Gaza: Desastre causado por las bombas de fósforo blanco lanzado por los nazis de Israél
Todo depende de dónde viva uno. Ésa es la geografía de la propaganda israelí, diseñada para demostrar que los blandengues como nosotros –liberalitos que mimamos bebés en nuestros hogares seguros de Occidente– no nos damos cuenta del horror de las 12 (ahora 20) muertes de israelíes en 10 años, de los miles de cohetes y el inimaginable trauma y estrés de vivir cerca de Gaza. Olvidemos los 600 palestinos muertos allí en ese lapso: viajar en los dos lados del Atlántico en las dos semanas pasadas ha sido una experiencia instructiva, por no decir extrañamente repetitiva.
Fue algo así. En Toronto abrí el diario derechista National Post y me encontré a Lorne Gunter tratando de explicar a los lectores lo que se siente estar bajo un ataque con cohetes palestinos. “Suponga el lector que vive en el suburbio de Don Mills, en Toronto, y que los pobladores del suburbio de Scarborough –ubicado a unos 10 kilómetros– lanzaran 100 cohetes diarios a su patio, a la escuela de su hijo, al centro comercial de su calle y al consultorio de su dentista…”
¿Captan el mensaje? Ocurre, claro, que los pobladores de Scarborough son marginados, con frecuencia nuevos inmigrantes –muchos de Afganistán–, en tanto los de Don Mills son en su mayoría de clase media, entre ellos cierto número de musulmanes. Nada mejor que encajar un puñal en la sociedad multicultural canadiense para mostrar por qué Israel está totalmente justificado en su represalia contra los palestinos.
En un periplo a Montreal, dos días después, eché un ojo al periódico La Presse, en lengua francesa. Y sí, había un artículo firmado por 16 escritores, académicos y economistas pro israelíes que trataban de explicar lo que se siente estar bajo el fuego de cohetes palestinos. “Imaginen por un momento que los niños de Longueil viven día y noche en el terror, que los negocios, tiendas, hospitales y escuelas son blancos de terroristas ubicados en Brossard.” Longueil, debe añadirse, es una comunidad de negros e inmigrantes musulmanes, afganos e iraníes. Pero, ¿quiénes son los “terroristas” de Brossard?