad el segundo productor de hidrocarburos del planeta. El 40% del gas que consume Europa llega por gasoductos gestionados por Gazprom. El gas licuado –que Washington pretende exportar para suplir las exportaciones rusas– costaba 8 dólares el millón de BTU el año pasado, y hoy cotiza a 55 dólares. Europa se sumó a la ofensiva de Washington y se prepara para un duro invierno después de congelar el proyecto del gasoducto Nord Stream II.

Washington se siente parcialmente victoriosa porque arrastró a la Unión Europea hacia la rusofobia. Ahora necesita que Rusia pierda la guerra en el formato de desprestigio y descrédito. Mientras azuzan a los ucranianos a resistir frente a uno de los ejércitos más poderosos del planeta, planean la venta de armas y la futura reconstrucción de Ucrania. Para Washington, una victoria rusa plena conlleva el peligro de un nuevo orden mundial con un eje Moscú-Beijín. Después de fabricar las condiciones para la guerra, el Departamento de Estado se concentra en la necesidad de imponer una narrativa demonizadora de Putin, capaz de obviar el despliegue de la OTAN y el genocidio en el Donbas.

Su credibilidad, sin embargo, quedó expuesta el último 5 de marzo cuando funcionarios de Biden visitaron Caracas para tramitar la compra de petróleo con quien desconocen como Presidente, Nicolás Maduro. Como consignó el marxista de la tendencia Groucho: “Estos son mis principios, y si no le gustan, tengo otros”.

  

Juan Guaidó se mostró contrariado con la petición hecha por Estados Unidos a Nicolás Maduro.


jueves, marzo 10, 2022

El lamentable papel de Europa en la guerra Rusia - Ucrania y las lágrimas que desató

pagina12.com.ar

Boaventura de Sousa Santos

 
Las claves de una catástrofe anunciada

El reconocido sociólogo portugués analiza cómo se llegó al conflicto y la incapacidad de los dirigentes europeos para desarmar una guerra largamente preparada. El papel de Estados Unidos y lo que le espera a la política y la economía internacional.

Debido a que Europa no ha sido capaz de hacer frente a las causas de la crisis, está condenada a hacer frente a sus consecuencias. El polvo de la tragedia está lejos de haberse asentado, pero, aun así, nos vemos obligados a concluir que los líderes europeos no estaban ni están a la altura de la situación que estamos viviendo. Pasarán a la historia como los líderes más mediocres que Europa ha tenido desde el final de la Segunda Guerra Mundial. 

Ahora están haciendo todo lo posible en la ayuda humanitaria, y no se puede cuestionar el mérito de dicho esfuerzo. Pero lo hacen para salvar las apariencias ante el mayor escándalo de este tiempo. Gobiernan los pueblos que, en los últimos setenta años, más se han organizado y manifestado contra la guerra en cualquier parte del mundo donde sea que esta se haya producido. Y no fueron capaces de defenderlos de la guerra que, al menos desde 2014, se venía gestando en casa. 

Las democracias europeas acaban de demostrar que gobiernan sin el pueblo. Hay muchas razones que nos llevan a esta conclusión.

Una guerra preparada hace mucho

Esta guerra estaba siendo preparada hace mucho tiempo tanto por Rusia como por Estados Unidos. En el caso de Rusia, la acumulación de inmensas reservas de oro en los últimos años y la prioridad otorgada a la asociación estratégica con China, concretamente en el ámbito financiero, con miras a la fusión bancaria y la creación de una nueva moneda internacional, y en el comercio, donde hay enormes posibilidades de expansión con la iniciativa Belt and Road en Eurasia. 

En las relaciones con los socios europeos, Rusia ha demostrado ser un socio creíble, dejando claras sus preocupaciones de seguridad. Preocupaciones legítimas, si por un momento pensamos que en el mundo de las superpotencias no hay buenos ni malos, hay intereses estratégicos que hay que acomodar. Este fue el caso en la crisis de los misiles de 1962 con la línea roja de Estados Unidos, que no quería misiles de mediano alcance instalados a 70 km de su frontera. Que no se piense que fue solo la Unión Soviética la que cedió. Estados Unidos también desistió de los misiles de mediano alcance que tenía en Turquía. Cedieron de manera recíproca, se acomodaron, y tuvieron un acuerdo duradero. ¿Por qué no fue posible lo mismo en el caso de Ucrania? Veamos la preparación en el lado estadounidense.

La democracia es solo la pantalla de EE.UU.

Ante el declive del dominio global que ha tenido desde 1945, EE.UU. busca consolidar a toda costa zonas de influencia, que garanticen facilidades comerciales para sus empresas y acceso a materias primas. Lo que escribo a continuación se puede leer en documentos oficiales y think tanks, por lo que se prescinde de teorías conspirativas. La política del regime change no está dirigida a crear democracias, solo gobiernos que sean fieles a los intereses de Estados Unidos. 

No fueron estados democráticos los que surgieron de las sangrientas intervenciones en Vietnam, Afganistán, Iraq, Siria, y LibiaNo fue para promover la democracia que alentaron golpes de Estado que depusieron a presidentes elegidos democráticamente en Honduras (2009), Paraguay (2012), Brasil (2016), Bolivia (2019), sin mencionar el golpe de 2014 en Ucrania. 

