miércoles, agosto 30, 2006

LA GUERRA DE LOS “MEDIOS”



Por Rafael Bautista S.

“He visto lo que era falso
y es muy poca la verdad”.
Distrito 14

Hay una guerra desatada por los “medios”. No es una guerra convencional, donde se defienda algo o se quiera algo. Se trata de una guerra desatada por una ilusión: aquel que se cree dios decide dónde está el bien y dónde el mal, por eso la ligereza en sus juicios (que cae sobre justos e injustos), derramando vida y muerte como quien derrama sus sobras. Por eso su agresión es omnímoda; porque no deja nada limpio su apetito siempre hambriento. Pero si esto es grave, hay que añadir algo más: la agresión es anónima, porque no aparece un agresor determinado, identificable; con semejante ventaja, los agredidos (que siempre tiene nombre y apellido) terminan siempre desubicados, tratando de achuntar algo que nunca tiene cuerpo ni sombra.

Lo curioso es que la agresión se realiza en nombre incluso del agredido, porque la agresión desata veredictos inapelables (que se hace en nombre de todos); los cuales, además, resultan ser intocables, porque su garantía es un “derecho humano” santificado por el credo de la globalización: la “libertad de expresión”. Triple ventaja (sin contar el soporte económico de grandes capitales que, vía “rating”, premian la obstinada labor de sacar mugre de donde no se pueda). La agresión decide cuándo ataca, cómo ataca y con qué ataca. Se sirve de todo, su compromiso no escatima medios (cualesquiera que estos sean); no le importa si son oscuros, brumosos o de dudosa procedencia, porque en el fondo, lo que le interesa, no es el qué sino el cómo, o sea, el espectáculo. Por eso aparece estrepitosamente, cegando y ensordeciendo a los convocados a su circo, los adiestrados en la indiferencia cómoda del espectador, en el nomeimportismo, en el que -se-caiga-el-mundo-pero-que-tenga-mi-hamburguesa y-mi-coca-cola-al-lado.

Por eso los “medios” disparan sin ton ni son. Lo importante es hacer bulla, porque la bulla ofusca, y la ofuscación es idónea para sembrar el sinsentido. Precisamente el sinsentido es el prototipo del público al cual se puede moldear diariamente con la interpretación que los “medios” hacen de la realidad. Este moldeamiento debe de ser diario, porque hay que preservar el sinsentido. Pero la perdida de sentido puede producir inestabilidad total, por eso debe mantenerse al público con un mínimo de juicio para poder asimilar el diario moldeamiento que se haga a su sentido común. Para eso sirven los clichés que divulgan los “medios”: que cada uno piensa por cuenta propia, por eso vota para presidente y para el “top ten”.

Pero la situación de guerra es una situación de excepción. Y cuando los “medios” se encuentran en guerra, la excepción es la que les otorga el “derecho” de usar todo lo que puedan para devolver la excepción a su normalidad. La normalidad consiste en tener la potestad de los hechos (de su interpretación); si se tiene la potestad de estos, se tiene, por derivación, la potestad de la opinión pública. Como los “medios” son mediaciones de una relación, la eficacia de su labor consiste en la identificación plena de los entes envueltos en dicha relación. Uno de ellos es la opinión pública, el otro aparece disfrazado en la baraja mediática de los imagólogos: ya sea “la noticia desnuda”, “la información veraz”, “la opinión con altura”, etc., son los prototipos que asume la imagen que desean mostrar; pero la imagen se proyecta desde un foco, el cual nunca aparece y es (en el ámbito del análisis), precisamente, el lugar que precisa des-encubrirse, porque desde allí se construye la posibilidad de la guerra, aquella situación de excepción que llama a la movilización de todo el aparato mediático.

Se trata de una manera de ver las cosas. Una manera que quiere ser todas. Una manera que ordena el mundo y la realidad de un modo que le permite manipular estos (en la realidad virtual del espectador, en su conciencia) a su imagen y semejanza. Necesitan los “medios” introducirse en los laberintos de la conciencia de su público para ordenar, desde allí, los acontecimientos; de modo que estos aparezcan bajo la interpretación que los “medios” se encargan de producir previamente. Entonces la mediación con la realidad y el mundo se pierde y, en su defecto, aparece una mediación con algo que moldea la opinión pública desde una pretendida “naturaleza de las cosas”. Todo se devalúa allí afuera (el objeto de la denuncia), pero los “medios” permanecen siempre limpios e inmaculados; porque ellos son “el punto cero de observación”, desde donde se actúa como dios, haciendo y deshaciendo todo y, como dios, quedando intocado y perfecto. Esta manera de ver las cosas representa una racionalidad, que no sólo está detrás de la tecnología mediática sino de la posibilidad misma de la existencia de los “medios”. Es aquella racionalidad que instrumentaliza las relaciones humanas; de modo que, aparezcan, mundo y realidad, como una aglomeración de “objetos”, compuestos desde la mirada de un espectador indiferenciado, cuya relación con estos se acaba el momento en el cual decide apagar el receptor o cerrar la página de su atención.

Reducidos mundo y realidad a su aparecer puramente objetual, el espectador es seducido por la tentación de creerse con el poder de manejar los hilos de lo que sucede; porque todo le viene no como hecho desnudo sino como hecho interpretado, y es esta interpretación la que parece desprenderse del “medio” y ser como el punto de vista del espectador; de este modo, lo que sucede viene prefigurado y predicho por lo que los “medios” han dicho. Entonces es cuando el espectador parece volverse en portavoz de los “medios”, porque él se encarga, de modo derivado, de confirmar lo que los “medios” le han dicho. Entonces los “medios” son la mediación entre el publico y esta manera de ver las cosas; la cual se expresa en el lenguaje mercadotécnico que sale de boca de aquellos que dan la cara (previo maquillaje, la imagen fresca y lozana de una virtualidad radiante), frente a objetos (cámara, micrófono, teclado) que representan a otros objetos que, a su vez, de manera ubicua, acechan al objeto de sus preferencias. Relación perversa: todos creen manejar los hilos de la situación cuando todos se manejan, unos a los otros; todos se creen sujetos cuando son en realidad objetos, unos de los otros. Manipulación abierta que no escatima nada, competencia salvaje donde uno gana si otro pierde, uno triunfa si otro fracasa, y todo a la vista de un publico hambriento de nuevas excitaciones; el que está en la pantalla cree que maneja al publico y el publico cree que él es amo de la situación, cuando a todos los maneja esa ambición ilusa de control que controla a quienes creen controlar todo.

Le dicen “rating”. Bonita palabra que no dice lo que dice; porque el “rating” no es un criterio cuantitativo, es más bien cualitativo: es la medida según la cual se puede saber quiénes se portan bien, es decir, quiénes congregan el mayor número de adictos a lo “light” y lo “cool” (en cristiano, lo frívolo y lo trivial, lo que es simpático y “políticamente correcto”). El público es el cliente pero, en este caso, el cliente no tiene la razón; quien la tiene no es un quien que pueda definirse, sino se trata de un quien que, en cada caso, invierte su capital en el canal de sus intereses. Se trata de “personas jurídicas”. Empresas, para evitar malentendidos. Y lo que pagan no es un servicio sino una producción; porque lo que hacen los “medios” no es anunciar un producto, lo que hacen es producir el apetito siempre insatisfecho de un cliente que reclama dosis siempre mayores de nuevos productos. Los “medios” reproducen la forma de vida que instituye el mercado (como criterio único de vida): la demanda desequilibrada de aquel que reclama nuevos productos para satisfacer en algo el vacío que le produce el sinsentido, que se regula diariamente por la inyección mediática.

Esta normalidad se torna conflictiva cuando el público abandona aquella pasividad receptora a la que le tienen acostumbrado y despierta, en él, un sentido crítico en todo lo que se dice. Cuando este evidencia que los hechos no coinciden con lo que le muestran los “medios”, es cuando los “medios” declaran un estado de excepción y declaran la guerra. Porque han sido desenmascarados y, en su fría desnudez, aparecen ante ojos ajenos (el que mira no aguanta ser visto, por eso procura recubrirse de nuevo). Entonces muestran su faceta escondida y, entre tanta bulla que propician, se deja entrever lo que no se ve. Los “medios” patrocinan el modelo de espectador para todo tipo de relaciones humanas (lo mismo en el “shopping” que en la política); lo que interesa es conformar un tipo que no se meta en nada, que deje a la pantalla reemplazar su realidad por otra, que la confusión de las cosas que pasan le sea administrada y editada por una varita virtual (donde todo se haga fácil para su rutinaria convivencia con aquello que le rodea y también, cómo no, para “ilustrar” su cotidiano punto de vista).

Pero si el espectador despierta como actor y produce los acontecimientos que aparecen trastocados en la imagen que le devuelven los “medios”, y esa evidencia le aleja de ellos, entonces los “medios” tienen que hacer lo posible por devolver al espectador a su “condición natural”. Por eso declaran la guerra, porque tienen que acabar con esa anomalía; y en ello se encuentran, atacando indiscriminadamente todo aquello que es producto de un actor que, de la obediente pasividad, emerge hacia un dinamismo que empieza a cuestionar todo lo dicho. Este actor es el pueblo y, si produce sentidos, entonces los “medios” se encuentran en aprietos, porque ya no pueden imponerle fácilmente el sentido con el que comercian. Pero no atacan al pueblo de modo directo, lo que atacan es lo producido por el pueblo. Tratan entonces, por todos los medios, de mostrar que todo lo producido es lo mismo de siempre, que nada cambia, que todo es como es, y que es mejor que las cosas a las que se mete la gente las hagan los “entendidos”; que mejor no meterse en política y mucho mejor devolver nuestra mirada a los “medios”, que allí la vida no es tan compleja y que siempre hay alguien que nos “explique” cómo realmente son las cosas.

Entonces se muestra la imagen del conflicto continuo, que todo sigue igual que antes y, de ese modo, se pasa a los enjuiciamientos fabulados (porque vale todo ante una cámara y un micrófono), típicos de la farándula, porque de lo que se trata no es de averiguar la verdad de tal o cual denuncia, sino de hacer de la denuncia el sostén diario de lo que se muestra. Por eso nunca hay seguimiento; porque lo que interesa es, en última instancia, aturdir el despertar de una conciencia, devolverla al sopor de su estado pasivo, a su papel de espectador. Por eso se ensañan con el Evo, con la constituyente, con la nacionalización, con todo aquello que emana de aquel (antes espectador, ahora actor) que se le escapa de las manos. Pero su saña no puede dirigirse contra todo lo que ha sido producto del levantamiento popular (sería el desenmascaramiento total), pero sí puede desacreditar todos los pasos que signifiquen algún cambio, por eso magnifican los defectos (que el modelo neoliberal no los tenía) que parecen ser los únicos efectos de las causas que buscan ensuciar.

Pero, como no saben remontar las partes al todo (porque la racionalidad instrumental descansa sobre la lógica medio-fin y esta es incapaz de trascender la inmediatez de esa lógica, por eso es ciega ante las consecuencias que pueda generar) y se quedan en la parte, entonces castigan el detalle, condenan la parte, y se esmeran con tal diligencia que su “barrido” acaba, por lógica consecuencia, destruyendo todo. Sacan a luz pública todo cuanto signifique alteración de lo establecido, de aquello que no debe tocarse (porque lo que no debe de tocarse es la garantía de que todo siga como siempre); pero en esa operación terminan alterando todo, porque quien busca el equilibrio por el desequilibrio termina desequilibrando todo. Los “medios” también necesitan estabilidad; pero el modo que escogen para producir estabilidad es el menos estable de todos: ello consiste en filtrar inseguridad en sus titulares de noticias, condimentadas con cortinas musicales que siembran más miedo que serenidad. Presos del detalle, lo magnifican del tal modo que, alterado este, alteran todo lo relacionado con este.

La consigna es clara y es el amen de la doctrina Bush: para preservar la paz hay que generar guerras locales controladas; o sea, para garantizar la estabilidad hay que generar caos en todos los ámbitos, de modo que se imponga la estabilidad made in... Todo debe de quedar como siempre, por eso hay que controlar la opinión; por eso pululan programas sobre los hidrocarburos, la constituyente, la nacionalización, etc., porque todo debe hacerse según lo establece el orden que no debe tocarse; por eso en el debate lo que interesa es el show y no las ideas, por eso las encuestas son respuestas disfrazadas de preguntas, por eso los titulares dicen cómo debe de entenderse lo que se dice después, por eso las entrevistas empiezan con un rezo por los patrocinadores, por eso no hay nada importante, porque tanto vale la soberanía nacional como las tetas de Luciana Salazar.

Se dice todo y nada porque lo que interesa es que no se diga nada, que nos quedemos callados con la obediencia imperturbable del mudo. Como mudos se quedan los relocalizados o los barridos en la arena mediática. Con las solitarias excepciones (para que no se quejen algunos), todos los “medios” generan la desestabilización, y lo hacen en nombre de la “libertad de expresión”. Del mismo modo, quienes atropellaron el Estado de derecho, claman por este cuando el pueblo se levanta. La “libertad de expresión” que claman los “medios” es la libertad de un alguien que no es la sociedad, ni la colectividad civil, menos el pueblo, porque ninguno de estos tiene control sobre los “medios”. La relación que establecen los “medios” es siempre con un individuo atomizado en su calidad de espectador, el control de este se diluye en el control remoto (puede cambiar de canal, pero todos los canales le ofrecen lo mismo y a la misma hora). La “libertad de expresión” es la libertad de aquellas personas jurídicas que se globalizan de modo salvaje: las empresas.

Estas pueden decir lo que quieran, porque sus leyes emanan de una, que es la ley de leyes: la ley del mercado; y esta dictamina que todo es mercancía, que nada es verdad ni moral ni ético, tampoco justo o sagrado, que todo es ofertable, vendible, por eso, la libertad radica en la libertad de vender y de venderse. Esta libertad es la que se pronuncia y levanta el grito al cielo cuando suceden cosas como un gobierno que nacionaliza recursos naturales o una constituyente donde se propone el respeto a la Pachamama. Porque si no todo es vendible, entonces aquella ley deja de ser ley, y aquella consigna de ofrecer y vender todo a un comprador compulsivo empieza a generar dudas. Por eso aparecen sendos titulares en los “medios” que descalifican todo intento de recuperación del patrimonio nacional para beneficio de todos. Por eso, cuando se dice que esta nacionalización no tiene ni pies ni cabeza, en el fondo se dice que ninguna nacionalización los tiene; si la constituyente no es la solución que todos piensan, lo que se quiere decir es que no hay solución alguna; que todo tiene nomás que seguir como antes, en manos de los que saben, de los que han nacido para mandar.

La desestabilización que pretenden se realiza mediante la descalificación de todo aquello que haga el gobierno, porque el problema no es el gobierno como tal, el problema es que es un gobierno producto del levantamiento popular, un gobierno indio de un país de indios (insulto para los “medios”, cuyo público vive en una quimera, en su pantalla tiene todo lo que tiene el primer mundo y se alimenta de esa ilusión). En última instancia, lo que se pretende es simple: el pueblo (léase la “vil multitud”, en el léxico de los poderosos) no puede autodeterminarse, es incapaz de gobierno, no está llamado a mandar, sólo a obedecer, sino es a las buenas entonces a las malas (por eso es tan popular el caporal, porque el látigo es sinónimo de autoridad para el que piensa como patrón). Por eso, lo que haga, está condenado al fracaso. Entonces, hay que generar la sensación de fracaso para estabilizar todo, como siempre, desde arriba.

Por eso, la “voz autorizada” nunca está en el pueblo (léase, los indios, oscuros, bajitos y don’t speak english, como dice la elite camba), sino en los especialistas, en las autoridades (pasadas), en los pensadores chatarra (léase analistas, un invento mediático); si alguno de estos hubiera rifado el país o masacrado al pueblo (como los reciclados de derecha en el parlamento), a los “medios” no les interesa, porque a eso le llaman “pluralismo”. Escuchar todas las voces significa, para los “medios”, que nada es verdad y, como todo es del cristal con que se mira, entonces que cada quien diga “su” verdad. Tolerancia falsa que le otorga al verdugo los mismos derechos de la víctima, tolerancia que acaba siendo testigo del “derecho” del verdugo de agredir a la víctima, tolerancia que acaba tolerando la presencia de la víctima desangrándose en frente de uno, tolerancia que no es sino cinismo disfrazado.

En situación de excepción, los “medios” cierran filas ante sus acreedores y defienden sus intereses. La otra cara ya no es el periodismo; porque los periodistas actuales son formados bajo ideologías pertinentes a la racionalidad que sustenta a los “medios”. Por eso no es raro observar cómo periodistas “críticos” son subsumidos prontamente por el discurso mediático (antes los periodistas se formaban en letras, ahora en números, por eso la mitad de lo que hacen es vender productos). La crítica al periodismo empieza por la necesidad de desenmascarar la falsa identidad entre noticia y realidad; la realidad está siempre interpretada y es esta interpretación (la interpretación que hacen los “medios”) la que se confunde con la verdad. Si el periodista se defiende abrazando la “libertad de prensa”, termina justificando la libertad que presumen los “medios”; frente a esta libertad toda otra libertad resulta enemiga, porque esta libertad es libertad absoluta y calumnia toda posible reglamentación como totalitarismo.

Esta libertad es la que apadrina esos nuevos espacios mediáticos donde las sandeces y los insultos, el lenguaje ramplón y soez, son ya la normalidad que contamina la conversación diaria, entremezclada con un racismo resurgido por los propios “medios”. Ese racismo es el que no pueden ocultar los paladines de la defenestración, con aquella risita que presume el que ve todo desde arriba, levantando la voz para soltar un improperio o moviendo los brazos como aspas de molino, balbuceando laconismos seudo-filosóficos o leyendo la Biblia con eco apocalíptico. Ese racismo es el que ordena la interpretación que nos brindan como la verdad, y es esa la que tiene que tragarse todo parroquiano que ingenuamente cree lo que le dicen como lo que realmente sucede.

Porque, según estos, todo ejercicio de soberanía suena bien como frase pero en los hechos la realidad es otra cosa, es decir, la realidad es algo acabado, dado por siempre y no puede ser más de lo que han decretado “los que saben” (que no son bolivianos, por eso saben); a eso llaman realismo y, en nombre de este, se mofan de todos los “ilusos” que, o son populistas o demagogos, a la luz de sus ojos que juzgan todo anticipadamente. Que la realidad sea algo acabado es una postulación ideológica de aquel que no le interesa que la realidad cambie; ecos de un substancialismo medieval que demanda aquel que acusa a los “ilusos” de querer volver al pasado. Su realismo consiste en someterse al orden mundial, que no importa los sacrificios que aquello demande (porque ellos nunca son los sacrificados), que ese es el precio que demanda la modernización y como la modernidad (hoy globalización) es la única realidad, entonces no someterse a ella es, como dice Vargas Llosa (el Clarabal de la globalización): “locura, peste de estupidez”.

Una vez que se ha identificado lo conseguido por un pueblo como “locura, peste de estupidez”, entonces sólo queda la amputación de esa anomalía, para que no contagie al resto. Así se justifican todas las guerras: la devaluación absoluta del supuesto “enemigo”. La guerra de los “medios” persigue una amputación en la conciencia, pero ya no sólo por el olvido sino por la mutilación de toda posibilidad futura de autodeterminación; por eso la tajante devaluación de todo lo que significa un cambio del modelo neoliberal, porque todo aparece con el cuco del Estado (mala palabra para el lenguaje neoliberal), del totalitarismo, del partido único, del comunismo, de Chávez, de Fidel. Por eso dicen los “medios” que el Evo habla estupideces, porque todo es “locura, peste de estupidez”, por eso los “medios” no se molestan en censurar al diputado de PODEMOS que pide vacunar al Evo contra la rabia; porque todo lo que venga de la indiada es bárbara, irracional, como ya lo decretó la modernidad (desde hace cinco siglos), porque ella (dice ella misma) es lo único racional y civilizado. Amen con sus “medios”, cuya guerra (como la conquista) resulta que también es justa.


Rafael Bautista S.
Autor de “OCTUBRE: EL LADO OSCURO DE LA LUNA”
Ed. “Tercera Piel”, La Paz, Bolivia.
rafaelcorso@yahoo.com
La Paz, agosto de 2006

YPFB-BOICOT


MISILES

Gobierno asegura que funcionarios del anterior gobierno recibieron $us 400 mil en caso misiles
ABI BOLIVIA
La Paz, 29 ago (ABI).- El gobierno del Presidente, Evo Morales, insiste en que "funcionarios" de la administración de Eduardo Rodríguez recibieron de Estados Unidos, 400 mil dólares por la desactivación de los misiles, por lo que desafió a la ex autoridad a esclarecer el caso en un juicio justo.

El ministro de la Presidencia, Juan Ramón Quintana, informó que estos recursos fueron cancelados, "no a un funcionario sino a funcionarios" involucrados en este caso que derivó en un pedido de juicio de responsabilidades contra ex autoridades civiles y militares.

"Existe un documento firmado por funcionarios gubernamentales que han contribuido a que se produzca este caso de los misiles", sostuvo e insistió en que un juicio de responsabilidades es el escenario adecuado para esclarecer un caso que afecta a la seguridad nacional.

Rodríguez, junto al ex ministro de Defensa, Gonzalo Méndez y el ex comandante en jefe de las FF.AA, Almte. Marco Antonio Justiniano, están involucrados en este caso. El Congreso debe aprobar por dos tercios el inicio del proceso en los estrados judiciales.

El Presidente, Evo Morales, aún en su condición de diputado nacional, el pasado año, presentó una proposición acusatoria contra el ex presidente,
tras haberse enterado del retiro de armamento de las Fuerzas Armadas bajo argumentos cuestionables.

"Como gobierno esperamos que (Rodríguez) enfrente de la manera más hidalga, más honesta. Este es un juicio histórico, es la primera vez en toda la historia del país que ocurre un caso de esta naturaleza, que ha colocado al país en una situación indignante ante la comunidad internacional", sostuvo el Ministro de la Presidencia.
Ccp/jca ABI

Evo Morales anunció nacionalización de parques y reservas naturales en Bolivia


Telesur
(De Rebelión)

Guerra entre Evo y la oposición

Por la nacionalización de los hidrocarburos

Repsol-YPF en Bolivia: el cuento de nunca acabar


Alberto Montero Soler*

Los problemas de Repsol-YPF con la justicia boliviana llevan camino de convertirse en el cuento de nunca acabar. Pero es que difícilmente podría ser de otra forma.

Acostumbrada a la más absoluta impunidad en sus actuaciones, la empresa transnacional se ha encontrado, desde la llegada al poder de Evo Morales, con un cambio de escenario radical si se tiene en cuenta aquél en el que estaba habituada a operar. Ese cambio, pernicioso para la compañía pero lógico en un contexto de normalidad democrática, no es más que el derivado de la demanda de aplicación de la ley hasta sus últimas consecuencias por parte del actual gobierno boliviano ante las actuaciones de cualquier empresa que desarrolle su actividad en el país, siempre que existan sospechas fundadas de que ésta hubiera cometido algún delito y, tanto más, cuanto que el mismo pudiera afectar al interés general.

domingo, agosto 27, 2006

SENTIRSE DINOSAURIO




GASTÓN CORNEJO BASCOPÉ

COCHABAMBA, DE AGOSTO DEL 2006
Se encontraron más huellas de dinosaurios en Sucre y se abrió a la cultura el Parque Cretácico en la ciudad blanca. Realmente, resulta espectacular la visita a tales rastros de nuestros antepasados, antiquísimos, de 70 años a 90 millones de años en la escala evolutiva de la filogenia milagrosa en el planeta Tierra. Un experimento primario de la Madre Naturaleza y del Dios creador en este rincón alejado del sistema solar, apenas un apéndice de la pequeña estrella que nos gobierna en la Vía Láctea, miserable galaxia en el enorme, gigantesco y eterno universo.

