sábado, abril 21, 2007

Terrorista sale absuelto

Tomado de Los Angeles Times, editorial publicado el 20 de abril de 2007

Traducido por Pablo Ramos del Equipo de traducciones de Cubadebate y Rebelión.

EDITORIAL

  • Luis Posada Carriles se ha jactado de haber puesto bombas en hoteles de La Habana, sin embargo la justicia estadounidense lo deja libre.

Con un veredicto infortunado que confirma la fianza para el terrorista de origen cubano, Luis Posada Carriles, el Tribunal de Apelaciones del Quinto Circuito estadounidense, con sede en Nueva Orleáns, ha hecho mucho más que liberar a un anciano frágil que enfrentaba cargos migratorios comunes. Washington ha quedado expuesto por sus cargos legítimos de hipocresía en su guerra contra el terrorismo.

l permitir que Posada salga libre antes del juicio del 11 de mayo, el tribunal ha puesto en libertad a un conocido riesgo que había escapado con anterioridad de una cárcel venezolana, un hombre que se ha jactado de ayudar a detonar bombas letales en hoteles de La Habana hace 10 años y al supuesto autor intelectual de la voladura de un avión de Cubana en 1976, en el que murieron 73 personas. Los empleados de Posada confesaron el ataque y documentos desclasificados del FBI y la CIA han demostrado su asistencia a las jornadas de preparación.

En otras palabras, Posada es el Zacarias Moussaoui de La Habana y Caracas. Moussaoui está cumpliendo una cadena perpetua sin derecho a libertad condicional en una prisión federal de Colorado por cargos de conspiración en los ataques del 11 de Septiembre; Posada ha quedado libre para vivir en Miami.

Posada, un veterano de 70 años que participó en el ataque a Playa Girón y trabajó en Panamá tramando un plan para asesinar a Fidel Castro, nunca ha sido acusado del delito de terrorismo en los tribunales de Estados Unidos. Sin embargo, el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de Estados Unidos lo pilló por haber mentido a las autoridades migratorias después de entrar al país a hurtadillas en marzo de 2005 y realizar una conferencia de prensa en la que anunciaba su regreso triunfante.

Tanto el Servicio de Control de Aduanas como el Departamento de Justicia cabildearon para mantener a Posada tras las rejas; sin embargo, las autoridades encargadas del cumplimiento de la ley en Estados Unidos nunca mostraron un fuerte interés de juzgarlo por crímenes más serios. A su vez, los abogados de Posada han advertido de manera preventiva que, que de ser acusado, es muy probable que su cliente revele su amplia colaboración con la CIA.

Estados Unidos mantiene prisioneros en la Bahía de Guantánamo a 385 sospechosos de terrorismo, muchos de ellos en condiciones de aislamiento y en todos los casos sin que se cumplan las normas estadounidenses para un proceso judicial adecuado. Sin embargo, Posada, un terrorista confeso, es enviado a su casa con una pulsera en su tobillo.

Estados Unidos no ha podido persuadir a ninguno de sus siete países aliados para que acepte a Posada. Un juez federal ha emitido un fallo que establece que Posada no puede ser extraditado ni a Cuba ni a Venezuela porque pudiera ser torturado. La mejor solución hubiera sido que el tribunal se hubiera negado a conceder la fianza hasta el día del juicio, mientras el Departamento de Estado buscaba un tercer país que estuviera de acuerdo con juzgarlo por cargos de terrorismo

Ahora Castro tiene otro argumento victorioso para la propaganda, la Casa Blanca ve su autoridad moral socavada y la justicia tarda una vez más para las víctimas de los supuestos crímenes de Posada.

Durante 46 años de una política hacía Cuba fracasada en gran medida, el gobierno estadounidense ha realizado muchas acciones imprudentes, pero permitir que un connotado terrorista salga absuelto constituye una de las más perversas.

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