viernes, octubre 06, 2006

Escándalo en el Miami Herald ­

(Parte Dos)
Arturo von Vacano

El editor del Miami Herald y el Miami Heraldo renunció el martes 3, dice el Washington Post en su edición del 4 de octubre, un segundo y final capítulo del escándalo periodístico que sacudiera a ambos periódicos y a la colonia cubana de Miami, de cuya vocación democrática jamás se escuchó hablar.

Jesús Díaz, el pobre cubano que sufriera un ataque de ética un mes antes, cuando descubriera que el gobierno de USA paga miles de dólares a empleados de los dos Herald para atacar a Fidel, renunció mediante una lastimosa carta en que anuncia que todos los "periodistas" que fueron causa del escándalo volverán a los Herald entre fiestas y flores.

Los dos diarios informaron a principios de septiembre que diez empleados suyos cobraron dineros del gobierno de USA por "meter" notas contra Castro en sus columnas.
Díaz, al parecer enterado de que esa clase de pagos prostituyen a los periodistas en USA o en la luna, procedió a publicar la información y despedir a los "periodistas" involucrados.

En una carta a sus lectores que el Miami Herald no le permitió leer antes de publicarla, Díaz dice hoy que los diarios están anulando sus decisiones y concederán una ''amnistía'' a los empleados despedidos como consecuencia del escándalo. Díaz desapareció de su oficina el lunes 2.

Cuatro de los diez despedidos dijeron ayer que los pagos que recibían fueron aprobados por el antecesor de Díaz, Carlos Castañeda, editor de El Nuevo Herald que murió en 2002. La decisión de Díaz provocó una ola de protestas y amenazas contra empleados de ambos diarios originadas en la colonia cubana de Miami, además de cancelaciones de subscripciones y exigencias de un boicot publicitario contra ambos Herald.

Como justificando su posición, el Nuevo Herald informó que varios periodistas de diversas organizaciones de prensa reciben pagos de la Voz de América, órgano oficial del gobierno de USA, y sugirió que se cometía una injusticia contra los diez despedidos por Díaz.

Ambos Heralds han pasado de mano en mano como mala moneda durante los últimos meses: una empresa llamada McClatchy y basada en Sacramento, California, los compró en junio pasado de Knight Ridder Inc., otro conglomerado de dudosa prensa.

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