En 1971, jóvenes universitarios ofrendaron su vida resistiendo al Golpe de Estado encabezado por Hugo Banzer Suarez y apoyado por Víctor Paz Estenssoro (MNR) y Mario Gutierrez (FSB), dos eternos rivales políticos habían superado los “ríos de sangre” que los separaba (esta figura se repetirá más adelante) para unirse a un militar de orientación fascista.
Esos universitarios que ofrecieron resistencia armada al golpe fascista, tenían ideales, compromiso con la vida y el coraje de arriesgarla, los universitarios muertos el día 2 de marzo del año 2021, están lejos se esos acontecimientos de 1971. Su muerte obedece a otras perversas circunstancias movidas por el bajo mundo de la llamada “política”.
La universidad se ha transformado, los 20 años de neoliberalismo la ha convertido en una “fábrica de titulados”, los Centros de Estudiantes son la escuela básica de la corrupción, y muchos docentes chantajean con notas a jóvenes estudiantes que buscan independencia económica, en un mundo patriarcal.
La universidad de la ciudad de El Alto, parecía ser una alternativa concreta a la universidad amarilla que dejó el neoliberalismo, pero con el tiempo se convirtió en lo mismo, no importa que circulen las ideas indianistas, kataristas y que los catedráticos sean mayormente aymaras, el “espíritu colonial” sigue rondando los pasillos de la UPEA, el Ama Sua, Ama Kella, Ama Llulla” es solamente un discurso vacío. Esta universidad como institución es la culpable de la pérdida de las vidas jóvenes, que viniendo de las provincias buscan ser protagonistas de su propia historia.
No debemos aceptar las explicaciones técnicas, que si las barandas estaban mal instaladas, que tenían mala reparación etc. Esa es la respuesta fácil, debemos preguntarnos ¿Por qué un rector permitió este tipo de reuniones cuando está claro que no se permiten reuniones de más de 6 personas? ¿Qué objetivo político-electoral tenía esta reunión? ¿Quiénes fueron sus promotores? Buscar la verdad de los hechos nos llevará a la conclusión del manejo político partidario, ejercido desde la presión y el chantaje de pequeños grupos de activistas que lucran con los pequeños nichos de poder universitario, porque no han logrado desarrollar una verdadera conciencia ideológica en los estudiantes.
Las presiones y chantajes son la demostración más evidente de la pobreza que existe en generar una conciencia crítica en el estudiante, es la demostración de la necesidad urgente de una reforma universitaria, para que no se repita la imagen de un coliseo universitario dando cobijo a fuerzas paramilitares como ocurrió en noviembre del 2019, o estudiantes de medicina apedreando el Ministerio de Salud.
Las universidades están lejos del proceso histórico del pueblo boliviano, de la región y del mundo, su mirada está reducida a ubicarse en un lugar de trabajo mediante la “muñeca” académica (en las mismas universidades) o la “muñeca política” de algún tío dirigente de algún gremio. La universidad dejó de producir pensamiento crítico y alineado con la historia de Bolivia. Hoy la universidad es el mejor dispositivo de diseminación de la mentalidad y el saber colonial.
Los inescrupulosos han comenzado a utilizar los cuerpos tirados de los estudiantes para su propaganda electoral ¿era lo que buscaban? La muerte se convierte en una oportunidad de marketing político, ese es el rol perverso de la miseria de nuestra política.
Si existe un gran culpable, para estas absurdas muertes, es el sistema universitario.
*Camilo Katari, es escritor e historiador potosino