Desde hace algún tiempo, el principal rival es China. En el caso de Europa, la estrategia estadounidense tiene dos pilares: provocar a Rusia y neutralizar a Europa (especialmente a Alemania). La Rand Corporation, una conocida organización de investigación estratégica, publicó en 2019 un informe preparado a petición del Pentágono, titulado "Extendiendo Rusia. Competir desde terreno ventajoso". En él se analiza cómo impactar a los países para que la provocación pueda ser explotada por Estados Unidos. 

Cómo desestabilizar a Rusia

Con respecto a Rusia, dice: "Hemos analizado una serie de medidas no violentas capaces de explotar las vulnerabilidades y ansiedades reales de Rusia como un medio para presionar al ejército y la economía de Rusia y el estatus político del régimen en el país y en el extranjero. Los pasos que hemos examinado no tendrían la defensa ni la disuasión como objetivo principal, aunque podrían contribuir a ambos. Por el contrario, tales pasos se consideran elementos de una campaña diseñada para desestabilizar al adversario, obligando a Rusia a competir en campos o regiones donde Estados Unidos tiene una ventaja competitiva, llevando a Rusia a expandirse militar o económicamente, o haciendo que el régimen pierda prestigio e influencia a nivel nacional y/o internacional". 

¿Necesitamos saber más para entender lo que está sucediendo en Ucrania? Rusia fue provocada a expandirse para luego ser criticada por hacerlo. La expansión de la OTAN hacia el este, en contra de lo que se había acordado con Gorbachov en 1990, fue la pieza clave inicial de la provocación. La violación de los acuerdos de Minsk fue otra pieza. Cabe señalar que Rusia comenzó por no apoyar el reclamo de independencia de Donetsk y Lugansk después del golpe de 2014. Prefería una fuerte autonomía dentro de Ucrania, como está establecido en los acuerdos de Minsk. Estos acuerdos fueron rotos por Ucrania con el apoyo de Estados Unidos, no por Rusia.

El papel destinado a Europa

En cuanto a Europa, el principio es consolidar la condición de socio menor que no se atreva a perturbar la política de las zonas de influencia. Europa debe ser un socio fiable, pero no puede esperar reciprocidad. Por eso la UE, ante la ignorante sorpresa de sus líderes, fue excluida del AUKUS, el tratado de seguridad para la región del Índico y el Pacífico entre EE.UU., Australia e Inglaterra. 

La estrategia del socio menor requiere que se profundice la dependencia europea, no solo en el ámbito militar (ya garantizado por la OTAN) sino también en el económico, es decir, en términos energéticos. La política exterior (y la democracia) de EE. UU. está dominada por tres oligarquías (no solo hay oligarcas en Rusia y Ucrania): el complejo militar-industrial; el complejo gasífero, petrolero y minero; y el complejo bancario-inmobiliario. Estos complejos tienen ganancias fabulosas gracias a las llamadas rentas monopólicas, situaciones privilegiadas de mercado que les permiten inflar los precios.

El objetivo de estos complejos es mantener al mundo en guerra y crear una mayor dependencia de los suministros de armas estadounidenses. La dependencia energética de Europa en relación con Rusia era inaceptable. Desde el punto de vista de Europa, no se trataba de dependencia, se trataba de racionalidad económica y diversidad de socios. 

Con la invasión de Ucrania y las sanciones, todo se consumó como estaba previsto, y la apreciación inmediata de los precios de las acciones de los tres complejos tenía champán esperándolosUna Europa mediocre, ignorante y sin visión estratégica cae impotente en manos de estos complejos, que ahora les dirán los precios a cobrar. Europa está empobrecida y desestabilizada por no haber tenido líderes a la altura del momento. 

Además de eso, se apresura a armar a los nazis. Tampoco recuerda que, en diciembre de 2021, la Asamblea General de la ONU adoptó, a propuesta de Rusia, una resolución contra la "glorificación del nazismo, el neonazismo y otras prácticas que promuevan el racismo, la xenofobia y la intolerancia". Dos países votaron en contra, Estados Unidos y Ucrania.

¿Para qué sirve la OTAN?

Las negociaciones de paz en curso son una equivocación. No tiene sentido que sean entre Rusia y Ucrania. Deberían ser entre Rusia y EE.UU./OTAN/Unión Europea. La crisis de los misiles de 1962 se resolvió entre la URSS y Estados Unidos. ¿Alguien se acordó de llamar a Fidel Castro para las negociaciones? 

Es una cruel ilusión pensar que habrá una paz duradera en Europa sin compromiso real por parte de Occidente. Ucrania, cuya independencia todos queremos, no debería unirse a la OTAN. ¿Finlandia, Suecia, Suiza o Austria han necesitado hasta ahora la OTAN para sentirse seguros y desarrollarse? 

De hecho, la OTAN debería haber sido desmantelada tan pronto como acabó el Pacto de Varsovia. Solo entonces la UE podría haber creado una política y una fuerza de defensa militar que respondiera a sus intereses, no a los intereses estadounidenses. ¿Qué amenaza había para la seguridad de Europa que justificara las intervenciones de la OTAN en Serbia (1999), Afganistán (2001), Irak (2004), y Libia (2011)? Después de todo esto, ¿es posible seguir considerando a la OTAN como una organización defensiva?

*Del diario español Público, especial para Página/12. Traducción de Bryan Vargas Reyes