(De Execlub)
El "periodismo de investigación" del diario chileno -más la sabia orientación de las agencias de inteligencia de EEUU-- condujo a un equipo de reporteros a "descubrir in situ" la amenazante presencia de un modesto puesto de vigilancia de la soberanía territorial en la extensa y desguarnecida frontera boliviana utilizada por el narcotráfico chileno, a unos 30 kilómetros de un puesto de Carabineros, la policía militarizada chilena que resguarda las fronteras y que aparentemente no constituye amenaza alguna para Bolivia, ni para los demás países limítrofes, Argentina y Perú.
Pero el detalle es que la instalación boliviana, a
"Se concreta el anuncio del Presidente Evo Morales: Puesto militar boliviano inició funciones en la zona del Silala", reza el título principal del diario de Agustín Edwards. "El recinto, aún inconcluso, fue instalado en septiembre último y se ubica a sólo ocho kilómetros de la frontera. Equipo de "El Mercurio" visitó el lugar y sostuvo un tenso diálogo con soldados que lo recibieron con disparos al aire.
Ubicación obedece al propósito del Presidente boliviano de reforzar las zonas limítrofes", como si resguardar la soberanía en las fronteras constituyera una falta.
Los reporteros mercuriales ingresaron a territorio de Bolivia de manera irregular, por no decir ilegal, en abierta provocación, sin visa de periodistas, sin haber informado previamente su incursión a las autoridades de ese país y por un punto de frontera no autorizado. Los disparos al aire de los guardias bolivianos fueron una mínima advertencia.
"Entenderá usted que estamos para resguardar la frontera y tengo que advertirle que usted tiene mucha suerte, podríamos haberle disparado sin preguntar sobre su presencia en la zona", comentó a los periodistas el jefe de la patrulla boliviana que interceptó al grupo, según el reportero mercurial Pablo Carrasco.
La noticia y el reportaje "no tienen ton ni son", sólo el interés de hacer un montaje alarmista al estilo de
Inamistosidad mercurial
Más allá del legítimo derecho de Bolivia a vigilar sus fronteras donde le de la real gana, tan como lo hace Chile y cualquier nación del planeta, el uso de las aguas del Silala es uno de los 13 temas que ambos países tienen pendiente en su agenda de discusión bilateral. Después de 10 años de darle largas al asunto, la cancillería chilena aceptó conversar seriamente sobre el uso de esas aguas.
La agenda sin exclusiones fue acordada por Chile y Bolivia en julio pasado, cuando se reunieron en
Las aguas, que se desvían a Chile por una canalización artificial, fueron concesionadas por Bolivia en 1908 al ferrocarril británico The Antofagasta-Bolivian Railway Company, hoy una empresa chilena del grupo Luksic que se denomina Ferrocarril Antofagasta-Bolivia. Sin embargo, Chile ya había autorizado una primera concesión dos años antes, en 1906, otorgada por el Estado chileno, y una segunda, en 1908, por parte de Bolivia
El historiador boliviano Gustavo Rodríguez Ostria, de paso en Chile, expresó su sorpresa por la campaña del diario chileno. Dijo que los programas de cooperación militar de Venezuela se debaten públicamente en la prensa y el parlamento de su país, de manera abierta, lejos de la conspiración militar que dibuja El Mercurio.
La campaña de El Mercurio persigue el doble propósito de abogar por el voto contra Venezuela en el Consejo de Seguridad, tal como lo desea EEUU, y poner piedras en el camino de las conversaciones acordadas por los gobiernos de ambos países, cuyos contactos mejoraron notoriamente desde las postrimerías de la administración de Ricardo Lagos.
Las relaciones diplomáticas formales entre las dos naciones se rompieron en 1962, precisamente por la decisión chilena de desviar el curso del río Lauca, otra fuente de agua altiplánica de gran valor económico. Los dictadores Hugo Bánzer y Augusto Pinochet tuvieron una breve luna de miel en que se reanudaron los vínculos diplomáticos, pero al poco tiempo se rompieron por falta de acuerdo en una salida al mar lejos de la frontera con Perú.
Base de EEUU en Paraguay vs "Armamentismo venezolano"
Otra campaña paralela del diario chileno incluye la supuesta "carrera armamentista" de Venezuela, pero el periódico tuvo que admitir que se trata de un programa de compras militares "a futuro", porque por el momento sólo ha adquirido cien mil fusiles rusos Kalasnikov para defenderse de una eventual invasión de EEUU. En el ámbito de las compras militares latinoamericanas, el mismo diario reconoció que ningún otro país de la región iguala el programa de adquisiciones de Chile.
Venezuela debió recurrir a Rusia como su principal proveedor de armas desde que EEUU le dejó en tierra la flota de una veintena de aviones F16 al negarse a vender los repuestos. Los aparatos fueron adquiridos en la década de 1980, siendo los primeros en una fuerza aérea de América Latina. Ante la poca confiabilidad de EEUU como proveedor militar, Venezuela ejerció su derecho legítimo a buscar suministro más seguro para su defensa en otras fuentes de tecnología bélica.
Para el diario de Agustín Edwards todas estas iniciativas venezolanas causan "preocupación" en los países del cono sur de América Latina. Sin embargo, ni El Mercurio ni ningún otro diario chileno han prestado atención a la amenazante base militar que EEUU instala en Mariscal Estigarribia, cerca de la triple frontera con Argentina y Brasil y a menos de
Un periodista del diario Clarín de Buenos Aires que visitó la base Mariscal Estigarribia informó que está en perfectas condiciones operacionales. Su aeropuerto tiene capacidad suficiente para atender grandes aviones militares, es el de mayor tamaño de la fuerza aérea paraguaya que sólo tiene un puñado de aviones pequeños y su pista es más grande que la del aeropuerto internacional de Asunción, la capital de Paraguay. La base puede albergar 16.000 efectivos de tropa, posee un enorme sistema de radar, grandes hangares y una torre de control de tráfico aéreo. Cerca de la base existe un campamento militar que crece constantemente de tamaño. Pero todo esto no constituye noticia... ni amenaza...
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