La Europa de Nicolas Sarkozy y la izquierda
Europa es de derechas especialmente en sus inmensas capas medias, cada día menos sólidas culturalmente, volcadas a un bienestar consumista y conformista, que consideran un derecho privado, pero cada vez más espantadas por la misma insustentabilidad de este bienestar al presente y al futuro. Seguridad quieren y más inseguridad les traerá la derecha, por que aún más seguridad pidan volviendo a votar la derecha misma. Son masas inmensas, preocupadas por el porvenir de los hijos, que el sistema rindió descartables, pero incapaces, especialmente por un generalizado empobrecimiento cultural, de volar alto. Es así fácil para ellos individualizar el enemigo en el otro, especialmente el migrante, e incapaces –estructuralmente- de ver otros mundos posibles. Son masas inmensas incapaces de concebir el bienestar como valor colectivo. Masas inmensas, hoy si, plenamente atomizadas.
El triunfo de 'Zarko', él que liquidó el problema de las periferias llamando "escorias" a sus habitantes, es decir sacrificándolos a la bronca de sus electores, es la liquidación definitiva -desde la derecha- del gaullismo. Es el fin de aquel fenómeno radical-conservador que unió Francia derrotando Vichy, sacándola de la carnicería argelí, ganándole la pulseada al 68 y contribuyendo a mantener –desde la derecha, pero dialécticamente- a Francia afuera del más crudo invierno neoliberal. Es otro pedazo del siglo XX que termina, afuera de los bizantinismos de los centro-algo. Termina superado por un Sarkozy que, orgullosamente, se define de derechas.
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