Lo extraordinario es que, antes de la extinción dinosáurica total, por alguna convulsión planetaria que dio fin a la vida macroscópica de estos hermosos ejemplares, ya había en ellos un esbozo neuronal y posiblemente un cerebro en ciernes, el milagro de la conciencia animal primitiva pero en concreta realidad biológica. Fue el inicio de la evolución ordenada por Dios, dirigida milagrosamente hacia el animal superior, el Hombre y la Mujer humanizados, dotados de telencéfalo, dos cumbres científicas extraordinarias, mitad Calibán, mitad Ariel, mitad maldad, mitad ternura y sentimientos.

Lo extraordinario del evento conduce necesariamente a la reflexión, a la meditación sobre nuestra dimensión temporal; cuan pequeño es nuestro ciclo vital, apenas 60 años promedio, y en Bolivia mucho menos aún gracias al subdesarrollo capitalista neoliberal. Estos seres vivieron hacen tantos siglos, en el tiempo del Cretáceo, y nosotros orgullosos, nos jactamos de ser cuasi dioses cuando en verdad apenas hacemos presencia en una insignificancia de tiempo entre los dedos de Cronos, el temible dios del tiempo.

Cuando tuve la oportunidad de colocar mi diestra asentada al interior de una huella, apenas ocupaba una fracción muy pequeña. La gran pisada tenía por distintivo una garra central, por tanto era carnívoro, posiblemente el Gran Rex. Me sentí ser tan pequeño a pesar de la gran dignidad que me habita por ser persona, hijo del creador, hermano menor de las familias humanas, el más humilde, como quiero ser, entre todos los humildes de mi patria.

Se identificaron más de 5000 huellas de diferentes tipos de dinosaurios, ornitópodos, anquilosaurios, titanosaurios, prehistóricos en el farallón del Cal Orck´o y áreas vecinas, en capas calizas distintas. Lastimosamente, un empresario progresista del cemento, ordena el beneficio mercantil y en la incontrolada explotación transporta en vehículos pesados la materia prima, pasan y pasan muy próximos a los hermosos vestigios sin importar la cultura ni el patrimonio científico, en pos de réditos y réditos, sacudiendo en cada paso de las enormes orugas, la tierra y la inmediatez de la plataforma elevada, caen fragmentos de las huellas petrificadas. Todo este desarrollismo industrial al servicio de un empresario político del siglo XXI, aquel que ordenó a sus adeptos trabar la nacionalización de hidrocarburos hoy rescatados por el pueblo de Bolivia, obstaculizar la ley de la Revolución Agraria favoreciendo a los grandes terratenientes del Oriente, censurar al mejor ministro en el Senado e introducir un Recurso contra el decreto supremo en el Tribunal Constitucional.

Ya se inauguró el Parque con las figuras hieráticas, hambrientas y guturales de 26 tipos de dinosaurios dispersos. En la amplia explanada se observa las pisadas de una madre mamut acompañando a su pequeña creía. En otros lugares es visible por las huellas la violencia, son audibles los aullidos de las bestias, se imagina la batalla, la contienda, los gritos desaforados y salvajes reciclados por las ondas; mordidas incongruentes y dentelladas sangrientas… totalmente similares a los actuales gestos de nuestra política con traspiés, zancadillas traicioneras, travesuras ordenadas en consignas de ignominia, servidumbre de serviles a serpientes extranjeras.

PENSARSE DINOSAURIO

Cuando camino cansino o detengo el paso en alguna senda breve, me es dable reflexionar con pensamiento socrático y, entonces me siento un dinosaurio antiguo.

Creí a ciencia cierta que la política era un arte, el arte del buen gobierno, mas había sido una pelea con artimañas y engaños.

Para la generalidad de este tiempo postmoderno, el ser humano es simplemente un objeto, es un medio, un instrumento, no es el fin sagrado del ideario de humanismo, de la bondad desde Cristo, Tomás Moro, Albert Schweitzer o Teresa de Calcuta.

El ideario que soñamos, a la luz de la dialéctica científica y el progreso espiritual demandado en cada uno de nosotros por los hados celestiales, está inserto en el programa del socialismo político que ordena: inclusión, justicia social, derechos humanos, equidad, respeto irrestricto al medio ambiente, integración nacional, continental y universal de todas las sociedades y culturas, clases sociales y étnias, whipala multicolor para escuchar, dialogar y comprender el disenso enriquecedor de todos los pensamientos laterales y divergentes en pos de lograr la síntesis superior, la solidaridad, la racionalidad, la bondad, en el debate de las ideas del cambio.

Todo ello, qué lejos y qué apartado se encuentra en el tiempo actual cultivador de la muerte, mundo pletórico de violencias y de armamentos, de genocidios y racismos, de iglesias multiplicadas con éxito relativo, de bolsas en Nueva York que inscriben los recursos de nuestro países pobres, adueñados por petroleras voraces dinosáuricas. Y lo peor, lo reciente: la piratería del genoma por grandes universidades para robarnos el alma y el idioma del prodigioso ADN de nuestros pueblos ingenuos.

DINOSAURIO HISTÓRICO.

Sí, a veces me siento dinosaurio y no me avergüenzo por ello, cuando percibo que en la conciencia de nuestro nación ya se borró de la clásica memoria, los episodios heroicos: los caídos en el Alto de la Alianza, en el Acre, en el gran Chaco, en los campos de tortura, en Curahuara, en la Casa de San Román. Se olvidaron los crímenes, las masacres de San Juan, de Siglo XX, de la Calle Harrington. Los muertos y desaparecidos del Plan Cóndor de los siniestros gobiernos de Bánzer, de Pinochet, Natush Busch, García Meza y casi, casi se olvida la muerte de cien mineros, las heridas de otros tantos ciudadanos decididos por la patria en El Alto, en la contienda social por defender la heredad.

A propósito, en estos días de lamentable censura al ministro Andrés Soliz, emergieron episodios perdidos en la bruma del pasado mas fáciles de recordar: el “Corral de Villamontes”. El contrabando de petróleo por la Stándar Oil al Paraguay. El sacrificio feroz del Presidente Villarroel, por la Rosca minera de entonces. La “capitalización” organizada por Víctor Paz y Gonzalo Sánchez Lozada. Los contratos ilegales, el rodillo en el Parlamento enajenante de bienes. El Proyecto Pacific LNG de Jorge Quiroga Ramírez. El contrabando de gas y petróleo por la Andina, Repsol y Petrobras. El engaño explotador y abusivo de todas las petroleras.

Recordando en positivo personajes, figuras nobles de la dignidad boliviana como Carlos Salamanca Figueroa, Marcelo Quiroga Santa Cruz, el Padre Espinal, mi sobrino escritor y rebelde René Bascopé Aspiazu. Enriqueciendo mi alforja de noblezas, las lecciones del padre espiritual Alberto Cornejo Soliz en directivas de grandeza política, de ensoñaciones sublimes en la ternura de Lily Cornejo, el trágico sacrificio del médico artista don Mariano Morales Dávila.

AÑORANZAS.

Y qué lejos, el tiempo de los pantalones cortos, de los boleros bailados rostro a rostro,

de las lecturas sublimes, del “Peneca”, Constancio Vigyl, la música, la vibración de campanas en la Plazuela del Granado, las irlandesas, los desafíos a ser mayores, la corbata y el sombrero hurtado del ropero paterno y los paseos por el Prado o la galería de la plaza principal. Y el tranvía a Cala Cala cuando rochaba alguna tarde oliendo jazmines o k´uqueando más allá del río Rocha entre huertos y alfalfares de la campiña valluna. Y al término de las fiestas, 22 horas tardías, el sillp´anchu en la Colombia o a fin de semana el cariño de la casa en una buena chichería a tres cuadras de la plaza entre amigos que inventaban aventuras Quijotescas. Nada existe.

Sí, a veces me siento un real dinosaurio cuando observo referentes desconocidos, pero un dinosaurio joven aunque otros se mofen del dicho. Antiguo pero reciente, nuevo, vuelto a la juventud porque presiento que adviene la primavera en mi patria, mas a pesar de los años gastados y de tantas frustraciones, dinosaurio renacido y optimista.

A pesar del racismo en el entorno que persiste gracias a pensamientos arcaicos de nazismo trasnochado de nuestros opositores gratuitos y pagados para controlar los bienes del Imperio en nuestra patria.

TORO-TORO

Se encuentra relativamente lejos Sucre con sus huellas multiplicadas del Cretáceo, mejor viajar a Toro-Toro en el norte potosino, donde es fácil constatar las pisadas de nuestros antepasados monstruosos, del Mamut gigante huyendo de la hirviente lava y de los Pterodáctilos que eran aves de alto vuelo fallecidas por la erupción de un volcán en una muerte violenta, esos vestigios se encuentran a la entrada de la villa pintoresca y en el pueblo.

Importa poner un pie o la palma dentro de las huellas viejas, y en ese gesto profundo simbólico de la conciencia, reflexionar sobre nuestra menuda existencia y sobre el amplio horizonte que el destino nos obliga. Lo importante es el ser, la dignidad y la vida. Cumplir con la transparencia, la demanda superior de nuestro pueblo sencillo.

Sí, me siento un dinosaurio, pero un dinosaurio bueno.

GASTÓN CORNEJO BASCOPÉ

COCHABAMBA, DE AGOSTO DEL 2006

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¡Que Hable Cuando Aprenda Español!


Bien hermano Jubenal. Muy buen artículo. Ahora es cuando debemos manifestar nuestro pensamiento liberador. Ahora es cuando debemos pensar en la Bolivia completa, sin racismos ni diferencias odiosas ni exclusivas. Una nueva patria para todos los bolivianos, menos para los racistas sin cuento. Aunque les cueste comprender, la Bolivia profunda tiene mayoría indígena y a ella vamos privilegiando. Primero los humildes y excluidos de la patria, posteriormente vendrá también la inclusión de los profesionales de pensamiento occidental que se sienten postergados innecesariamente.. Muy buenos pensamientos Estoy contigo hermano Recibe mis afectos y abrazos a Isabel Dominguez, reproche para la oriental. Por lo menos que estudie guaraní. Gastón Cornejo Bascopé


Jubenal Quispe escribió:

¡Que Hable Cuando Aprenda Español!

