lunes, octubre 09, 2006

INTEGRACION ENERGETICA SUDAMERICANA

(Ecos de la Conferencia Internacional de Gas Natural, Sao Paulo, Brasil, 2006)

Raul J. Escalera, Ph.D.

Editor, REPORTE PGnet No. 196
Septiembre 24
, año 2006 skalera@entelnet.bo

Durante los días 31 de Agosto al 2 de Septiembre, asistí como Palestrante Invitado a la Conferencia Internacional de Gas Natural y II Seminario Internacional de Integración Energética Latinoamericana, en la ciudad de Sao Paulo, Brasil, organizada por el Instituto de Electrotécnica y Energía de la Universidad de Sao Paulo.

Estuvieron en esta conferencia más de 80 académicos, profesionales y personalidades electas de Argentina, Bolivia, Brasil, España, México, Paraguay y Venezuela, quienes versaron sobre temas específicos del gas natural en Latinoamérica.

La Conferencia fue dividida en las siguientes ocho conferencias de trabajo:

Ø MESA INICIAL. Abastecimiento, distribución y logística energética: Los impactos del uso masivo del gas natural. Donde se describió la forma y logística sobre el abastecimiento de gas natural a cada una de las regiones industriales del Brasil: v.g. Sao Paulo, Rio de Janeiro y Belo Horizonte, Minas Gerais.

Ø MESA 1. Visión global de la industria del gas natural, la diversificación energética y y el desarrollo limpio. De especial interés fue la disertación del Prof. Andre Luiz Gimenes (gimenes@gepea.usp.br), de GEPEA/EPUSP quien describió en detalle sobre la situación energética de la República del Brasil, enfatizando el gran déficit de reservas de gas natural que ese país tiene actualmente, hecho que lo hace dependiente de la importación de Bolivia. Según Gimenes, la demanda actual de gas natural en el Brasil es 45 MM m3/día, y la futura será de 120 MM m3/día el 2011 llegando a 150 MM m3/día el año 2015. Esto significa que Brasil tiene vocación de importador de gas natural a largo plazo, considerándose, en consecuencia, como un cliente cautivo del gas natural boliviano. Piensa que la importación de gas natural vía GNL de Venezuela no será una opción económicamente válida para el Brasil.

Ø MESA 2. Dsarrollo de infraestructura y logística, recursos naturales y oferta de energía. Resaltó la ponencia del Ing. Roberto Kozulj (rkozulj@bariloche.com.ar) de la Fundación Bariloche de la Argentina , quien en su disertación sobre un nuevo escenario de integración de gas natural en Latinoamérica, y enfatizó en que: “todo modelo de integración debe tener resultados sinérgicos para los países sudamericanos que decida por la integración, si no se cumple esto, nunca funcionará”.

Ø MESA 3. Exploración, Producción y Transformación del gas natural. En esta Mesa, la ponencia que presenté como conferencista boliviano invitado al Simposio fue: INDUSTRIALIZACIÓN DEL GAS NATURAL: Una Oportunidad Histórica para la Integración de Bolivia”, donde planteé la siguiente visión sobre la integración energética sudamericana: “Bolivia debe ser el mayor centro productor y distribuidor de fertilizantes, diesel oil, energía eléctrica, polímeros, hierro y acero del continente Sudamericano, además de exportar gas seco (solamente metano) para servir a todo el cono sur del continente”. Además dije que: “Bolivia demanda que todo tipo de integración debe ser una decisión política de gobierno y no simplemente de las empresas transnacionales, tal como ha estado ocurriendo en los últimos 8 años, produciendo daños económicos considerables a mi país".

