viernes, marzo 29, 2019

OTRO VIDEO CONMOVEDOR

El siguiente video es el testimonio cruel de los pueblos arabes y denuncia contra las guerras y genocidio en Irak, Palestina, Libia, Siria, etc, etc...

miércoles, marzo 20, 2019

Video conmovedor: Venezolana se para y explica en pleno metro argentino por qué es chavista y la aplauden 

laiguana.tv

 
El siguiente video muestra el testimonio de una venezolana en un bus en Argentina, y en el que denuncia los últimos sucesos contra el pueblo venezolano y chavista en Venezuela.

“Es mentira, nosotros no vivimos en ninguna dictadura. Yo voté por Maduro y me costará eso la vida, pues me costará. (…) allá nos tienen miedo, porque no tenemos miedo”, refirió la señora en la charla que dio a los argentinos que se trasladaban en el bus.

El video de aproximadamente 7 minutos, la señora explica cómo tratan los medios las noticias en Venezuela, y cuenta cómo hace ella para tener conocimiento de la verdad, alternando la lectura de diferentes medios cuando lee.

A continuación el video íntegro.

(LaIguana.TV)

jueves, marzo 14, 2019

Asalto a Venezuela

14-03-2019

Adiós Guaidó



La agresión de potencias extranjeras brinda a los pueblos en revolución la posibilidad de elevar su conciencia política y autoestima, aumentar su voluntad y cultura de resistencia y comprobar su capacidad de vencer a enemigos muy poderosos. O se fortalecen frente a la intervención, o son derrotadas por ella y por la contrarrevolución. El pueblo venezolano se ha fogueado en casi dos décadas de fiera hostilidad del imperialismo de Estados Unidos, sus aliados y lacayos. Ha sido atacado en múltiples frentes como la guerra económica, la guerra mediática y la guerra eléctrica, en el contexto de la táctica de golpe continuado y guerra irregular, o híbrida. Pero ha salido victorioso y con la moral alta después de cada ataque.

Las últimas dos grandes arremetidas del gobierno colonialista y neofascista de Donald Trump contra Venezuela han resultado un completo fracaso. Pero la pandilla de maleantes encargada de la política imperial hacia América Latina y el Caribe llegó a soñar conque el liderazgo del presidente Nicolás Maduro y el edificio de la Revolución Bolivariana implosionarían el 23 de febrero, o que, en el peor de los casos, lo harían a consecuencia del mayor y más prolongado sabotaje terrorista contra el sistema electro-energético de Venezuela y, probablemente, de nación alguna, que apagó al país casi una semana. O debido a las dos embestidas sumadas. De lo que sí no hay duda es que ambas agresiones han ocasionado graves consecuencias económicas y humanas en una población sometida ya a los rigores de la guerra económica y al estrés generado por una de las más intensas y prolongadas campañas de terrorismo comunicacional contra un país.

Hay que insistir en la considerable envergadura de la victoria del 23F, una proeza del chavismo civil y militar, que unido y cohesionado impidió la introducción, con derroche de violencia paramilitar y mercenaria, de la llamada ayuda humanitaria, a través de las fronteras terrestres. El chavismo derrotó una tremenda amenaza de violación de la soberanía venezolana por parte de Estados Unidos, de varias naciones europeas y de los gobiernos lacayos del imperialismo en nuestra región.

El gran apagón fue planeado y ejecutado desde las entrañas del imperialismo yanqui, aunque al parecer con cooperación desde adentro del sistema eléctrico venezolano, y el modus operandi durante esos días y los anteriores del grupo neofascista compuesto por Trump, Pence, Bolton, Pompeo, Rubio y Abrams evidencia que el sabotaje formaba parte del plan de guerra sicológica previo a la eventual intervención militar, que estaban informados en detalle sobre él y que trataron de sacar el máximo provecho a la gravísima situación creada para sus planes de derrocamiento de Maduro.

Venezuela no ha vivido una tragedia de gran proporción en estos días de apagón gracias al heroísmo, el temple, la paciencia, la disciplina, la solidaridad mutua y la alta conciencia patriótica de la unidad cívico-militar. Si con la agresión del 23F no lograron quebrar a la Fuerza Armada Nacional Bolivariana ni al chavismo civil, con el sabotaje terrorista no consiguieron caotizar y desarticular al pueblo ni crear nada parecido a una rebelión. No había agua, ni combustible, la comida se fermentaba, las escuelas y centros de trabajo fueron cerrados, el metro y gran parte del trasporte colapsaron, la atención a los pacientes en algunos hospitales tuvo baches hasta que fueron instalados grupos electrógenos en los que no los tenían. No obstante, no se produjo una sola defunción a consecuencia del apagón aunque las bocinas mediáticas llegaron a mencionar cerca de 300 personas muertas, de ellas 80 recién nacidos. Y no hubo defunciones porque las autoridades adoptaron medidas drásticas para asegurar la continuidad del servicio en los centros asistenciales. ¿Quién puede negar que este sabotaje constituye un crimen de lesa humanidad del gobierno de Trump?

Por su parte, el payaso títere Guaidó siguió volatilizándose, despareciendo políticamente hasta no poder reunir más que un grupito de personas en la supuesta gran marcha que convocó para el martes 12. Nunca tuvo gran convocatoria, lo suyo es el apoyo yanqui. Pero como escribió Luis Hernández Navarro, la oposición se suicidó cuando el autoproclamado presidente interino pidió la intervención militar estadounidense en su propio país. Aparte de la traición a la patria y la enorme perversidad entrañada en esa solicitud, revela una gran ignorancia sobre la cultura política y los sentimientos patrióticos y antimperialistas del pueblo venezolano, que no le perdonará su infamia.
Estados Unidos se ha metido en un gran problema y ha arrastrado consigo a la Unión Europea, que ya anda buscando como cautela sus intereses en Venezuela ante el hecho evidente de que Guaidó es el presidente fantasmagórico de un gobierno gaseoso y Maduro se queda, sólidamente enraizado en el pueblo venezolano.

Twitter:@guerraguerra
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

domingo, marzo 10, 2019

Anatomía de las fake news contra Venezuela
 
07-03-2019
Sabemos que no debemos darle difusión a las fake news de la derecha, pero deseamos poner un ejemplo del modo en que se elaboran las noticias falsas que luego serán repetidas por miles o millones de personas de manera acrítica. Analicemos la nota titulada “Nicolás Maduro amenaza con lanzar misiles a España y Estados Unidos” (https://noticiasopinion.com/maduro-amenaza-misiles/) (Recuperado el 10-02-19).

Vamos a analizar esto por partes:

1. Dice que Maduro "amenaza" con lanzar misiles a España y Estados Unidos. La palabra no es casual. Cuando se trata de Maduro o cualquier gobernante que no sea del agrado del imperialismo, no dicen "Maduro anuncia", "Maduro advierte", "Maduro asegura"; no, siempre se dicen que "amenaza" pues ese amenazar es propio de dictadores autoritarios y esa es la imagen que tratan de reforzar. Reto a los lectores a que encuentren una sola nota donde se asocie a Trump, Guaidó, Duque o Pedro Sánchez con la palabra “amenazar”; a que encuentren una nota donde se diga algo como “Trump amenaza a Venezuela con una intervención militar”, o “Guaidó amenaza con convocar a elecciones”, o “Duque amenaza con ofrecer su territorio a militares gringos”, o “Pedro Sánchez amenaza con reconocer a Guaidó si Maduro no convoca a elecciones en una semana”. A lo mucho encontrarán una o dos, o ni una. Cuando se trata de esos otros personajes, de los jefes del imperialismo o sus lacayos, en la prensa hegemónica nunca se escribirá que amenazan, se dirá que “advierten”, “anuncian”, “aseguran”, etc.