Quienes por ciencia o por conciencia asumimos que el presente y el futuro de Bolivia como país posible pasa necesariamente por una identidad intercultural, repudiamos la actitud racista de la constituyente Beatriz Capobianco del partido PODEMOS. Esta señora agredió a la constituyente quechua cochabambina Isabel Domínguez, simplemente porque la auténtica diversidad cultural de Domínguez desnudó su lacerante ignorancia. La exacerbación de Capobianco: ¡QUE HABLE CUANDO APRENDA ESPAÑOL!, refiriéndose a la legítima intervención en quechua de nuestra hermana Isabel, indigna y ofende a los quechuas que representamos a más del 31% de la población nacional y a quienes apostamos por la democracia como una forma de vida. ¿Qué culpa tenemos los indígenas de la incapacidad lingüística de los enajenados mentales y culturales, hoy, electos constituyentes? ¿Acaso es culpa nuestra la esquizofrenia mental, moral y cultural que padecen las y los xenófobos? ¿Seguirán soñando con el mito de que los y las indígenas estamos predestinados a ser sus bestias de carga y sirvientas? La reacción instintiva de la mencionada constituyente expresa una carencia más profunda que su simple limitación idiomática. Exterioriza el sentimiento compartido de las oligarquías que amasaron fortuna, estatus y apellido gracias a la etnofagia que practicaron sus ancestros. Élites que padecen de una aguda anomia de identidad, y que para sentirse algo o alguien necesitan negar, destruir y aniquilar al otro u otra que sí tiene una auténtica identidad. Oligarquías que hoy, como nunca antes, son corroídas por una inseguridad existencial, porque el amanecer de las identidades originarias pone al descubierto el rotundo fracaso de sus proyecciones sociales, políticas, culturales, económicas y religiosas. Élites acostumbradas a imitar y plagiar ideas, sistemas y paradigmas de sociedades europeas o norteamericanas. Incapaces de pensar y de proyectar una Bolivia auténtica y digna, porque de tanto imitar y fracasar han terminado atrofiando su creatividad. La violencia arremetida contra una constituyente originaria simboliza la resistencia al carácter originario y fundacional del proceso de la Asamblea Constituyente. Las oligarquías, quienes ayer resistieron a la Asamblea Constituyente, y hoy, gracias a las permisiones de las reglas de juego de la democracia, son constituyentes, padecen de un raquitismo intelectual, moral y espiritual. Por eso son incapaces de idear, debatir y consensuar la refundación del país. Por eso le tienen miedo, en el escenario del debate, a los originarios que fecundaron una Constituyente Soberana y Originaria. Son constituyentes sólo para defender sus intereses y prerrogativas mal habidas. Son constituyentes para mantener “democráticamente” la servidumbre doméstica a la que tienen sometidas a nuestras madres y hermanas indígenas. Están en la Asamblea porque quieren retrasar la sepultura del abortado proyecto de Estado y sociedad que plagiaron, porque si estos plagios mueren también ellos correrán la misma suerte. Ahora es cuando requerimos de pensadores y activistas, de filósofos y pragmáticos, de sabios y revolucionarios, de profetas y religiosos para aplicarle la eutanasia al moribundo Estado boliviano excluyente y a la sociedad a la que representa. Es necesario que muera el Estado monocultural para que emerja un Estado multinacional, expresión del pluralismo boliviano. Ahora más que nunca urge bolivianos y bolivianas dispuestos y dispuestas a apresurar la muerte del colonialismo interno y de sus promotores, porque Bolivia sólo es y será un país posible si asume la interculturalidad como su filosofía de vida, país en el que nadie esté sentenciado al silencio.

jueves, agosto 24, 2006

Solíz recuerda que ex autoridades durante el gobierno de Tuto hoy trabajan para petroleras


Ahora la oposición moviliza al regionalismo contra el Gobierno del presidente Evo Morales


Solíz Rada señala que se siente halagado por ser censurado por representantes de la oligarquía

ABI BOLIVIA

Presidente ratifica a Solíz Rada y asegura que complot contra la nacionalización no pasará


“Quiero aprovechar esta oportunidad para decirle al compañero Andrés Solíz Rada que no está solo, está con el pueblo, está con el gobierno, está con su Presidente”, dijo.

La Paz, 23 ago (ABI).- El presidente Evo Morales Ayma ratificó esta noche su confianza en la gestión del ministro de Hidrocarburos, Andrés Solíz Rada, censurado hoy por 14 senadores opositores, y aseguró que el complot petrolero contra el proceso de nacionalización e industrialización de los hidrocarburos no pasará.

En un breve mensaje al país, desde Palacio Quemado, el Jefe de Estado señaló que, una vez la Cámara de Senadores se pronunció por la censura, recibió una carta del titular de Hidrocarburos en la que Solíz Rada pone a disposición de su magistratura el cargo que asumió el pasado 23 de enero.

miércoles, agosto 23, 2006

El miedo, negocio del siglo 21


Por: Adel El Zabayar
Fecha de publicación: 20/08/06
Aporrea.org

A raíz de la experiencia obtenida con la campaña neocolonialista de una supuesta guerra contra el terrorismo por parte del cartel del terrorismo mundial con sede en los Estados Unidos De Norteamérica y bajo la dirección de la casa blanca. Los genios asesinos de esa teoría nos vuelven a sorprender por su gran capacidad de aprovechar como buenos capitalitas la mercancía del miedo. Manuel Freytas escribe en la tribuna hispana una reflexión sobre el nuevo escenario londines, y señala que El supuesto 'plan terrorista' para volar aviones descubierto en Londres —según Scotland Yard— tenía como blanco a los vuelos con destino a aeropuertos de EE.UU.
En EE.UU. -—casualmente— se celebran elecciones parlamentarias en noviembre en las cuales, según los sondeos, los republicanos pueden perder la mayoría en ambas cámaras parlamentarias del Congreso.
Lo cual significaría una derrota y un desastre anunciado para el segundo mandato de Bush que podría terminar como una versión bis del Watergate que derrocó a Nixon.
Una ola de 'psicosis terrorista' en EE.UU. tres meses antes de las elecciones de noviembre, como la que implementaron en las presidenciales en 2004 [las amenazas de 'ataque terrorista a Nueva York'] no deja de ser una receta perfecta para que Bush y los republicanos trepen en las encuestas y ganen los comicios.
Y hay un dato estadístico: el 11-S en EE.UU., el 11-M en España, el 7-J en Londres, tuvieron como principal beneficiario político a Bush y a su administración. (continua...)

domingo, agosto 20, 2006

INTERPELACIÓN EN EL H. SENADO NACIONAL. -26


GASTON CORNEJO BASCOPÉ
SENADOR DEL MOVIMIENTO AL SOCIALISMO.
COCHABAMBA, 18 DE AGOSTO DEL 2006
Fueron tres días de intensa actividad política organizando la defensa y el ataque a los interpelantes del ministro de hidrocarburos, don Andrés Solíz Rada. Su figura humana es conocida en nuestro pueblo por la nobleza de su trayectoria. Se trata de un varón de excelencia en Bolivia, ex parlamentario experto en la temática de hidrocarburos, sensible escritor y político crítico; posiblemente uno de los cerebros más notables en el país, el ser más descollante de honestidad, patriotismo y valor moral en nuestro tiempo histórico.

Pues él fue llamado a interpelación como autor del Decreto Supremo 28701 de la Nacionalización de hidrocarburos del 1 de mayo del presente año, a 100 días del DS que devolvió la dignidad a Bolivia. Los Senadores Oscar Ortiz, Luis Vásquez, Walter Guiteras, Carlos Borth, Roberto Ruiz y Tito Hoz de Vila, todos senadores de PODEMOS, agrupación política donde se cobijaron los extintos ADN, MIR, NFR, Democracia Cristiana, ex titulares del MNR, algunos ex socialistas y otros de menor significación, interpusieron una interpelación al primer ministro más productivo y trascendente del gabinete de Evo Morales Aima, mediante un proceso fiscalizador que tuvo y tiene, pues el problema aún no concluye, la intencionalidad de una censura inaceptable.

La oposición trata de desprestigiar, cuestionar y contrariar la nacionalización iniciada en democracia para conseguir su reversión, devolviendo la propiedad de los hidrocarburos a las transnacionales que Gonzalo Sánchez Lozada, Jaime Paz Zamora, Jorge Quiroga Ramírez y Carlos Mesa, entregaron en actitud servil, anticonstitucional y artera, mediante leyes aprobadas en rodillo y decretos de lesa patria. Ellos oficiaron un grave daño económico-constitucional con significado de traición, el mismo que implica mayor perjuicio y gravedad que las anteriores guerras del Pacífico, del Acre y del Chaco juntas, en nuestra cruel historia plagada de traiciones.

Para lograr su objetivo, la jefatura de Jorge Quiroga Ramírez, les encomienda además de la interpelación, la defensa de las petroleras y, además, el obstáculo al Juicio de Responsabilidades que se prepara en el Parlamento y en la Corte Suprema contra él y todos los ex presidentes neoliberales por su servilismo partidario. Esbozaron una estrategia opositora infame: el voto motivado de censura, por mayoría en el H. Senado Nacional.

Iniciada la sesión parlamentaria el primer día, martes 15, los seis interpelantes dispusieron de dos horas cada uno para desarrollar las oposiciones que creyeron pertinentes. Luego, el ministro ofreció la respuesta puntual y extensa, efectuada en forma magistral, parsimoniosa, concreta y acabada, a todas las interrogantes planteadas sobre el manejo de la nacionalización, es más…amplió respuestas a preguntas adicionales sobre temáticas nuevas tales como la comercialización, los volúmenes y precios; la negociación con Petrobras, la entrega de producción a YPFB y el intríngulis entre la superintendencia de hidrocarburos y la presidencia de YPFB relativo a un proyecto de venta de dos mil barriles de crudo a cambio de diesel mediante la empresa Iberoamérica Trading SRI.

La hipocresía en la oratoria fue manifiesta. A su turno, cada senador interpelante saludó muy respetuosamente al “Señor ministro” por intermedio del presidente Senador Antonio Peredo. Reiteraron la seguridad de honestidad y eficiencia profesional ejecutiva de parte de Andrés Solíz Rada…pero, aunque admitieron que el DS generó beneficio para el país, prosiguieron con la perorata de asegurar que la nacionalización es un fracaso y que existe corrupción en YPFB, que aunque el ministro no tenía ninguna participación, había una mala administración del Decreto Supremo, dependencia institucional, caída de las inversiones, baja en la producción, mala comercialización, detención del pago de las regalías e impuestos, etc. etc. Si bien, reiteraban su “aprecio y la seguridad de su más alta estima al ministro cuestionado”, insistían en la validez de sus expresiones opositoras.

El ministro aceptó la enorme importancia de la interpelación y reconoció la altura del planteamiento, por lo mismo, dijo: “debemos poner el máximo de racionalidad”. Aseguró que Petrobras obstaculizaba la auditoría y se resistía a acatar las leyes del país, que además armó una campaña en contra de los nuevos contratos petroleros en coordinación con la Cámara Boliviana de Hidrocarburos, que la firma de los nuevos contratos debe darse en 75 días para el cumplimiento del plazo inicial de 180, el mismo que se cumplirá el 27 de octubre.

Interrumpimos la palabra de Andrés para solicitar “suficiente debate por materia” aduciendo prolongado tiempo de proceso y en consideración a la fatiga del ministro interpelado. Sin requerimiento de voto se suspendió la sesión del primer día. Los interpelantes quedaron frustrados.

El segundo día, los opositores presentes en pleno, querían concluir el proceso mediante voto por “Orden motivado” de censura. Presidió la sesión el Senador del UN, José Villavicencio, quien permitió la conclusión de oradores de PODEMOS, también a la respuesta del ministro en otra ampliada exposición tan enriquecedora en contenido como en plenitud de oratoria destacando lujo intelectual en su informe pormenorizado en el que hizo gala de gran conocimiento, honestidad y optimismo en la negociación pendiente con Petrobras. Solicitó a todos los Senadores algunos días más para lograr los mejores precios de venta de gas al Brasil y pidió encarecidamente un gesto benevolente para concluir exitosamente la dilatada y difícil negociación con los delegados de la transnacional para que Bolivia tenga el éxito esperado. Respecto al problema de YPFB aseguró que la triple investigación y auditoría, efectuadas por el Ministerio de HC, la Fiscalía General de la República y la Contraloría, darían resultados concretos en los próximos días. Nuevamente reiteró la solicitud de paciencia para conocer las conclusiones en base a las cuales, aseguró, se tomarían conductas efectivas. El ministro reconoció que no fue posible aceptar el pago de dólares de Petrobras porque ello implica reconocer que el gas continúa siendo propiedad de la transnacional, que será YPFB, ahora propietario el que recibirá toda la producción quien pague el 18% a la explotadora. Agregó que de ser censurado no tendría moral para negociar mejores precios.


