martes, octubre 21, 2008

Nunca la Plaza Murillo fue tan pequeña y a la vez tan grande para tanta dignidad

(Foto Periódico Jornada)

Bolivia hoy se miró en el espejo de la historia y descubrió que todos: collas y cambas, chapacos y vallunos, habitantes del área rural y urbana, tenían el mismo rostro, las mismas reivindicaciones, las mismas esperanzas.

Hoy, esta Plaza Murillo, a la que hasta hace 50 años no podían ingresar los habitantes ancestrales de estas tierras por los perjuicios raciales de un señorial sistema que los había sumido en la más espantosa explotación, recibió a miles de indígenas, vecinos, trabajadores, profesionales…, tanto de las tierras altas como bajas. (Delfín Arias Vargas/ ABI)



La Paz, 20 oct (Delfín Arias Vargas / ABI).-
La Plaza Murillo, el centro político del país y escenario de las definiciones políticas desde antes de la era republicana, fue el escenario donde confluyó la gran marcha iniciada el 13 de octubre por la refundación de Bolivia, pero el histórico asiento quedó pequeño para recibir a miles de marchistas, pero tan grande a la vez para cobijar un sentimiento inmenso de unidad y dignidad nacional.


Desde aproximadamente las 15.00 de este 20 de octubre, día de la fundación de la ciudad de La Paz, largas columnas de caminantes comenzaron a llegar a la plaza Murillo desde el norte, sur y noreste de la ciudad.

Como al inicio de esa movilización popular, fue el presidente Evo Morales quien lideró los últimos 35 kilómetros desde la población de Achica Arriba, seguido de al menos dos centenares de miles de bolivianos cargados de sueños y desafíos para construir un nuevo Estado.

Mientras la plaza Murillo quedaba colmada de canto a canto y las calles aleñas como la Comercio, Ayacucho e Ingavi se veían también rebasadas en su capacidad; desde su centenario pedestal la figura del prócer boliviano Pedro Domingo Murillo parecía sumarse a la celebración del pueblo por una nueva Constitución Política del Estado.