2. Cuando uno lee "lanzar misiles a España y Estados Unidos" se entiende que se lanzarán sobre territorio gringo y español y de inmediato nos imaginamos un escenario de destrucción con la muerte de civiles inocentes; pero cuando leemos la nota, no dice eso, dice, citando a Maduro: "Vamos a desplegar todo nuestro sistema de armas, artillería, todo el sistema ‘misilístico’". El presidente venezolano ha dicho en varias ocasiones que Venezuela cuenta con todo un sistema misilístico defensivo, para interceptar aviones o misiles lanzados contra territorio venezolano pero nunca ha dicho que su ejército tenga o quiera usar misiles ofensivos, que quiera bombardear el territorio de otro país. Sin embargo, las declaraciones de Maduro se toman incompletas y fuera de contexto, y el "contexto" lo ofrece el encabezado; con lo cual muchas personas ya asumen que Maduro está "amenazando" con bombardear otros países. Y así, el mundo queda al revés: el anuncio de una acción puramente defensiva por parte del gobierno venezolano es presentado por los medios como la amenaza de una acción ofensiva... propia de dictadores criminales. De esta manera se va tejiendo la justificación de la intervención: “¡Maduro es un loco que amenaza la paz mundial, como Kim Jong-un! ¡Hay que detenerlo! ¡Venga la intervención gringa en Venezuela!”

3. No solamente se trata de presentar a Maduro como un dictador que amenaza a otros países (y de ahí a decir que amenaza la paz mundial, sólo hay un paso); también se trata de presentarlo como un tipo ridículo, delirante y fuera de la realidad pues para todo mundo es evidente que el ejército venezolano no tiene la capacidad de un ataque contra el suelo español o estadounidense. El objetivo de la nota es reforzar el cliché del dictador excéntrico, lleno de manías, de delirios de grandeza... razón por la cual no está capacitado para dirigir un país, esa es la conclusión que los medios inducen en sus lectores: Maduro es un loco enfermo de poder, por tanto no puede seguir al mando del país y debe ser sustituido por Guaidó.

4. ¿De dónde surgen las fake news? Vamos a rastrear el origen de la que nos ocupa. 

En primer lugar, el sitio que la publica no tiene trayectoria ni reconocimiento, y si vemos el conjunto de sus noticias, la gran mayoría están dedicadas a Venezuela con un enfoque francamente negativo. Por lo demás, las otras noticias hablan de Colombia, por lo que podemos deducir que es un sitio colombiano. 

Dicen que la fuente de su nota es “EFE”, ¿se refieren a la agencia española de noticias EFE? Pues si se consulta el sitio de dicha agencia (https://www.efe.com/efe/espana/1), no se encontrará ninguna nota que hable de que Maduro lanzará misiles contra España. En realidad la fuente del sitio noticiasopinion.com es otra, es la ultraderechista cadena de televisión colombiana Caracol y su nota titulada “No somos mendigos de nadie: Maduro rechaza ayuda humanitaria y anuncia despliegue de armamento” (https://noticias.caracoltv.com/mundo/no-somos-mendigos-de-nadie-maduro-rechaza-ayuda-humanitaria-y-anuncia-despliegue-de-armamento, consultado el 10-02-19). En esta nota aparecen las supuestas palabras de Maduro (“"Vamos a desplegar todo nuestro sistema de armas, artillería, todo el sistema ‘misilístico’”), que después retoma noticiasopinion.com pero que con su encabezado, saca de contexto y desvirtúa.
 
El asunto es muy lógico, el sitio de fake news colombiano noticiasopinion.com se alimenta de las notas de Caracol. ¿Podríamos exculpar a esta última? Es sabido que se caracteriza por la cobertura negativa de todo lo que tenga que ver con la revolución bolivariana pero ¿será responsable de las fake news que se elaboran con base en sus notas? Quizá noticiasopinion.com no tenga nada qué ver con Caracol pero de acuerdo con los manuales de la guerra asimétrica, bien podría darse el caso de que un medio “serio” se desdoble y tenga una expresión claramente abocada a las fake news; es decir, el medio serio guarda las formas mientras su franquicia obscura, creada hace poco y sin otro motivo que difundir fake news, hace el trabajo sucio, al fin que no tiene nada qué perder y puede desaparecer mañana. Sería una situación similar a la de un ejército regular que se ve obligado a guardar las formas y por ello se ve en la necesidad de crear un cuerpo paramilitar mercenario que se encarga de la torturas y otras prácticas sucias; al final, el ejército regular puede lavarse las manos y decir ante la opinión pública “yo no fui”; tal es el caso de los ejércitos de las potencias de occidente y el Estado Islámico. 

Quizá sí, quizá no. Pero en esto de la guerra imperialista, más vale desconfiar.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

sábado, marzo 09, 2019

Venezuela: lo que no se entiende

 
Cuando se piensa en Venezuela casi nadie se plantea que, por autoritario que pueda parecer el régimen de Nicolás Maduro, ineficiente su acción de gobierno e incluso, legítimo el hilo que conduce hasta Juan Guaidó, el elemento (geo)político que subyace, es inquietante. Hace mes y medio que una cuarentena de países ha reconocido a un "Gobierno" que, en un contexto de polarización y crispación, no tiene un control real del territorio y mucho menos, del Estado. La decisión originaria proviene, además, de Washington y todo esto ocurre en un entorno volátil, como el latinoamericano, en el que los conflictos post-electorales son moneda corriente.

¿Qué sucederá cuando, a partir de ahora, vuelvan a producirse situaciones similares en la región? Difícil de predecir aunque, como otras muchas posibles consecuencias del inopinado desconocimiento internacional de Maduro, casi nadie se lo ha preguntado. Normal: el relato prefabricado en el que son encasilladas las noticias sobre Venezuela descansa sobre tres ejes argumentales ("Maduro-dictadura-hambre") que traban casi cualquier cuestionamiento extra, por razonable que sea. Los enfoques son machacones y los comentarios, ideologizados. Ante eso, lo que este artículo se plantea es intentar iluminar las abundantes zonas de sombra.

Primera parada, nuestro entorno. Tocar la fibra sensible del europeo medio exaltando las disfuncionalidades del sistema político venezolano es relativamente sencillo. La cultura política de ambos continentes es tan diferente que hay circunstancias (como la corrupción, la hiperinflación o el desabasto) que aunque forman parte de la cotidianidad latinoamericana, en Europa, espantan. La pregunta entonces es ¿por qué la prensa nunca exaltó el grave conflicto poselectoral de Honduras, en 2017; los más de 380 mil muertos acumulados en México desde 2008 o el incremento en 2018, del 166%, de los homicidios en las favelas de Río de Janeiro?

La respuesta, posiblemente, sea múltiple: en la información internacional la agenda la suelen marcar las agencias de noticias; cada vez hay menos corresponsalías permanentes; América Latina es una región periférica… La cuestión subyacente es entonces de cajón ¿por qué a Venezuela, que tiene una población parecida a la de Perú, se le está prestando una atención informativa similar a la de México o Brasil? Eso, en Europa, equivaldría a poner en un mismo plano a Portugal y Alemania… Para responder, quizás sería bueno hacerse, como Mario Vargas Llosa en ‘Conversación en la catedral’, una pregunta matriz: "¿Cuándo se jodió Venezuela?".

El relato mediático hegemónico tendría muy clara la respuesta: con el chavismo. Los datos duros, sin embargo, sugieren otra cosa: en 2008, los sociólogos venezolanos Margarita López Maya y Luis Lander sostenían que, entre 1989 y 2005, se habían producido 15,611 protestas callejeras en Venezuela (2,67 por día). El malestar, por tanto, viene de lejos ¿Pero por qué entonces casi nadie establece una línea de continuidad entre el descontento de la Venezuela pre y post-chavista? Los motivos se pueden intuir aunque, lo más práctico, es preguntarse por los efectos: sobrecargar el periodo actual tiende a hurtarle perspectiva al problema de fondo.