Los interpelantes se mostraron muy duros en sus afirmaciones y a pesar del informe ministerial insistirían en pedir la “orden motivada” de censura.

Los procedimientos regulares del Reglamento del Senado norman al respeto lo siguiente: En la segunda parte de la sesión, se reingresa a otra ronda de 30 minutos de debate para cada uno de los seis senadores interpelantes, a cuya conclusión el ministro responde nuevamente a los nuevos cuestionamientos debiendo concluir el largo proceso mediante una votación con mayoría absoluta en dos alternativas: “Orden del día pura y simple” (que no implica censura) o bien, “Orden del día motivada” que significa necesariamente una censura. Este segundo resultado obliga a la renuncia del ministro, la misma que podrá ser vetada o no, por el propio presidente de la República.

José Villavicencio convocó a los Jefes de Bancadas para consensuar acciones. PODEMOS declaró el voto de censura, MNR contrario a la censura, UN contrario pero insinuó que el Gobierno acelere la investigación respecto al caso YPFB-Iberoamérica. El MAS por supuesto, contrario en absoluto a la menor censura.

Abandonó la presidencia dejando en paridad de docena en ambos bandos. Nadie quiso oficiar de presidente para no anular su voto, por tanto, en trabazón total y sin lograr ningún acuerdo, los integrantes de PODEMOS partieron dejando la sala sin cuorum. Nosotros los despedimos cordialmente, hasta el día siguiente.

Tercer día, jueves 17. Comenzó la graficación de estrategias para quebrar por mayoría el frágil equilibrio. Dispusimos la asistencia de todos los senadores titulares y suplentes. Un titular cayó enfermo, otro debió atender a un familiar hospitalizado, alguno llegó tarde del aeropuerto, otro tenía otra sesión importante, fue notoria la ausencia del primer vicepresidente, del segundo vicepresidente, del senador Decano más antiguo. Por vez primera en la historia del Parlamento nadie quiso ser presidente y eso es remarcable y vergonzoso.

Ingresamos al hemiciclo los presentes, falló el senador enfermo de salmonellosis que no quiso dar a conocer su domicilio para recibir atención, y no fue posible convocar al suplente. Continuamos en el mismo escenario del día anterior. Transcurrieron dos horas y todos quedamos sentados en los curules. La prensa expectante y el público se mostraba indignado, todos querían ver sangre como en el Coliseo Romano, no importaba la patria, no interesaba la política en favor del pueblo boliviano, se olvidó entregar una señal de patriotismo a los movimientos sociales que ofrendaron su vida sacrificadamente exigiendo el rescate propietario de los hidrocarburos, el mandato del pueblo para privilegiar la dignidad y la soberanía contra el Goliat petrolero transnacional explotador, delincuencial, usurpador y contrabandista.

Se aproximaron los contrarios para pedirnos un cuarto intermedio hasta la próxima semana. Pidieron aceptar un compromiso de honor, el acuerdo de salir conjuntamente y de no retornar. Aceptamos la propuesta pero condicionada a expresar la verdad y a mantener el respeto en las intervenciones de prensa. Sin embargo, apenas salimos, fuimos informados que PODEMOS ofreció una conferencia de prensa en la que criticaban nuestra ausencia, la falta de un senador que presidiera la sesión y denunciaban el pacto de los “nacionalizadores con los capitalizadores”. Reaccionamos inmediatamente convocando a toda la prensa en la Bancada. Declaramos la absoluta verdad: Que estábamos todos los Senadores del MAS presentes. Que fue imposible iniciar la sesión porque PODEMOS ocultó a su vicepresidente; en cuya ausencia debía presidir un Senador Decano; en este caso correspondía justamente a cualquiera de los interpelantes pero, como no quisieron perder su voto, no aceptaron presidir la sesión. Por tanto, declaramos que ellos persistían en una actitud contraria a la voluntad del pueblo soberano. Nos opondremos radicalmente a la censura para defender la patria. Defensa no precisamente al ministro sino al proceso de la nacionalización de los hidrocarburos.

Agregamos que los integrantes de PODEMOS atacan el DS para contentar a las petroleras, en un grave momento de negociación de precio con Petrobras.
A propósito, dando apoyo al ministro interpelado transcribimos la nota de Ricardo Ángel Cardona:
“Brasil a lo largo de casi 200 años de historia republicana ha permanecido prácticamente de espaldas a Hispanoamérica. Lo cierto es que Brasil a todas luces es un gigante con pies de barro ya que debe casi 200 mil millones de dólares, hecho lamentable que le impide solucionar la deuda social interna. Millones de brasileños viven en condiciones infrahumanas. Bolivia, en forma indirecta y sin pretenderlo está ayudando a Brasil a pagar su deuda externa ofreciéndole gas natural barato para convertirlo en energía eléctrica y productos de alto valor agregado en la altamente competitiva industria paulista. Además, dicho sea de paso, en condiciones ecológicas, limpias y sostenibles. El precio internacional es de 12 a 15 dólares el MPC y si Bolivia cobrara solamente la mitad - es decir seis dólares por MPC – entonces se estaría pagando un precio relativamente justo, pero Brasil, concretamente PETROBRAS, se resiste a pagar siquiera cuatro dólares el MPC, menos los cinco dólares que pagará la Argentina de Néstor Kirchner. El problema radica en contratos ilegales que sin pasar por el Congreso han dado pie a que PETROBRAS se sienta discrecional en su forma de actuar para explotar el recurso hidrocarburífero. Brasil debe dejar de actuar como si PETROBRAS fuera dueña de los pozos gasíferos de Bolivia y acceder a un plan de valor agregado que incluye la instalación de plantas de separación de GLP y fraccionamiento de etano y gasolinas naturales. Con el 10% del gas líquido que va actualmente al mercado brasileño Bolivia obtendrá al menos mil millones dólares con la separación y el fraccionamiento del gas natural. Si Brasil actuara como para ganarse un puesto de liderazgo en Sudamérica – tal como se lo quiere ganar con acciones concretas Venezuela Bolivariana – elevaría el precio justo a pagar a Bolivia al menos a seis dólares el MPC y pondría sobre el tapete la compra de valor agregado producto de la industrialización acelerada de Bolivia. PETROBRAS en los últimos siete años ha recuperado su inversión en al menos dos veces, Seguramente con estos datos extraídos de la realidad y del monto real de inversiones supuestamente realizadas por PETROBRAS, CHACO y ANDINA principalmente, no quedará otra opción que admitir nuevos precios para el gas natural y menores porcentajes de utilidad a los acostumbrados, que llegaron en su momento hasta 82% a favor de ellas, sin incluir el contrabando abierto”.

La censura que pretende PODEMOS ocasionaría un grave daño al principal interlocutor Andrés Solíz Rada. El fondo del problema es el temor al Juicio de Responsabilidades pendiente contra Jorge Quiroga Ramírez y todos sus ministros, los firmantes del Decreto Supremo infame No 26366 del 24 de octubre de 2001 que en dos artículos incorpora lo siguiente:
“Al último párrafo del Artículo 10 del Reglamento de Devolución y Retención de Áreas, aprobado por DS No 24335 del 19 de julio de 1996, el titular (la petrolera) podrá, efectuar la devolución del área colindante como consecuencia de una delimitación de campos para la explotación o retención señalada por el Artículo 30 de la Ley (de GSL), utilizar como unidad mínima de medición la sección de parcela, equivalente a una centésima de parcela, con lados de 500 metros de longitud y superficie de 25 hectáreas. Artículo 2do: “Para fines de delimitar un área para explotación comercial de HC o retención en la forma señalada se podrá utilizar como unidad mínima de medición la sección parcela”.
Firmaron: Jorge Quiroga Ramírez, Alberto Zelada Castedo, José Luis Lupo Flores, Leopoldo Fernández, Oscar Aguilar Luján, Jacques Trigo Loubier, Mario Serrate Ruiz, José Abel Martínez, Amalia Anaya Jardín, Enrique Paz Argandoña, Jorge Pacheco Franco, Walter Núñez Rodríguez, Hernán Cabrera, Claudio Mansilla Peña, Xavier Nogales Iturri, Hernán Terrazas Ergueta, Wigberto Rivero Pinto.

Tal el relato de lo acontecido en el H. Senado Nacional. Nos espera una dura batalla el martes próximo. No perderemos jamás, el pueblo nos observa y espera patriotismo.
Mientras tanto la prensa criticó injustamente. “Opinión” en Cochabamba, el periódico amigo publicó: “Los partidos empantanaron la sesión y en las declaraciones de ambos partidos se acusaron de todo” “Los senadores del MAS ejercieron maniobras al puro estilo de los partidos tradicionales para evitar la censura permitiendo la desaparición” “Luego de más de dos horas de cuarto intermedio que inicialmente fue decretado por 10 minutos en sala, los opositores se cansaron y abandonaron el hemiciclo” (se refiere a los ángeles de PODEMOS).

El periódico de COBOCE no transcribió la verdad y ocultó la gravedad del problema, el trasfondo político que se debe transparentar: la patria en peligro.
¡Lástima, porque la intencionalidad lesiona a su noble director!

sábado, agosto 19, 2006

Bolivia busca juicio y castigo a Sánchez de Losada


Protegido por Estados Unidos

Matías Mongan
APM

En octubre de 2003, Gonzalo Sánchez de Losada huyó de Bolivia, dejando un saldo de 70 muertos y más de 400 heridos. El Comité Impulsor del Juicio de Responsabilidades esta en medio de una “guerra jurídica” para juzgar al ex mandatario.
El 17 de Octubre de 2003, el -por entonces presidente- Gonzalo Sánchez de Losada huía de Bolivia. Su proyecto de exportar gas natural a Estados Unidos vía Chile fue cercenado por las manifestaciones populares, quienes además forzaron su renuncia

Sin embargo, el ex primer mandatario -conocido como “Goñi”- vendió cara su derrota. Al momento de abandonar el país su política represiva dejaba un saldo de 70 muertos y más de 400 heridos.

Cinco días después de la fuga presidencial, en la justicia boliviana se presentaron las primeras denuncias (al final totalizarían siete) que acusaban a Sánchez de Losada de delitos tales como genocidio. Las mismas planteaban la necesidad de acusarlo bajo los cargos de haber violado delitos de lesa humanidad.

Teniendo como experiencia el proceso contra el ex presidente de facto Luís García Mesa, que fue sentenciado a 30 años de prisión, los movimientos sociales decidieron en enero de 2004 crear un Comité para poder así impulsar el juicio de responsabilidades contra Gonzalo Sánchez de Losada.

Esta comisión está conformada por más de 50 organizaciones, entre las que sobresalen la Central Obrera Boliviana (COB), la coordinadora del Agua y la Vida de Cochabamba, la Federación de Juntas Vecinales de El Alto.

En una entrevista exclusiva con APM, el abogado Rogelio Maita cuenta los detalles de porque se decidió crear el Comité Impulsor. “Es una forma de organización en la que todos somos iguales. No hay un jefe, porque no tiene que existir en esta iniciativa un afán de protagonismo personal de nadie. Tiene que ser un trabajo colectivo de todos, dirigido a obtener justicia”.

En el proceso por el Juicio de Responsabilidades, el comité consiguió algunos logros significativos. Por un lado la imputación de nueve de los ex ministros del gobierno de ese entonces. Entre los casos que mas sobresalen se destacan los del ex Ministro de Gobierno, Yerko Kukoc y la ex Ministra de Participación Popular, Mirta Quevedo.

Asimismo también logró que los altos mandos militares, que dirigieron la represión en Octubre de 2003, estén formalmente imputados en la causa que lleva adelante el Fiscal Milton Mendoza.

