Crónicas de la nueva Bolivia
Rodrigo Soto
Rebelión
La Paz
El ensordecedor ruido de la carga de dinamita anuncia inequívocamente que otra manifestación ha llegado o sale de la Plaza de San Francisco en el centro de La Paz. Siempre hay una marcha, manifestación o actividad político cultural en aquel reducto histórico. Por las tardes se puede ver a los activistas desplegando carteles a tres colores con la consigna “Bolivia cambia: Evo cumple”; en un intento comunicacional por contrarrestar la hegemonía mediática y su discurso apocalíptico con el deambular político boliviano que la mayoría del pueblo ha escogido en las urnas.
Hoy comparten espacio público con otros hombres y mujeres- también históricamente excluídos- que entre carreras de un lado para otro, con tacones y plataformas a cuestas, han colgado su declaración de intenciones: “Las identidades sexuales y genéricas participan en la construcción de la nueva Bolivia”. Al costado del lienzo decenas de adolescentes con sus rostros cubiertos escuchan atentos la información sexual que emana desde los altavoces mientras en sus rodillas sostienen el cajoncito de madera y sus tintes para el calzado. Cien metros más abajo los mineros, que perdieron su fuente de trabajo en 1985 después de la privatización del estado, han decidido sentarse en plena avenida del Prado a la espera de alguna iniciativa gubernamental que termine con aquel ostracismo laboral al que han estado sometidos desde entonces. Por los cerros que circundan la ciudad han proliferado las viviendas que se equilibran en el abismo geológico de la sobrevivencia económica. Abajo, a 3.600 metros de altitud el caos vehicular y el bullicioso deambular no se detiene ante las movilizaciones sociales de los pequeños transportistas, de los trabajadores de la salud, los docentes, minusválidos, estudiantes, mineros, las Mujeres Creando, las identidades indígenas y sexuales, las asambleas barriales, la juventud urbana popular, los campesinos, comerciantes callejeros….; todos están en la calle reivindicando, defendiendo, criticando, organizándose, tendiendo puentes en el tejido social a nivel horizontal. En fin, todos están en las calles fortaleciendo el movimiento social porque hay un compromiso de hacer por vez primera en Bolivia los sueños realidad.
Y allá van.
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