jueves, abril 29, 2010

¿ES DESARROLLADO EL PRIMER MUNDO?


Por Rafael Bautista S.

La pregunta no tiene tanto la intención de estar dirigida a los países ricos sino al llamado tercer mundo; porque se trata de una pregunta que ni siquiera la imagina el llamado primer mundo (aun cuando padezca la crisis financiera, lo que procura como salida proviene de la nostalgia metafísica de una opulencia siempre de carácter infinito). Los países ricos son incapaces de cuestionar aquello que persiguen de modo ciego e irresponsable. Por eso el desarrollo, para ellos, se constituye en algo sagrado; por aquello que consideran sagrado están dispuestos a sacrificar a todo el planeta. En 1550, Domingo de Santo Tomas, a cuatro años del descubrimiento de la mina del Potosí, ya anunciaba la existencia de “una boca del infierno”, donde los españoles sacrificaron millones de almas “a su nuevo dios que es el oro”. En la actualidad, el neoliberalismo produjo el milagro que espera el “greed is good/God” (la codicia ya no era sólo buena sino que era el nuevo ídolo): que el 5% más rico posea más que todo el 95% restante. La riqueza del primer mundo, desde la invasión y conquista del Nuevo Mundo, tiene un precio: la producción sistemática de miseria planetaria. Por eso la pregunta debemos hacerla, con preferencia, al sur, porque ¿cómo podría el beneficiario del robo pensar siquiera en cuestionar el robo?

Se trata, entonces, de un cuestionamiento que, de modo reflexivo, deben realizarse, a sí mismos, los pueblos empobrecidos del planeta. Para que haya desarrollo en el primer mundo, éste debe producir subdesarrollo en el resto del mundo; es decir, condición para el desarrollo de ellos, ha sido y es el subdesarrollo nuestro. No hay riqueza sin producción paralela de miseria; porque los indicadores de riqueza se mueven en una infinitud siempre insatisfecha, por eso las curvas de la ganancia, del crecimiento y del desarrollo se expresan siempre en aproximaciones asintóticas al infinito (la espiral de acumulación es concéntrica, la distribución ocurre por asignación, que lo decide la oferta y la demanda; estos factores deciden la vida y la muerte de la humanidad y, ahora, del planeta). Por eso también el socialismo se encuentra en entredicho, pues si el capitalismo busca la maximización de las ganancias, el socialismo persigue índices mayores de crecimiento; ambos parten de la infinitud, pero los recursos naturales no son infinitos sino finitos. En eso consiste la falacia del desarrollo moderno; se trata de un concepto que parte de una referencia metafísica: el mito (de la ciencia moderna) del “progreso infinito”. Cuando se piensa la economía desde la infinitud, se hace, inevitablemente, abstracción de la condición humana y de la vida toda (la infinitud es posible lógicamente pero es empíricamente imposible); prescindir de la vida y de la muerte conduce a una ilusión: pensar que todo es posible, que se puede, por ejemplo, explotar a la naturaleza y a trabajo humano al infinito. El concepto de desarrollo moderno es ilusorio. Pero esta ilusión oculta algo más grave: es una ilusión que nos conduce al suicidio colectivo.

Los resultados de la Cumbre de los Pueblos cuestionan, de modo decidido, a los responsables de la crisis medioambiental (lo cual era necesario), pero el asunto sigue latente si es que los afectados no cuestionan, a su vez, sus propios afanes. Porque la tendencia conservadora (de una forma de vida, la moderna, que ha colonizado casi todos los ámbitos de la vida humana) no sólo se encuentra “arriba” sino también “abajo”. Es decir, el grado de disponibilidad a una transformación real que pueda surgir de una nueva conciencia planetaria depende, en última instancia, del grado de autoconciencia que se tenga de modo efectivo. La conciencia aparece por un entender la situación, pero entender no es todavía producir una nueva realidad; hay nueva realidad cuando la conciencia, por proceso reflexivo, ha hecho, de sí, proyecto revolucionario, es decir, cuando la conciencia se ha hecho autoconciencia y hace de su vida anticipación de lo que anuncia. La autoconciencia anticipadora constituye el espíritu revolucionario de la nueva época. Ante éste, la realidad cede, es decir, se abre, porque lo potencial de lo nuevo ha acontecido y ha transformado a la realidad toda.

La realidad defectuosa que padecemos es este sistema-mundo moderno. Es el ser que, como realidad, se nos ha impuesto; por eso hay primer mundo y tercer mundo, hay desarrollados y atrasados, hay ricos y pobres, ellos son todo, nosotros no somos nada. Desde Parménides, la filosofía de la dominación expresa: el ser es, el no ser no es (el ser es el bien absoluto, el no ser es el mal absoluto); esta es la justificación ontológica para que los ejércitos del ser “limpien” sin asco al “eje del mal”. Aquello que llamamos realidad es una producción humana; que es histórica y no como la ciencia moderna entroniza y justifica como “el único mundo posible”. El llamado fin de las ideologías apareció con este mito que se creyeron las ciencias sociales. Desde entonces, los críticos disminuyeron, y los pocos que quedaron fueron los locos que el mundo mediático se afanaba en desprestigiar (los idiotas los trataban de idiotas, los nuevos Belarminos condenaban a los nuevos Galileos).

Habíamos caído en la trampa que se hace la clase media (en todo lado): por no estar abajo se somete voluntariamente al de arriba (cree que el desastre no le va a llegar hasta que le llega, como en gringolandia). Por eso la pregunta va más allá de cuestionar una economía. Lo que contiene esa economía, la capitalista, es una forma de vida que, para hacerse efectiva, produce una racionalidad pertinente para su desarrollo. Esa racionalidad produce un conocimiento que, en cuanto ciencia y filosofía, contiene y expresa los valores últimos sobre los cuales se levanta esa forma de vida. El capitalismo nace, como sistema mundial, desde la posibilidad de la centralidad europea; expresa, gestiona y desarrolla esa centralidad: para que haya centro debe haber periferia. La constitución del resto del mundo en periferia es consustancial a la constitución de un centro. La propia constitución de la subjetividad europeo-moderno-gringo-occidental es impensable sin la des-constitución de la subjetividad del 80% de la humanidad restante. Por eso se trata de un proyecto de dominación que, para hacerse efectivo, necesita producir una racionalidad que exprese y justifique la experiencia desde la cual la dominación como proyecto de vida se hace realidad efectiva. Es el paso de la conquista a la colonización como “acto civilizatorio”. La violencia del conquistador se vuelve algo bueno, la resistencia de las víctimas algo malo; una vez que la víctima ha sido racializada como inferior entonces se naturaliza su condición: ante los ojos del dominador será siempre esclavo, atrasado, subdesarrollado, sin educación, sin cultura, sin libertad, sin democracia, por eso, sin voz ni voto en las decisiones mundiales (la compra de apoyo a las prerrogativas del G7 en las cumbres expresa eso: no son seres humanos, por eso se los puede comprar como cosas).

Esa racionalidad produce una acción racional que desarrolla, en todos los ámbitos de la vida, la reproducción sistemática del dominio, de modo hasta autóctono y doméstico. La experiencia inaugural con que nace el mundo moderno (la conquista del Nuevo Mundo), se expresa como praxis universal; la dominación aparece en todos los ámbitos de la vida descomponiendo y desarticulando toda otra forma de vida. La acción racional que produce esta racionalidad (que hace de la razón un ejercicio explicito de dominación) lo expone la ciencia como paradigma de toda acción: la acción medio-fin. La economía la traduce como costo-beneficio. Lo que provoca esto, es la objetualización de las relaciones humanas, la inevitable mercantilización de toda la vida. Se trata de una lógica nefasta (cuando regula todas las acciones humanas) que va destruyendo todo a su paso, produciendo una ética de la irresponsabilidad absoluta que, en lenguaje neoliberal, llama externalidades a todo lo que ella provoca. Si el afán de riqueza (la motivación de la ganancia) constituye el fin de toda acción humana, entonces la lógica medio-fin regula toda acción humana (los fines son siempre específicos, de modo que el actor no se interesa por nada más que no sea su fin preciso, lo cual le hace ciego de todas las consecuencias que pueda provocar su acción específica; por eso cuando persigue exclusivamente la ganancia, desaparece toda moral, y toda consideración ética se subordina al propósito que, de modo científico, ha sido calificado como racional, es decir, como verdadero, es decir, como bueno).

Por eso, detrás del concepto de desarrollo, está una acción racional que contiene, a su vez, una concepción de racionalidad, que expresa un proyecto determinado e histórico; una forma de vida que, para hacerse efectiva, ha producido las instituciones apropiadas para ordenar el mundo de acuerdo a sus intereses. El conocimiento que sostiene a esas instituciones, sostiene también a los individuos, que son (de)formados académica y mediáticamente para ser fieles de un sistema que los recicla a gusto y antojo (los genios en matemáticas son destinados a las finanzas y los nuevos investigadores a satisfacer las exigencias del mercado, las transnacionales y la guerra; importa poco las necesidades de la humanidad y de la vida en el planeta). En ese sentido, el desarrollo funciona como una prerrogativa que ni siquiera expresa necesidades humanas (menos naturales) sino necesidades corporativas; el desarrollo va ligado a la competencia, lo que hace todavía más cruel la carrera por el desarrollo; ganar o tener más que el otro se convierte en sinónimo de más desarrollado.

Ese afán expresa, precisamente, lo que el desarrollo, en esencia es; porque la competencia es sólo pensable en situación de contienda, oposición o rivalidad, además de una implícita conciencia de desigualdad, donde el aprovechamiento de ventajas y desventajas es fundamental. Es decir, el desarrollo (que se hace por competencia) es lo que proyecta una racionalidad instrumental. Por eso, cuando se tiende al cambio de modelo económico (de modo automático), como el socialista, sin la tematización de la racionalidad que presupone el nuevo modelo, se cae en la reproducción de lo mismo que se criticaba. Porque lo que hace el capitalismo, tampoco es desplazar a otros modos de producción e instaurarse como el único; ni el esclavismo, ni la economía rural, precolonial, comunal, etc., desaparecen con el capitalismo. Lo que hace la lógica del capital es descomponer los modos de producción existentes, rearticulando estos en torno a las exigencias del capital y del mercado. Pensando la posibilidad de otro modelo económico, la pregunta sería: ¿cuál vendría a ser el criterio articulador de una nueva economía?, a su vez, ¿qué concepto de racionalidad y acción racional necesitamos producir para proponer una nueva economía?

