Antonio Peredo LeigueRebelión
Evo Morales, presidente de Bolivia, dijo ante el foro de las Naciones Unidas: “el mundo tiene fiebre por el cambio climático y la enfermedad se llama modelo de desarrollo capitalista”. Como para confirmar la contundencia de esta afirmación, el presidente de Estados Unidos, George W. Bush, desconoció el carácter integrador de la organización mundial e hizo caso omiso de los peligros que se ciernen sobre el planeta. Su respuesta ha sido convocar a 15 gobiernos aliados, para hablar y tomar decisiones sobre el medio ambiente… a su modo.
Ahí están las dos posturas antagónicas: una abrumadora mayoría del planeta que reclama cuidar el planeta en que vivimos y una minoría de países enriquecidos por la devastación de la naturaleza ignora las advertencias. Parece imposible conciliar estas posturas.
Instrumentos de destrucción
No hay duda que las armas de guerra, las terribles armas nucleares, biológicas, tóxicas y muchas más siguen siendo el mayor atentado contra la vida. Pero también son atentados el arrasamiento de los bosques, la desertización de campos cultivables, el envenenamiento de la atmósfera y el hacinamiento de la humanidad en ciudades monstruosas.
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