Idón Moisés Chivi Vargas
(Debatir. (Del lat. debattuĕre). tr. Altercar, contender, discutir, disputar sobre algo. || 2. Combatir, guerrear. DRAE)
Los señores de la guerra y la tierra (Manfred Reyes y Leopoldo Fernández del PPB-CN), y con ellos los cachorros camaleonoides de ultima hora (UN, Pulso, MUSPA, BSD, Gente y AS), ruegan, imploran y echan alaridos al cielo para que el Presidente Evo Morales debata con ellos.
Desde los mas liliputienses hasta los que aun creen en la posibilidad de ocupar algún que otro curul en la futura Asamblea Legislativa Plurinacional, tienen la ilusión de que debatir con Evo Morales, les puede traer réditos electorales, una ilusión que por supuesto -y con toda la obviedad que el campo político muestra-, no puede ser aceptada por el Presidente.
Pero no son los ruegos y alaridos, lo que nos interesa, sino que hoy -como nunca en la historia de Bolivia-, es la derecha y los sectores mas reaccionarios de la sociedad Boliviana que andan a ruegos casi de rodillas, imploran en coro de voces “debatir” con la expresión mas genuina de gobierno popular -y encima indígena- a lo largo de la historia republicana.
Y eso es lo que hace interesante verlos en UNITEL, PAT, RED UNO, eso hace interesante ver como los señores Jorge Tejerina, Carlos Valverde y uno que otro periodisto dóxofo, hacen coro con Manfredo y un tal Leopoldo. Eso mismo hace interesante escuchar la pobreza de sus argumentos, miseria intelectual que disfrazada de opinión se muestra en pantallas pertenecientes a empresarios que tienen mucho que perder con la aplicación de la Ley de Investigación de Fortunas, la aplicación acelerada de la Ley de Reconducción de la Reforma Agraria en Bolivia, que como hemos visto es resistida precisamente por estos señores de la tierra, la guerra y los medios de comunicación empresarial…
Los de ayer y los de hoy, ese ejército de Lazartes y Ximenas Costas (travestis con denominativo de cientistas sociales), ya no van más, son una escoria de parlanchines a los cuales el pueblo no ve, o si lo hace lo hace con aversión, con un asco que proviene de la dignidad y la inteligencia propia.
En fin, como bien dicen algunos mayoritarios y mayoritarias de estas tierras, no se puede debatir con asesinos, seria como que la víctima debatiera con su asesino y eso es físicamente imposible. No se puede debatir con maleantes porque ello supondría que la acusación de la Contraloría y el Ministerio Publico carecen de seriedad, además de constituirse en un escaño de impunidad adelantada.
Y señalamos como asesinos y maleantes en el sentido estricto que da la Real Academia de la Lengua Española (DRAE), veamos:
a) Asesino, na. Adj. Que asesina. Gente, mano asesina. Puñal asesino. U. t. c. s. || 2. Ofensivo, hostil, dañino. Mirada asesina.
a) Maleante. (Del ant. part. act. de malear). adj. Que malea o daña. || 2. Burlador, maligno. U. t. c. s. || 3. com. Persona que vive al margen de la ley, y que se dedica al robo, contrabando, etc. U. t. c. adj. Gente maleante.
Finalmente, y como gran parte del electorado ya lo sabe, un debate político se hace entre dignos de ello, entre pares iguales, y ninguno de los que ruega e implora cumple ese requisito elemental de praxis política.
Así como no hay debate posible con asesinos y maleantes, tampoco hay debate posible con cadáveres políticos que se hacen a los vivos…
Desde los mas liliputienses hasta los que aun creen en la posibilidad de ocupar algún que otro curul en la futura Asamblea Legislativa Plurinacional, tienen la ilusión de que debatir con Evo Morales, les puede traer réditos electorales, una ilusión que por supuesto -y con toda la obviedad que el campo político muestra-, no puede ser aceptada por el Presidente.
Pero no son los ruegos y alaridos, lo que nos interesa, sino que hoy -como nunca en la historia de Bolivia-, es la derecha y los sectores mas reaccionarios de la sociedad Boliviana que andan a ruegos casi de rodillas, imploran en coro de voces “debatir” con la expresión mas genuina de gobierno popular -y encima indígena- a lo largo de la historia republicana.
Y eso es lo que hace interesante verlos en UNITEL, PAT, RED UNO, eso hace interesante ver como los señores Jorge Tejerina, Carlos Valverde y uno que otro periodisto dóxofo, hacen coro con Manfredo y un tal Leopoldo. Eso mismo hace interesante escuchar la pobreza de sus argumentos, miseria intelectual que disfrazada de opinión se muestra en pantallas pertenecientes a empresarios que tienen mucho que perder con la aplicación de la Ley de Investigación de Fortunas, la aplicación acelerada de la Ley de Reconducción de la Reforma Agraria en Bolivia, que como hemos visto es resistida precisamente por estos señores de la tierra, la guerra y los medios de comunicación empresarial…
Los de ayer y los de hoy, ese ejército de Lazartes y Ximenas Costas (travestis con denominativo de cientistas sociales), ya no van más, son una escoria de parlanchines a los cuales el pueblo no ve, o si lo hace lo hace con aversión, con un asco que proviene de la dignidad y la inteligencia propia.
En fin, como bien dicen algunos mayoritarios y mayoritarias de estas tierras, no se puede debatir con asesinos, seria como que la víctima debatiera con su asesino y eso es físicamente imposible. No se puede debatir con maleantes porque ello supondría que la acusación de la Contraloría y el Ministerio Publico carecen de seriedad, además de constituirse en un escaño de impunidad adelantada.
Y señalamos como asesinos y maleantes en el sentido estricto que da la Real Academia de la Lengua Española (DRAE), veamos:
a) Asesino, na. Adj. Que asesina. Gente, mano asesina. Puñal asesino. U. t. c. s. || 2. Ofensivo, hostil, dañino. Mirada asesina.
a) Maleante. (Del ant. part. act. de malear). adj. Que malea o daña. || 2. Burlador, maligno. U. t. c. s. || 3. com. Persona que vive al margen de la ley, y que se dedica al robo, contrabando, etc. U. t. c. adj. Gente maleante.
Finalmente, y como gran parte del electorado ya lo sabe, un debate político se hace entre dignos de ello, entre pares iguales, y ninguno de los que ruega e implora cumple ese requisito elemental de praxis política.
Así como no hay debate posible con asesinos y maleantes, tampoco hay debate posible con cadáveres políticos que se hacen a los vivos…
Rebelión ha publicado este artículo a petición expresa del autor, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.