En esta misma Mesa 3, el Ing. José Luiz Marcusso (marcusso@petrobras.com.br), Gerente del “Projeto Bacia de Santos”, entró en detalle sobre los esfuerzos que está haciendo el Brasil para ser autosuficiente de gas natural en los próximos 10 años. Este intento se basa en el proyecto de Petrobrás de invertir billones de dólares americanos (no quiso dar la cifra exacta) en la exploración y explotación del gas natural que posiblemente se encuentre en la Cuenca de Santos del estado de Sao Paulo. Sin embargo, hasta ahora todos los estudios realizados han establecido que el emprendimiento tiene serias limitaciones por las siguientes dos razones:

· Los campos hidrocarburíferos de la Cuenca de Santos se encuentran a más de 4.000 metros de profundidad y muy mar adentro, a 150 Km offshore (de la playa), hecho que dificulta grandemente las operaciones de perforación y explotación, y demandarán altas tecnologías.

· Las reservas probables son medianas en magnitud, y permitirán a producir apenas 100 BPD de petróleo y 30 MM m3/día de gas natural. Este hecho no permitirá al Brasil a satisfacer su demanda futura de gas natural (150 MM m3/día el año 2015, ver arriba en Mesa 1) debido a su enorme crecimiento industrial previsto para los próximos 10 años.

Finalizó Marcusso diciendo: “En consecuencia, Brasil seguirá necesitando el gas natural de Bolivia para su industria, como Bolivia necesitará exportar gas natural al Brasil: somos dos países que se necesitan mutuamente".

Ø MESA 4. Política energética y la masificación del uso del gas natural. Lo más resaltante de esta mesa fue la disertación sobre masificación del uso de gas natural en Sao Paulo que presentó el Dr. Ildo Sauer (ildosauer@petrobras.com.br), Director de Gas y Energía de la Petrobrás. Según el autor, el consumo de gas natural en la industria de Sao Paulo, la más desarrollada del Brasil, el año 2004 tuvo una demanda de 12,5 MMm3/día y se prevé que el año 2014 esta demanda será de 25 MMm3/d; actualmente la demanda es de 18 MM m3/día, con un 80% utilizado como combustible (domicilios, vehículos, industrias de cerámica y otros) y sólo el 20% se utiliza como materia prima para fabricar polímeros (base etano) y fertilizantes (base metano).

Respecto al suministro de Bolivia, hizo una historiación de cómo creció la importación de gas natural. Indicó que el rápido crecimiento del mercado interno del Brasil exigió que en 1999 se firmara un contrato de 30 MM m3/día por 20 años hasta 2019; pero que las previsiones quedaron cortas y que ahora hay necesidad de importar otros 15 MM m3/día más, siempre que Bolivia cumpla con el contrato.

Ø MESA 5. GNL y gasoductos: Transporte del gas natural. El Prof. Ericson de Paula (ericsondepaula@dctenergia.com.br) de la DCT Energía , explicó los proyectos que tiene el Brasil de importar gas natural vía GNL desde varios países, especialmente Venezuela. Sin embargo, el precio del gas natural puesto Sao Paulo será mucho mayor que el que actualmente paga por el gas boliviano.

Ø MESA 6. Estrategias en los negocios energéticos: Contratos y regulaciones en la industria del gas natural. La Dra. Maria D’Assunçao da Silva (assuncao@manesco.com.br) del Instituto de Derecho en Energía, propuso la creación de una Cámara de Mediadores y Arbitros en toda la Región Latinoamericana , donde se ventilen los juicios de los contratos internacionales.

Ø MESA 7. Gas natural – Sistemas e integración energética. La Dra. Rosio Vargas (rvargas@servidor.unam.mx) de la UNAM de México, enfatizó que “Si los países sudamericanos logran una integración energética, no deben hacer en base al modelo de integración de Amérrica del Norte (Canadá, México, Estados Unidos), porque en este modelo México, el país productor, sale perdiendo frente a los dos colosos económicos del norte. Al final el país más débil (México) queda financiando el consumo del país más poderoso del mundo (Estados Unidos), y esto es totalmente injusto en una integración”, terminó diciendo.

COMENTARIOS FINALES.

Refiriéndose a la recuperación de la propiedad del gas natural para Bolivia (D.S. 27801), tanto Murilo Wernek Fagá (murfaga@iee.usp.br), Profesor de la Universidad de Sao Paulo, como Delman Ferreira (delman@senado.gov.br), Asesor del Senado Nacional del Brasil, manifestaron que: “Brasil haría lo mismo que ha hecho Bolivia si las condiciones fueran las mismas”. Esto debe satisfacer grandemente a los bolivianos, es decir que los mismos profesionales de alto nivel del Brasil vean como una medida justa y racional al decreto de recuperación de nuestros recursos hidrocarburíferos.

