La condena a pena de muerte impuesta al ex presidente iraquí Saddan Husein por un tribunal pro-norteamericano ha abierto una interrogante que como bola de nieve rueda en círculos políticos y periodísticos internacionales: ¿Cuándo serán juzgados por crímenes contra la humanidad los principales causantes de la guerra sangrienta de ocupación que vive Irak?
Los protagonistas de la conocida foto de Azores, el jefe del régimen norteamericano, George W. Bush, el ex presidente español José María Aznar, y el primer ministro británico, Tony Blair, gozan de total impunidad a pesar de ser los máximos responsables de los asesinatos de miles de personas inocentes, hombres, mujeres y niños iraquíes.
Incluso hasta se vanaglorian públicamente, especialmente Bush y Aznar, del drama que vive actualmente Irak, y justifican de manera vergonzosa sus crímenes detrás de la supuesta democratización de ese país.
El trío de la instantánea de Azores no es solamente culpable de las muertes de iraquíes, sino también de la de decenas de soldados norteamericanos, británicos, y de otras naciones europeas y latinoamericanas, a quienes el mandatario estadounidense y sus dos cómplices arrastraron a la invasión militar.
Tanto Bush como Aznar y Blair alentaron y materializaron la agresión a Irak pese al rechazo popular en sus respectivos países, y mintieron al mundo justificando su conducta belicista con la supuesta tenencia por parte de Irak de armas nucleares, que nunca fueron encontradas.
Asimismo violaron las normas y el derecho internacional al obviar a la organización de Naciones Unidas, y llevar a cabo ilegalmente la guerra de rapiña en Irak.
En el caso del ex derechista gobernante español existe el agravante de que recorrió Latinoamérica, por orden del recalcitrante inquilino de la Casa Blanca, con el objetivo de reclutar soldados en esa región para la agresión militar contra el pueblo iraquí.
Además Aznar ofreció aportaciones de dinero para supuestos programas de colaboración en América Latina, especialmente en Centroamérica, a cambio de cumplir la tarea de su “emperador” de conformar la llamada coalición internacional para hacer la guerra a Irak.
Con ese rosario de claras evidencias criminales, claro que hay que preguntarse: ¿Cómo es que Bush y sus dos “palanganeros” no han sido aun sentado en el banquillo de los acusados y juzgados por un tribunal internacional?
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