Fábula de las tres derrotas (que no entendió la oposición)
La rebelión de los oligarcas Hasta hace algunas horas, el CONALDE había cumplido casi dos semanas de ejecución de su brillante, inteligente, tremendamente lúcida decisión de bloquearse a sí mismo. Lo tragicómico del asunto no es lo delirante de semejante absurdo, sino que sus principales protagonistas demoraran esas casi dos semanas en enterarse que un bloqueo hace mella en quien lo padece, pero no en quien lo contempla plácidamente a 1000 kms. de distancia. En vista de eso, es difícil determinar si la violencia en contra de las instituciones públicas desatada el día miércoles se debió a la desesperación de no obtener de una medida de presión ni un solo resultado o a la frustración del que se da cuenta que ha estado haciendo el ridículo larga y vanamente.
Parece un hierro aislado, pero, en verdad, la genialidad de bloquearse a sí mismo es solo el corolario de un rosario más largo de puerilidades. En estricto rigor, sigue siendo el resultado de no haber entendido qué pasó el 10 de agosto. Pues, en efecto, no contentos con haberse equivocado ese día por culpa de los datos amañados de las encuestadoras, los ideólogos del CONALDE, después, por supuesto, de hacerse propaganda a sí mismos, siguen insistiendo hasta el día de hoy en que el revocatorio fue ganado por la media luna y (¡nótese bien el nivel de fantasía!) perdido por el gobierno. Después de semejante “interpretación”, ¿podría llamarle la atención a alguien que los cívicos y prefectos de la media luna cometieran la fantochada de bloquear sus propios caminos para asfixiar a los habitantes de sus ciudades, que además son sus propios partidarios?