Sobre este tema en especial, Maita mostró su satisfacción ya que “anteriormente en otros casos los militares habían logrado evadir la responsabilidad penal, arguyendo que tienen una jurisdicción aparte”.

De acuerdo a la opinión del abogado, en menos de un mes se estaría dando por terminado con el proceso investigativo. No obstante, este período se podría alargar, ya que en este último tiempo surgieron nuevos elementos que -de acuerdo a la opinión de Rogelio Maita- confirmarían la hipótesis que para reprimir a la gente durante Octubre de 2003 se utilizó dinero del Estado.

“El domingo 12 de Octubre se sacan más de trece millones de bolivianos del banco Central de una forma absolutamente irregular. Pero este dinero no ha sido destinado a pagar salarios de ningún empleado público, eso ha ido a pagar la represión”, sostuvo el doctor Maita.

Asimismo también añadió que en el marco de la causa, “hace dos semanas atrás, ex funcionarios del Banco Central de Bolivia han declarado que el gobierno boliviano pagó a inteligencia israelí, pero no precisamente para hacer espionaje en otros países vecinos, sino para espiar y enseñar al ejercito a realizar operaciones contra los movimientos sociales”.

El saldo negativo del Juicio de Responsabilidades, es que todavía no se logró la imputación de los principales autores intelectuales de la masacre de Octubre: Gonzalo Sánchez de Losada y su ex Ministro de Defensa, Carlos Sánchez Berzaín.

De acuerdo lo que estipula el derecho a la defensa, el acusado debe ser “formalmente” notificado de las denuncias que pesan sobre su contra. Pero como estos ex funcionarios escaparon a Estados Unidos, el Estado Boliviano en marzo de 2005 presentó un exhorto suplicatorio para que las autoridades norteamericanas les notifiquen de los cargos que pesan sobre ellos.

Luego que se produce la notificación, se puede dar paso a la extradición. Pero el único problema es que las autoridades de la Casa Blanca, todavía no respondieron al pedido del gobierno de Evo Morales, no obstante de que ya pasó un año y cinco meses.

Intentando buscar las causas del silencio estadounidense, el abogado Rogelio Maita sostiene que en buena medida, éste se debe a la estrategia de la defensa de Sánchez de Losada. Para defenderse de las acusaciones, el ex primer mandatario consiguió la ayuda de dos afamados juristas: Gregory Gregg -abogado defensor de Bill Clinton en el recordado “caso Lewinsky”- y Claudio Grossman -quien desempeño un alto cargo en derechos humanos en la Organización de Naciones Unidas (ONU).

“Este equipo no realiza acciones legales, ha estado realizando actividades de lobby. Sobre funcionarios de los Estados Unidos, funcionarios de organismos vinculados a derechos humanos, e inclusive ONG”, afirmo el abogado Maita. Asimismo también sostuvo que esta estrategia “informal” tiene como objetivo no dejar prosperar el pedido del estado boliviano.

Para finalizar, Rogelio Maita hizo un análisis de la situación que actualmente esta viviendo el Comité Impulsor del Juicio de Responsabilidades. “Dicen que el proceso es el sustituto civilizado de la guerra, nosotros estamos en guerra”. No obstante esto, se mostró optimista en que finalmente van a poder obtener justicia: Tengamos que hacer los que tengamos que hacer, Gonzalo Sánchez no va a quedar impune”.

Solo dos interrogantes quedan flotando a esta altura: ¿Cómo es posible que Estados Unidos, autoproclamado “paladín de la libertad y la lucha contra el terrorismo”, este protegiendo a una persona acusada de delitos tales como genocidio? ¿Porque no respondió nunca al pedido de notificación del gobierno de Evo Morales?

viernes, agosto 18, 2006

El MAS impedirá en el Senado censura a ministro Solíz porque sería censurar la nacionalización


BOLIVIA
La Paz, 17 ago. (ABI).- La Bancada del Movimiento Al Socialismo (MAS) en el Senado, impedirá la censura al ministro de Hidrocarburos, Andrés Solíz Rada, en esta instancia legislativa tal como pretende el partido opositor Podemos.

El anuncio fue realizado por los senadores del MAS, Gastón Cornejo y Guido Guardia, quienes señalaron que la censura pretende impedir el proceso de nacionalización de los hidrocarburos que lleva adelante el gobierno del Presidente Evo Morales.

El senador Cornejo, afirmó que censurar al ministro Soliz, es censurar al país e impedir el rescate de los recursos naturales que fueron entregados a intereses transnacionales por los partidos tradicionales.

Indicó que se verán los mecanismos para impedir la censura a este Ministro de Estado que ha llevado adelante el proceso de nacionalización que permite a los bolivianos contar con mayores recursos para las regiones productoras y para el país.

A su vez, el senador Guardia expresó que los grupos políticos que han fracasado en el pasado y que ahora se aglomeran en Podemos, no recuerdan más de 20 años de saqueo de YPFB y que hasta la fecha no responden por esa acción lesiva a los intereses del Estado.

Afirmo que el ministro de Hidrocarburos, ha demostrado en el pasado y en el presente, su conducta intachable de recate de los recursos naturales y por esa razón los bolivianos deben apoyar el proceso de nacionalización que apenas tiene pocos meses y aún falta mucho por avanzar.

Los senadores del MAS, enfatizaron que no se oponen a ninguna clase de fiscalización y que esperan las auditorías e investigaciones que está realizando la Contraloría General de la República y el Ministerio Público sobre las denuncias de irregularidades en YPFB.
Mma/jca ABI

martes, agosto 15, 2006

BOLIVIA: EL PODER Y LA CONSTITUYENTE


The Devastation of the Indies by
Fray Bartolomé de Las Casas.

Por Rafael Bautista S.

“Han publicado que no eran gentes de buena razón
para gobernarse.
Para demostración de la verdad, que es en contrario,
se traen y se copilan en este libro.
Cuanto a la política, digo, no sólo se mostraron
ser gentes muy prudentes
y señalados entendimientos,
teniendo sus republicas, prudentemente regidas,
proveídas y con justicia prosperadas”.
Bartolomé de las Casas

No se trata del poder “de” la constituyente. La “y” marca el detalle; es cierto que esta conjunción cumple una función copulativa: asocia; pero a la vez que asocia también disocia, porque uno y lo otro no son lo mismo. De lo que se trata es de saber distinguir. La concepción moderna concibe al poder como algo que se asalta y se retiene y que en esto consiste la esencia de lo político. Lo que se “constituye” es definido por el poder, por el que lo ejerce y, de ese modo, constituye a una comunidad política a imagen y semejanza de quien ejerce el poder. Manda y ordena, desde arriba, aquello que subordina; el poder permite separarse del resto, que es visto siempre negativamente (“la vil multitud”, “el vulgo”, “la plebe”, etc.). Pero quien detenta el poder acaba siempre en la defensiva, porque sabe, en el fondo, que este no le pertenece y, en consecuencia, debe (como por maldición) ejercer violencia sobre todo posible competidor en la lucha por el poder; en consecuencia, la política se reduce al juego (donde el que juega apuesta la vida de los demás, no siempre la suya) de perseverar en el poder (la farándula lo expresa bien: “lo importante no es subir, sino mantenerse arriba”). El que apuesta por este juego nunca osa tocar el poder, en toda su práctica el poder permanece intacto, es más, todo se reduce a su conservación. Su defensa entonces (para su “libre detentación”) se vuelve idolatría y, como tal, acaba por enceguecer a quienes juegan por tener siquiera un pedazo del ídolo; el poder de mandar a los demás reproduce, casi por inercia, unas prácticas que acaban devaluando el sentido no sólo de “lo político” sino de la existencia misma de la comunidad política y de la sociedad toda. Pero esto no perturba el sueño del político, porque precisamente en su sueño la realidad aparece según sus deseos.

La modernidad se constituye de ese modo, cuanto más se abstrae de la realidad, más absoluta se pretende ella misma (la “invisible hand” que todo lo regula, el “progreso infinito” que promete todo, el “curso inalterable de la historia” que arrastra a todos, el “reino de la libertad” para todos, ahora made in USA, etc.), de modo que la consideración de la realidad se vuelve superflua (porque esta ya ha sido definida y no puede ser más de lo que se ha dicho) y puede prescindir de ella para instalar sus ilusiones como lo puramente real. Lo único que fastidia sus cuitas es la preservación del poder (para eso le sirve la teoría, para justificar siempre su detentación; la eficacia es el patrón que mide la adopción de tal o cual teoría). La legitimación consiste entonces en inventar nuevas fórmulas que convenzan a los obedientes a depositar sus esperanzas en los “profesionales” y renunciar a toda demanda posterior, porque la virtud del obediente estaría en la pasiva resignación de ser siempre él la causa de sus desgracias (si escogió a tal pues que se aguante). Esta manera de entender la política es la que arrastra nuestra intelectualidad (cientistas y políticos que desfilan en el circo mediático) y, de ese modo, se muestran incapaces de comprender siquiera los cambios que estamos produciendo en esta comunidad política llamada Bolivia. Esta nueva realidad exige una nueva mentalidad, también una nueva política. La Constituyente puede ser la mediación que contribuya a la transformación del hombre boliviano pero, para ello, la parte pensante debe de estar a la altura del acontecimiento; es como si los pies del país hubiesen iniciado una maratón, pero la cabeza anda rezagada, bloqueada por su consagración a la repetición y confirmación de lo sacramentado en el centro del mundo, condenándose a ser la sumisa periferia que, siempre obediente, dice amen al destino que se nos impone, desde que nace el moderno world-system.

La concepción moderna del poder es el fundamento sobre la cual se levantan todas las teorías políticas que se traen los apantallados por Harvard o Cambridge y buscan moldear nuestro país a imagen y semejanza de lo que les enseñaron: la política es la lucha por el poder, porque el poder, dicen, es el “ejercicio legítimo de dominación”. Esta visión, santificada por la teoría clásica de la política moderna, es el credo que recitan nuestras elites “ilustradas”, cuando comulgan con sus ídolos, exhortando a los “obedientes” a preservar las instituciones, porque el poder es lo “intocable”, porque la dominación es algo “natural”, porque el orden es en definitiva “divino”, sacramentado por el occidente moderno, que por algo es “universal” y, por tal razón, los culpables somos siempre nosotros, por no ser como ellos, “modernos”. Siendo “moderno” se cree que se accede a una realidad donde se deja atrás el pasado y se lanza, como un proyectil intercontinental, a un futuro inequívoco (estrellado). Este afán enceguece una mentalidad que cree, como un dogma religioso, lo que viene patrocinado por las modas intelectuales del centro del mundo (“entiendo esto como ya lo dijo…”, “parto de la concepción de…”, “me remito a…”, “como ya lo dijo…”, etc.) y, creyendo hacer ciencia, sin producir concepto alguno, cree que “aplicando”, conoce la realidad que le toca vivir, entendiendo por realidad lo que debe de “adecuarse” a una “racionalidad universal” (lo que debe ser válido para todos, sin discusión sino por acatación) que importa aquel que, en definitiva, nunca es productor sino consumidor. Por eso nunca se le ocurre buscar qué hay detrás de aquello que, como titiritero, maneja los hilos discursivos de sus certezas.

La modernidad se piensa, desde Europa, autónoma, cuya misión le ha encomendado a ser llamada, por el “bien de la humanidad”, la “rectora civilizatoria universal”; es ella quien concibe “en su fuero interno” el destino de la humanidad e impone, por su “fuerza externa”, este destino a todo aquel que se niegue porque, como bien dice Hegel, frente al derecho del Estado portador del “espíritu absoluto”, ningún otro Estado tiene derecho alguno. Por eso Bush junior decide quiénes son las “huestes del mal” porque él, sólo él, decide que es él mismo el “bien absoluto”. Del mismo modo, la modernidad decidió, desde 1492, que nosotros (los no europeos) somos los llamados a ser civilizados y ellos quienes nos civilicen y que el daño que nos pudiesen ocasionar es culpa sólo nuestra, por nuestra “insensata” negativa a dejar de ser lo que somos. El argumento siempre ha sido el mismo y su obligación nunca fue persuasiva sino violenta; es decir, nunca fue racional sino irracional. Hasta la conquista del Nuevo Mundo, la humanidad nunca había conocido un genocidio de tal magnitud y de modo sistemático; la “edad de la razón” también inaugura la edad donde la destrucción total es una amenaza real, por eso su economía y su política se expande militarmente (la única garantía solvente es, en definitiva, el poder bélico con que se cuenta).


