El odio irracional de los nazis contra los bolivianos
Flavio Dalostto (*)
Miércoles, 3 de septiembre de 2008 ABI
El pavimento de la ciudad de Santa Cruz de la Sierra ha bebido sangre. No es cualquier sangre la bebida. La sangre de un bebé ha caído al pavimento. De su frente pequeña corrió un río rojo de dolor. El chicote asesino del cobarde brazo cruceñista, le marcó a fuego el odio, en su frente inacabada.
Da lo mismo si esa frentecita es blanca, negra o marciana, porque es la frente inocente de un humano chiquito. Esa frente pequeña, marcada impiadosamente por un secuaz del prefecto cruceño Rubén Costas, no es cualquier frente, aunque pudiera serlo.
Esa frente pertenece a un bebé colla, que en brazos de su mamá recorría las calles de Santa Cruz, pidiendo paz, derecho y libertad, junto a otros obreros que marchaban pacíficamente y desarmados, hacia la plaza 24 de Septiembre. Hacia "su plaza".
No llegaron. Aparecieron ellos, los "otros hijos de Santa Cruz", los "hijos de la vergüenza", los que se reivindican "nazis", los que en sus arengas gritan "¡Hitler mató a los judíos, porque no conocía a los collas"!