La prensa y la libertad
REBELION
Bajo la dirección mediática del Pentágono y de una de las capillas de los dueños del dinero, se inicia, antes de la invasión a Irak, una extraordinaria campaña de acción sicológica por la “democracia” y la “libertad”. Y se utiliza, se invita, empuja u obliga a la “gran prensa” internacional, para santificar la vida de los iraquíes y de la humanidad toda, frente a un “demonio” llamado Sadan Hussain.
Y ahí, la “libertad de prensa” irrumpe en la escena a caballo de las fuerzas del bien, transformándose en parte primordial de un montaje, especialmente televisivo, decidido a transmitir y retransmitir la mentira: clave del pre estreno y posterior desarrollo de la mal llamada guerra de Irak.
Hoy, cuando ya se ha dicho hasta el hartazgo que no había armas químicas, la “libertad de prensa” que, con excepciones, convocó a aplaudir la invasión, urga en el detalle para develar cínicamente cómo se construyó aquella mentira. ¿Tarde?: No. En sintonía con el macabro juego de desclasificar, de tanto en tanto, documentos que explican –si es que no callan en sus tachaduras- la planificación del fuego y la sangre derramada.
Hoy, cuando hay más de un millón de muertos, desaparecidos, inválidos y enfermos derivados de una tierra en llamas, “la libertad de prensa” –con sus honrosas excepciones, vale reiterarlo- se disputa, mercantil, la primicia sobre las torturas y las misiones de la CIA, esparcidas sin límites a lo largo y ancho del mapa de la democracia.
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