La magnificación moderna-occidental es una invención ideológica y encubre lo que hizo posible que Europa se concibiera con semejante determinación. La constitución de la subjetividad europea parte de una experiencia que atraviesa el que ambiciona todo aquello que no tiene y que, de pronto, por un suceso nunca antes imaginado, se ve en la posibilidad de tenerlo todo. La dialéctica del amo y el esclavo es una dialéctica devaluada que se origina en una mentalidad acomplejada por su inferioridad, que sólo sabe ser algo a costa siempre de otro, porque la superioridad ficticia nunca es segura, necesita siempre demostrarse, exponerse abusivamente. Quien se siente ahora superior (con todo el despojo del Nuevo Mundo) no sólo necesita demostrar su superioridad al que ha constituido en inferior sino demostrarla ante aquellos otrora superiores; por eso necesita culturalmente re-acomodar a la periférica y atrasada Europa (como lo era hasta la conquista) en centro del mundo, necesita transformar la conciencia de inferioridad que ella tenía de sí misma ante todas las civilizaciones que fueron en todo superiores a ella (por eso reniega del pasado, porque su pasado era su lastre y también, por ello, quiere hacer creer que todo pasado es malo, para implantarse ella como el único referente hacia el adelante que promete con seguridad absoluta). Este es un proceso que, si vio la luz con el “ego conquiro” de Cortés, tardará como dos siglos en conformar una subjetividad que hará de su superioridad fáctica una superioridad absoluta, inventándose el mito “ilustrado” de ser “centro y fin” de la historia universal. Para entender la política moderna debe primero entenderse la constitución histórica de una subjetividad que, de saberse milenariamente inferior ante lo civilizado (el mundo musulmán, el Indostan, la China), con la conquista, este hidalgo (“hijo de alguien”) desplegará una voluntad que se sabrá con el poder de decidir, como dios, la vida y la muerte del otro; esta voluntad rubricará después el “Yo” (en la cedula real) como antecedente de un “ego” que, del “ego cogito”, dará lugar al “Sujeto absoluto”, cuyas determinaciones son aquellas que constituyen al dios medieval; es decir que, el proceso de subjetivación de un individuo que jamás había poseído semejante poder y riqueza (como la que le brinda el Nuevo Mundo) catapultará no sólo su superioridad sino su divinización. Porque sólo el ser que no tiene determinación alguna, fuera de sí, es aquel que realiza “la experiencia al interior de su conciencia” y puede, porque no le debe nada a nadie, constituir al mundo, la realidad y a los mismos dioses, a imagen y semejanza suya.

El individuo que se lanza al atlántico en 1492, lo hace obligado, porque los turco-musulmanes les habían cerrado el paso centenariamente al oriente (donde se encontraba el centro del mundo por milenios). Ese individuo tenía mentalidad mediterránea, o sea, periférica, porque la economía del mediterráneo era en todo oriental y Venecia (el modelo de república que adoptará Inglaterra) era un extremo en la expansión del comercio musulmán. Los productores mundiales por antonomasia siempre habían sido (por milenios) los chinos y los hindúes, siendo los pueblos semitas los comerciantes por excelencia. El occidente europeo era (desde los griegos) lo bárbaro, lo incivilizado; hasta que el oro y la plata (de Zacatecas, Huancavelica y del Potosí) devalúa el mediterráneo, y el atlántico norte se convierte en el centro, desde entonces, del mercado mundial. El norte de Europa, por primera vez en la historia, desde el siglo XVII, acumulará tanta riqueza que, con ella, despegará no sólo económicamente sino también científica, militar, tecnológicamente, etc.; ese despegue necesitará de una justificación racional que deje sin culpa la conciencia de un individuo que inaugura su dominio en el mundo con una violencia monumental.

Para ello le sirve la teoría y, en especial, la filosofía. Porque un dominio que no se justifica, no es dominio real; la necesidad de justificar su dominio (su poder) es lo que está detrás de la filosofía moderna y la constitución de sus ciencias naturales y humanas. Pero algo centenariamente encubierto y olvidado, nos abre la posibilidad de pensar de otro modo el origen de la filosofía moderna; pensar su centralidad atlántica y su dominio absoluto, como el contexto inicial de la filosofía moderna (en contra de todo eurocentrismo que parte sólo de lo intraeuropeo), surge de la necesidad de justificar la violencia desplegada en el Nuevo Mundo. Esta reflexión imperiosa aparece como respuesta a la crítica inaugural de la modernidad como proyecto mundial, y esta crítica aparece en el Nuevo Mundo (siguiendo una reciente hipótesis de Enrique Dussel). Es decir, la posibilidad de una filosofía moderna no nace en Europa sino específicamente, como lugar de origen, en el Caribe. La filosofía es siempre, en última instancia, política, y el tema inicial de la filosofía política moderna fue cómo justificar un dominio ilegítimo: la violencia cometida en el Nuevo Mundo. La crítica a toda posible justificación racional surge, contra todo aquel genocidio, en el apostolado de Bartolomé de las Casas, en la isla de Cuba; originando una argumentación crítico-ética que, contrastando el fundamento de toda actitud cristiana, frente a la hipócrita práctica de la conquista, se convierte en una apologética, del indio primero y del afro después (las dos primeras victimas de la modernidad naciente); desde entonces, los argumentos lascasianos permanecerán como el fantasma que perturbe el sueño tranquilo de la conciencia europea. Contra Bartolomé de las Casas se levanta Gines de Sepúlveda (en Salamanca primero, después en las celebres “disputas de Valladolid” del 1550, algunos de los centros de reflexión más importantes, cuando el norte europeo estaba en todo atrasado de España), como el primer teórico que, apoyándose sobre todo en Aristóteles, justificará toda violencia cometida contra los “tan bárbaros e inhumanos, que así eran antes de la llegada de los españoles”. Sólo entendiendo este contexto se puede entender los argumentos de Locke (uno de los supuestos fundadores de la política moderna), que no hace sino repetir lo que ya dice Sepúlveda; porque de la controversia entre Bartolomé de las Casas y Gines de Sepúlveda (a la que se suma también Gerónimo de Mendieta), se desprenden las primeras teorías modernas del derecho. Francisco de Vittoria y Francisco Suárez son quienes introducen los conceptos fundamentales de “ius peregrinandi” y el de “ius gentium”, o sea, el derecho de gentes y el derecho internacional, sin los cuales es imposible el lenguaje de un Locke (Francisco Suárez es expulsado de España y va a parar a Inglaterra, donde son quemados sus libros por el rey James I) y un Kant después. Bartolomé de las Casas es el primer crítico de la modernidad, quien profetiza la “ira de Dios sobre España por todas las injusticias cometidas” y asume, éticamente, la posición de las victimas y, desde ellas, muestra el irracional e injusto fundamento del mundo que estaba naciendo: “la causa porque han destruido tan infinito numero de ánimas los cristianos ha sido por tener por su fin último el oro”. Con Hobbes y Locke aparece lo que se llama política moderna (desconociendo el origen de esta; a partir de la Ilustración, Europa empezará al norte de los Pirineos, arrojando a España fuera de la historia y, con ella, a nosotros), que ya justifica derechos “naturales” y “humanos” para el individuo que se ha hecho con la riqueza, aun a costa de los derechos de toda la humanidad. Tal aporía se resuelve pronto de modo ideológico, ya que, toda la humanidad que no es europea se ha rebajado previamente a una condición incivil y bárbara.


Ahora sí, abordemos la cuestión del poder. En el medioevo se llamaba “potestas” a lo que hoy entendemos como poder. Francisco Suárez es quien, siguiendo el razonamiento de Bartolomé, mostrará la residencia del poder o la “soberanía” en la comunidad, por medio del “consensus” (más de cuatro siglos antes que Habermas). Baruch Spinoza, un judío sefardita expulsado de España, quien expresa filosóficamente (como Descartes, quien también vive el auge del capitalismo naciente en las antiguas colonias españolas de los Países Bajos) un mundo mercantil como el de Ámsterdam, es quien establece la frontera de lo que, después de él, se ha de entender como poder. Toda esa tradición, hasta Spinoza, concebía a la sociedad como una “especiali voluntate”, que por “communi consensu” se reúne en un “corpus politicum”; porque de lo que se trata es de mostrar la ilegitimidad de una soberanía residente exclusivamente en el Papa o en el Rey; esto justificará la posterior revolución burguesa (aplastada en España, los valladares, pero triunfante en Inglaterra, cuya monarquía era la más débil de Europa). Pero esa revolución, hasta la francesa, persigue, en última instancia, el asalto y la posesión de la institución monárquica feudal. Si la soberanía reside en el pueblo (Bartolomé y Suárez), la “potestas” se entiende, ahora con Spinoza, como una delegación (“translata potestate”, traspaso del poder), no una alienación (renuncia del poder original) de esta soberanía; es decir, el pacto previo puede quedar sin efecto si aquella delegación deviene en tiranía, en este caso el pueblo puede acudir a su “poder natural”, porque aquella delegación no es alienación, o sea, nunca se priva el pueblo de ejercer esta “especiali voluntate”, el poder en sentido original. Spinoza llama a este poder “potentia” (aquello que Rousseau llamará “volonté generale”) y al poder delegado “potestas”. Pero con Hobbes (y para toda la historia venidera) esta delegación resulta una total alienación (y será el poder a secas), pues ante el Leviatán los individuos se someten absolutamente; la idea del “pacto” no riñe con este precepto, pues el “pacto” es original, de una vez y para siempre, sin la posibilidad de restablecerlo (de todos modos, el “pacto” era con el “Estado civil”, o sea, entre ellos, pero con nosotros sólo hubo “Estado de guerra”, desde Locke, repitiendo a Gines de Sepulveda). La burguesía, una vez instalada en las instituciones, reorganiza su sociedad feudal en torno al mercado, donde su comunidad empieza a diluirse en el interés individual, la avaricia y todos los efectos de una sociedad atomizada en el derecho de propiedad y la libertad individual, de modo que, políticamente, la preocupación fundamental consiste en cómo contener el desborde social (que comenten siempre los menos favorecidos, la “vil multitud”), sin tocar el orden impuesto y sus presupuestos (Hume y Adam Smith identifican el problema, pero parten de los mismos principios que provocan el desequilibrio: la propiedad privada y la libertad individual). Entonces la política se consolida como lo que después será el ejercicio “natural” de “toda” política: cómo ejercer el poder, esto es, cómo ejercer el dominio.

Weber es fiel a esta tradición, por eso la política se reduce, porque se trata del poder, a un “dominio legítimo sobre obedientes”. Por eso la política da asco, porque todo se reduce a cómo perseverar en el juego maquiavélico de estar por encima de los demás. Esto conforma un individuo cuyos propósitos nobles se diluyen siempre en la reproducción (siempre de peor modo, como cuando la izquierda “subía” al poder) de aquello que criticaba inicialmente. Pero si en eso consiste toda la política, entonces no hay salida; y esa es, precisamente, la aporía de la que no salen anarquistas y posmodernos. Porque reducen todo el poder y lo político a la concepción que la modernidad tiene de ellos, porque se confunde a todo lo santificado por la modernidad como lo humano en general: si la modernidad dice ser racional entonces sólo nos queda la irracionalidad, si ella se postula absoluta entonces sólo nos queda lo relativo, si parte de un dios entonces sólo nos queda ser ateos de todo dios; porque siempre se parte de ella y se acaba en lo mismo, por eso los anarquistas acaban de corbata y los posmodernos en la estética (como todo conduce a la destrucción, sólo resta la celebración dionisiaca).