Cuando hablamos de racionalidad nos estamos moviendo, no sólo en un ámbito científico, sino en aquello que trasciende y presupone la propia ciencia: el mundo de la vida. La racionalidad del mundo que nos presupone es la racionalidad que, en última instancia, nos constituye como sujetos. Pero con la racionalidad moderna sucede algo paradójico. Ella prescinde, en sus elucubraciones, de la humanidad, del mundo y de la vida; cuando piensa, hace abstracción de la muerte y de la vida, por eso deviene en racionalidad formal, carente de todo contenido real. Por eso el conocimiento que desarrolla, en cuanto economía, se convierte en economía para la muerte; el desarrollo que propone, es desarrollo del mercado y del capital, la naturaleza y la humanidad le importa poco. Modernizar todo significa expandir el mercado (donde hay todo para comprar, hasta seres humanos, si es que se tiene dinero) y el capital; subordinarnos al mundo de las mercancías, es decir, al mundo de las apariencias (donde por tener todo acabo no teniendo nada, porque las apariencias son espejismos que provocan ilusiones que no llenan nada, sólo generan adictos insaciables; por tener todo provoco que los demás no tengan nada) ¿Qué significa modernizar el Estado, la economía, la política, sino continuar pensando desde la lógica del desarrollo, la ganancia, la competencia, el mercado y el capital?

Por eso volvemos a insistir la pregunta. Porque está bien criticar el desarrollo del primer mundo pero, si nosotros, solapadamente, pretendemos ese mismo desarrollo, es decir, ser ricos también, entonces no hay margen de disponibilidad efectiva y lo que, en verdad, proyectamos, es una recaída en lo mismo. Por ejemplo, si se efectuara la deuda climática como indemnización a los países pobres (algo similar a la mercantilización de los derechos de emisión de gases de efecto invernadero); suponiendo que los países ricos tengan tal cantidad real de dinero (no la desequilibrada impresión de dólares sin respaldo alguno que los gringos acostumbran a hacer), la pregunta necesaria que se debe realizar es la siguiente: ¿es ético recibir ese dinero? Si la riqueza producida por el primer mundo es inmoral, es decir, es dinero maldito, ¿cómo podemos creer que ese dinero sería parte de la solución? Sería algo así como creer que el dinero del asesino puede devolverle la vida a la víctima. Porque los países ricos pueden, de modo eficaz (porque los ricos siempre lo han hecho), utilizar su poder económico para comprar su absolución; en este caso, quienes vendan su alma al diablo, confirmarían que los encantos del desarrollo moderno son irresistibles.

Los países pobres requieren inversión, capital de arranque; imaginemos entonces este escenario: los pobres se unen, en respuesta a aquello, los ricos ofrecen resarcimientos jugosos; ¿cuántos no pactarían ante semejante oferta?, resultado, la unión se fractura y la lucha queda desarticulada. Por eso un imperio no negocia con los pueblos sino con sus gobiernos. Por eso de la Cumbre de los pueblos salen mejores perspectivas; por eso, para clarificar lo pasos siguientes, es necesaria esta reflexión. La deuda climática no debe pretender significar una deuda que pueda sufragarse simplemente con más dinero; eso sería entrar en el juego de los ricos, que creen que el dinero lo puede todo, hasta comprar el cielo. Además, la lógica de la deuda es otro de los pilares del desarrollo moderno. Con esa lógica destruyeron nuestras economías y las reordenaron a sus intereses: la deuda es impagable, por eso mismo debe ser pagada, con sangre; cobrar las deudas que nos impusieron significaba literalmente desangrar a nuestros pueblos. Si cuando exigimos la devolución de todo lo robado, eso quiere decir seguir robando, entonces, al final, socapamos el robo mismo.

El problema es mayúsculo cuando nos damos cuenta que seguir robando es herir de muerte a la Madre. El primer paso real, si de deuda hablamos, sería la condonación de toda la deuda externa del tercer mundo, además de la creación de un nuevo sistema financiero mundial de regulación pública (donde las decisiones no sean destinadas a las transnacionales, bancos comerciales o de inversión –sus fondos de cobertura o especulativos–, inversionistas, compañías de seguros, etc., pues estos son adictos a la especulación de productos básicos y derivados, así como a la manipulación del movimiento de precios en los mercados de valores y de divisas), cuyos indicadores pasen, de entes abstractos como las cifras, a necesidades concretas como la producción y reproducción de la vida, en todas sus manifestaciones. Así no se logra riqueza, es cierto, pero tampoco se produce miseria; la falacia del desarrollo consiste en creer que produciendo más y más riqueza, se logra la felicidad. Si para producir más riqueza debo producir miseria en otros lados, entonces mi felicidad es infelicidad para los demás, lo que pudo haber sido bendición se convierte en maldición.

Por eso esta crisis pone en tela de juicio el desarrollo moderno (que también los pobres pueden querer aspirar, porque es un desarrollo que deslumbra). La crítica a la modernidad no tiene que ver con afanes culturalistas, afirmaciones de la diversidad, etc., sino de juicios de realidad que interpelan a la humanidad toda: en cinco siglos se ha venido desarrollando un proyecto exclusivista del 20% rico del mundo, en desmedro y a costa, no sólo de la humanidad, sino del planeta mismo. Por eso el grito es unificado (y los empobrecidos del primer mundo se suman a ello) y reclama un nuevo orden mundial, que remedie el desorden actual y apueste por alternativas sostenibles que hagan posible un mundo en el que quepan todos. Un “mundo sin alternativas” es un mundo sin futuro; sólo un pensamiento decadente, como el neoliberal, podía haber postulado semejante clase de mundo. Lo caduco del pensamiento del norte consiste en su carencia de utopías, la opulencia genera el conservadurismo, por eso el pensamiento que produce es profundamente conservador. La historia ya abandonó al norte, la historia ahora pertenece al sur. El espíritu del nuevo tiempo está anidando en el sur.

Pero la tendencia conservadora es lo que aún pervive y se rearticula a nivel también mundial, sobre todo, cosa paradójica, entre los jóvenes (por eso no es raro que los contingentes activos de resistencia en Venezuela sean juveniles, los cautivos de los medios). Esta tendencia se reproduce también entre los pobres, pues no sólo los ricos son conservadores, también suelen serlo los pobres, sobre todo aquellos que han conocido, de algún modo, la riqueza. El deslumbre de la riqueza no es anodino; por eso, el temple del pobre no se encuentra tanto en su capacidad de lucha sino en su disposición revolucionaria; se puede luchar para ser rico también, pero para ser rico se debe producir nuevos pobres. Es el drama de las revoluciones burguesas; luchan contra el poder feudal abanderando los más grandes ideales, para después traicionarlos y reproducir aquello contra lo cual habían luchado. Entonces, la pregunta no es mera retórica, y apunta a la reflexión exhaustiva del sujeto que constituye la esperanza de esta lucha global.

En la lucha, lo que primero se construye, no son las trincheras defensivas, sino el potencial de disponibilidad del sujeto; esto quiere decir: que toda lucha física presupone una lucha espiritual (por eso, a una guerra se llega con lo que se es, pero también con lo que no se es, es decir, si hay potencial de disponibilidad, la concurrencia es exitosa, de lo contrario, lo que se produce es desagregación; si la disponibilidad no asiste como un todo unificado, el todo se diluye, la derrota acontece porque se ha concurrido de modo derrotado). Cuando los objetivos de la lucha rebasan lo estrictamente humano, el ámbito espiritual se hace más necesario: el espíritu no es algo ajeno a la política sino su forma más acabada. Luchar por la vida, en sentido eminente, requiere de una disponibilidad trascendental; no se trata de una lucha particularista sino de una lucha que tiene que ver con el todo de la vida. Esto produce, necesariamente, una visión holista de la lucha misma, porque si la vida no está escindida o dividida, nuestras luchas tampoco lo están, y todas, si son luchas honestas de liberación, no pueden andar extraviadas sino reunidas. Lo sustancial de la “Cumbre de los Pueblos sobre el Cambio Climático”, más allá de los contenidos expresados, está en el hecho mismo del potencial de disponibilidad del sujeto que emerge, como momento constitutivo de un poder de interpelación global; productor de un nuevo sentido común, que sea capaz de cuestionar y sustituir las creencias moderno-occidentales por un nuevo horizonte universal de justicia, amplificada ahora a la naturaleza.

Por eso la esperanza no proviene de los países ricos sino de las víctimas de un desarrollo que socava, no sólo sus vidas, sino la vida del planeta mismo. Los países ricos se encuentran en el ojo de la tormenta de una crisis que provocaron las instituciones que ellos mismos crearon; el supuesto conocimiento infalible que produjeron no pudo prever la crisis financiera, es más, una vez desatada la crisis, no saben cómo hacerle frente. El conocimiento que sostienen a sus instituciones no es pertinente para pensar una crisis de semejante magnitud, menos para hallarle soluciones. Ese conocimiento no descubre estos problemas, más bien los encubre. Por eso responden de modo ciego. Lo mismo pasa con la crisis climática. La apuesta de los países ricos sólo apunta al fracaso de la humanidad. Si el ser humano es el centro de todo lo que conocemos como vida, la modernidad ha corrompido ese nuestro lugar, al hacer de aquello un privilegio y no una responsabilidad.

Detrás de todas las estratagemas que arguye el primer mundo para deslindar responsabilidades, se encuentran un conjunto de creencias, a las cuales, no quieren ni saben cómo renunciar. Una de esas creencias irrenunciables es el desarrollo. Los efectos negativos de ese desarrollo los han padecido, desde hace cinco siglos, la humanidad y el planeta entero. La idea de ese desarrollo proviene, decíamos, de la formulación científica del “progreso infinito”. Sobre esta idea se levanta la ciencia moderna y, como postulado económico, el capitalismo. Observemos de nuevo la falacia en que incurre este postulado de la ciencia moderna: un progreso infinito supone recursos también infinitos; ahora bien, ¿son la humanidad y la naturaleza infinitos? El postulado del “progreso infinito” es producto de teoría, pero empíricamente no hay nada que pueda sostener proyecciones infinitas; es decir, es una pura ilusión, no es realista. La modernidad no es nada realista, es más ilusoria de lo que ella se imagina.