Considero que la Conferencia fue altamente satisfactoria, y las ponencias y debates expuestos demostraron claramente que el cono sur del continente sudamericano depende ahora y dependerá en el futuro del suministro de gas natural boliviano, cualquiera sea el modelo de integración energética adoptada para la región.

Pero, debemos tomar en serio las palabras de la Dra. Vargas de la UNAM, evitando que el país más débil (Bolivia) termine financiando el desarrollo de los país más poderosos regionalmente (Brasil y Argentina), y al igual que el Dr. Kozulj de la Fundación Bariloche en Argentina: "creemos que todo modelo de integración debe tener resultados sinérgicos para todos los países sudamericanos, especialmente Bolivia, si no se cumple esto, la integración nunca funcionará".

¡BUENOS DIAS!.

9 de Octubre: Día de la Inmortalidad del Che


El 9 de octubre, cuando lo asesinaron, debería celebrarse el Día de su Inmortalidad. Los vencedores del Che prefieren conmemorar el día de su derrota


EEUU considera a Evo Morales un terrorista pero quien tiene las manos llenas de sangre incocente es George W. Bush


Juan Torres
(De Rebelion.org)

La televisión norteamericana CBS ha descubierto que EEUU considera a Evo Morales un terrorista y que por eso aparece en una lista de personas que no podrían tomar aviones con destino a ese país (por cierto, una lista bastante chapucera, como tantas de las cosas que hace el Imperio, puesto que al parecer figuran ella personas ya muertas o incluso quien apenas tiene que ver nada con la vida política).

Pueden considerarlo como quieran pero lo cierto y evidente es que quien tiene las manos llenas de sangre inocente es George Bush, presidente electo mediente trampas, mentiroso, responsable de los muertos de una guerra ilegal y, en consecuencia, criminal.

La historia seguirá su curso y los muebles ahora hechos trizas de este planeta que es la casa de todos nosotros, pero en donde ordena y manda a sus anchas ese necio totalitario, terminarán por estar cada uno en su sitio. Se hará luz entonces sobre la verdad y la Humanidad escribirá con letra negra indeleble la lista de los estadistas crueles y asesinos para que gente como ellos no vuelva a poner sus criminales manos nunca más sobre nadie.

En esa lista es en la que para siempre estará Bush. Evo Morales puede que lo haga mal, puede que su proceso para sacar adelante a una nación empobrecida fracase, pero incluso así, nunca tendrá en sus manos la sangre de tantos niños, mujeres y hombres inocentes como la tiene Bush para el resto de sus días, para el resto de los tiempos

sábado, octubre 07, 2006

Evo Morales destituye a ministro de Minería y denuncia conspiración contra su Gobierno



PENSAR BOLIVIA DESPUES DE OCTUBRE


Por Rafael Bautista S.

“Cuando la posibilidad de unión desaparece de la vida del pueblo
y las oposiciones pierden su reciprocidad y conexión vital,
surge la necesidad de la filosofía”.
Hegel

Con Zavaleta aprendimos que la crisis puede constituirse en lugar privilegiado del conocimiento. Porque en la crisis se mostrarían, en toda su crudeza, las contradicciones más profundas que suceden, no sólo objetivamente sino, de modo eminente, en la subjetividad. Pero la sola constatación de la crisis no es garantía de su plena mostración; el problema no es del lado de la realidad, el problema es siempre del lado del conocimiento, o sea, de aquel que pretende conocer lo que pasa con su realidad. Por eso, el conocimiento es problema porque la crisis, por sí misma, no resuelve nada; la resolución de la crisis es asunto nuestro, o sea, es algo que se debate en el lado de la subjetividad. Nadie, después de Zavaleta, en este país llamado Bolivia, se puso a pensar sobre la dimensión subjetiva del conocimiento, es decir, nunca se produjo conocimiento, porque nunca (quienes se jactaban de conocer su realidad) se situaron a sí mismos como parte del problema; la crisis era siempre aquello que pasaba “allá afuera”, quedando la subjetividad intocada por su realidad; por eso no se producía conocimiento, porque para producir conocimiento tenía que asumirse la crisis (porque un ejercicio crítico sólo es posible si este, a su vez, ejerce la autocrítica), porque para producir conocimiento se precisaba de autoconciencia, o sea, de autodeterminación, o sea, de soberanía, o sea, de independencia mental.