La modernidad tiene una concepción defectiva del poder y, por ende, defectuosa de la política. Si bien desde Bartolomé hasta Suarez y hasta Spinoza se puede rastrear otro modo de entender estas cosas, lo que plantean, en definitiva, no podría ser posible, si no cargasen consigo una tradición que se remonta hasta el comienzo del cristianismo; el cual debería a su vez remontarse a la antropología semita e históricamente hasta las civilizaciones mesopotámicas y egipcias, donde aparecen el derecho y la política (milenios antes de Grecia y Roma), a partir de criterios universales de contenidos materiales: “dar pan al hambriento, acoger al extranjero, hacer justicia con el huérfano y la viuda”. Y estos criterios, en el curso civilizatorio de la humanidad (del África bantu al mundo semita, de este al medio oriente, Babilonia, Samarcanda, Bagdad, centro del mundo hasta el siglo XVII, hasta el Indostan y la China, y de allí al extremo oriente del oriente: el posterior Nuevo Mundo), siempre estuvieron presentes como fundamentos de la política y el derecho. Que estas no son invenciones, ni siquiera griegas, se descubren en una revisión histórica (posible hoy en día por toda la literatura reciente sobre aquello que parecía intocable: que todo empieza en Grecia y acaba en Europa y en USA), donde aparece el Nuevo Mundo como lo que era hasta antes de la conquista: la conclusión del ciclo civilizatorio del neolítico, es decir, la hegemonía de la ciudad sobre el campo. El occidente moderno llevó esta hegemonía hasta consecuencias que parecen, en un futuro no lejano, prácticamente insostenibles. Lo cual, más allá de la ceguera moderna (que todavía pregona el progreso infinito), muestra la pertinencia de enfrentar los nuevos problemas con perspectivas más amplias y mundiales; recuperar patrones civilizatorios que se interrumpieron salvajemente, que están demostrando ser más racionales que aquella que se otorgó el derecho de negar la racionalidad de toda forma de vida que no fuera individualista, propietaria, explotadora de la naturaleza, etc. y esto pasa por redefinir no sólo la política, sino todas las áreas del conocimiento humano.

Y esto pasa por una crítica del concepto básico de la política moderna: el poder. Una comunidad política reunida en torno a un interés común, expresada en una voluntad transformadora de un orden vigente, necesita instituir esa voluntad en mediaciones que hagan factible el interés común; por eso delega, traspasa su poder a una representación que tiene la potestad de efectivizar el camino de la transformación. Pero la comunidad nunca renuncia a su poder natural sino que siempre lo ejerce y acude a él siempre que aquella representación instituida deviene en un mando auto-referencial, es decir, un mando que no obedece. Entonces el poder está siempre y reside en el pueblo y esta es la condición originante de toda política; gracias a esta condición, siempre que el pueblo retome concientemente su soberanía, es que la política se devuelve a su fin inicial: una vocación de servicio. Una sociedad individualista, como la moderna, deviene inevitablemente en el egoísmo militante (a lo que condujo el neoliberalismo: “sálvese quien pueda”); una política que sirva a intereses exclusivamente privados le es pertinente y esta es la política que va moldeando la modernidad: reniega primero de la teología, luego de la filosofía y, por último (como la de Rorty), de la ética (parece el paso que atraviesa el adolescente que, para ser libre de toda tutela, abandona todo aquello que signifique rendir cuentas). Pero una política de liberación debe iniciarse por una asunción ética de sus propósitos y críticamente debe poder desenmascarar todo aquello que significa una política de dominación. Una fetichización del poder concibe a este como dominación, desde donde se impone el orden; esta es la versión que la modernidad tiene del poder: “potestas”. Pero el poder es, en primera y última instancia, la voluntad reunida que produce los cambios, la “potentia” que destrona lo establecido. Pero la “potentia” puede quedarse en su pura indeterminación, sin producir lo nuevo, por ello precisa de instituir mediaciones que hagan posible los cambios que se demanda, por eso “delega” su poder (“potentia”), “instituye” un poder (“potestas”) que le represente. La trampa consiste en renunciar a su “potentia”, de modo que la institución, “potestas”, por su carácter entrópico, se torne autoreferente, despótica. Toda institución, así como genera su esplendor, así también produce su decadencia; el enfoque conservador consiste en su fetichización, hay que preservar a toda costa lo instituido; el anarquista en cambio apuesta a destruir toda institución. El conservador es el discurso del esplendor, el anarquista de la decadencia; ambos parten de un sustancialismo que identifica el todo por la parte, como algo dado de sí, sin devenir, sin historia. Una institución en decadencia requiere su transformación, pero no su destrucción. Partir de la nada es siempre el sueño del Sujeto Absoluto que no precisa de determinación alguna fuera de sí, pero esto no es más que una ilusión de alguien que se cree dios.

Todas las cosas que están sucediendo, en tan apretado tiempo, no son, por supuesto, el lugar de la transformación deseada pero, a largo plazo, serán el suelo de las nuevas certidumbres, sobre las cuales se harán posibles nuevos atrevimientos; porque sobre nuevas certidumbres (lo que fue capaz de hacerse) se levantan nuevas esperanzas que anticipan nuevas realidades. La Constituyente es ahora la sede del poder delegado, es la depositaria de la voluntad popular (que es la que contiene, potencialmente también, a las naciones que hicieron acto protagónico en el desfile del 6 de agosto) como aquella excluida centenariamente de un país de unos cuantos. Decir que la Constituyente es soberana es decir que la soberanía reside en aquel que donó su poder al ente que tiene la misión de hacer respetar esa donación. Por eso se dice que el “poder delegado” es un “poder obediencial”. Porque de ese modo el poder se desfetichiza y la política sale de su entrampe maquiavélico y se les devuelve a su lugar original: el lugar de servicio a la comunidad, el poder es servicio y la política es vocación.

Que Silvia Lazarte sea la cabeza (una campesina cocalera) de la Constituyente no es un detalle; tampoco lo es la presencia de dos originarios en la presidencia. Lo que es imposible en otros lados, en Bolivia no sólo es posible, sino que esa posibilidad representa, en los hechos, un proceso de transformación simbólica y cultural que constituye el suelo de una nueva comunidad política boliviana. “Nunca más sin nosotras” decían las mujeres cocaleras y era esa la bandera de todo el desfile de las 36 naciones que inauguraron la Asamblea Constituyente. El camino de un pueblo en su liberación es siempre un camino en el desierto donde debe de aprender a creer en sí mismo (en su voluntad de transformación); que la sede del poder radica en él y que, si bien este se traspasa o delega, nunca se aliena del mismo. Creer en sí también quiere decir partir de nosotros, de nuestra historia, de nuestro pasado; porque no somos una nada como dice la modernidad, sino que somos la negación que hizo de nosotros para la afirmación de su proyecto. La modernidad nunca pudo implantarse sino destruyendo las otras formas de vida: asumirla significa renunciar a lo que somos. Pero esto ya no es sólo una cuestión de identidad, de afirmar algo distinto. El proyecto moderno no es más que la consolidación cultural y civilizatoria de la centralidad euro-norteamericana-céntrica; si este proyecto fuera emancipatorio no habría cinco siglos de violencia inmisericorde contra el resto del mundo y contra la naturaleza. Es precisamente el proyecto moderno, que se expresa ahora en la globalización del capital transnacional, el que socava toda posible vida futura.

Esa necia ilusión de nuestras elites, la tozudez (herencia criolla) de persistir en ese afán de querer ser modernos, es el punto gravitatorio que debe enfrentar la Constituyente. Bolivia nació con una constitución moderna, padeciendo el saqueo moderno que significó su inclusión en un contexto mundial moderno; pero el afán insensato de modernizar la totalidad de sus instituciones se hizo manifiesto, desde el 52, con el MNR. No es exagerado decir que el MNR es el partido del cholo boliviano; aquel que, cuya procedencia es el campo, reniega de su origen y trata, por todos los medios, de negar aquella procedencia asumiendo, como proyecto de vida, la imagen del hombre moderno; por eso desprecia al indio y le vuelve campesino, por eso ve afuera el prototipo de lo que debe hacer adentro, por eso adopta la cultura del dominador (porque frente a esta, la cultura suya no es nada) y abre las entrañas de su suelo para el disfrute del capital que viene de afuera. Fiel y aplicado alumno de las doctrinas que le encomiendan “los que sí saben”, el nuevo MNR (con el heredero blanqueado, mental y físicamente, del doctor Paz: el Goni) no vaciló en adoptar el capitalismo salvaje para no dejar de ser modernos, aun a costa de destruirnos por completo.

Todos los desatinos que moldearon esta Constituyente se quedan cortas frente al desafío que significa estar a la altura de lo que acontece en nuestro país. Que incluso un buen sector del gobierno tampoco está a la altura de estos cambios no sorprende, porque lo más duro de cambiar no es lo que está afuera sino lo que tenemos dentro, y esto vale también para las dirigencias sindicales (atrincheradas en la defensa de sus espacios de poder). Por otro lado, los enemigos de la pluralidad ahora se esconden bajo el manto de esta y demandan aquello que nunca permitieron: una “participación plena”; el “respeto a las minorías” ahora sale de boca de aquellos que disfrazaron a las mayorías en minorías y jamás les asistieron (por considerarles “grupos minúsculos”); y la aprobación por dos tercios, bajo la consigna de asegurar “acuerdos” (siendo aquellos los maestros de la prebenda y el cuoteo, que el “acuerdo” sólo es posible si pagas el precio de mi voto). Estos son los que se beneficiaron de la rifa del país, pero ahora se llenan el cuello de democracia, demandando aquello que nunca practicaron. Estos son los hábiles en el empantanamiento y los subterfugios en los pactos; ahora se llenan la boca de “dialogo”, de “consenso”, quienes no tienen una pretensión honesta y seria de persuadir con razones sus propósitos (siempre disfrazados). Pero estos no son el problema, estos son los adversarios. El problema son quienes dicen estar en representación del pueblo. A estos debemos exigirles una honesta y seria pretensión de servicio, que por sus bocas salga “palabra verdadera”, que sean ejemplo, que aprendan a obedecer, que cumplan con su pueblo y regresen a este de modo digno. Y al pueblo debemos exigirle que se comporte a la altura de su protagonismo; y podemos y debemos exigirle esto, porque un servicio es digno cuando aquel al que servimos es merecedor de este.

El 6 de agosto, en Sucre, desfilaron las 36 naciones que conforman Bolivia. No fue una entrada folklórica sino una peregrinación nacional. Ese es el camino que estamos atravesando, el camino del descubrimiento. En la guerra del Chaco los bolivianos se conocieron unos con otros, pero aquel conocimiento acabó cuando todos regresaron a sus lugares de origen y el citadino se propuso hacer de los indios, proletarios o campesinos, o sea, modernos, o sea, hombres. Por eso Bolivia nunca pudo afirmar un despegue económico, porque nunca incluyó al elemento nacional como nacional, como protagonista, sino como aquello que debía desaparecer. Setenta años después Bolivia está igual o peor que siempre y quienes debían de desaparecer son quienes nos están enseñando a no perecer, a volver la mirada hacia adentro y recuperar nuestro lugar en el tiempo y en el espacio, o sea, en la historia.

La Paz, agosto de 2006

Rafael Bautista S.

Autor de “OCTUBRE: EL LADO OSCURO DE LA LUNA”

Ed. “Tercera Piel”, La Paz, Bolivia.

rafaelcorso@yahoo.com