viernes, abril 27, 2007

Apuntes sobre el empobrecimiento del lenguaje

Alberto Rojas Andrade
REBELION
Me encontraba leyendo el anuncio sobre el nuevo libro de Vicente Romano sobre lo emponzoñado que puede ser el lenguaje empleado por los medios, llamado 'La Intoxicación Lingüística' (no leído aún), y no pude menos que recordar, una información contemporánea con el IV Congreso de la Lengua Española de hace unos días, donde se relataba que a Rafael Molina, Director del periódico dominicano El Día, y Presidente de nada más y nada menos que de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), se le hizo una pregunta sobre cual era el significado de la palabra CIPAYO, muy usada recientemente debido a la gira de George Bush II por algunos países de América Latina, ante lo cual, aquel renombrado periodista y burócrata gremial del periodismo americano, quedo perplejo y no pudo atinar con la respuesta.

Es que el lenguaje hablado como tal puede ser un instrumento de comunicación por excelencia, aún para algunos que se estiman expertos en el tema, no en vano fueron varios los millones de años para su desarrollo en los seres humanos. Y por supuesto si estos eruditos no pueden manejar medianamente un idioma del que suponemos todos son peritos, entonces el recurso que sigue a estos en su urgencia de dominación simbólica, es nada más y nada menos, que rebajarlo a un mínimo común, lo más pobre posible para que, de una parte, los sumos sacerdotes de la comunicación no deban como el señor Molina, estudiar el idioma materno así sea elemento esencial de su oficio, y de otra parte se logre distorsionar y amañar con mayor facilidad los hechos y su significado frente al público llano, al cual en lo trascendental ignoran con desprecio. Para todo ello es necesario pauperizar lo hablado y escrito, reduciéndolo a jeringonza destinada a inhibir la curiosidad por la comprensión del fondo de los problemas.

No hay comentarios.: