lunes, noviembre 10, 2008

La crisis global, única “oposición” a Evo


Consecuencias de la salida pactada
Le Monde Diplomatique (Bolivia)

(de REBELION)

Las nubes que anunciaban las peores tempestades, que suelen hipnotizar a analistas de dentro y de fuera de una Bolivia (casi) siempre convulsionada, fueron disipadas por un acuerdo político sorpresivo, no tanto en el fondo como en la forma: los interlocutores no fueron, como podía esperarse, los prefectos autonomistas –que mantuvieron posiciones intransigentes que bloquearon las negociaciones–, sino la debilitada bancada parlamentaria de Podemos que, pese a su desprestigio generalizado y sus fracturas internas, mantiene un importante peso institucional. Otra vez, los intereses “particulares” de la fuerza heredera de ADN jugaron –involuntaria pero efectivamente– a favor de la consolidación del gobierno de Evo Morales: si tras el referéndum del 10 de agosto el apoyo a Evo se expandió territorialmente a lo largo y ancho del país (quedando en el olvido los “análisis” sobre la pérdida de las clases medias y de la “media luna ampliada”), con el acuerdo político del 21 de octubre el gobierno pasa a concentrar toda la iniciativa y deja en evidencia la carencia de estrategia –y de fuerza– de la oposición regionalista, sin métodos de lucha, pericia política ni apoyos externos para mellar un liderazgo blindado en la zona andina con el 80% de los votos en el referéndum revocatorio y con un piso de más del 40% en las zonas más hostiles del país.

Desde ahora y hasta el 25 de enero, todo el aparato masista y gubernamental se ha dado a la tarea de subir ese piso electoral en el oriente del país de cara a “llegar al 90%” de aprobación para el nuevo texto constitucional. Y generar una inercia electoral para el futuro.

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