Pero nuestra intelectualidad siempre fue copiona, inconsciente y acrítica, es decir, siempre se amputó toda posibilidad de pensar su país, porque asumió cómodamente su condición de objeto subordinado, condenado a la aplicación ingenua de teorías que se pensaban en otros lados para resolver todo tipo de problemas, salvo, por supuesto, los nuestros. No pensó a su país porque nunca se pensó a sí misma; porque siempre se vio con los ojos de afuera, creyendo que lo que estaba mal era su país (su gente), por eso debía de forzar la realidad a la teoría, porque la teoría siempre era perfecta, porque venía de Europa o de gringolandia; o sea, nuestra intelectualidad siempre aspiró a ser moderna, esa era la imagen que tenían de país pero, como el país no llegaba a ser eso, entonces lo que estaba mal era el país, su gente: la crisis estaba afuera, la realidad era lo malo (ella, la intelectualidad, como era el remedo de una modernidad que se asume sacrosanta, siempre estaba bien). De ese modo asumía que todo ya estaba dicho, que las teorías importadas eran la verdad y lo racional, que el país era el problema; por eso no precisaba pensar este país, sólo hacerlo encajar en lo que las teorías declaraban y normaban: lo que debía hacerse era modernizar este país.

Como nunca apostaron a pensar su realidad, tampoco se dieron a la tarea de buscar qué había más allá de esa pueril afirmación: ¿qué significa que nos modernicemos? Siempre asumieron dogmáticamente la versión europeo-gringo-occidental que se tiene de la modernidad, es decir, la versión que tienen ellos de sí mismos. Es curioso y hasta risible cómo una particularidad, como la europea-moderna-occidental, sea la única que se concibe como universal y decreta (con sus guerras) que nada ni nadie tiene “derecho alguno” (Hegel dixit) sobre ella. ¿Dónde se funda esta soberbia? La versión que tiene ella de sí misma dice que el último y más perfecto eslabón del desarrollo de la humanidad es ella misma; o sea, la versión del vencedor no podía ser otra sino la afirmación de su proyecto cómo lo racional, civilizado, verdadero y universal, porque una vez cometida la conquista del mundo había que justificar esa conquista como algo bueno y hasta justo. Una vez que la modernidad se impuso violentamente, con la conquista del Nuevo Mundo, la esclavitud y la colonización del África y el Asia, despliega una cruzada ideológico-cultural de afirmación de su proyecto como el único racional y civilizado; esta cruzada no sólo reorganiza las demás culturas y sus sociedades en torno a la producción de excedente (con el fin de alimentar al “centro” de todos los recursos de la “periferia”) sino también reajusta las ciencias, las artes y las humanidades (sus fundamentaciones últimas), de modo que todo el saber impartido irá siempre en función de justificar el orden impuesto por la civilización moderno-occidental. Nuestro lugar siempre fue y siempre será (en el “orden civilizatorio moderno-occidental”) el que nos otorgue el “centro”: proveedores de lo que les haga falta, aun a costa de privarnos de todo; porque el orden dibujado por el vencedor tiene la finalidad última de asegurar su dominio. Pero la condición fáctica del vencido no sería tan miserable si sus elites políticas e intelectuales no fueran (adiestradas en el sometimiento total) las que cumplieran obstinadamente el proyecto del “centro” como proyecto propio; de modo que estas son, en definitiva, las encargadas de llevar a cabo los planes del vencedor del mejor modo posible.

