lunes, octubre 23, 2006

BOLIVIA NO SE RINDE:


NACIONALIZACIÓN Y CONSTITUYENTE CONTRA EL ESTADO NEOCOLONIAL

La República de Bolivia desde su creación fue objeto de la explotación irracional de sus recursos humanos y naturales, ahora en pleno siglo XXI se apresta a refundar las estructuras neocoloniales para dar nacimiento a un nuevo Estado con responsabilidad social y justicia.

Lic. Israel López Montaño
Internacionalista

Bolivia suscribió su declaración de independencia el 6 de agosto de 1825, luego de las cruciales batallas de Junín y Ayacucho de 1824, siendo el Gran Mariscal Antonio José de Sucre quien encabezara las maniobras del Ejército Libertador por órdenes de Simón Bolívar, contra las tropas realistas.

La creación de la República de Bolívar, como se denominó en sus inicios en homenaje al libertador de América, transcurrió a través de un proceso constituyente que se inició el 10 de julio de 1825, donde los representantes del Alto Perú (hoy Bolivia) decidieron entre tres alternativas que se vislumbraban: anexarse al Bajo Perú, o Argentina, o declarar su independencia total, siendo está última de pleno consenso entre los constituyentistas.

Ahora bien, lo paradójico en este proceso constituyente fue la exclusión de los sectores indígena, campesino, minero, artesanal y gremial de las decisiones que allí se adoptaron, producto de las condiciones colonialistas que persistían en algunos dirigentes mestizos y oligárquicos.

En 1952, se emprendió el paso inicial hacia el cambio de la realidad política, económica y social de Bolivia, mediante una revolución que otorgó el voto a todos los ciudadanos mayores de edad, nacionalizaron la industria minera de los barones del estaño, Patiño, Hoschild y Aramayo, y se implementó la primera reforma agraria. Todas estas reformas tuvieron incidencia negativa en los intereses de la oligarquía boliviana, razón por la cual retomaron el poder a costa de golpes de Estado y exterminio de toda forma de protesta, a fin de rescatar sus prebendas y privilegios, aplicando el modelo neoliberal en todas las esferas del quehacer nacional.

Luego de 181 años de vida republicana, Bolivia se apresta a enrumbar su destino y construir su propia historia con una Asamblea Constituyente, originaria, plenipotenciaria e incluyente de los sectores sociales que fueron históricamente desplazados. La iniciativa de refundar la nación andina es consecuencia de la traición y engaño por los dirigentes de partidos políticos tradicionales, representantes de los intereses de pequeños grupos de poder económico y político. La entrega de los recursos naturales renovables y no renovables a empresas transnacionales, fue la detonante para impulsar al pueblo a salir a las calles y expresar su descontento ante la descarada venta del país.

La privatización efectuada por el genocida y prófugo Gonzalo Sánchez de Lozada de las empresas estatales, como: SEMAPA, encargada de proveer agua potable a la población; YPFB, concebida para la exploración, explotación y comercialización de los hidrocarburos; el LAB, destinada a competencia internacional de la aeronáutica; COMIBOL, prevista para la explotación de los yacimientos mineros, entre otros entes productivos, ocasionó severos conflictos sociales y económicos en la ya debilitada estructura capitalista del Estado neocolonial, entre los que destacan:

>>La Guerra del Agua del año 2000, que expulsó a la transnacional Aguas del Tunari, por los atropellos que propinaban a la población con el aumento de las tarifas de servicio, escasez en el suministro e inoperancia para ampliar la red de distribución

>>La Guerra del Gas de 2003, que revirtió la pretensión de las transnacionales de exportar el gas a través de Chile, obviando el reclamo histórico de una salida soberana hacia el Océano Pacífico.

Estos acontecimientos de lucha popular por defender la tierra y recursos naturales, fueron canalizados hacia un referéndum consultivo de carácter vinculante, el 18 de julio de 2004, donde 80% del electorado votó a favor de la recuperación de los hidrocarburos y su posterior industrialización, a fin de dotar al Estado boliviano de un instrumento de política exterior que coadyuvara a la concreción de la reivindicación marítima boliviana. La oligarquía boliviana que detentaba el poder político, se opuso tajantemente a materializar el mandato popular, pues significa la perdida de los negocios que habían realizado con las transnacionales petrolíferas y otros socios de la oligarquía circundante.