Prueba de ello es que, el tratamiento informativo que acostumbra a dársele a Hugo Chávez, escamotea que su primera elección como Presidente, en 1998, constituyó en realidad el último acto político de una larga crisis de legitimidad como las que ahora abundan, incluso en países de nuestro entorno. Chávez, hace veinte años, obtuvo un nada desdeñable 56% de los votos y su nueva Constitución, un 71%. Quizás por eso, visto desde la perspectiva actual, sea lícito preguntarse qué desencadenó un descontento tan grande para que los venezolanos escogieran a Chávez, de una forma tan abrumadora, por encima de sus partidos tradicionales.

La respuesta es sencilla: el Caracazo, una revuelta popular que tuvo lugar en la capital del país en 1989. Su saldo fue de 276 muertos oficiales y más de 3 mil oficiosos (recuérdese, como referencia, que ETA asesinó en España a 829 personas en 51 años). Durante los nueve días que duró el motín, según la Corte Interamericana de Derechos Humanos, "la mayoría de las muertes fueron ocasionadas por disparos indiscriminados realizados por agentes del Estado venezolano mientras que otras fueron el resultado de ejecuciones extrajudiciales" (CIDH, 1999). Si hoy, los venezolanos siguen recordando aquello con terror, imagínese en 1998.

Dicho esto ¿cómo se llegó a un punto de ebullición tan extremo? De hecho ¿cuál fue el detonante real de un suceso que dinamitó la legitimidad del sistema político y envenenó el devenir del país por décadas? El relato oficial, el de la Wikipedia, alude al incremento del  precio de la gasolina pero el verdadero problema de fondo fue más estructural: entre 1982 y 2003, los precios internacionales del petróleo, se desplomaron. En la ‘Venezuela Saudita’ eso supuso que se pasara, en poco tiempo, de incrementos del 25% en el salario real y del 40%   en el gasto social, a planes de ‘ajuste’ que, desde 1983, contrajeron exponencialmente el PIB.

En el plano social, esos recortes provocaron que el país pasara, rápidamente, de elevados niveles de bienestar y una estabilidad política considerable, una rareza en América Latina, al  caos. Protestas callejeras, revueltas, intentos de Golpe, inflación galopante, inseguridad y sobresaltos se convirtieron, después de 1989, en el pan nuestro de cada día: en realidad, un escenario muy similar al de los últimos años. ¿Qué hay entonces de excepcional en el periodo de Maduro? Pues, salvo que ahora se televisa, no gran cosa: los precios del petróleo volvieron a caer abruptamente en 2015 y la economía venezolana sigue siendo crudo-dependiente.

Sea como fuere, lo más inquietante, lo que explica el carácter endémico de la conflictividad (y casi nunca se le cuenta a la opinión pública internacional) es que la clase política venezolana nunca ha sido capaz, ni antes ni después de Chávez, de tejer un consenso orientado al reparto de la renta petrolera pero, sobre todo, al establecimiento de un modelo de desarrollo  sostenible. Eso ni siquiera fue posible cuando, en 2011 y 2012, los precios internacionales del petróleo superaron los 100 dólares: el rentismo es insaciable. Pero ¿qué causó y qué causa ese fracaso político nacional? La mala administración, la cultura del despilfarro y la corrupción generalizada tienen parte de culpa pero la oposición que ahora abandera Guaidó, también.

De hecho, mientras su grupo político perdía 24 de 26 elecciones, intentó golpes de Estado (2002), referéndums revocatorios (2004) y boicots electorales (2006 y 2017) pero, sobre todo, le apostó todo a una política combinada de lobby exterior y protesta callejera interior. Un comportamiento como ese, en España, sería carne de Tribunal Supremo ¿De dónde sale entonces el reconocimiento de Guaidó como Presidente ‘encargado’? Sería bueno saberlo: lejos de contribuir a desactivar el problema, le echa leña al fuego y eso, considerando la situación actual, es muy preocupante: en Venezuela hay cultura de la violencia, resentimiento acumulado y muchas armas sueltas ¿Hasta dónde quieren llegar algunos? No se entiende.

jueves, marzo 07, 2019

Carta abierta a la Oficina en Washington para Asuntos Latinoamericanos
Acerca de los intentos estadounidenses de derrocar al gobierno venezolano

Common Dreams
rebelion.org

Traducido del inglés para Rebelión por Beatriz Morales Bastos y Sinfo Fernández

La carta que ofrecemos a continuación, firmada por 124 académicos de todo el mundo, se dirige a la Oficina en Washington para Asuntos Latinoamericanos (WOLA, por sus siglas en inglés) y expresa su profunda preocupación por el apoyo de esta oficina a varios aspectos de la política del gobierno Trump respecto a Venezuela.
 
Escribimos preocupados por la dirección que ha tomado la WOLA respecto a un asunto de vida o muerte, y posiblemente de guerra y paz, en América Latina. Esta carta es un intento de hacer una serie de sugerencias a la WOLA acerca de su apoyo a varios aspectos de los intentos del gobierno Trump de derrocar al gobierno de Venezuela.

Creemos que los intentos por parte del gobierno Trump de llevar a cabo un cambio de régimen en Venezuela son erróneos en todos los sentidos, moral, legal y políticamente. Dado que tanto el propio Trump como sus altos cargos han amenazado abiertamente con la guerra en repetidas ocasiones, estos intentos suponen también un grave riesgo tanto de pérdida de vidas humanas como de otras consecuencias imprevistas de la guerra y la violencia política.

Por estas y otras razones, la WOLA debería oponerse inequívocamente a estos intentos de cambio de régimen, del mismo modo que personas progresistas de todo el mundo se opusieron en 2003 a la guerra de Iraq. Pero no lo ha hecho, sino que ha apoyado casi todos los pasos que se han dado. Se pueden tener diferentes opiniones personales respecto a la política interna de Venezuela o sobre cómo pueden las y los venezolanos resolver mejor sus diferencias. Pero es indudable que la operación ilegal de cambio de régimen del gobierno Trump está empeorando enormemente la situación, por lo que a estos hechos deberían oponerse todas aquellas personas que se preocupan por la vida humana y el derecho internacional.

Lo más peligroso es la oposición de la WOLA a las ofertas de mediación del Papa Francisco y de los gobiernos neutrales de México y Uruguay. La WOLA ha afirmado que estas ofertas (denominadas Mecanismo de Montevideo) no tienen posibilidad alguna de lograr un resultado positivo y en vez de ello ha elegido, como el único espacio legítimo para llevar a cabo las negociaciones, al Grupo de Contacto Europeo, que está dominado por Washington y los gobiernos aliados, con sus sanciones ilegales y su intentos de provocar un cambio de régimen.

Dado que a todas luces el gobierno Trump no desea negociar, y así lo ha declarado abiertamente, la elección de la WOLA implica que no habrá verdaderas negociaciones hasta que los demás gobiernos (europeos y latinoamericanos) del grupo estén dispuestos a romper claramente con Washington. No es algo imposible, aunque es poco probable que ocurra en un futuro próximo. Por consiguiente, la elección por parte de la WOLA de un grupo negociador dominado por Trump sirve para reafirmarle a él y a su equipo de extremistas (John Bolton, Marco Rubio y Elliott Abrams) en su postura de rechazo del diálogo o la negociación.

La WOLA rechaza incluso que la ONU se implique en las negociaciones (que fue una propuesta de su Secretario General Antonio Guterres) afirmando que su papel debería limitarse a supervisar una transición. La ONU es el organismo internacional que ha acumulado más experiencia y conocimientos en la mediación de crisis internacionales e intranacionales y en haber contribuido con éxito al fin de guerras civiles que parecían ser irresolubles, como ocurrió en El Salvador en la década de 1990. Esta experiencia, unida a la autoridad moral que tiene la ONU por ser el organismo internacional más representativo, significa que un proceso de mediación supervisado este organismo tendría mucha más legitimidad que uno dirigido por el gobierno Trump y sus aliados políticos.

La WOLA ha sido ambigua acerca de su apoyo al reconocimiento de Juan Guaidó como “presidente interino”, una medida que automáticamente crea un embargo comercial que se suma al actual embargo financiero debido a que casi todas las divisas del país provienen de las exportaciones de petróleo, de las cuales aproximadamente tres cuartas partes se destinan a países que se han unido al reconocimiento de Trump de un gobierno paralelo y, por lo tanto, no se espera que paguen al actual gobierno de Venezuela por su petróleo (1).

Esto privará a la economía [venezolana] de miles de millones de dólares de divisas, con lo que se acelerará el aumento de la mortalidad (incluida la mortalidad de bebés y niños) debido a la falta de medicamentos y atención sanitaria, y se agravará la escasez de alimentos, un efecto ampliamente reconocido. Esto es algo profundamente inmoral. También viola el derecho internacional, incluidos el Artículo 19 de la Carta de la OEA, la Carta de la ONU y muchos otros tratados internacionales firmados por Estados Unidos.

La WOLA adoptó también una postura ambivalente ante las sanciones de Trump de agosto de 2017, ya que hizo algunas críticas pero también sugerencias para mejorarla. Aquellas sanciones impusieron un embargo financiero ilegal (por las mismas razones antes señaladas) que ha sido devastador al paralizar la producción de petróleo y, por consiguiente, privar a la economía de miles de millones de dólares en divisas extranjeras necesarias para pagar importaciones vitales. También impidió cualquier renegociación de la deuda, así como la mayoría de las demás medidas necesarias para salir de la depresión e hiperinflación en las que se encuentra sumido el país.

La WOLA defend estas sanciones argumentando que “complican las finanzas del gobierno de Maduro de una manera que no tendrá un impacto inmediato sobre la población (aunque es probable que lo tenga a largo plazo), lo cual es falso, como sabe cualquier persona familiarizada con las sanciones y la economía venezolana. La economía venezolana (no sólo el gobierno) depende de las exportaciones de petróleo para casi la totalidad de sus divisas. Es lo que paga las importaciones de medicamentos, alimentos y otras necesidades vitales, tanto del gobierno como del sector privado.

Estas posturas no son defendibles desde un punto de vista humano y tampoco lo es el objetivo aparente del gobierno Trump de un cambio de régimen extralegal. ¿Por qué el equipo de Trump rechaza negociar? Porque no quiere una solución de compromiso necesaria para que coexistan fuerzas políticas opuestas en un país polarizado. No les preocupa el coste humano que pueda tener una solución en la que quien gana se lo lleva todo; de hecho, es posible que personas como Elliott Abrams y John Bolton consideren que la violencia es parte integral de su estrategia para vencer al chavismo y a sus seguidores, o para obtener el control que tanto Trump como Bolton han afirmado querer tener sobre las mayores reservas de petróleo del mundo.

Es positivo que la WOLA se haya diferenciado de estas personas al oponerse a la intervención militar estadounidense y a la manipulación de la ayuda humanitaria con fines políticos. Pero no es suficiente. Debería oponerse inequívocamente a toda la sórdida operación de cambio de régimen, a las violaciones del derecho internacional y a las sanciones ilegales que tanto sufrimiento están provocando.

La WOLA no debería aparentar que esta operación externa de cambio de régimen dirigida por extremistas propensos a la violencia es en realidad un intento legítimo de la “comunidad internacional” para contribuir a resolver la crisis política y económica de Venezuela. Y lo más importante, la WOLA debería abandonar la poco convincente afirmación de que el único proceso de negociación viable es el controlado por el gobierno Trump y sus aliados, es decir, el Grupo de Contacto Europeo. 

Nota:
(1) El gobierno Trump estableció después algunas excepciones temporales para algunas compañías petroleras.
Firmas (la afiliación se utiliza solamente con fines de identificación):

Greg Grandin, Professor of History, New York University
Noam Chomsky, Emeritus Professor, MIT
Sujatha Fernandes, Professor of Political Economy and Sociology, University of Sydney
Daniel Hellinger, Professor Emeritus of International Relations, Webster University
John Womack Jr., Robert Woods Bliss Professor of Latin American History and Economics, emeritus, Harvard University
Steve Ellner, Associate Managing Editor of Latin American Perspectives
Richard Falk, Professor of International Law Emeritus, Princeton University
Marisol de la Cadena, Professor of Anthropology, University of California-Davis
Julio Yao, Professor of Public International Law, Agent of Panama to the International Court of Justice and Foreign Policy Advisor of General Omar Torrijos during Canal Negotiations
Emir Simão Sader, Professor of Sociology, University of the State of Rio de Janeiro
Gerardo Renique, Associate Professor, Department of History, City College of the City University of New York
Mark Weisbrot, Co-Director, Center for Economic and Policy Research
Sinclair S. Thomson, Associate Professor of History, New York University
Brad Simpson, Associate Professor of History, University of Connecticut
Thomas C. Field Jr., Associate Professor, Embry-Riddle College of Security and Intelligence
Marc Becker, Professor of History, Truman State University
Fred Rosen, Retired editor and director, NACLA
Forrest Hylton, Associate Professor of History, Universidad Nacional de Colombia-Medellín
Rosaura Sanchez, Professor of Literature, UCSD
Suyapa Portillo, Associate Professor, Pitzer College
Jocelyn Olcott, Professor, History, International Comparative Studies, Gender, Sexuality & Feminist Studies, Duke University
John Mill Ackerman, Law Professor, National Autonomous University of Mexico (UNAM)
Paul Ortiz, Associate Professor of History, University of Florida
Bret Gustafson, Associate Professor of Anthropology, Washington University in St Louis
Alexander Aviña, PhD, Associate Professor of History, Arizona State University
Julie A. Charlip, Professor of History, Whitman College
Richard Stahler-Sholk, Professor of Political Science, Eastern Michigan University
Alex Dupuy, John E. Andrus Professor of Sociology Emeritus, Wesleyan University
José Antonio Lucero, Associate Professor of International Studies, University of Washington
Francine Masiello, Ancker Professor Emerita, UC Berkeley
Elizabeth Monasterios, Professor of Latin American Literatures and Andean Studies and Co-editor, Bolivian Studies Journal, Department of Hispanic Languages and Literatures, University of Pittsburgh
Roxanne Dunbar-Ortiz, Professor Emerita, California State University
Guadalupe Correa-Cabrera, Associate Professor, George Mason University
Christian Parenti, Associate Professor, Economics, John Jay College CUNY
James Krippner, Professor of Latin American History at Haverford College
William I. Robinson, Professor of Sociology and Global and International Studies, University of California-Santa Barbara
James Cohen, University of Paris 3 Sorbonne Nouvelle
Naomi Schiller, Assistant Professor of Anthropology, Brooklyn College, CUNY
Jeb Sprague, University of Virginia
Victor Silverman, Professor, Department of History, Pomona College
Aviva Chomsky, Professor of History and Coordinator of Latin American Studies, Salem State University
Jorge Majfud, Associate Professor of Spanish, Latin American Literature & International Studies, Jacksonville University
Maryclen Stelling, Directora Ejecutiva del Centro de Estudios Latinoamericano, Celarg, Analista político y de Medios de Comunicación
Jeffrey L. Gould, Rudy Professor of History, Indiana University
Jules Boykoff, Professor of Political Science, Pacific University
Gavin Fridell, Canada Research Chair in International Development Studies, Saint Mary’s University
Margaret Power, Professor of History, Illinois Institute of Technology
Dr. Jerise Fogel, Classics & Humanities Dept, Montclair State University
Clara Irazábal, Professor, University of Missouri— Kansas City
Heather Williams, Associate Professor of Politics, Pomona College
Kevin A. Young, Assistant Professor of History, University of Massachusetts Amherst
Robert Austin, Honorary Associate, Department of History, School of Philosophical & Historical Inquiry , University of Sydney
Bill Bollinger, Latin American Studies, California State University, Los Angeles
Susan Spronk, Associate Professor, University of Ottawa
Gregory S Kealey, CM, FRSC, Professor Emeritus of History, University of New Brunswick
Rosalind Bresnahan, California State University San Bernardino (retired)
Rich Potter, PhD, Assistant Professor, Chair, Department of Media Arts, The American Jewish University
Silvia M. Arrom, Jane’s Professor of Latin American Studies, Emerita, History Dept, Brandeis University
Christopher Helali, Graduate Student, Dartmouth College
Van Gosse, Professor of History, Franklin and Marshall College
Charles Bergquist, Professor Emeritus of History, University of Washington
Bob Buchanan Ph.D., Faculty, Goddard College
Francis Shor, Emeritus Professor, History, Wayne State University
Barbara Weinstein, New York University
Jessica K. Taft, Associate Professor, Latin American and Latino Studies, University of California at Santa Cruz
Renate Bridenthal, emerita Professor of History, Brooklyn College, CUNY
Hannah Gurman, Clinical Associate Professor, Gallatin School, New York University
Pamela S. Murray, Professor, History Department, The University of Alabama at Birmingham
Guillermo Calvo Mahe, Writer and political commentator; former Chair, Political Science, Government and International Relations at the Universidad Autónoma de Manizales
Raymond Craib, Professor of History, Cornell University
Shari Orisich, Ph.D., Assistant Professor, Department of History, Coastal Carolina University
Fernando Leiva, Associate Professor, Department of Latin American and Latino Studies, University of California Santa Cruz
William Smaldone, Professor of History, Willamette University
Robert C. H. Sweeny, Honourary Research Professor, Department of History, Memorial University of Newfoundland
Joan Paluzzi, Ph.D. Medical Anthropologist
Robert Hannigan, Scholar in Residence, History, Suffolk University
Elizabeth Dore, Professor of Latin American Studies, University of Southampton, UK
Sanford Kelson, attorney-at-law and labor arbitrator, past president of Veterans For Peace
Marian Mollin, Ph.D., Associate Professor of History, Virginia Tech
Osamah Khalil, Assoc. Prof., History, Syracuse University, Maxwell School of Citizenship and Public Affairs
Bruce Levine, J.G. Randall Distinguished Professor, Emeritus of History, University of Illinois at Urbana-Champaign
Gabriela F. Arredondo, Associate Professor and Department Chair, Latin American & Latino Studies, University of California at Santa Cruz
Patricia de Santana Pinho, Associate Professor, Department of Latin American & Latino Studies, University of California, Santa Cruz
Lewis Siegelbaum, Jack and Margaret Sweet Professor Emeritus, Department of History, Michigan State University
Sylvanna Falcón, Associate Professor of Latin American & Latino Studies, University of California, Santa Cruz
John Marciano, Professor Emeritus, SUNY Cortland
Shanti Marie Singham, Professor of History and Africana Studies, Williams College
Ronald Grele, Columbia University
Sandi E. Cooper, Professor Emerita, History, City University of New York
Robert Samet, Assistant Professor, Department of Anthropology, Union College
Keith Brooks, UFT, NWU
Enrique Davalos, Chicana/o Studies Professor and Department Chair, San Diego City College
Naoko Shibusawa, Associate Professor of History and American Studies, Brown University
Celia E. Naylor, Associate Professor of Africana Studies and History, Barnard College, Columbia University
Arnold J. Oliver, Ph.D., Emeritus Professor of Political Science, Heidelberg University
Jeff Cooper, Professor of History, Santa Monica College (retired)
John Munro, Associate Professor, St. Mary's University
Tanalis Padilla, Associate Professor of History, Massachusetts Institute of Technology
Karen Breda, Professor, University of Hartford
Pat Lauderdale, Professor and Honors Faculty, Faculty of Justice and Social Inquiry, SST, Arizona State University
Pennee Bender, Acting Director, American Social History Project/Center for Media and Learning, City University of New York—The Graduate Center
Dale L. Johnson, Professor Emeritus, Sociology, Rutgers University
John Beverley, Emeritus Distinguished Professor of Hispanic Languages and Literatures at the University of Pittsburgh, and a founding member of Democratic Socialists of America
Rachel Elfenbein, Ph.D., author, Engendering Revolution: Women, Unpaid Labor, and Maternalism in Bolivarian Venezuela
Judy Ancel, President, The Cross Border Network
Guy Aronoff, Lecturer at Humboldt State University
Jeffrey Erbig, Assistant Professor of Latin American and Latino Studies, University of California, Santa Cruz
Paul Alexander, English Professor, San Diego City College
Liisa L. North, Professor Emeritus, York University, Toronto
Daniel Kovalik, Adjunct Professor of Law, University of Pittsburgh
Frederick B. Mills, Professor of Philosophy, Bowie State University
Brooke Larson, Professor, Department of History, Affiliated Faculty, Center for Latin American and Caribbean Studies and Associated Faculty, Department of Women, Gender, and Sexuality Studies, Stony Brook University
Howard Brick, Louis Evans Professor of History, University of Michigan
Viviana Ramírez, BA (Hons), Dip. Ed., Senior Teacher of Spanish (retired) Queensland Dept. of Education (1994-2016), Australia
Amy Chazkel, Columbia University
Teishan Latner, Assistant Professor Thomas Jefferson University
Richard Grossman, Instructor, Department of History, Northeastern Illinois University
Chris Carlsson, author, co-director, Shaping San Francisco
Tina Braxton, PhD Candidate in History, Georgetown University
Emilie Vardaman, ESL Instructor, Retired
Rupa Shah MD, FACC
Jodie Evans, CODEPINK
Roger Leisner, Radio Free Maine
Frank Brodhead, Peace activist
Miguel Ramirez, Professor of Economics, Trinity College

Fuente: https://www.commondreams.org/views/2019/03/05/open-letter-washington-office-latin-america-about-its-stance-us-effort-overthrow
Esta traducción se puede reproducir libremente a condición de respetar su integridad y mencionar a los autores, a las traductoras y Rebelión como fuente de la traducción.

miércoles, marzo 06, 2019




domingo, marzo 03, 2019

Agresión contra Venezuela
Miami-Cúcuta: el eje terrorista de la gusanería y los paracos

29-02-2019


Qué pueden tener en común Miami y Cúcuta, dos ciudades distantes entre sí por unos 2.200 kilómetros y que además tienen enormes diferencias en cuanto a nivel de vida, desarrollo arquitectónico, potencial económico y riqueza? A primera vista nada, porque en efecto las diferencias son abrumadoras, como lo indican unos datos de tipo general de la capital de Norte de Santander. En Cúcuta, con 750 mil habitantes, 40 de cada 100 no pueden cubrir sus gastos básicos; la tasa de informalidad es del 70%; el 40% de sus habitantes son pobres, 281 mil personas, y el 8.5% vive en la pobreza absoluta, unas 60 mil personas; es la ciudad con mayor exclusión de todo el país; el 1% de la población se desempeña en actividades ilícitas relacionadas con el contrabando de mercancías venezolanas, como gasolina, alimentos y medicamentos; sólo el 25,32% de la población tiene acceso al agua potable, y el 74,68% recurre a fuentes hídricas de origen ilegal; existe un déficit habitacional de 60 mil viviendas y el 90% de los pobres se apiñan en cinco barrios de tugurios; el desempleo reconocido es del 17% y en las calles laboran diariamente 15 mil niños… 
 
En contraste, Miami es un emporio capitalista de riqueza y despilfarro, con 5 millones y medio de habitantes y un ingreso per cápita de 16 mil dólares; es sede de empresas multinacionales, grandes bancos y de compañías de televisión y epicentro de la cultura de masas que domina a América Latina; cuenta con más de 800 edificios de Art Deco; tiene el mayor puerto de cruceros del planeta; por allí salen el 40% de las exportaciones de Estados Unidos hacia el resto del mundo; en ese lugar viven multimillonarios de muchos países del mundo; pero también y como expresión de la desigualdad es la tercera ciudad con más pobres de los Estados Unidos, solo superada por Detroit y El Paso, en Texas. 

En conclusión, aparte de los pobres Cúcuta y Miami son dos universos distintos, uno es la meca del despilfarro capitalista de los Estados Unidos y la otra es un desvencijado villorrio, lleno de pobres y huecos.

Sin embargo, en las últimas semanas se ha construido un verdadero eje del terror que ha conectado a Miami con Cúcuta.

MIAMI Y LA GUSANERA

Miami después de 1959, tras el triunfo de la Revolución Cubana, se convirtió en la capital de la gusanería, nombre que se utiliza en Cuba para referirse a los contra-revolucionarios y criminales que salieron de la Isla y se refugiaron en Miami, hoy el lugar del mundo donde se concentra la mayor cantidad por metro cuadrado de torturadores, terroristas, mercenarios y criminales estatales y paraestatales, bajo el cobijo de las autoridades del Estado de la Florida y del gobierno federal. Allí residen y muchos de ellos conspiran contra diversos países de América Latina. En ese lugar cohabitan contra-revolucionarios de Cuba, torturadores de Haití (desde los tiempos de Bébé Doc), guarimberos venezolanos, paramilitares de Colombia, ex militares fugitivos de las dictaduras del cono sur y otras malas yerbas del pantano de la criminalidad.

Por ejemplo, en Miami se refugió uno de los militares que torturó y asesino al cantante chileno Víctor Jara y también allí ha residido el militar argentino Roberto Guillermo Bravo, uno de los responsables de la masacre de Trelew de 1972, cuando remató él mismo a 16 de las víctimas de esa masacre cometida por el Ejército argentino. Luego de su refugio en Miami se convirtió en un próspero empresario que vende “servicios” a la US Army y es contribuyente del Partido Republicano. También Miami fue la guarida de los terroristas y asesinos internacionales, agentes de la CIA y protegido por los Estados Unidos, Luis Posada Carriles y Orlando Bosch, entre cuyo palmarés criminal sobresalía el asesinato de 73 pasajeros que viajaban en un avión de Cuba en 1976, derribado por una bomba. Estos datos, entre miles, indican que Miami es un refugio de asesinos, los cuales son respaldados e impulsados por la mafia cubano-estadounidense, a la cabeza de la cual se encuentran congresistas como Marco Rubio y Mario Díaz-Balart, no por casualidad los que encabezan la andanada de terror contra Venezuela. 

Aparte de todo, Miami se ha convertido en el emporio del negocio de la música, encabezado por la “gusanería cultural” del clan Estefan, alrededor del cual y de otros mafiosos por el estilo se ha constituido un mercado de mercenarios de la música de diversos países del mundo, entre los que sobresalen muchos de los que participaron en el concierto del odio y de la muerte, que se celebró en Cúcuta el viernes 22 de febrero. 

Para no ir más lejos, en 2006 se estableció una especie de Grammy Paramilitar, concedido a cantantes y compositores vallenatos de Colombia de dudosa ortografía, como fue el caso de su primer ganador, Poncho Zuleta. De este individuo circuló una grabación en la que, tras una ráfaga de ametralladora, remata diciendo “Nojoda, viva la tierra paramilitar, vivan los paracos”.

Esa zaga la ha continuado en el día de hoy Silvestre Dangond, denominado como “el paramilitar del vallenato” No extraña que haya sido una de las “estrellas” del concierto en la frontera del 22 de febrero. Sobre el mismo dice un comentario de prensa:
“Uno de los cantantes más populares de la música vallenata […] es Silvestre Francisco Dangond Corrales. El máximo representante de la nueva ola del vallenato […] muestra una de sus caras más nefastas ante un público que llena estadios, coliseos y parques alrededor del país: la de militar frustrado […] [al] que le queda perfecto el de ‘paraco’. Basta con ver detenidamente los detalles de su álbum lanzado en 2013, La IX Batalla, en el que parece [ser] uno de los discípulos pródigos de Carlos Castaño”1.
Estos dos aspectos de gusanería predominantes en Miami, la política y la musical, han sido trasladados a Cúcuta, por unos pocos días, lo que dio la falsa impresión de que esta destartalada ciudad se había convertido en Miami. Soñar es barato, el problema es que al despertar el guayabo (la resaca) es intensa y frustrante.

CUCUTA Y LA PARAQUERA 
 
Así como Miami va más allá de sus rascacielos, playas y cruceros, en Cúcuta, para completar su desgracia, reina el poder paramilitar, hasta el punto que se le conoce como la “República Independiente de los Paracos”. En efecto esta ciudad y sus habitantes han sido asolados por el paramilitarismo desde hace varias décadas, y estos se han convertido en el verdadero poder de la región, en estrecha alianza con políticos locales y regionales, mafiosos, miembros de las fuerzas armadas e incluso sectores de la iglesia católica. Desde Cúcuta se planearon y organizaron terribles masacres contra campesinos de Norte de Santander, y entre lo más infame que se ha realizado allí y en todo el país se encuentran la utilización de hornos crematorios –que revivieron las prácticas del nazismo en Alemania- para incinerar a campesinos y guerrilleros:

“Esto no ocurrió en 1943 en la Alemania nazi. Sus métodos fueron similares, pero la época y el lugar de los hechos esta fuera del contexto de la Gran Guerra. Lejos de ser detenidos por las autoridades de la ciudad de Cúcuta, pero sí a tan solo 30 minutos de esta, se registraron estos degradantes relatos que la humanidad creía ya superados luego del horror que fue la aparición del Tercer Reich. Para vergüenza internacional, paramilitares en Colombia acondicionaron como crematorios unas ladrilleras para desaparecer seres humanos”2.

El dominio paramilitar en la ciudad es casi absoluto, ellos son los que gobiernan la ciudad e incluso uno de sus ex alcaldes desde una cárcel de Bogotá ha seguido gobernando. Un buen número de los taxis que circulan por la ciudad exhiben calcomanías de Pablo Escobar y la figura de este capo adorna la principal discoteca. En ese lugar han sido asesinados estudiantes, profesores, jueces independientes, defensores de derechos humanos, dirigentes sindicales y campesinos. No extraña que allí mismo se haya fraguado un atentado contra un candidato presidencial en 2018. La iglesia católica no se escapa a esa influencia y se sabe de un sacerdote que se robó el dinero de los restaurantes escolares de los barrios más pobres. En pocas palabras, 

“Es la misma ciudad que irradia decadencia con decenas de personas durmiendo en la calle mientras un BMW último modelo pasa despacio para no estropearse con los huecos del asfalto. O donde la gente del común, ya comenzó a validar en sus discursos la necesidad de la “limpieza social” incluso con las personas venezolanas que llegaron huyendo.

Esta es la ciudad que se quedó sin brisa y sin pamplonita, hasta el río se secó porque lo desviaron para una multinacional. […] Una ciudad sin industria pero con personas que humillan a los demás con sus enormes riquezas mafiosas. Un régimen enquistado como un tumor canceroso heredado a bala, coca, masacres contrabando, hornos crematorios”3 
.
DE MIAMI A CUCUTA: AFINIDADES CRIMINALES

Tanto la gusanería de Miami como la paraqueria de Cúcuta tienen afinidades criminales, las cuales son exaltadas y aprovechadas por los poderes políticos, económicos mediáticos de Estados Unidos y Colombia. La oportunidad de juntar esos intereses criminales, a la luz pública porque por supuesto tienen nexos anteriores, se ha dado ahora cuando el gobierno de Donald Trump, cuyas relaciones exteriores están en manos de la gusanería, ha decidido derrocar a Nicolás Maduro, contando con el apoyo irrestricto del gobierno colombiano de Uribe-Duque, con una larga cadena de nexos comprobados con los paramilitares. 

