América Latina no existe como entidad política. Nadie puede reunirse antes de existir.
América Latina es un referente cultural, utilizado para nombrar un espacio geográfico habitado por naciones en las que se habla castellano y portugués, fenómeno que imbricado con otros antecedentes históricos, aunque suficientemente dominantes como para hacer prevalecer el perfil latino, son insuficientes para establecer una homogeneidad cultural.
América Latina no es exclusivamente latina, sino medio india, medio negra con algo de árabe y de judío. El dato de que la mayoría de los países de la región fueron colonias de España y Portugal, en lugar de establecer una latinidad uniforme, ratifica la pluralidad.
España tampoco es exactamente una nación absolutamente latina, sino mestiza, un estado multinacional, una suma de entidades, integradas unas y yuxtapuestas otras, hija de una guerra de reconquista, rejuegos políticos, algunas imposiciones y finalmente de compromisos de alcoba, el más famoso de ellos, el enlace de Isabel de Castilla y Fernando de Aragón. (sigue)
Junto con Colón, recibimos el mestizaje derivado de la presencia árabe en España a lo largo de seis siglos, con el añadido que los llamados moros eran decenas de pueblos diversos y desde muy lejos mezclados.
El sincretismo latinoamericano era ya sustantivo antes de que se trajeron negros y chinos y de que, por su propia cuenta, arribaran polacos, alemanes, árabes, turcos y probablemente algún extraterrestre para hacer los dibujos de Nazca, las pirámides del Sol y la Luna, los megalitos de la isla de Pascua y otras realizaciones que se escatiman a los pueblos originarios.
Aunque los pueblos europeos tienen diferentes orígenes, hablan distintas lenguas, la precedencia histórica le ofreció otras oportunidades. La primera «unión europea» fue el imperio romano que soldó a sangre y fuego sus costuras, el segundo vino con Bonaparte.
Muerto Bolívar, en América Latina no hubo ningún factor que contribuyera a la unidad
La absurda política colonial española desangró y arruinó a toda la región, al obligarla a largas y cruentas guerras por la independencia que absorbieron el tiempo, las energías y el talento de la clase criolla.
Los hombres que forman el panteón latinoamericano desde el cacique Hatuey, Manco Cápac, Túpac Amaru hasta José Martí, pasando por la pléyade magnifica de Hidalgo, Morelos, Bolívar, Sucre, San Martín y otros muchos, fueron existencias perdidas para la edificación pacifica.
En el espacio que ellos dejaron se infiltraron los caudillos y las oligarquías sostenidas por los terratenientes, el clero y los militares, que impidieron que prosperaran las instituciones civiles, floreciera la participación popular y prevaleciera el Derecho. Para simular la democracia, el espectro político fue cedido a partidos oligárquicos de liberales y conservadores de los que, Blancos y Colorados, Adecos y Copeyanos, entre otros, son herederos.
Bolívar no pudo hacer la unidad latinoamericana y lo que él no hizo por hacer está todavía y Martí no logró evitar que Estados Unidos se apoderara de Cuba porque España prefirió someterse a los gringos a dar la razón a sus descendientes.
En la agenda de la Cumbre de Viena no hubo un solo tema latinoamericano porque una Latinoamérica políticamente unida, identificada y lista para actuar en común, no existe.
No voy a consolarme con decir que ’algo es algo’ y que se avanzó un paso más.
Pasos se están dando, mas no son esos.
Unas fuerzas avanzan hacía la fundación de América Latina como entidad política con la energía y la creatividad de las revoluciones en Cuba y Venezuela, acompañadas por los magníficos procesos políticos en Brasil, Argentina, Uruguay y Bolivia, mientras por caminos trillados, retroceden otros gobiernos que apuestan al sometimiento a Estados Unidos. Viena fue otra oportunidad perdida para Europa que pudo identificarse con América Latina y aliarse con ella.
No voy a salvar distancia alguna. No me extraña que Europa no entienda a Fidel Castro, a Chávez ni a Morales, tampoco comprendieron a Hidalgo, a Martí ni a Bolívar.
Jorge Gómez Barata Profesor universitario, investigador y periodista cubano, autor de numerosos estudios sobre EEUU.
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