En su lucha contra la teología medieval, de modo inconsciente, adoptó sus ilusiones como delirios; fue cuando empezó a prometer todo aquello que prometía la iglesia, de ese modo se convirtió en la nueva idolatría. Bajó el cielo medieval y lo proyectó, como realizable, en términos de futuro; todo sería posible en el tiempo venidero, hasta la inmortalidad. La era de la tecnología moderna nació con esa ilusión. Por eso empezó su camino de modo ciego; teniendo por norte el infinito, ya no fue posible ver lo finito de la condición humana y de la naturaleza. La naturaleza había sido degradada cualitativamente; ahora sólo importaba como objeto: espacio plano, homogéneo e infinito (de nada servía saber que la tierra era redonda, pues para la ciencia seguía siendo plana). La matematización de la realidad terminó por reducir la vida del planeta a un conjunto de cifras, en rojo y negro, ganancias y pérdidas, de una contabilidad que se movía en la ilusión de la infinitud.

Aparecen las nociones de crecimiento, acumulación, desarrollo etc., y todas ellas con la ilusión del “progreso infinito”. La economía se encargó de sistematizar este marco categorial. Entonces, el sistema económico que aparece, el capitalismo, no es el fondo de la cuestión. El capitalismo es la determinación económica de una racionalidad que subyace a esta economía. Para que la economía aparezca, ya no como ciencia de la producción de los medios de vida, sino como ciencia de los negocios, debe operarse previamente un concepto de ciencia pertinente a esta transformación. Porque lo que sistematiza la economía capitalista, decíamos, es una determinada acción racional, la cual presupone siempre una racionalidad que es, en definitiva, la que digita la lógica con la cual es posible hablar del sistema económico del capital. Quien pone el dedo en la llaga y dice con su nombre propio lo que significa esta acción racional, es Franz Hinkelammert. Se trata de una acción racional con arreglo a la codicia. La codicia es destructiva porque pervierte hasta la justicia, por eso se trata de una codicia que se hace en cumplimiento de la ley; el propio concepto de ley que desarrolla la modernidad (que dice que es ridículo otorgarle derechos a quien no puede reclamarlos), no es nada más que la expresión jurídica de la codicia como regulador de la existencia. Por eso constituye el principio de vida del capitalismo.

No se trata de la codicia como envidia común y pedestre sino de la codicia convertida en forma de vida, que tiene en la ley a su garante normativo. No codiciar se convierte en algo subversivo; no codiciar significa ver al otro como prójimo y no como medio para la maximización de la codicia. En ese sentido, la ley con arreglo también a la codicia entra en contradicción con el amor al prójimo; desde la codicia el otro deja de ser sujeto, por tanto, deja de ser mi prójimo. Por eso los Bancos tienen a la policía para desalojar a la gente de sus casas y las entidades financieras mundiales a los gobiernos para reprimir al pueblo que no acepta ajustes estructurales (despidos, congelamiento de salarios, privatización de salud y educación, etc.).

El “greed is good” es, por decirlo de algún modo, el momento originario de un apetito hecho forma de vida, sistematizado de modo científico, y efectivizado (en cuanto dominación real) como economía política a nivel global. Pero en una acción racional con arreglo a la codicia, no basta que la codicia sea buena sino que, como principio de vida, debe ser lo divino, por eso, lo que es bueno para mí (así piensa el fetichista), es el ídolo al cual me inclino: “greed is God”. El principio de vida del capitalismo se transforma en el ídolo moderno; por eso el senador norteamericano Phil Gramm (además de vicepresidente del UBS Investment Bank) llamaba a Wall Street “holy place”, Bush padre recibía la bendición del pastor Billy Graham antes de invadir Irak, y cuando baby Bush decía “God is with us”, en realidad decía, “greed is with us”, la codicia, el “greed”, estaba con ellos.

Por eso se trata de una racionalidad irracional, de una acción racional que se vuelve acción irracional y produce, también, una ética de la irresponsabilidad. Si en el fondo del desarrollo moderno se encuentra esta racionalidad irracional, que produce una acción racional con arreglo a la codicia que, cuando se hace criterio de toda acción, produce el suicidio colectivo global, entonces tiene sentido hacernos la pregunta acerca del desarrollo moderno. Porque si, en última instancia, la aspiración de los países pobres sigue siendo un tipo de desarrollo semejante, entonces entramos en auto-contradicción: nos liberamos no para ser libres sino para ser ricos (por ejemplo, exportar a toda costa, porque los ricos del primer mundo pagan mejor que nuestros propios pueblos pobres). La liberación produce una nueva dominación. Europa cae en esa aporía. Padece centenariamente el dominio imperial romano y, sin embargo, su única aspiración consistirá en ser como Roma. La dominación fue tan efectiva que logró anular una subjetividad libre, y lo que produjo, fue el remedo de su condición, hasta en la decadencia. Es el complejo del dominado: admira tanto a su dominador que a lo único que aspira es a ser como él. La conquista del Nuevo Mundo le ofreció a Europa la posibilidad de efectivizar aquella aspiración; que es a lo que aspira alguien que no es libre: a dominar.

El señorío que despliega como constitución de su subjetividad se hace a costa de desconstituir la subjetividad del indio. El señorío que era cualidad divina y luego real, es asaltada por la codicia como principio de vida de los segundones; por eso llegan a estas tierras queriendo ser todos señores a costa de los indígenas, a quienes ven como sus vasallos naturales, tolerados sólo como servidumbre. Por eso la reacción es furibunda cuando su servidumbre se alza y hace gobierno y ahora habla en nombre de la naturaleza, en términos de Madre. Su respuesta es ridiculizar al indio insolente, no tolera el atrevimiento mayor: decir la verdad. Cuando la verdad no la dicen los cuerdos, tienen que decirla los locos; que es el modo como el sistema-mundo trata a quien dice la verdad. Ya en el principio ridiculizaron a Noé; es el modo como se muestra el temple del que habla con la verdad: primero se burlan de uno, luego se ríen, después de callan, y al final le siguen. Quienes al final quedan en ridículo son otros.

Si la cumbre levantó la irascible respuesta de los medios, es porque significa que otro mundo no sólo es posible sino más necesario que nunca, y esa conciencia es lo que destapa la mentira de la propaganda imperial. El desarrollo moderno ha producido ese veneno potencial que se llama coca cola, que es uno de los mayores causantes de diabetes en el mundo; así como ha logrado la producción acelerada de pollos (y toda producción pecuaria) en apenas tres meses, a base de hormonas que le hacen crecer e inflar de modo antinatural, además del hacinamiento cruel que sufren como potencial colérico transmitido a su propia carne (que se convierte en nuestro alimento diario). Ese tipo de producción está provocando todo tipo de enfermedades y trastornos. Otro de los logros del desarrollo moderno. Por eso preguntamos: ¿debemos llamar a eso desarrollo?

50% de emisión de gases de efecto invernadero proviene de la agroindustria, pero nuestras propias costumbres alimenticias sostienen a esa industria. La recomendación del presidente Evo es entonces cierta: dejemos los platos desechables y volvamos a los platos de barro; es decir, abandonemos lo artificial, la alternativa es volver a lo natural, porque somos naturaleza y, así como la naturaleza está diseñada con equilibrio, no hacemos una vida digna produciendo el desequilibrio. La riqueza seduce porque no hay verdad en ella, todo lo falso necesita de la seducción para conquistarnos; en realidad no se necesita demasiado para ser feliz, por eso se dice que el verdadero rico no es quien más tiene sino quien menos necesita. El “sumaj q’amaña” o vivir bien, parece ser la respuesta a esta crisis global, donde la lógica del dar se traduce, en praxis política, como servicio comunitario; el que aspira a ser señor no le gusta servir a los demás, en su lógica, el servicio es algo humillante, pero el servirse de los demás es algo meritorio, porque si en la lógica de la codicia, el otro desaparece como sujeto, como persona y como prójimo, ¿qué sentido tiene servir a quien le he despojado de su humanidad? Por eso, la forma de vida moderna no es vida, incluso para los beneficiados del norte, por eso su vida no es digna de ejemplo. Por eso volvemos a la pregunta: ¿deberemos seguir llamándoles desarrollados?

La Paz, Bolivia, 25 de abril de 2010
Rafael Bautista S.
Autor de “PENSAR BOLIVIA: DEL ESTADO COLONIAL AL ESTADO PLURINACIONAL”

viernes, abril 23, 2010

El periodista, la objetividad y el compromiso



Le Monde diplomatique


Los teóricos neoliberales centran su análisis sobre la información en la necesidad de elementos como la imparcialidad, la objetividad, la independencia, la neutralidad... El ejemplo más claro de que, en términos absolutos, no existe la neutralidad informativa se evidencia desde el momento en que se elige lo que es noticia1. Cuando un periódico selecciona como noticia principal de portada la concesión de un oscar en Hollywood o un informe de Amnistía Internacional, está tomando una posición editorial determinada. Ya dijo Ryszard Zapuściński que no puede ser corresponsal quien “cree en la objetividad de la información, cuando el único informe posible siempre resulta personal y provisional”.2

Algo similar podríamos decir del concepto de equilibrio informativo. El veterano periodista experto en Oriente Medio Robert Fisk criticó ese falso discurso del equilibrio y afirmó que “los periodistas deberíamos estar del lado de quienes sufren. Si habláramos del comercio de esclavos en el siglo XVIII, no le daríamos igualdad de tiempo al capitán del navío de esclavos en nuestros reportes. Si cubriéramos la liberación de un campo de concentración nazi, no le daríamos igualdad de tiempo al vocero de las SS”3. José Ignacio López Vigil ha dedicado toda su vida al periodismo comunitario en América Latina, al lado de la gente pobre y sencilla. Él también reivindica el compromiso frente a las injusticias:

    Frente a un panorama tan cruel, ninguna persona sensible, con entrañas, puede permanecer indiferente. Es hora de poner todos nuestros esfuerzos personales, toda nuestra creatividad, para mejorar esta situación. No caben mirones cuando está en juego la vida de la mayoría de nuestros congéneres, incluida la del único planeta donde podemos vivirla4.

López Vigil va todavía más lejos:

    Ni el arte por el arte, ni la información por la información. Buscamos informar para inconformar, para sacudir las comodidades de aquéllos a quienes les sobra y para remover la pasividad de aquéllos a quienes les falta. Las noticias, bien trabajadas, aún sin opinión explícita, sensibilizan sobre estos graves problemas y mueven voluntades para resolverlos5.

No faltan periodistas jóvenes de última generación que también reniegan del mito de la equidistancia, como Olga Rodríguez, curtida en los conflictos de Oriente Medio: “huyo de la equidistancia porque creo que es una trampa: no se puede tratar igual al que bombardea que al que es bombardeado, al invasor que al invadido, al opresor que al oprimido... Vivimos en un mundo plagado de desigualdades, injusticias y desequilibrios y creo que una de las misiones de los periodistas es buscar que la balanza se equilibre”6. Decía el poeta español Gabriel Celaya, “maldigo al poeta que no toma partido”, y hoy el recién fallecido ensayista estadounidense Howard Zinn afirma que “no se puede ser neutral viajando en un tren en marcha que se dirige a un despeñadero”.

El historiador Paul Preston recoge en su libro “Idealistas bajo las balas”, el sentimiento que vivieron los corresponsales de prensa extranjeros destinados en España durante la guerra civil7. Según Preston, “no se trataba sólo de describir lo que presenciaban. Muchos de ellos reflexionaban sobre las consecuencias que tendría para el resto del mundo lo que sucedía entonces en España. (…) se vieron empujados por la indignación a escribir en favor de la causa republicana, algunos a ejercer presión en sus respectivos países y, en unos pocos casos, a tomar las armas para defender la República”. Preston deja bien claro que ese activismo no fue “en detrimento de la fidelidad y la sinceridad de su quehacer informativo. De hecho, algunos de los corresponsales más comprometidos redactaron varios de los reportajes de guerra más precisos e imperecederos”8.

La percepción del periodismo como un compromiso con los oprimidos ha inspirado a lo más valioso de nuestra profesión, quienes, a diferencia del hipócrita discurso dominante actual, han reivindicado esa responsabilidad. Desde el cubano Pablo de la Torriente Brau al británico Robert Fisk o el franco-español Ignacio Ramonet. Recordemos que iniciativas tan justas y loables como la creación de un impuesto para las transacciones financieras especulativas (la Tasa Tobin), el apoyo a los Foros Sociales Mundiales o el combate al Acuerdo Multinacional de Inversiones (AMI) surgieron en medios de comunicación de indiscutible prestigio como Le Monde Diplomatique. También lo han entendido así muchos fotoperiodistas profesionales: “Me molestan ciertas etiquetas, como cuando me dicen que soy un periodista solidario. Para mí el periodismo es compromiso”9, afirmó el fotógrafo Gervasio Sánchez, Premio Nacional de Fotografía en España. El fotoperiodista todavía va más lejos: “Si yo fuera alguna vez decano de una facultad de Periodismo eliminaría una palabra: 'objetividad', la quitaría, rechazaría y quemaría”10.

El periodista siempre tendrá la tentación de dejarse llevar por los oropeles palaciegos, bien por razones económicas, por sumisión al poder, o simplemente por la tendencia a considerar más veraz y valiosa la información sólo porque procede de la moqueta y el esplendor de los centros del poder. Pero hay que recordar que tenemos una obligación social, un compromiso, una especie de juramento hipocrático que consiste en sacar a la luz, en informar, sobre tantas y tantas luchas de hombre y mujeres que combaten por su supervivencia y dignidad. Como dice Kapuscinski en su obra El Sha, debemos reivindicar “las palabras que circulan libremente, palabras clandestinas, rebeldes, palabras que no van vestidas de uniforme de gala, desprovistas del sello oficial”. Por eso cuando en una guerra un jefe militar nos anuncie una liberación le preguntaremos a la señora que salió a comprar el pan en la zona recién liberada; mientras el ministro nos esté enseñando el nuevo hospital inaugurado, acercaremos el micrófono al anciano que se encuentra en la sala de espera, y durante la pomposa inauguración de la industria de vanguardia tecnológica interrogaremos al obrero por su paga.

Tal como sucedió a los periodistas decentes que cubrieron la guerra civil en España, es necesario sentir en la piel el destino de los desfavorecidos para comprender cuál es el lugar del periodista.

    El verdadero periodismo es intencional, a saber: aquél que se fija un objetivo y que intenta provocar algún tipo de cambio. No hay otro periodismo posible. Hablo, obviamente, del buen periodista. Si leéis los escritos de los mejores periodistas -las obras de Mark Twain, de Ernest Hemingway, de Gabriel García Márquez-, comprobaréis que se trata siempre de periodismo intencional.11

El discurso de la neutralidad se utiliza inteligentemente desde los medios de comunicación neoliberales. Basta con observar los nombres con los que gustan denominarse en sus cabeceras: El Imparcial, Informaciones, ABC, La Nación, El Mundo, El País, La Razón. Todos son asépticos y neutrales, como desean que creamos que son sus contenidos. Su celo por aparentar ausencia de ideología les lleva incluso a prohibir a sus periodistas que tengan ideas hasta fuera de la redacción, en su vida privada.

La ciudadanía se indigna ante cualquier intento de dirigismo político e ideológico. Sabedores de eso, la estrategia actual de los medios es disimular a toda costa la intencionalidad para que pase inadvertida a las audiencias y pueda ser efectiva. El objetivo es proporcionar (u ocultar) al lector, oyente o espectador determinados elementos de contexto, antecedentes, silenciamientos o métodos discursivos (en el caso de los medios audiovisuales las posibilidades son infinitas) para que llegue a una conclusión y posición ideológica determinadas, pero con la percepción que es el resultado de su capacidad deductiva y no del dirigismo del medio de comunicación. De ahí la importancia de denunciar las falsas objetividades y neutralidades para dignificar un periodismo de principios y valores.

Los grandes medios comerciales hablan de neutralidad periodística mientras tienen periodistas empotrados entre las filas del ejército estadounidense en Iraq, de pluralidad informativa cuando sus redactores no salen de la sala de prensa de la Casa Blanca y nunca han visitado un suburbio de Washington o Nueva York, de imparcialidad mientras siguen estigmatizando en sus informaciones a los gobiernos que cometen el delito de recuperar sus recursos naturales de las manos de transnacionales. Alardean de objetividad, pero sus páginas y espacios informativos se reservan al oropel, el lujo y el glamour de famosos y grandes fortunas que identifican de esta forma como modelos a admirar. No es verdad que los medios de comunicación comerciales sean soportes neutrales de información. Ellos militan y hacen apología de un modelo económico concreto en el que se desenvuelven y del que obtienen beneficios, bien para su propia empresa o para la casa matriz accionista. Frente a ello, no se trata de que desde el compromiso del periodista el periodismo se convierta en panfleto, la ciudadanía rechaza los intentos de un periodismo militante que no aporta rigor ni información contrastada y sólo incluye ideología. Lo que reivindicamos es la recuperación de la dignidad y el servicio a la comunidad, a la justicia social, a la soberanía de los pueblos y a las libertades. No será periodismo si no se hace así, como no es medicina curar sólo a quienes tienen dinero para pagarla. No se debe confundir periodismo comprometido con servir incondicionalmente a un partido político o a un gobierno con el que se simpatiza. El compromiso es con unos principios y unos valores no con unas siglas o un determinado órgano de poder. Y, sobre todo, dar la voz a quienes tantas veces tiene vetado el acceso a los medios de comunicación. La escritora Elena Poniatowska en su libro “La noche de Tlatelolco12, recogió la masacre de cientos de estudiantes que protestaban en la plaza de ese mismo nombre, en la ciudad de México, el 2 de octubre de 1968. Para ello se dedicó a transcribir textualmente los testimonios de los afectados y ordenados cronológicamente. Sin duda se trata de un periodismo incompleto -hay elementos y datos que no se pueden ofrecer mediante testimonios-, pero es un ejercicio magnífico de dar la voz a la gente.

En muchos foros los profesionales insisten en que su capacidad de maniobra para practicar un periodismo comprometido con valores distintos de los impuestos por el mercado es muy limitada. Es verdad, pero es imprescindible que todo periodista ponga al servicio de esos ideales sus conocimientos y su trabajo si quiere que la decencia sea emblema e insignia de su vida y su profesión, y probablemente deba ser fuera de su puesto de trabajo en un medio de comunicación comercial. No se trata de militancia, sino de de decencia. La decencia es lo que diferencia al biólogo que trabaja para una gran empresa de transgénicos o para una organización ecologista, al abogado que defiende los intereses de una multinacional o los de los trabajadores que exigen un sueldo justo, al militar que dispara contra el pueblo refugiándose en órdenes de superiores o al que combate al lado de la gente. Ninguno de ellos puede ser neutral, ni imparcial, ni objetivo.

NOTAS

[1] Ver capítulo “ Así funciona el modelo” en Serrano, Pascual. Desinformación. Cómo los medios ocultan el mundo . Península. Barcelona, junio 2009.

[2] Ryszard Zapuściński. Los cínicos no sirven para este oficio. Sobre el buen periodismo . Anagrama. Barcelona 2002. pág. 21.

[3] Fisk, Robert. “Tediosas comparaciones sobre Oriente Medio”. La Jornada . 13-1-2009 http://www.jornada.unam.mx/2009/01/13/index.php?section=opinion&article=024a1mun

[4] López Vigil, José Ignacio. Manual urgente para radialistas apasionadas y apasionados . Ministerio de Información y Comunicación de Venezuela. 2005

[5] López Vigil, José Ignacio. Manual urgente para radialistas apasionadas y apasionados. Ministerio de Información y Comunicación de Venezuela. 2005

[6] Muñoz, S. Entrevista en la revista Paisajes . Noviembre 2009

[7] Preston, Paul. Idealistas bajo las balas. Corresponsales extranjeros en la guerra de España . DeBolsillo 2008

[8] Preston, Paul. Idealistas bajo las balas. Corresponsales extranjeros en la guerra de España . DeBolsillo 2008. pp. 16 y 17

[9] Público 7-11-2009

[10] Declaraciones a CNN + 8-11-2009

[11] Ryszard Zapuściński. Los cínicos no sirven para este oficio. Sobre el buen periodismo . Anagrama. Barcelona 2002. pp. 38 y 39

[12] Elena Poniatowska. La noche de Tlatelolco. Editorial Era, 2007

Pascual Serrano es periodista. Este artículo es un resumen del capítulo del mismo nombre de su último libro “El periodismo es noticia” Icaria, abril 2010


miércoles, abril 21, 2010

Morales denuncia la deuda histórica del capitalismo con la Madre Tierra

Presidente Evo Morales en Tiquipaya

La Conferencia Mundial de los Pueblos sobre el Cambio Climático y los Derechos de la Madre Tierra, impulsada por Evo Morales tras el fracaso de la cumbre Copenhague, arrancó con la participación de miles de personas que confían en delinear una estrategia alternativa en la lucha contra el calentamiento global, que incluya un Tribunal de Justicia Climática. Morales denunció la deuda histórica del capitalismo con la Madre Tierra.

GARA

«Sólo tenemos dos caminos: La Pachamama (Madre Tierra, en aymara) o la muerte. Muere el capitalismo o muere la Madre Tierra. Vive el capitalismo o vive la Madre Tierra». Así de contundente se expresó el presidente boliviano, Evo Morales, al leer su mensaje durante la inauguración de la conferencia mundial sobre el cambio climático que ayer arrancó en Tiquipaya (Bolivia) con la participación de pueblos indígenas y movimientos sociales. Denunció la deuda histórica del capitalismo con el calentamiento global y señaló que serán los pueblos indígenas quienes muestren cómo salvar la Madre Tierra.

La Conferencia Mundial de los Pueblos sobre el Cambio Climático y los Derechos de la Madre Tierra es una iniciativa del propio Morales convocada tras el fracaso de la cita de Naciones Unidas de Copenhague, en la que no se consiguió concretar un documento vinculante para luchar contra el calentamiento global, con el objetivo de crear un Tribunal de Justicia Climática y con la esperanza de delinear una estrategia contra el calentamiento global, que sea alternativa a los acuerdos que se discuten en los foros mundiales oficiales.

El encuentro masivo de Bolivia, en el que está prevista la participación de unas 25.000 personas y a la que se prevé asistan los presidentes de Venezuela, Hugo Chávez; Ecuador, Rafael Correa; Paraguay, Fernando Lugo; Nicaragua, Daniel Ortega; el vicepresidente cubano, Esteban Lazo; y el primer ministro de Antigua y Barbuda, Balwin Spencer, se prolongará hasta mañana.

En su discurso de ayer, Morales volvió a atacar duramente al modelo de desarrollo capitalista y atribuyó a su crecimiento sin control la crisis del cambio climático, según informó Efe. Dijo que el mundo está ahora en una «encrucijada definitiva» entre el capitalismo y la vida en armonía con la naturaleza.

También planteó el mandatario boliviano como alternativa un «nuevo sistema socialista comunitario» que, en su criterio, «eliminará toda forma de colonialismo e imperialismo» y asegurará «la paz entre los pueblos y con la madre tierra».

Subrayó que si no se lucha contra el capitalismo, los movimientos sociales serán «cómplices» del deterioro de la naturaleza que están provocando terremotos, maremotos, hambruna y migraciones masivas.

«Veo que la ambición de algunos pretende llevarnos a la destrucción de todos», agregó para luego sostener que «habrá Madre Tierra sin vida humana, pero no habrá seres humanos sin la Madre Tierra».

Morales, que hizo una detallada y científica explicación de la situación del cambio climático y de los compromisos incumplidos por países ricos para reducir sus gases de efecto invernadero, sostuvo que una de las primeras tareas de estas organizaciones sociales será presentar una demanda ante el Tribunal Internacional de Justicia contra las naciones desarrolladas si es que no respetan las conclusiones del evento y «siguen arruinando» a la Madre Tierra.

Diecisiete mesas de trabajo

Diecisiete grupos de trabajo empezaron ayer a debatir las resoluciones de la cumbre, entre las que destacan la creación de un tribunal ambiental internacional, una declaración de los derechos de la Madre Tierra y la convocatoria de un referéndum ambiental mundial sobre las medidas que deben tomar los países para hacer frente a las modificaciones en la temperatura del planeta, según publicó el diario mexicano «La Jornada». Además, reflexionarán sobre las causas estructurales del cambio climático, la deuda climática, el Protocolo de Kyoto, la financiación, el desarrollo y transferencia de tecnología, los bosques, la agricultura y la soberanía alimentaria, los peligros de mercado de carbono y las estrategias de acción, entre otros temas.

El coordinador gubernamental del encuentro, Pablo Groux, señaló que se trata de generar una amplia base de legitimidad para la propuesta que tienen los pueblos y las organizaciones climáticas ante la crisis medioambiental mundial.

La resolución final será llevada por los mandatarios firmantes a la cumbre de presidentes que tendrá lugar el próximo fin de año en México, donde se realizará un nuevo intento para lograr un compromiso mundial de cara a frenar el cambio climático, explicó Groux.

En Tiquipaya están representados 132 países, 94 de los cuales han enviado delegaciones oficiales, además de organismos internacionales, movimientos sociales, intelectuales y centros independientes de investigación climática.

Ecologistas en Acción es una de las organizaciones que estará presente con el objetivo, según recalcó en una nota, de exigir un impulso «urgente» que reinicie las negociaciones internacionales de cara a lograr un acuerdo vinculante contra el cambio climático, al considerar «inaceptable y escandaloso» el resultado de la cumbre de Copenhague.

Estima que este problema, «el más grave de la humanidad», no es cuestión de «falta de recursos» puesto que los gobiernos han concedido paquetes multibillonarios para rescatar al sector financiero y aumentar el gasto militar, entre otros fines. Denunció la «prepotencia de EEUU, la UE, China y el poder económico dominante».

La Coordinadora de Indígenas Amazónicos, que aglutina a 400 pueblos originarios de nueve países de la región, planteó la urgencia de que se consoliden los territorios indígenas, «base del buen vivir y paradigma de un nuevo modelo de civilización».

Unidad de Naciones

Evo Morales tiene previsto plantear durante la cumbre la creación de la Unidad de Naciones Originarias y Obreras del Mundo (UNO), que reúna a los movimientos de trabajadores, intelectuales, campesinos e indígenas del mundo para «defender los derechos de la Madre Tierra».


martes, abril 20, 2010

Industrializados deben asumir su responsabilidad en defensa de la vida del planeta y de la humanidad (Pablo Solón)

El embajador de Bolivia ante la ONU, Pablo Solón, convocó al Mundo industrializado a asumir su responsabilidad en defensa de la vida (ABI)

Tiquipaya, BOLIVIA 19 abr (ABI).- Los países industrializados deben asumir su responsabilidad en defensa de la vida para evitar que su irracional industrialización destruya el planeta, manifestó el lunes el embajador de Bolivia ante la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Pablo Solón.

"No es malo que sumen esfuerzos en procura del desarrollo, pero sin atentar contra la vida de la naturaleza y por ende de la humanidad", señaló.


Solón dijo que por ello la Conferencia Mundial de los Pueblos sobre la crisis climática y la defensa de los derechos de la Tierra emitirá desde Bolivia importantes iniciativas para que todas las naciones asuman responsabilidades.

Subrayó que el fracaso de la Cumbre sobre el calentamiento global que se realizó en diciembre en Copenhague, Dinamarca, se produjo ante la resistencia del mundo industrializado de asumir su rol en defensa de la sobrevivencia del planeta.

El embajador boliviano ante la ONU sostuvo que la Conferencia Mundial de los Pueblos debatirá un conjunto de propuestas a ser planteadas en la Cumbre sobre el calentamiento global que se celebrará en México en diciembre de este año.

"Antes de la Cumbre de México se van realizar dos o tres reuniones intermedias donde los representantes de los países harán conocer sus propuestas e iniciativas en busca de posiciones de consenso", anotó.

Agregó que si el mundo no toma en serio el problema del calentamiento global dará pasos en falso que colocan al planeta al borde de la destrucción.

"Debemos velar por la vida dejando de lado posiciones mercantilistas que solamente buscan usufructuar a costa de la destrucción del mundo", aseveró.

Solón sostuvo que algunas naciones industrializadas comercian con el agua y hasta con el aire, sin tomar en cuenta que agotan esos recursos y, por ende, dejan al mundo desprovisto de vitales elementos de vida.

Tras el fracaso de la Cumbre de Copenhague, el presidente de Bolivia, Evo Morales, tuvo la iniciativa de convocar a una reunión mundial de los pueblos para que debatan sobre el tema y adopten medidas en defensa de la naturaleza y la tierra.

El Jefe de Estado señaló que la ONU debe declarar los derechos de la tierra, porque sin su existencia no habría humanidad.

Durante su discurso en Copenhague, el Primer Mandatario propuso la realización de un referéndum mundial sobre el tema para que se tome una posición al respecto.

Igualmente propuso la conformación de un Tribunal de Justicia Internacional para que sancione a los países, empresas y personas que con sus actividades dañan el medio ambiente.

Esos asuntos serán debatidos en la Conferencia Mundial de los Pueblos que se celebrará del 20 al 22 de abril en esta población boliviana con la participación de Jefes de Estado, expertos, y representantes de las organizaciones sociales del mundo.

Un día antes del inicio de esta reunión ya se han inscrito aproximadamente 19.000 delegados, lo que ha sobrepasado la expectativa de los organizadores que inicialmente pensaban que no superarían los 10.000.

Confirmaron su presencia los presidentes de Ecuador, Paraguay, Venezuela y Nicaragua, Rafael Correa, Fernando Lugo, Hugo Chávez y Daniel Ortega, respectivamente.

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domingo, abril 18, 2010

Para no perder el hilo de la historia

Presidente Chávez

Soledad Antelo
Periodista

(Tomado del periódico Cambio)

Una periodista boliviana, de cuyo nombre no puedo acordarme, aparecía hace ocho años en diferentes medios de comunicación. De manera oficiosa, acompañaba al entonces embajador venezolano en Bolivia. Muchas horas antes del golpe de Estado en la patria del Libertador, ambos propiciaban una extraña escena que, a posteriori, tendría explicación: el embajador anunciaba y renunciaba. Anunciaba el “cansancio” de sus connacionales con la “dictadura” y presentaba renuncia al cargo, para no representar más al tirano Chávez.

Previamente, durante meses y meses, nuestras mentes y corazones habían sido debidamente predispuestos por una implacable prédica sobre el presidente electo democráticamente de aquel país. Chávez cantor que desentona; Chávez bufón; Chávez irreverente; Chávez tirano; Chávez populista; Chávez entregado a Cuba; Chávez macaco… una sarta inacabable de epítetos que salían a guisa de noticias.

La visión que teníamos del presidente venezolano se reducía al de un exótico milico, por tanto, falto de ideas; cantor cuando no debía; que hablaba de más y mal. Claro está, sus frases, siempre sacadas de contexto y presentadas de manera capciosa, lo mostraban como a uno de esos singulares personajes que sirvieron de inspiración para Yo el supremo y otras expresiones del realismo mágico de nuestra literatura. Y aquel abril del 2002 amaneció con noticia en un titular, semejante al sugerido por el renunciante embajador: “Venezuela se cansó de Chávez”. Lo echaron. El pueblo festejó su salida. Se libraron del tirano. Adios a un dictador.

La OEA se enredó en su propio discurso; cierto que era elegido por el voto popular, pero, pero y pero. Desde España, el comedido de Aznar lanzaba al mundo una declaración conjunta con Estados Unidos, reconociendo al nuevo régimen que, for export, no era un típico golpe militar. Para nada. Hasta el nuevo presidente presentaba el impecable curriculum vitae de hombre sereno y próspero, máximo dirigente de Fedecámaras, la entidad que agrupa a la empresa privada venezolana.

Un pequeño detalle no encajaba. La renuncia del presidente Hugo Chávez no aparecía por ningún lado. Nadie la había escuchado, eso enturbiaba un escenario nuevo supuestamente acordado entre partes. Es más, poco se sabía de su destino. Lo más raro estaba en los medios de comunicación locales. Generalmente estridentes a la hora de pulverizar al mandatario depuesto, esta vez sólo pasaban Tom y Jerry para distracción de los televidentes.

Un centinela de prisión, admirador agradecido de Chávez, logró hacer llegar a algún medio una notita escrita en un papel cualquiera, de puño y letra del prisionero, en el que textualmente decía: “Al pueblo venezolano… (y a quien pueda interesar). Yo, Hugo Chávez Frías, venezolano, presidente de la República Bolivariana de Venezuela, declaro: No he renunciado al poder legítimo que el pueblo me dio. ¡¡Para siempre!! Hugo Chávez F.”

Fue suficiente. Ya el pueblo estaba reunido en los alrededores del Palacio de Miraflores. Llegaban en largas columnas, descolgándose de los barrios pobres y periféricos; nadie organizaba nada, pues todos los medios estaban silenciados. Simplemente, de boca en boca, la consigna pasó y caló; pronto fue una multitud que rodeaba al autoproclamado presidente Pedro Carmona. Adentro, el whisky confundía los sentidos, y lo que eran vivas al legítimo presidente, se interpretaba como la fiesta del pueblo por la caída del “tirano”.

Muchos despertaron de la borrachera como de un mal sueño. Chávez había sido liberado, regresó triunfante a Palacio, retomó el poder y todo volvió a su cauce normal. Los grandes medios balbucearon algo así como “contragolpe de Chávez” y luego se dieron al santo silencio. Que se sepa, nunca se castigó a los culpables; al menos, a los verdaderos, a los ideólogos, empezando por los de Washington. Ni a los que, por omisión, miraron para otro lado cuando se violaba la democracia en un país latinoamericano. La historia sirvió para unos y para otros. Para quienes, cuando con alguna variable se intentó una aventura parecida en Bolivia, asumieron férrea defensa del gobierno de Evo Morales y del proceso de cambio que, democrática y libremente, había elegido el pueblo boliviano.

Para los otros, también. Aprendieron de los errores y ensayaron el show en Honduras. Simulando indignación, Estados Unidos terminó por darle todo el oxígeno que los golpistas requerían. Y pese a la también formidable movilización popular, el presidente Zelaya fue castigado por su insolencia antiimperialista y no volvió nunca más a ejercer su cargo.

¡Caramba! Digo yo. ¡Mucho pueblo, el del Libertador Simón Bolívar!

miércoles, abril 14, 2010

“Queremos que la modernización avance rápido”

“En ningún momento el MAS tiene la intención de convertirse en partido único... creemos en la pluralidad política.”
Entrevista con Alvaro García Linera, vicepresidente de Bolivia, tras el triunfo electoral del oficialismo

El ex guerrillero dice que forma parte de un proceso de transformación estructural de su país, que a largo plazo será una sociedad comunitaria, poscapitalista. Afirma que en Argentina encontró un hermano y que se decepcionó con Obama.

Por Mercedes López San Miguel - Página 12

En la sala del hotel porteño recibe con una sonrisa. ¿Café?, ¿coca?, dice, vestido de traje oscuro. Cuando se sienta apenas se ve en su cara una señal de cansancio. Hace minutos Alvaro García Linera dejaba la Facultad de Derecho en donde dio una charla después de recibir el Doctorado Honoris Causa de la Universidad de Buenos Aires. Antes, se había reunido con la presidenta Cristina Fernández. El vicepresidente de Bolivia podría ser un personaje de una novela revolucionaria: fue guerrillero, estuvo preso y hoy forma parte de un proceso de transformación estructural de su país que, según afirma, será a largo plazo una sociedad comunitaria, poscapitalista. García Linera dice que en Argentina encontró un hermano y que se decepcionó con Obama. “Sigue el chantaje, sigue la presencia de distintos despachos del Estado norteamericano y sus intermediarios para entrometerse en nuestro país reclutando dirigentes sociales, inculcándoles una formación deformada del concepto de democracia y de desarrollo.”

–En las elecciones del domingo pasado el gobernante Movimiento Al Socialismo (MAS) ganó, pero no avanzó todo lo que hubiera querido hacia el Oriente del país. ¿Esto a que se debió?

–Yo diría que se avanzó mucho. En el 2005, el presidente Evo obtuvo el 54 por ciento del electorado, en gobernaciones sacamos el 18 por ciento y logramos tomar el control de tres prefecturas. Hoy nuestro voto de gobernaciones llega al 53 por ciento, pasamos de tres a seis. Hubiéramos querido avanzar más, pero en términos realistas es una triplicación del porcentaje y una duplicación del número de gobernaciones. Igual sucedió en municipios: en 2004 llegamos a obtener 100 alcaldías de un total de 330, hoy solamente como MAS tenemos entre 240 y 250 municipios. Quisiéramos tener los 330, ¿quién no?, pero es una fuerte presencia territorial en el país, incluso en regiones de la zona del Oriente en donde teníamos cero de presencia como en Santa Cruz, en donde ahora vamos a bordear las 26 alcaldías.

–¿Y qué pasó con la alcaldía de La Paz, que quedó en manos del ex aliado del MAS, Movimiento Sin Miedo?

–Nos hubiera gustado ganar. En 2005 ni siquiera ganamos la prefectura y un años antes perdimos la alcaldía. Lo que pasa que en elecciones municipales y regionales entran en juego otros elementos. No se pusieron en juego proyectos de sociedad, de Estado ni de economía, sino el ámbito doméstico de la gestión municipal. Más que una elección de carácter político ha sido una votación en torno de personalidades locales vinculadas con la capacidad de gestión local. La oposición presentó un candidato con una buena experiencia, frente a la candidata nuestra que no tenía esa trayectoria.

–Parece evidente que fuera por la ruptura con el MSM y este llamado del presidente a votar solo por el partido gobernante.

–Es probable que haya influido esta separación. Mayor experiencia, mayor conocimiento de ellos. Hicieron una gestión interesante en alcaldía y la gente votó la continuidad. Fue una victoria del MSM pero, como le dije, en ningún momento estuvo en juego un proyecto de sociedad, sino en el desarrollo urbanístico de las ciudades.

–¿Qué responde a las críticas que se le hace al gobierno de que existe un personalismo de Evo Morales y que el partido se transformó en el único posible?

–En ningún momento el MAS tiene la intención de convertirse en partido único, porque incluso internamente es una coalición de múltiples movimientos: campesinos, indígenas, barriales, obreros, en sí mismo es la expresión de la amplia diversidad clasista y cultural de nuestra sociedad. Adentro hay pluralidad, nosotros estamos convencidos de la importancia de la pluralidad política. Buscamos una mayor presencia territorial para mejorar la gestión. Tuvimos gobernadores que se dedicaron a hacer golpes de Estado y no a gestionar. Habiéndose resuelto el gran debate político estructural de qué tipo de sociedad deseamos construir quisiéramos que avance la industrialización, porque tenemos buenos recursos. Queremos que la modernización avance rápido, sin los obstáculos que tuvimos en 2007, 2008 y 2009.

–¿Y hacia dónde va este proceso socialista?

–Son tres pilares de transformación estructural que han sido definidos por la Constitución: la plurinacionalidad, el régimen de autonomías y la economía social comunitaria. Inauguramos una Constitución que establece que nuestro Estado es plurinacional, que las culturas, los idiomas y los saberes diversos de la población tienen igualdad y el reconocimiento en el ámbito público. Esto tiene que volverse práctico en el ámbito escolar, en la publicación de textos, en el aprendizaje del idioma indígena por parte de los funcionarios públicos; es un proceso de descolonización lingüística, cultural y conceptual. La desconcentración del Estado es el Estado autonómico. Celebramos la elección de gobernadores en la que la asamblea departamental fue electa y no elegida a dedo. Y no solamente elegir autoridades. Es hacer acuerdos y pactos fiscales, compatibilizar funciones, en España andan 30 años mejorando ese proceso. El tercer eje es el de la economía social comunitaria, de una modernidad tridimensional, que es en el ámbito de los recursos naturales procesos de industrialización acelerada. Minerales, gas, agua: uso y gestión industrializada, primera dimensión. Segundo, que las empresas pequeñas vean potenciados sus emprendimientos y lo tercero es lo comunitario. Que sea un uso común de los recursos naturales. Potenciar, irradiar y liberar las fuerzas comunitarias que existen en las estructuras agrarias. En la medida en que las tareas las conduzcan los movimientos sociales, puede llevar a un horizonte socialista poscapitalista, como horizonte a largo plazo.

–¿Cuánto afecta este proceso la crisis mundial?

–Bolivia ha sido la economía que más creció el año pasado en América latina por dos motivos. El primero es el énfasis en la importancia del mercado interno a través de la ampliación de la demanda, las políticas sociales a los más excluidos, a los asalariados, a los sectores agrícolas, que han ampliado el consumo de bienes y de servicios y eso ha dinamizado la economía. La mitad del crecimiento se debe a la propia dinámica de la demanda interna. Una parte del excedente económico de la explotación de los recursos naturales se la retiene en el país. En el 2005, el porcentaje de la ganancia del gas con el que se queda el Estado era del 30 por ciento, actualmente es entre el 68 y el 80. El otro tema son las reservas internacionales. Cuando llegamos al gobierno eran de 1700 millones de dólares, hoy tenemos 8500 millones de dólares. Hay una retención al excedente que le permite, aun en tiempos de crisis, disponer de flujos monetarios que pueden ser utilizados por el Estado para dinamizar la economía tanto en las exportaciones como supliendo la caída de precios o en el ámbito del consumo interno. Crecimos 3,5 por ciento, sin crisis hubiéramos crecido más. Redujimos la pobreza extrema en ocho puntos en tres años.

–¿Cómo ve las relaciones con Argentina?

–Muy cordiales. No podemos dejar de valorar el espaldarazo que nos dieron el Gobierno y el pueblo argentinos en momentos complicados. Una vez en la confrontación con las empresas petroleras, cuando hicimos la nacionalización que nos permitió aumentar la retención, las empresas amenazaron con detener la explotación de los campos y el gobierno argentino dijo que nos apoyaba, financieramente si era necesario. Otra vez fue cuando se dio el golpe de Estado en el 2008 por parte de la coalición cívica y rápidamente se realizó un encuentro de emergencia de la Unasur para respaldar la democracia en Bolivia. Aquello fue decisivo para derrotar las tendencias golpistas y antidemocráticas. Argentina es un hermano que acompaña los procesos de transformación en el marco de la soberanía.

–¿Cómo ve la región, ahora que en Chile cambió el signo político y es probable que suceda en Brasil?

–Es un momento excepcional para América latina. Hay una oleada general de desneoliberalización de sus estructuras económicas y políticas, unos más radicalmente y otros menos. Un nuevo protagonismo del Estado, un reforzamiento de las políticas sociales en el país, una búsqueda de equilibrio entre gestión y recursos estratégicos. Es probable que quizá en algún país se dé un retroceso. Eso es justamente lo previsible. Los países no son soldados, tienen ritmos distintos, pero hay un humor colectivo, un sentido de hacia dónde se tiene que ir. El sentido de la época es hacia adelante. El hecho de que cada uno de nuestros países busca vías propias abandonando el recetario neoliberal de los noventa hace que cada país enfrente de mejor manera el bajón de la economía mundial.

–¿Mejoraron las relaciones con Estados Unidos con la administración Obama?

–No. Lamentablemente, no. La nueva gestión de Obama trajo esperanza porque creíamos que podía haber un giro de timón en esa actitud antagonista y en momentos conspirativa que tuvo la administración Bush contra nosotros. Pero no sucedió. Encontramos una continuidad de esas políticas: sigue el chantaje, sigue la presencia de distintos despachos del Estado norteamericano y sus intermediarios para entrometerse en nuestro país reclutando dirigentes sociales, inculcándoles una formación deformada del concepto de democracia y de desarrollo, promoviendo divisiones al interior de los movimientos sociales, dejando de lado sus responsabilidades en la lucha contra el narcotráfico, haciendo que recaigan todos los gastos en nuestro país. Y en otras partes del continente Estados Unidos incrementa su presencia militar con las bases en Colombia, el aumento de efectivos en Perú, el uso de fuerzas armadas de modo innecesario en la crisis haitiana. El apoyo al golpe en Honduras. No vemos un cambio de actitud con el continente y menos hacia Bolivia. Continúa la actitud contenciosa y agresiva. Pese a ello nosotros tendemos la mano.

–En Argentina se aprobó una ley que apunta a desmonopolizar los medios de comunicación. ¿Prevén impulsar algún proyecto en este sentido?

–Fue un gran avance lo que aprobó Argentina. En Bolivia hay un debate interno de los periodistas para modificar la legislatura sobre los medios de comunicación. Más que la concentración de medios, existe una partidización que es igual de nefasta. Ante el colapso de los partidos tradicionales, algunos medios, amparándose en la libertad de expresión, convirtieron sus canales de televisión y radios en plataformas de campaña política permanente. Hemos denunciado ese hecho y esperado un debate del gremio de los periodistas. Lo vemos saludable. En algún momento ese debate en la sociedad civil podría trasladarse a una norma legal. Es importante que emerja como iniciativa de la sociedad civil para que no sea asumida como una intromisión.

martes, abril 13, 2010

Senador Ávalos denuncia que hubo tres formas de fraude en Santa Cruz y responsabiliza a presidente de Órgano Electoral

MAS denuncia un gran fraude electoral en Santa Cruz por parte de la oposición (ABI)

La Paz, 12 abr (ABI).- El senador del Movimiento Al Socialismo (MAS), Isaac Ávalos, manifestó el lunes que en Santa Cruz se instrumentaron tres formas de fraude en las elecciones departamentales y municipales del 4 de abril.

Asimismo responsabilizó al presidente del Órgano Departamental de ese distrito, Mario Orlando Parada, quien reconoció que hubo fraude en 117 mesas de sufragio con 25.124 votantes que volverán a votar.

"Quiero que Bolivia conozca que en Santa Cruz se instrumentaron tres formas de fraude. Primero, terminado el acto electoral, desde la zona de votación son trasladadas las ánforas hasta el Órgano Electoral y, en el camino, un representante de esta institución cambia de ánforas y de Actas".

"Segundo, en el trayecto del lugar de sufragio hasta el Órgano Electoral cambian las ánforas, unas llenas con las otras que han votado", agregó.

"La tercera forma se produjo en las computadoras donde los operadores aumentan de votación al candidato previsto sin tener aún las ánforas", complementó.

Aclaró que los funcionarios que cumplieron con el traslado de ánforas y cometieron actos irregulares "lo hicieron respondiendo a las instrucciones del presidente del Órgano Departamental", Mario Orlando Parada".

"Todavía el sinvergüenza (Parada) reconoce el fraude, yo creo que no sólo hay 25.000 votos de fraude, por los que se va a volver a votar, yo creo que el fraude pasa de los 200.000 votos, pero ya no hay pruebas y no se puede exigir más", puntualizó.

Dijo que es necesario realizar una auditoría técnica para tener mayor claridad sobre el tema y sentar un precedente con el fin de que no vuelvan a suceder estos hechos.

Ávalos afirmó que "es otro el verdadero fondo del problema de fraude en Santa Cruz, es para evitar ser procesados".

"El señor Costas gastó dinero en el referéndum autonómico y va a ser procesado por esto, y el presidente del Órgano Electoral de Santa Cruz fue quien usó ese dinero en forma ilegal; por tanto también sería investigado y procesado", recalcó.

Consultado si deben ser destituidos los responsables del fraude dijo "ellos ya saben que se van a ir en dos o tres meses, todos son de las logias de Santa Cruz".

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sábado, abril 10, 2010

El "Instituto George W.Bush" promueve la guerra cibernética contra Venezuela, Cuba, Irán y Rusia

George W. Bush presidirá el evento



Mientras que el próximo 19 de abril se iniciará la celebración del bicentenario en Venezuela, en Estados Unidos esa fecha se utilizará para coordinar estrategias de guerra cibernética contra Venezuela, Cuba, Irán, Rusia, China y Siria.

El Instituto George W. Bush y la organización estadounidense Freedom house han convocado un encuentro de «activistas por la libertad y los derechos humanos» y «expertos en Internet» para analizar el «movimiento global de ciber-disidentes».

Al encuentro, que se realizará el 19 de abril en Dallas, Texas, asistirán Rodrigo Diamanti de la organización Futuro Presente de Venezuela; Arash Kamangir de Irán; Oleg Kozlovsky de Rusia; Ernesto Hernández Busto de Cuba; Isaac Mao de China y Ahed Alhendi de Siria. También estarán presentes miembros del gobierno estadounidense y otras organizaciones vinculadas con la comunidad de inteligencia de Washington, como Jeffrey Gedmin, presidente de Radio Free Europe/Radio Liberty, un proyecto de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) creado durante la Guerra Fría para luchar contra el comunismo en Europa; Daniel Baer, Asistente Secretario de Estado para la Democracia, los Derechos Humanos y el Trabajo; Peter Ackerman, fundador del Centro Internacional para el Conflicto Noviolento (ICNC), entidad involucrada en las llamadas «revoluciones de colores» en Europa Oriental; Óscar Morales Guevara, fundador del movimiento «un millón de voces contra las FARC» y también promotor de un movimiento contra el Presidente Chávez a través de Facebook; Jennifer Windsor, directora ejecutiva de Freedom House, y otros representantes de Freedom House, el Departamento de Estado y el Instituto George W. Bush.

Hablará Bush

Según la agenda del evento, su propósito es analizar «las condiciones de las libertades políticas en Internet en el mundo», y «capacitar a los participantes con las tecnologías y el conocimiento para superar la censura gubernamental». El propio ex Presidente George W. Bush y su esposa Laura darán las palabras de apertura del evento. Luego habrá presentaciones de los representantes de Freedom House y el Departamento de Estado sobre las «amenazas contra la libertad de Internet» en los países representados en el encuentro. Posteriormente los invitados internacionales de Venezuela, Cuba, Irán, China, Rusia y Siria presentarán sus ponencias sobre los supuestos «peligros» en sus paises contra la libertad de Internet y su trabajo como «ciber-disidentes». Hacia al final del evento, Peter Ackerman, antiguo director de Freedom House, banquero multimillonario y fundador del Centro Internacional para el Conflicto No-Violento (International Center for Non-Violent Conflict), entidad vinculada a la CIA, también participará con otros «expertos» de la guerra cibernética, para capacitar a los jóvenes con las tecnologías que les ayudarán a promover cambio de regímenes en sus paises de origen.

El participante venezolano, Rodrigo Diamanti, viene del llamado movimiento estudiantil «manos blancas», una iniciativa creada por Washington y los sectores de la oposición contra el gobierno de Hugo Chávez para utilizar a la juventud y los estudiantes para promover acciones de desestabilización que provocarían un «cambio de régimen». Su organización, Futuro Presente, fue creada en 2009 por el dirigente de la extrema derecha venezolana Yon Goicochea con financiamiento y apoyo del Instituto Cato de Washington. El Instituto Cato es un centro de pensamiento (think tank) de la ultra derecha estadounidense, vinculada con el entorno de George W. Bush.

Freedom House es una institución estadounidense financiada por el Departamento de Estado y vinculada a la CIA que financia y apoya a organizaciones que promueven la agenda imperial en paises estratégicamente importantes para Washington. En Venezuela, Freedom House ha estado trabajando desde el año 2005 financiando y ayudando políticamente a los sectores de la oposición contra el Presidente Chávez.

El Instituto George W. Bush es un centro de estudio y acción creado por el ex Presidente Bush y forma parte del Centro Presidencial George W. Bush.

La guerra contra Venezuela

En Venezuela no existe ninguna limitación ni amenaza contra la libertad de Internet ni la libertad de expresión. Hace pocos días cientos de infocentros fueron inaugurados por el Presidente Chávez en Venezuela para garantizar el acceso gratuito a Internet para todo el pueblo venezolano. Los infocentros son salas de computación con acceso a Internet construidas por el gobierno venezolano en ciudades y pueblos por todo el país y son manejadas por las propias comunidades. Más de 7 millones de venezolanos utilizan el Internet, según cifras de 2009.

