domingo, julio 29, 2007

UNA GOLPIZA QUE VALE MÁS QUE 500 MIL FIRMAS Y MUCHA TINTA

Desde Santa Cruz - Bolivia

El cuarto de hora de los cívicos se agota rápidamente. Los supuestos apoyos regionales a su autonomía se vienen abajo. Tras la golpiza que propinó un constituyente de Podemos a Adolfo Chávez, dirigente del CIDOB, marchistas indígenas quemaron las colchas donadas por el presidente cívico en un gesto simbólico de liberación.

(ASC-Noticias) 16-Julio-07
Por Marcelino Villarreal

Los cívicos hace tiempo intentan mostrar que ellos y los indígenas orientales no tienen diferencias, que son el uno para el otro y han urdido sendos “pactos de sangre” usando a dirigentes indígenas serviles que sin mayor vergüenza se sentaron a la misma mesa con terratenientes y ganaderos, enemigos históricos de sus pueblos. Se han hecho también muchos intentos para demostrar que estos indígenas son distintos a los occidentales, fabricando para ello historias que los muestran como enemigos irreconciliables. De todos modos el k’arai opresor nunca pudo satisfacer el ansia central de los originarios, el hambre de tierra, porque su poder cabalmente se asienta en el avasallamiento de chiquitanos, guaraníes, ayoreos, etc. Pero los indígenas empiezan a distinguir a sus amigos y enemigos y a reconocerse ellos mismos como pueblos, como nacionalidades oprimidas y entonces los cívicos se desesperan porque ven que sus días están contados, que ya no podrán engañar por más tiempo a quienes están en busca de la tierra.

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