(Nacionalización de los Hidrocarburos en Bolivia)
Dr. Ing. Saul J. Escalera
(Ph.D. Ingeniería, USA)
Moderador Reporte PGnet
Mayo 7, 2006
“Muchos reprochan que el gobierno de Bolivia haya decidido replantear las reglas del juego, como hacen con frecuencia las naciones ricas. Habrá que reconocer que un gobierno electo masivamente de forma democrática tiene el soberano derecho de hacer lo que se le venga en gana”, así se expresa Miguel Molina, columnista de
La nacionalización de los hidrocarburos que fue decretada por el Presidente Morales el pasado 1º. de Mayo no fue una medida populista y caprichosa, sino el resultado del clamor popular del pueblo boliviano que veía cómo las petroleras transnacionales prácticamente saqueaban sus riquezas naturales y dejaban migajas para el país, convirtiéndolo en “pueblo pobre en un país rico”. Estos hechos enfadaron grandemente a todos los bolivianos que a voz en cuello les hizo decir: ¡Basta, no más explotación!. Entonces, no entendemos por qué el mundo entero ha reaccionado con estupor a la decisión soberana de la nacionalización de los hidrocarburos en Bolivia.
Pero, ¿fue esta medida una populista por voluntad unilateral del presidente Morales que sorprendió a todos?. ¡Absolutamente no!, por la siguiente razones:
1. La recuperación de los recursos energéticos de Bolivia fue ampliamente aprobada en el Referéndum del año 2004, con más del 85 % del voto popular.
2. Esa recuperación fue parte del Programa de Gobierno del entonces candidato a presidente Evo Morales durante su campaña de más de 6 meses de Julio a Diciembre del año 2005.
3. Es un compromiso político que hizo el gobierno ante los bolivianos desde que asumió el poder el 22 de Enero de este año.
Entonces, ¿dónde esta la sorpresa?. Fue una decisión política superabundantemente pregonada, y no me cabe duda que fue precisamente este punto en particular que indujo a los bolivianos a votar masivamente (54% de voto del 86% del electorado en las urnas es masivo) a favor de Evo Morales en las elecciones de diciembre del año pasado. Es decir que el pueblo boliviano se manifestó por tercera vez por la recuperación de sus riquezas naturales hidrocarburíferas, tal como lo hizo en los años 1936 y 1969.
Es claro que la medida tiene detractores como
En una entrevista personal que tuve con la periodista Elena Catalfamo (catalfamo@eco.bg.it), enviada especial del “Observatore Romano”, periódico oficial del Vaticano, y que la semana pasada cubría noticias en Bolivia, ella me comentaba que “en Europa hay mucha preocupación por las medidas que dictó el Presidente Evo Morales recientemente”. A esto yo respondí: “Es interesante cómo Europa se preocupa de que ahora Repsol tenga pocas utilidades en Bolivia (solo 18%), pero nunca le importó la expoliación sostenida que la petrolera hizo de la riqueza hidrocarburifera de Bolivia cuando por más de 8 años obtuvo 82% de utilidades, dejando un mísero 18% para el país. Esto me parece absolutamente injusto” dije yo.
Las transnacionales petroleras no conocen la compasión ni saben de misericordias, son conservadoras y corruptas y no conocen derechos que no sean los suyos. Muchas veces ignoran la democracia y aplican su fuerza económica para que las leyes de un país les favorezca por sobre todas las cosas. Pero el mercado hidrocarburífero es también débil y asustadizo, y de vez en cuando se topa con alguien que piensa que no todo es pérdida o ganancia. Bolivia ha puesto en evidencia esta debilidad de las petroleras y ha demostrado que la soberanía y dignidad de un país está por encima de cualquier transacción bursátil o comercial. Una gran lección para todos aquellos que piensan como Sanchez de Lozada, Banzer y Tuto Quiroga que se puede entregar impunemente "ad perpetuam" las riquezas bolivianas a intereses transnacionales.
“Más allá de la ideología y de los cristales con los que uno mire el cambiante panorama político de América Latina, habrá que reconocer que un gobierno electo de forma democrática tiene el soberano derecho de hacer lo que se le pegue la gana, porque a fin de cuentas es la gana de la gente que lo eligió. Hay que pensar en eso. Lo demás es berrinche”, concluye Molina.
En resumen, la nacionalización de los hidrocarburos en Bolivia fue un Acto de Amor a
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