La ocasión de desplegar esa santa y criminal alianza se ha dado en los meses recientes, en la medida en que Cúcuta por su ubicación estratégica en la frontera con Venezuela, ha sido designada como el epicentro de la agresión contra el gobierno bolivariano.

Eso explica acontecimientos que se encuentran encadenados, tales como la frecuencia con que merodean por Cúcuta criminales de toda laya (institucionales y para-institucionales) de los Estados Unidos (Usaid, la CIA y otras agencias secretas), y sus halcones más sanguinarios (como el criminal Elliot Abrans) el secretario de la OEA, los congresistas republicanos de la gusanería, presidentes derechistas del continente (como Sebastián Piñera, de Chile, y Mario Abdo Benítez, de Paraguay), mercenarios, tropas de los Estados Unidos y de seguro un sinnúmero de chacales de la muerte, prestos a lanzarse sobre territorio venezolano. Es decir, parte significativa del entable criminal de Miami y sus alrededores se ha trasladado a Cúcuta.

Y eso mismo ha sucedió en el terreno de la música, puesto que por 24 horas Cúcuta se convirtió en el escenario de los cantantes que se han hecho en Miami o son patrocinados por los clanes mafiosos del espectáculo musical. Y, como se sabe, eso no ha sido casualidad, es un complemento de la agresión contra Venezuela, para darle un respaldo aparentemente artístico a la acción imperialista. Eso explica el concierto “Aid Live” del 22 de febrero, pocas horas del Día D del 23, cuando llegaron a Cúcuta, algunos en sus jets privados, unos 30 artistas Made in Miami. En ese concierto, de odio y de guerra, desfilaron cadáveres vivientes, mejor sería decir muertos en vida, como José Luís Rodríguez, “El Puma”, admiradores de los paramilitares (Silvestre Dangond), individuos que en su juventud flirtearon con Pinochet (Miguel Bosé), simpatizantes de las “camisas negras” (Juanes), cristianos de éxito (Juan Luis Guerra), entre otros. El mensaje fue claro: hay que ayudar a los “libertadores” de Estados Unidos y Colombia en su arremetida contra Venezuela, y sobre todo darle impulso y ánimo para la agresión que se preparaba para el día siguiente. Algunos intentaron disimular su papel de cruzados de la guerra y la muerte con mensajes de “paz”, diciendo por ejemplo que las guarimberos que iban a desfilar al día siguiente llevaron rosas y se las entregaran a los miembros de la Guardia Nacional para que los dejaran pasar con la “ayuda humanitaria”, y así Juan Guaidó entraría como el nuevo libertador a Caracas. Eso fue pura apariencia, porque en el fondo todos están convencidos, como El Puma –que ya ni aruña– quien dijo sin rodeos: “Es tan simple y sencillo pedir libertad después de 20 años de dictadura que ya tiende acabar en toda América Latina, no es mucho pedir. Basta ya de dictaduras de izquierda en América Latina". Miguel Bosé no se quedó atrás y con un logo en la mano que decía “Paz en Venezuela”, aseguró con un lenguaje propio de la alcantarilla de la gusanería: “Venezuela no es tuya ni de tu compañía de narcos”, refiriéndose al presidente Maduro. Y así, con ese tono tan profundo y poético, fueron los mensajes de la mayor parte de los cantantes que aparecieron en Cúcuta como adalides de la “pax estadounidense”, es decir, la del terror y la muerte.

Lo significativo es el tono verdaderamente artificial de lo que dicen esos cantantes, si se les compara con su vida de derroche, cuando nunca se han preocupado por los pobres, los trabajadores, los perseguidos de sus propios países ni de ningún lugar del orbe. Cuándo Miguel Bosé ha actuado para denunciar los crímenes que comente el reino de España, entre ellos contra los ejemplo en solidaridad de los miles de africanos que mueren en alta mar tratando de llegar a la península Ibérica. Cuándo Juanes ha hablado de los miles de dirigentes sindicales asesinados en Colombia. Cuándo ese “genio poético” de la misoginia que es Maluma se ha preocupado por los miles de asesinados del paramilitarismo en Antioquía y Colombia y así sucesivamente.

El objetivo era claro: ablandar a través de la música los corazones de millones de personas, sobre todo en Colombia, para que acepten como normal una agresión imperialista (gestionada a través del territorio colombiano y por el régimen de Uribe-Duque), dizque en nombre de una pretendida ayuda humanitaria.

Al otro día, el sábado 23 de febrero, quedaron al desnudo las pretensiones de “paz” de estos cantantes de pacotilla, cuando las guarimbas fueron traídas por Guaidó, Duque, Piñera y compañía a actuar directamente en la frontera, como lo hicieron, tratando de penetrar en territorio venezolano, sin conseguirlo, y fueron conducidos por la Policía Nacional de Colombia. Y por eso recurrieron a la violencia, al terror, esgrimiendo su odio y rencor, para lo cual contaron con el respaldo de los sicarios con micrófono de los grandes medios de desinformación. Todo eso forma parte de la ilusión de que Cúcuta sea el Miami de Colombia, una vana ilusión de pocas horas, inflada con la venida de miles de turistas que llenaron todos los hoteles del lugar y consumieron hasta el hartazgo. Pero, luego de que terminó el concierto, y los discursos falsos y banales sobre la Paz en Venezuela ya ni se oían, porque los aullidos de las fieras del espectáculo se habían apagado, los turistas de ocasión se fueron y Cúcuta despertó con su miseria eterna, con los mismos criminales de siempre dominando la vida cotidiana, solo que ahora ese círculo de odio se ha ampliado con los gusanos provenientes de Miami, expertos en matar y torturar, junto con los marines y los servicios secretos de los Estados Unidos, y algunos presidentes derechistas del continente, y el lacayo del Ministerio de Colonias, Luis Almagro. Al fin y al cabo, se acabó la fiesta de la música y se abrió paso a la acción violenta de las guarimbas en los puentes que unen a Colombia con Venezuela. Como en la canción de J. Manuel Serrat: “Y con la resaca a cuestas/ vuelve el pobre a su pobreza,/ vuelve el rico a su riqueza/ y el señor cura a sus misas.// Se despertó el bien y el mal/ la zorra pobre al portal, / la zorra rica al rosal,/ y el avaro a las divisas. // Se acabó,/ el sol nos dice que llegó el final,/ por una noche se olvidó/ que cada uno es cada cual”.

Notas:
1 . Fabio Andrés Olarte Artunduaga , Silvestre Dangond: el paramilitar del vallenato, julio 14 de 2005. https://www.las2orillas.co/silvestre-dangond-el-paramilitar-del-vallenato/    
2 . Disponible en: https://diariodelhuila.com/judicial/las-historias-detras-de-los-hornos-crematorios-de-los-%E2%80%98paras%E2%80%99-cdgint20151114221327112
3 . Chrarly Spansky, “Cúcuta y su régimen paramilitar”, El Espectador, marzo 10 de 2018. Disponible en:   https://colombia2020.elespectador.com/opinion/cucuta-y-su-regimen-paramilitar

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

No se trata solamente de Venezuela

01-03-2019


Algún día la humanidad le debe levantar un monumento al Presidente Donald Trump, por cierto, bien merecido porque gracias a él ha quedado al desnudo, sin ningún tipo de sortilegios, la política imperial de Estados Unidos, país que ha construido a su antojo un mundo absurdo, con un paladar de gusto tan estrambótico, en el que el delito es la norma común y el destino del planeta depende de que se pongan o no de acuerdo los demócratas y los republicanos en cómo se van a repartir el pastel, para lo cual llevan a cabo una política aventurera y peligrosa, a la vez.

