Invitan a salir del país a cooperantes estadounidenses que conspiran contra el gobierno
El ministro Quintana manifestó que el Ejecutivo no seguirá permitiendo la intromisión ni formas de cooperación poco transparentes y discrecionales que acosan al proyecto boliviano. La autoridad aclaró que este no es un rompimiento de las relaciones con Estados Unidos sino solo una explicación de los recientes comentarios que hicieran el Presidente y el Vicepresidente de la República con respecto a la ayuda poco transparente que llega de Estados Unidos.
Quintana informó cómo opera y con quiénes trabaja la cooperación de Estados Unidos. Según la autoridad, este trabajo es “unilateral”.
La ayuda de USAID tiene dos componentes: La cooperación bilateral oficial, en la que el Estado participa de alguna manera en la identificación de áreas de trabajo, pero no en la administración de recursos (la responsabilidad es las agencias norteamericanas, gran parte de las instituciones no gubernamentales trabajan subordinadas a la administración de las ONG norteamericanas), y la cooperación unilateral extraoficial, que se ejecuta sin contraparte ni controles del Estado. USAID utiliza este último tipo de recursos de manera discrecional, a imagen y semejanza de los intereses de Estados Unidos.
La ayuda bilateral oficial representa el 30 por ciento del total de la cooperación norteamericana, mientras que la ayuda unilateral significa el 70 por ciento. En términos económicos, el monto total de cooperación para 2007 es de 120 millones de dólares, lo que quiere decir que 40 millones de dólares están circunscritos a la ayuda bilateral y 81 millones a la cooperación unilateral. Este último tipo de cooperación se ejecuta sin consultar con el gobierno y sin que las autoridades conozcan los programas, los proyectos y los destinatarios finales.
Lo curioso es que gran parte de la cooperación estadounidense retorna a Estados Unidos y una mínima parte se queda en Bolivia. El 40 por ciento de la cooperación se gasta en comisiones que las ONG americanas cobran por administración de recursos; el 30 por ciento se destina a sueldos de funcionarios norteamericanos, y solo el 30 por ciento se invierte en la ejecución de proyectos, incluidos los salarios para los bolivianos. “¿Qué queda para el desarrollo? Nada”, afirma Quintana.
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