Bolivia y la relación de fuerzas continental
Guillermo Almeyra
La Jornada Desde el punto de vista político-militar, la frontera sur de Cuba y de Venezuela pasa por Bolivia. Y la frontera norte de la crisis político-militar en Argentina también está en las llanuras chaqueñas de Santa Cruz, Pando, el Beni y Cochabamba, donde los terratenientes ganaderos y soyeros llevan adelante un intento para liquidar al gobierno de Evo Morales y al Movimiento al Socialismo y –en los hechos– la construcción de un poder local racista y secesionista.
Ni en Bolivia, ni en Venezuela, ni en Argentina los estrategas de la derecha proimperialista pueden aceptar la vía de la lucha legal (porque son irremediablemente minoritarios y, además, están divididos) y no les queda otra solución que embarcarse, con la ayuda del imperialismo, por el resbaloso camino de la conspiración y la desestabilización. En Bolivia, por ejemplo, los líderes de los departamentos (estados) sureños, dominados por la oligarquía terrateniente, mueven y arman sus bases racistas, llaman a desconocer las leyes nacionales y al gobierno, tratan de hundir la Asamblea Constituyente donde éste y sus bases sociales son mayoritarios, y se apoyan en la acción pública y descarada del embajador de Estados Unidos y en la actitud desinformadora y facciosa de la prensa (La Razón, por ejemplo, pertenece al grupo que edita el diario español El País, feroz enemigo de Chávez y defensor del “¿por qué no te callas?” borbónico).
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