Con estas características de fondo macabro, despedazan todas las reglas de juego, no respetan las más elementales normas del derecho internacional, rompiendo convenios alcanzados después de largos y arduos años de negociaciones diplomáticas, que han sido el fundamento de la paz mundial, si se les ocurre que los mismos pueden ser rehechos para que satisfagan sus unilaterales apetencias; además, según ellos, un país es democrático únicamente si se somete al vasallaje de Estados Unidos, igual que su economía, que debe ser privada y estar controlada por el FMI y el BM, es decir, por ellos. Por último, han convertido la guerra en su más lucrativo e importante negocio, por lo que ya no deberían cantar Dios salve a EEUU sino Ares salve a EEUU, pues es como si hubieran encadenado a este dios griego en el sótano de la Casa Blanca para que no se les escape, igual a lo que hacían los espartanos.

La promesa de Trump de terminar con cualquier tipo de intervención en los asuntos de otros estados, proclamada con bombos y platillos a lo largo de toda su campaña electoral, ha sido arrojada al tacho de basura. ¡Qué lástima, una verdadera bancarrota moral, que lo embarca en adelante en una belicosidad sin fronteras!

Los eventos en la frontera colombo venezolana del 23 de febrero tuvieron los siguientes precedentes:

El Presidente Trump exigió a los militares venezolanos que dejaran de apoyar a Maduro y aceptaran a Guaidó. “Hoy tengo un mensaje para cada oficial que ayuda a mantener a Maduro en el poder... No debes seguir sus órdenes de bloquear la ayuda humanitaria, y si lo haces no encontrarás salida y lo perderás todo.”

El Vicepresidente Mike Pence anunció que “llegó la hora de acabar con la dictadura de Maduro de una vez por todas, pues este no era el momento de dialogar, sino que es el momento para la acción”, amenaza que mantuvo al mundo en vilo.

Mike Pompeo indicó que su país “tomará medidas contra aquellos que se opongan a la restauración pacífica de la democracia en Venezuela, que van a hacer las cosas que se deben hacer para que la democracia reine y haya un futuro más brillante para el pueblo de Venezuela... Todas las variantes se encuentran sobre el tapete.” También dijo que van a actuar contra Cuba y Nicaragua, igual a como actúan contra Venezuela.

John Bolton aconsejó “a los banqueros y a otros negociantes no comerciar con oro, petróleo u otros productos venezolanos que son robados al pueblo venezolano por la mafia de Maduro.” Se dirigió también al alto mando militar venezolano: “Ha llegado el momento de poner fin a la dictadura de Maduro de una vez por todas.”

El predecible Elliott Abrams desechó la posibilidad de un diálogo entre los factores en pugna en Venezuela, “salvo para negociar la salida del poder de Nicolás Maduro.”

Steven Mnuchin, Secretario del Tesoro de EEUU, notificó: “EEUU utilizará todas sus herramientas económicas y diplomáticas para asegurar que las transacciones comerciales del gobierno venezolano -incluidas las operaciones con reservas de las empresas estatales e internacionales- sean coherentes con el reconocimiento de Guaidó como presidente interino.” Luego emitió sanciones contra PDVSA, que incluyen la congelación de activos por 7.000 millones de dólares y el bloqueo de los pagos que emitan empresas estadounidenses cuando compren petróleo venezolano.

El Banco de Inglaterra decidió no devolver a Venezuela sus reservas de oro luego de que funcionarios de EEUU le presionaran para que ayudasen a cortar el acceso de las autoridades venezolanas a sus activos en el extranjero.

El Almirante Craig Faller, Jefe del Comando Sur de las Fuerzas Armadas de EEUU, advirtió: “Este mensaje es para los militares venezolanos; ustedes serán en definitiva responsables de sus acciones; hagan las cosas correctamente, salven a su gente y a su país, cuando se intente ingresar la ayuda humanitaria.”

Eso es lo peligroso de esta gentuza, su persistencia. Insisten e insisten, cual muñecos porfiados, hasta conseguir lo que buscan.

Ni siquiera Calígula pudo crear un complot más perverso contra sus adversarios que esta tramoya, que oculta el intento de apropiarse de las riquezas de Venezuela. Para estos modernos piratas, las reservas petrolíferas de la patria de Bolívar son un botín dorado. La Faja del Orinoco es un mar de petróleo que contiene alrededor de 1.2 billones de barriles de crudo extrapesado, del que se podrían extraer 513.000 millones de barriles, lo que equivale a las reservas de Arabia Saudita, Irán e Iraq. Se trata de la producción de petróleo de Arabia Saudita durante más de cien años; además, ese tesoro está situado a pocos kilómetros de las costas de Texas. Si a eso se añade que también hay oro, diamantes, hierro, carbón... estos sinvergüenzas no van a dejar escapar la oportunidad que tienen ahora que han logrado situar a sus cipayos en los puestos claves de la administración gubernamental del continente americano. Por eso, para el imperio es ahora o nunca. Para los venezolanos también. Pero no se trata sólo de Venezuela, se juegan los intereses del mundo entero, porque en adelante, o se vive de acuerdo al derecho internacional o se lo entierra y se marcha en fila india y sin chistar al matadero.

Pese al contubernio organizado

Por ahora, las cosas se le dificultan a Trump porque la gente le pide que no meta sus garras en Venezuela, y no es que él les quiera hacer caso sino que no le es fácil intervenir; en solitario es misión imposible y en esta aventura no le quiere acompañar nadie. Se pregunta ¿por qué se encuentra en tan incomoda situación? Se baraja la hipótesis de que los servicios secretos le tendieron a Tramp una trampa, le hicieron creer que era cosa de soplar para que Maduro se cayera, que bastaba con unas cuantas amenazas para que las Fuerzas Armadas Bolivarianas se reviraran y que el pueblo no iba a defender a la Revolución Bolivariana. De esta manera, las mafias ocultas que combaten a Trump evitaban la tarea de eliminarlo, como hicieron con Kennedy.

Los medios de difusión masiva son cómplices de esta componenda. Sus noticias falsas han creado ‎una atmósfera que instiga al público a creer que Estados Unidos busca una cambio social de interés para los venezolanos. ‎Pese a todo este bombardeo mediático, el gobierno constitucional de Nicolás Maduro, el pueblo venezolano y las Fuerzas Armadas Bolivarianas han defendido a su país, sin que les haya hecho mella la crisis económica y las fallas del actual gobierno.

América Latina se debe unificar y no permitir que EEUU derribe gobiernos que no son de su gusto. Según María Zajárova, portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de Rusia, “la situación en Venezuela es muy preocupante; la intención de derrocar los gobiernos indeseables se mantiene en EEUU como una de las prioridades con respecto a América Latina y otras regiones”, agregó que Rusia no se hace ilusiones de que EEUU sea razonable con respecto a la situación de Venezuela.

La salida de la actual coyuntura la propone Uruguay y consiste en iniciar de inmediato un diálogo sobre la solución pacífica a la crisis económica, en la que millones de venezolanos son afectados de manera sistémica por una hiperinflación que produce el colapso de los salarios reales y la escasez de todos los suministro básicos.

Según un informe de la ONU, “las sanciones unilaterales impuestas por Estados Unidos a Venezuela desde 2013 han afectado su economía en 345.000 millones de dólares”, agresión que es perversa. Pero Venezuela ha ganado una importante batalla y lo bueno es que no está sola, la solidaridad mundial con ella es fuerte, va a crecer y, lo más importante, la organización que ha mostrado le vaticina la victoria final.


Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.