Durante los últimos años la Agencia del Desarrollo Internacional de EEUU (USAID) y la National Endowment for Democracy (NED) han estado financiando y promoviendo talleres de formación y capacitación en el uso de Internet y las nuevas tecnologías para construir movimientos políticos de la oposición en Venezuela. Más de 10 millones de dólares se han invertido a través de la USAID y la NED para este fin. También han ayudado con la adquisición de equipos tecnológicos para ayudar a los movimientos a lograr sus objectivos. Hoy más de 200.000 venezolanos utilizan Twitter y Facebook como mecanismos para atacar al gobierno venezolano y promover acciones de desestabilización en su contra, además de crear matrices de opinión falsas sobre la realidad en que vive el país.

Desde 2003 el Pentágono ha clasificado la guerra cibernética como el próximo campo de batalla que debe dominar Washington. El Presidente Obama creó un Comando Cibernético el año pasado y nombró un Jefe de Ciberespacio para coordinar las políticas y acciones de EEUU a través de Internet.


Fuente: http://www.aporrea.org/internacionales/n154758.html

domingo, abril 04, 2010

CIA, terrorismo y fracaso de los grupos de ultraderecha en Bolivia

Fernando Quirós

No cabe duda, las castas dominantes de Bolivia fueron siempre las más cavernarias, retrógradas y racistas del continente. Lo fueron en todas las épocas, pero como nunca, entre los años 2005 al 2008 tocaron el fondo de lo inadmisible, llegaron al tope de lo inaceptable.

Su objetivo básico fue demoler el país, tal como ocurrió con Yugoslavia. No lo lograron, de ninguna manera. Al contrario, la violencia desatada se transformó por primera vez en la historia, en la peor derrota jamás sufrida y en el triunfo histórico más grande del pueblo boliviano. La resistencia de las organizaciones indígenas, obreras, campesinas y sociales, el rechazo contundente, reiterado del pueblo a través del voto democrático y sus movilizaciones, más aún, la madurez política, la serenidad y la paciencia que demostraron el gobierno de Evo Morales y el país entero ante la arremetida reaccionaria, fueron determinantes para detener de plano a los enemigos del país. Los provocadores se fueron abajo.

A esa mutilación infame concebida por la CIA, la llamaron “autonomía”, palabra fetiche utilizada para montar la confusión y engatusar a mucha gente y que les llevó al fracaso. La mayor parte del pueblo se dio cuenta de la trampa que encerraba el señuelo envenenado.

Seguimiento

El país necesitaba de cambios estructurales profundos y urgentes. Las autonomías fueron reivindicaciones justas de los bolivianos. Era indispensable que se delegue responsabilidades administrativas en cada punto del territorio, donde cada región gestione sus propios recursos, atienda las necesidades de sus habitantes en forma directa, eficaz, en estrecha coordinación con el Estado y que el desarrollo beneficie y sea equilibrado, solidario entre todas las regiones. Esta autonomía no fue obra de una camarilla, fue elaborada, analizada, promulgada por organizaciones sindicales, indígenas, campesinas y el pueblo en general e inscrita en la nueva Constitución Política del Estado Plurinacional luego de un referéndum ampliamente ratificado por voto mayoritario.

Bolivia y su especificidad étnica indígena y popular fue ignorada sistemáticamente durante siglos, su presencia nunca fue aceptada por la oligarquía, mucho menos reconocida por Constituciones establecidas por ellos; sin embargo, fueron los que aportaron la esencia misma de nuestra nacionalidad y en el plano economico, alimentaron al país durante siglos, sin embargo fueron los más discriminados a tal punto que fueron considerados extranjeros en su propia tierra. El cambio histórico solo podía darse en éste contexto revolucionario y democrático. El ascenso político de las masas al poder hoy es una realidad, gracias a la victoria de todo un pueblo que permitió que se cumplan objetivos fundamentales para el futuro de las nuevas generaciones.

Una mezcolanza de barbarie, de oscurantismo, de ofuscación, de resentimiento, de infantilismo senil e irresponsable les llevaron a creer que Bolivia era inviable y, que Santa Cruz y el Beni les pertenecía como si fuera su botín de operaciones, por tanto, un proyecto factible para que desaparezca Bolivia e instaurar un nuevo espacio político oligárquico lejos de la chusma, de los hambrientos y de los explotados, para que nadie los fiscalice y de esta manera, seguir usufructuando a sus anchas en medio de la corrupción, el favoritismo y el pillaje como lo hicieron en el pasado.

Bolivia ya no les interesaba en absoluto, los cambios que se dieron a partir del 2002 daban la victoria política y reiterada del pueblo. El vuelco histórico inexorable produjo pánico en las filas reaccionarias, el único camino que les quedaba fue complotar para fundir al país.

Se pusieron manos a la obra para que Bolivia desaparezca, resolvieron simplemente que el territorio de la “media luna” (símbolo de Croacia) era tan desemejante y lejana del resto de Bolivia, como la distancia que separa de la tierra a la luna Quizás tuvieron razón, porque lo que fue diametralmente diferente y distante fueron ellos con el país entero. Los Ustachi, nazis y fascistas llegaron a Bolivia huyendo como ratas, fueron la consecuencia de una Europa racista y genocida. Por extraño que parezca, inmediatamente de la derrota de Hitler en la Segunda Guerra Mundial, decenas de miles recibieron protección de la CIA y reacomodados en Argentina, Chile, Paraguay y Bolivia, para que sirvieran luego de punta de lanza del imperio en America del Sur.

En Bolivia, la violencia racial, el terror, la muerte, masacres programadas que culminaron en septiembre del 2008 con la expulsión del país del embajador estadounidense Phillip Goldber y la propaganda de la impunidad propalada por los medios de difusión de la oligarquía, fueron episodios preparados minuciosamente por estrategas y agentes de alto calibre. Armaron verdaderos despelotes a lo largo y lo ancho del territorio, para aterrorizar y traumatizar a la población, compraron conciencias de gente corrompida, de demagogos influyentes de partidos políticos conservadores y agrupaciones de extrema derecha, armaron a delincuentes y asesinos. Corrió plata a raudales. Sin embargo, con todo el arsenal de recursos subversivos la inteligencia criminal no funcionó en Bolivia, erraron el tiro y el tiro les salió por la culata. Sus cálculos y previsiones de la conspiración fallaron. Jamás imaginaron que Bolivia, “el eslabón más frágil”, de la cadena de países “subversivos”, pudiera ocasionar un desastre de tales dimensiones no prevista ni si quiera en sus manuales de “contrainsurgencia”. Los peritos en masacres, en informaciones falsificadas y en focos de terrorismo “de daños colaterales” no pudieron hacer nada frente a la formidable movilización de los bolivianos.

Históricamente las oligarquías, nunca actuaron solas. Si así hubiera sido, hace tiempo hubieran sido aniquiladas. Invariablemente se apoyaron en el poder colonial, en la supremacía imperialista y en estrecha colaboración con los intereses geopolíticos de dominación. Por eso que en su tentativa canallesca para echar abajo el país, emplearon el sabotaje y la brutalidad tal como utilizaron para destruir a Yugoslavia, Irak, Afganistán.

La CIA y el neofascismo híbrido de Hungría y Croacia, estuvieron presentes en Bolivia bajo el patrocinio de EE.UU. y al mando de Phillips Goldman ex-embajador de EE.UU., principal conspirador y especialista en descuartizamientos de países y regiones como Kosovo, Montenegro, Macedonia. Dejaron innegablemente estigmas profundos en la conciencia de cada boliviano pero que sirvieron para reforzar la unidad y rechazar el golpe de estado. Esta característica propia del país, que otorga la resistencia tenaz de 500 años de lucha frente a los invasores y explotadores lo ignoraban los vende patrias. En su sempiterna ceguera, creyeron que la memoria colectiva de los desheredados no influye ni determina nada positivo. Solo pavor, espanto, esquizofrenia.

Actuaron un tanto como aquellas sectas religiosas extremadamente peligrosas, obstinadas en creer en lo absurdo, proclamando lo inadmisible y que luego colectivamente se suicidan al no lograr sus tenebrosos objetivos. De alguna manera sirvieron como pedagogía: enseñaron y alertaron a los bolivianos que un país o una sociedad que no está preparada, podrá ser destruida fácilmente por el imperialismo.

Hoy, muchos de los cabecillas atinaron a camuflarse en la selva del oportunismo, otros huyeron y los demás se esfumaron, esperando el momento para arremeter nuevamente contra Bolivia. Pero lo cierto es que en su exagerada propensión por conservar privilegios y negar al país, ellos mismos se asestaron el golpe de gracia, sin necesidad de recurrir a la fuerza pública o militar.

Hubiera sido fácil de repelerlos militarmente y no sin razón, pero era justamente lo que esperaban los provocadores para que el gobierno de Evo Morales cometa el “error” fundamental y desencadenar la tan ansiada guerra civil y separar a los bolivianos. Necesitaban de muertos, de victimas de carne y hueso, para echarle la culpa. La maquinaria de la prensa reaccionaria solo esperaba el momento preciso para lanzar la buena nueva al mundo entero: “que Bolivia arde y que los bolivianos se matan entre ellos”. Esperaban con impaciencia lanzar la propaganda ensangrentada tal como lo hicieron con Ruanda, Yugoslavia, Irak, Afganistán. La misma táctica, los mismos métodos, para que la prensa internacional copie automáticamente los mismos argumentos y que sirva de excusa para descuartizar a Bolivia.

En su intento de dividir el país, traidores y canallas nufragaron. Despues de la espiral de violencia organizada por la CIA, Bolivia vive ahora una nueva etapa histórica, mirando el futuro de una manera diferente. Los avances sociales, los logros económicos pueden contarse por miles fácilmente. En el lapso de cuatro años, el país consiguió salir de país mendigo a país ejemplo de progreso. Pese a la tamaña destrucción dejada por el neoliberalismo en los últimos 20 años, hoy Bolivia está viviendo días de relativa prosperidad.

La tarea de construir y reconstruir nuevamente no es nada fácil. Es muy fácil arrasar, más aún si trata de una ideología que busca el desastre. El gobierno está en ese camino de rehacer y avanzar por la voluntad y apoyo de las mayorías nacionales.