Bolivia debe obtener precios acordes a la realidad mundial
Christian Inchauste Sandoval
Bolpress
'El mundo y sus demonios', decía Carl Sagan. El hambre de petróleo es uno de ellos. Sagan afirmó que si el precio del petróleo integraba el factor de agotamiento, el crecimiento mundial, las primas de riesgo ligadas a la inestabilidad del Medio Oriente y los gastos militares, el calentamiento global, pues costaría 100 dólares por barril. Lo escribió antes de morir en 1996, cuando costaba U$S 15. Por esas fechas se cerraron los precios de exportación de gas al Brasil, tomando las premisas de gas y petróleo barato. Hoy, en cambio, los analistas no se sonrojan cuando dicen que el barril llegará a los 100 dólares. Para el gas, esto nos daría algo cercano a los U$S 20 por millón de BTUs.
Las razones de esta escalada son aquellas a las que hacía alusión Sagan y trascienden las curvas de oferta y demanda a corto plazo. Se agotan las reservas de extracción 'sencilla' mientras la demanda mundial se expande por China, India y el crecimiento de las potencias del G8. Entran en producción yacimientos 'difíciles' (costos de producción entre U$S 15 y 20 por barril) como ser las arenas de petróleo de Canadá, los bituminosos de Venezuela (la más grande reserva de petróleo pesado del planeta) y los yacimientos de alta mar. En paralelo el calentamiento global y los acuerdos de Kyoto ponen al gas natural como el combustible fósil más eficiente y ecológico.
En el invierno pasado, los precios de gas del Henry Hub, rondaron los U$S 16 por MMBTUs (lo que corresponde a los U$S 65-70 por barril de petróleo). El precio de equilibrio actual (primavera-verano) está por los U$S 7 MMBTU. Por si fuera poco, todos los nuevos proyectos de upstream y downstream tienen costos 20% superiores debido a la demanda mundial de las firmas contratistas para proyectos de hidrocarburos. Como nota final, los analistas anuncian que el precio promedio del barril en la década 2010 será de U$S 50 a 70.
A sabiendas que el gas es el combustible del siglo XXI, debemos pensar el tema del tomando las premisas de Sagan:
1) Agotamiento de reservas y precios: Cada contrato similar al de Brasil (30 millones de metros cúbicos día), consume en 20 años el equivalente de un megacampo (10TCFs). Bolivia cuenta hoy con 4 mega campos de gas (San Alberto, San Antonio, Margarita e Itaú). Un contrato adicional con Brasil y otro con Argentina se comprometen dos campos más. Nos quedaría un solo campo como reserva estratégica, consumo interno y sobretodo industrialización del gas. Primero se debe dotar a toda Bolivia de gas natural para el mercado interno e industrialización. Luego el precio de exportación debe estar referenciado al Henry Hub de alguna manera y la exportación de gas debe ir acompañada de productos de valor agregado.
2) Riesgo Político: con la suba de precios Bolivia es vulnerable a la 'enfermedad holandesa'. Se requieren fondos especiales para diversificar la creación de empleos y empresas. El uso de las regalías y recursos del gas requieren de una planificación estatal aunque lleguemos a las autonomías.
3) Diversificar e industrializar: a través de YPFB, empezar la industrialización del gas y hacer que el gas industrialice a Bolivia. Lo primero se hace con plantas de separación de gas (separar el propano y butano), plantas de GTL (gas a líquidos, que produce diesel de alta calidad demandado en el mercado mundial) y petroquímica (fertilizantes, insumos para la minería y plásticos). Lo segundo se logra con electricidad (ciclos abiertos y co-generación) y gas para las industrias, siendo claves la industrialización del hierro del Mutún (acero en Santa Cruz), el tendido de gas para el polo industrial de El Alto-La Paz y la transformación de los minerales de los Andes en productos acabados.
4) Geopolítica: el gas que defendió El Alto, es el principal vector de las negociaciones con Chile. Partiendo de 'gas por mar' como quid pro quo que nos lleve a otras fórmulas (enclaves, franjas), se ha aumentado nuestro poder de negociación, como lo entendió el ex Presidente Mesa (Referéndum) teniendo como respuesta a la 'cláusula de la molécula', la fallida primera versión del 'anillo' (el que pretendía aislarnos). El gas y energía de Bolivia son el factor de equilibrio del Cono Sur.