Desde la óptica del vencedor nuestra miseria es culpa sólo nuestra, la violencia que nos imponen es el resultado de la “insensata” persistencia de “no abrirnos” al mundo; el vencedor se ha lavado de toda culpa y la ha endilgado al vencido y, además, le ha puesto precio a nuestra “insensatez”, porque el uso de su fuerza debe de ser compensada después por los vencidos, o sea, después de habernos destruido tenemos todavía que pagar los gastos que les ocasionamos al movilizar sus fuerzas militares. John Locke y Bush exigen lo mismo (por eso, este último, exige que Irak pague los gastos de la guerra que el imperio les impuso), el primero es el teórico, el segundo el político, de una misma racionalidad: el verdugo nunca tiene culpa, la víctima es la culpable de todo. La modernidad es eso. Es el ejercicio de la razón con el fin de justificar la violencia y la injusticia. El nacimiento de la modernidad implica un genocidio jamás antes presenciado por la humanidad: la conquista y la esclavitud de indios y afros; su globalización ha significado siempre la violencia contra todo otro hombre que no sea blanco, por eso su desarrollo significó siempre el subdesarrollo del resto, optimizado siempre también por las elites subordinadas, quienes siempre contaron con el aval del imperio, o sea, fueron los judas que por 30 denarios venden a su países. En el proyecto expansivo de la modernidad, llamado hoy globalización, hay sólo lugar para estas elites que están dispuestos a rifar a sus países con tal de gozar ellas solas de lo que promete la modernidad: la felicidad para todos. La modernidad proclama a voz en cuello su afán emancipatorio, pero en cinco siglos de expansión (siempre violenta) el resultado es la exclusión paulatina de, ahora, el 80% de la población del planeta, sumado a ello el ecocidio al que ha conducido un proyecto de extracción de excedente (para despilfarro del primer mundo) y acumulación de ganancias. La evaluación que podemos hacer de ella es cínica si sólo contamos con la versión de los favorecidos (el primer mundo, donde las cosas “parecen” ir bien), estos siempre han sido los mismos; pero los desfavorecidos siempre han ido en aumento y, así como la tasa de ganancias se dispara, así crece la tasa de miseria que provoca la lógica de la ganancia.

Fue el Nuevo Mundo el que costeó el despegue económico e industrial de Europa; incluso la reconstrucción europea después de la segunda guerra, con el plan Marshall, fue costeado con nuestras riquezas, o sea, los excluidos del moderno-sistema-mundo siempre fueron los que hicieron posible los famosos “milagros” modernos: el “milagro” industrial, el “milagro” europeo (“milagros” que se adjudicaban ellos cuando era el resultado de la explotación inmisericorde de nuestras riquezas; o sea, el que roba, que no tiene nada, aparece de la noche a la mañana, con todo, parece “milagro” pero no lo es). Por eso quienes, en realidad, persiguen el proyecto moderno en la periferia son la elites, porque ellas aprovechan lo poco que deja el apetito de sus amos; por eso se esmeran en cumplir las políticas del “centro”, acomodarse en el orden internacional, en el exiguo lugarcito que puedan recibir como premio de sus piruetas (de mascota). Por eso el “centro” se encarga de educar a las elites intelectuales del tercer mundo, para domesticarlas en la obediencia disciplinada, para convencerlas de que no hay nada más allá de la modernidad occidental, de que toda utopía es insensata y de que “quien quiera el cielo en la tierra sólo logrará el infierno”; por ello son ellas las encargadas en denunciar a los “utópicos”, a los que buscan lo “imposible”, a aquellos que no desean este mundo sino otro. Por eso el discurso más conservador se encuentra en nuestra propia intelectualidad; son ellos los guardianes celosos de la “razón”, de lo “sensato” y de lo “posible”. El único mundo “viable” es este y para defenderlo están dispuestos a “tolerar” la injusticia, la miseria y la violencia; no importa la tasa acumulativa de miseria, porque esta aparece en sus anteojos modernos, como simples costos, cifras en rojo, de las pérdidas ocasionales que supone todo negocio.