El pueblo boliviano, cansado de tanta arrogancia y antipatriotismo demostrados por la sórdida derecha boliviana, emprendió un tsunami de protestas para adelantar las elecciones presidenciales a diciembre de 2005, y poner en el poder a un verdadero representante de los intereses populares y nacionales, capaz de realizar los cambios que requiere la República de Bolivia, con civismo y amor a la tierra que les vio nacer.

Evo Morales Ayma, luchador y líder carismático de los pueblos indígenas de Bolivia y América Latina, toma posesión como presidente constitucional de los bolivianos en enero de 2006, prometiendo a su pueblo no defraudarles y hacer realidad las reivindicaciones: social, política y económica por la cual dieron su vida muchos indígenas, campesinos, estudiantes, intelectuales y patriotas desde 1825.

Por ello, el 1º de mayo de 2006, el gobierno revolucionario de Evo Morales realiza la nacionalización de los hidrocarburos al consorcio internacional Pacific LNG, compuesto por las empresas Repsol YPF, British Gas y British Petroleum, mediante Decreto Supremo N° 28701, siendo uno de sus principales disposiciones el artículo 1, donde “(...) se nacionalizan los recursos naturales hidrocarburíferos del país. [y] El Estado recupera la propiedad, la posesión y el control total y absoluto de estos recursos”. Esta nacionalización es la tercera durante toda la historia boliviana, la primera se llevó a cabo el 13 de marzo de 1937, a la Standard Oil de Nueva Jersey, durante el gobierno del General David Toro; y la segunda fue realizada el 17 de octubre de 1969, a la Bolivian Gulf Oil Company, por Marcelo Quiroga Santa Cruz, Ministro de Minas y Petróleo, durante el gobierno del General Alfredo Ovando Candia.

En ese mismo tenor de cambios, el 06 de agosto del presente año, se instala la Asamblea Nacional Constituyente, en la ciudad de Sucre, capital histórica de la República de Bolivia, luego de la elección directa de los constituyentistas y rechazo a la tendencia separatista en el Referéndum Autonómico, del 2 de julio de 2006. A pesar de la victoria electoral abrumadora del sector popular y mayoritario en Bolivia, la oligarquía ha emprendido una férrea campaña mediática y de saboteo político en la constituyente con el objetivo de hacer aparentar en la opinión pública boliviana y mundial, que el gobierno del presidente Morales, carece de capacidad de administración y conciliación.

La estrategia y objetivo de las oligarquías boliviana y latinoamericana, se sustenta en el uso indiscriminado de falacias e intrigas, para enemistar al nuevo gobierno progresista con los países vecinos, y como consecuencia frenar el ejemplo que Bolivia está irradiando en el continente, al hacer prevalecer y respetar la soberanía y autodeterminación de los pueblos, con acciones como la nacionalización y constituyente.

Cada día las maniobras desestabilizadoras al gobierno democrático van tornándose mas agresivas desde los intentos de golpe de Estado y el magnicidio que fue denunciado recientemente ante la comunidad internacional, con una contundente manifestación y concentración en la Plaza los Héroes de la ciudad de La Paz, el 12 de octubre.

Así mismo la firma del Acuerdo Gasífero Argentina-Bolivia, del 19 de octubre, donde los bolivianos se comprometen a suministrar 27,7MMCD de gas a los argentinos, a un precio de cinco dólares, constituye una muestra de que el pueblo no quiere patrones, busca socios, en el marco del respeto a la soberanía y la inversión extranjera. El apoyo de algunos gobiernos progresistas en la región, inquieta a la oligarquía latinoamericana e imperial, por el rol que el gobierno revolucionario de Bolivia está efectuando en provecho de su población y la integración del surcontinente.

Si la oligarquía boliviana y mundial pretende nuevamente arremeter contra el gobierno del pueblo, será neutralizado y derrotado con movilizaciones masivas para hacer respetar la democracia y justicia, en la multinación andino-amazónica que forja con lucha y entrega revolucionara la paz, libertad, e igualdad y no descansaremos hasta concretar nuestras esperanzas y utopías. La premisa debe ser, en palabras de Bolívar, unidad, unidad, unidad, para enfrentar a los apátridas y antidemócratas, que quieren enajenar a nuestro país y sus riquezas. Por ello con convicción revolucionaria, preferible es equivocarse con Evo Morales a errar contra Evo Morales, quien es el líder natural de las esperanzas de la patria. ¡Morir antes que esclavos vivir!

epaisrael@hotmail.com

No hay comentarios.: