Burkina Faso a los veinte años del magnicidio de Thomas Sankara
Hannah G.
Traducido por Caty R. y revisado por Guillermo F. Parodi
Aparentemente Burkina Faso es un país africano completamente normal. Es decir, la población normalmente es miserable y hambrienta, la clase burguesa normalmente desdeñosa y corrupta, y normalmente hay cientos de ONG activas. Los seminarios, coloquios, cumbres y simposios de lucha contra la pobreza y la desertización normalmente llenan las salas a plena satisfacción de los propietarios de restaurantes y hoteles de cinco estrellas...
El Banco mundial, el Fondo Monetario Internacional (FMI) y la Organización Mundial del Comercio (OMC) velan con diligencia y discreción para mantener al país encadenado al neocolonialismo. En cuanto al presidente, democráticamente elegido y nombrado vitalicio por una argucia electoral, da trabajo a muchos de sus súbditos invitándolos a construir palacios y mansiones suntuosas que constituirán, según sus propias palabras, el orgullo del patrimonio nacional... Y para finalizar, este bombero pirómano no pierde la esperanza de lograr algún día el Premio Nobel de la Paz.
Pero este país esconde otro
No hay comentarios.:
Publicar un comentario