Para la elite intelectual el asunto siempre sucedía afuera, pero ella misma nunca era motivo de evaluación; por eso todo lo que hacía parecía una encomienda hecha de afuera, porque nunca sabían qué pasaba adentro. Su cabeza estaba en otro lado aunque su cuerpo padeciera la crisis que se negaba a asumir como suya. Le exigía a la realidad comportarse según la teoría, fiel al modelo moderno de ciencia: la realidad es objeto, o sea, lo puesto por el sujeto, su representación, hecha a imagen y semejanza suya. La idea que tienen de realidad es lo que ha de imponer como lo real porque, como dios, el orden de la perfección está en la idea y la realidad, como objeto, es lo que contiene la idea. Por eso, desde la física clásica, la abstracción del espacio hace concebir un espacio homogéneo y libre de todo rozamiento, eso traducido a las ciencias sociales lleva a la idea de considerar todo espacio social como igual y todo desarrollo como lineal y único; la falacia desarrollista considera entonces que todo camino debe de ser el seguido por Europa y, si no es a las buenas, entonces a las malas, porque el mito del progreso infinito es una seducción ante la cual no se puede resistir. Los seducidos acaban enceguecidos y son incapaces de advertir siquiera el precio de tal infinitud. El precio es más caro fuera del primer mundo, porque aspirar al proyecto moderno significa negar lo que uno es. La modernidad, para ser lo que es, tiene que negar todo lo demás; la modernidad es el único proyecto civilizatorio que precisa negar todo otro proyecto para imponerse, por eso niega el pasado, confinando todo pasado a algo ya superado y condenándolo definitivamente al olvido, así aparecen otras culturas y civilizaciones como “atrasadas”; ella es la única que promete el futuro y se arroga el derecho de señalar “su” futuro como lo bueno para todos. Estrategia recurrente (como la globalización), ella pretende reunir a todos en una confraternidad, cuando, en realidad, desecha a los sobrantes del mercado moderno (el 80% de la humanidad) al limbo de la miseria; en la globalización se abren las fronteras para el capital, pero se construyen muros para la gente.

Nuestra intelectualidad nació con complejo de inferioridad, por eso nunca estuvo a la altura de su realidad, de su pueblo, de lo que producía su pueblo; por eso nunca estuvo en condiciones de comprender la crisis, porque ella misma era inconsciente de su propia crisis. El asunto era y siempre fue: ¿cómo es posible superar la crisis?, o sea, ¿cómo recuperarnos de la crisis?; porque crisis siempre las ha habido, el problema es ¿cómo enfrentamos las crisis? Si suceden las crisis es porque algo así como el dolor (que no ha sanado) regresa en forma de trauma, y regresa porque su negación no hace sino abrir más la herida. Lo que se manifiesta en la crisis es un grito que manifiesta el dolor de algo que no ha sanado; este es quien toma la palabra o, dicho de mejor modo, se hace proto-palabra, origen de todo discurso. El dolor nos puede indicar el origen de nuestra herida. Por eso en el dolor es que buscamos la razón de su presencia, por eso no puede considerarse como algo que nos viene de afuera. La crisis es algo que nos acontece. Estar a la altura de la crisis significa estar en condiciones de asumirla, sólo así se estaría en condiciones de superarla.

