sábado, septiembre 08, 2007

La democracia de los privilegiados asediada por la democracia participativa


Jubenal Quispe

Rebelión

¡La democracia corre peligro! ¡Asistimos a un régimen totalitario! ¡Defendamos a la democracia! Estas y muchas otras muletillas son repetidas mecánicamente por los “señores” feudales de la politiquería tradicional en Bolivia. ¿Creerán que los bolivianos seguimos siendo los tontos de ayer? ¡Quizás Atenea (diosa de la inteligencia), como castigo, les paralizó la mente y les esterilizó la creatividad discursiva! Después de todo, el daño que le hicieron a Bolivia no tiene misericordia divina.

Nos dicen que no hay democracia, cuando la democracia participativa boliviana goza de una buena salud. Nos dicen que el totalitarismo galopa, cuando el totalitarismo de las minorías neoliberales fue derrotado en las urnas. Nos dicen que defendamos su democracia representativa corrupta, cuando lo que debemos promover es nuestra democracia participativa incluyente.

En honor a la verdad: lo que sí está en peligro es la democracia que coronó a Bolivia como campeona mundial en la corrupción, que convirtió a la política en el arte del robo y del saqueo de los recursos naturales. Esta democracia está herida de muerte y se encuentra en terapia intensiva. Por ello lloran sus promotores y beneficiarios, porque comienzan a perder sus privilegios y ya no pueden seguir disimulando el aroma a sangre humana que irradian sus patrimonios malhabidos.

Para ellos democracia es cuando están en el gobierno. Ahora cuando ya no cuentan con ministros de Estado como sus pongos financieros, y hospitales estatales para sus empresas, entonces, su democracia corre peligro. Cuando los terratenientes son expulsados de los ministerios de agricultura y desarrollo, y cuando su banquete democrático se les acaba, entonces, corrompen hasta a los ángeles para corear mecánicamente: ¡Democracia sí! ¡Dictadura no!

Branco, Manfred y Oscar están nerviosos

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