Le Soir- Bélgica (Traducido por Warakazo)
Relato de este miércoles del corresponsal de Ouest-France en Palestina, Radjaa Abou Dagga, uno de los raros periodistas que pudieron penetrar en la Franja de Gaza.
Estaba trabajando como reportero desde en la mañana juntamente con los ambulancieros. Nos encontrábamos en el hospital de Kamel Adwan. Los teléfonos casi ya no funcionan y los portables se cortan, la gente no tiene los medios para contactarse con los servicios de urgencia. En cuanto hay una fuerte explosión, los ambulancieros vuelvan a sus lugares.
A principios de la tarde, nos dirigimos al barrio de Jabaliyah porque una columna de humo se elevaba en esa dirección.
Bombas u obuses, no se sabía si eran dos obuses o los tanques. Se había destruido a una escuela administrada por la ONU en el barrio de Fakhoura.
En este edificio, civiles de los pueblos del norte habían encontrado refugio. Era el pánico. Pedazos de cuerpos, la sangre, las prendas de vestir…
Cuando llegué al lugar, un niño de diez años, ligeramente herido, salió de las ruinas con el cuerpo sin cabeza de su hermanita de cinco años.
Cargamos los muertos sobre los heridos, los heridos sobre los muertos en las ambulancias destruidas, en los maleteros de los coches. Conté 21 muertos.
Durante esos momentos, los Israelíes seguían tirando.
En el hospital principal, fue una carnicería. En la entrada, en los pasillos, la morgue estaba llena de sangre y de cuerpos sin vida. La gente le daba crisis de histeria.
Yo también no pude soportar. Me puse a llorar desconsoladamente.