Los hidrocarburos son el recurso natural más importante. Bolivia debe transmitirlo en las negociaciones y obtener precios acordes con la realidad mundial. Con estos precios, industrializar el gas y sembrarlo para crear empleos, frenando el éxodo de bolivianos, es una urgencia nacional.
Las razones de esta escalada son aquellas a las que hacía alusión Sagan y trascienden las curvas de oferta y demanda a corto plazo. Se agotan las reservas de extracción 'sencilla' mientras la demanda mundial se expande por China, India y el crecimiento de las potencias del G8. Entran en producción yacimientos 'difíciles' (costos de producción entre U$S 15 y 20 por barril) como ser las arenas de petróleo de Canadá, los bituminosos de Venezuela (la más grande reserva de petróleo pesado del planeta) y los yacimientos de alta mar. En paralelo el calentamiento global y los acuerdos de Kyoto ponen al gas natural como el combustible fósil más eficiente y ecológico.
En el invierno pasado, los precios de gas del Henry Hub, rondaron los U$S 16 por MMBTUs (lo que corresponde a los U$S 65-70 por barril de petróleo). El precio de equilibrio actual (primavera-verano) está por los U$S 7 MMBTU. Por si fuera poco, todos los nuevos proyectos de upstream y downstream tienen costos 20% superiores debido a la demanda mundial de las firmas contratistas para proyectos de hidrocarburos. Como nota final, los analistas anuncian que el precio promedio del barril en la década 2010 será de U$S 50 a 70.
A sabiendas que el gas es el combustible del siglo XXI, debemos pensar el tema del tomando las premisas de Sagan:
1) Agotamiento de reservas y precios: Cada contrato similar al de Brasil (30 millones de metros cúbicos día), consume en 20 años el equivalente de un megacampo (10TCFs). Bolivia cuenta hoy con 4 mega campos de gas (San Alberto, San Antonio, Margarita e Itaú). Un contrato adicional con Brasil y otro con Argentina se comprometen dos campos más. Nos quedaría un solo campo como reserva estratégica, consumo interno y sobretodo industrialización del gas. Primero se debe dotar a toda Bolivia de gas natural para el mercado interno e industrialización. Luego el precio de exportación debe estar referenciado al Henry Hub de alguna manera y la exportación de gas debe ir acompañada de productos de valor agregado.
2) Riesgo Político: con la suba de precios Bolivia es vulnerable a la 'enfermedad holandesa'. Se requieren fondos especiales para diversificar la creación de empleos y empresas. El uso de las regalías y recursos del gas requieren de una planificación estatal aunque lleguemos a las autonomías.
3) Diversificar e industrializar: a través de YPFB, empezar la industrialización del gas y hacer que el gas industrialice a Bolivia. Lo primero se hace con plantas de separación de gas (separar el propano y butano), plantas de GTL (gas a líquidos, que produce diesel de alta calidad demandado en el mercado mundial) y petroquímica (fertilizantes, insumos para la minería y plásticos). Lo segundo se logra con electricidad (ciclos abiertos y co-generación) y gas para las industrias, siendo claves la industrialización del hierro del Mutún (acero en Santa Cruz), el tendido de gas para el polo industrial de El Alto-La Paz y la transformación de los minerales de los Andes en productos acabados.
4) Geopolítica: el gas que defendió El Alto, es el principal vector de las negociaciones con Chile. Partiendo de 'gas por mar' como quid pro quo que nos lleve a otras fórmulas (enclaves, franjas), se ha aumentado nuestro poder de negociación, como lo entendió el ex Presidente Mesa (Referéndum) teniendo como respuesta a la 'cláusula de la molécula', la fallida primera versión del 'anillo' (el que pretendía aislarnos). El gas y energía de Bolivia son el factor de equilibrio del Cono Sur.
Los hidrocarburos son el recurso natural más importante. Bolivia debe transmitirlo en las negociaciones y obtener precios acordes con la realidad mundial. Con estos precios, industrializar el gas y sembrarlo para crear empleos, frenando el éxodo de bolivianos, es una urgencia nacional.
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