Pero no es la crisis, en sí, lo que preocupa, lo que preocupa es nuestra recuperación. Mientras la enfermedad sucede, el organismo vivo acude a todos sus medios para superarla; para ello incluso los anticuerpos desarrollan el conocimiento necesario para reconocer agentes extraños y los modos para rearticularse y recuperarse como un todo frente a los desajustes que provoca una enfermedad. El conocimiento es aquella mediación que procura nuestra recuperación; toda medicación supone conocimiento y todo ello se hace siempre en vistas a preservar la vida, porque ella es fundamento de toda posibilidad posterior. Un cuerpo enfermo que da signos de inestabilidad, hace lo necesario para despertar a las funciones conscientes para que se hagan cargo de la situación; por lo general el cuerpo, cuando se trata de una dolencia menor, es capaz de agenciarse los medios para contrarrestar la enfermedad; pero cuando esta es general y afecta a todas las funciones entonces busca los medios para despertar la conciencia y hacerla responsable de lo que sucede con el cuerpo (como la conciencia no es una entidad fuera del cuerpo ella también carga con los efectos que produce un cuerpo enfermo). La intelectualidad debería cumplir esa función, porque se supone que es la parte consciente del cuerpo social. Pero una conciencia que se concibe al margen del cuerpo, cree que puede realizarse autónomamente prescindiendo del suelo vital que hace posible su existencia. El llamado pensamiento indoeuropeo (del cual ya se tiene serias dudas, porque resulta nada más que un invento del romanticismo alemán del siglo XVIII), aquel que se sofistica en la Grecia de Platón y Aristóteles, que es adoptado por el occidente moderno, concibe al hombre separado en dos: alma y cuerpo, siendo el cuerpo lo prescindible y el alma lo humano por eminencia. Allí se fundamenta la separación, también, del cuerpo social, donde la parte intelectual no tiene nada que ver con aquello que le es prescindible, el nivel del cuerpo, de lo material (ya sea como origen del pecado, de los deseos y las pasiones, aquello que debe de abandonarse para alcanzar la ataraxia, o sea, la serenidad, lejos del ruido de la vil multitud). Cuando el cuerpo ha sido devaluado (ya en plena modernidad) a “res extensa”, a mero “accidente” en el espacio, se está fundamentando por qué es bueno separarse de él; eso llevado al plano político deviene en la separación del cuerpo social: gracias a la razón, el sujeto estaría en condiciones de salir de la “caverna platónica”, de salvarse solo, para aspirar a la vida contemplativa, donde, como un alma sin necesidades (esto dice un individuo cuyas necesidades materiales están ya aseguradas), atendería a la comunión con el “reino de los valores” (un modo de decir el aspirar a ser como dios).

La modernidad intenta, de ese modo, anular todo posible compromiso con la “mera necesidad” de los demás, porque su fin último es la libertad (del uno, del yo, del sujeto). Ser libre significa estar libre de toda sujeción, o sea, de toda responsabilidad. La libertad moderna aspira a ser lo que es sin ninguna restricción; es la libertad del capital de reproducirse sin restricción alguna, imponiendo su “libre voluntad” a los Estados, quien no debe intervenir su reproducción sino, más bien, debe limpiar todas las anomalías (seres humanos y naturaleza) que se presenten obstaculizando la realización de la libertad del capital: el parásito no quiere molestias mientras chupa la sangre de sus víctimas. La libertad como principio funda la irresponsabilidad, porque se trata de una libertad ontológica, se afirma la libertad del ser, como principio de la acción, ante la cual todo obstáculo aparece como negación de libertad; se devalúa la posibilidad de la libertad, porque las libertades (que buscan su realización) se oponen entre sí, de modo que la estabilidad sólo se logra cuando una se impone a la otra (la razón moderna justifica la realización de su libertad como lo racional, devaluando toda otra libertad como enemiga y honrando, de ese modo, a sus ejércitos para cumplir la aniquilación del enemigo); esto se traduce en la libertad del beneficio privado siempre a costa del beneficio público. La libertad moderna, que se postula única y verdadera, se siente siempre amenazada por otras libertades, que tuvieron que ser suprimidas para que esta se presente triunfante como la única posible; por eso la política se reduce a la astucia, la ética al interés, porque se trata de defender la libertad del ser, su libre y aplanadora expansión que hoy se traduce como globalización. Es libertad de uno a costa de la libertad de otro, o sea, no es posibilidad de libertad sino afirmación de “una” libertad.

Es libertad incluso del cuerpo, apetencia por concebirse como alma separada del cuerpo, cuyo lazo existencial es mejor romperlo para acceder a una vida angelical; en términos seculares, el intelecto es el medio para acceder a las comodidades, siempre seductoras, que brinda el poder. El desprecio por el cuerpo social se hace evidente en una intelectualidad que apuesta a describir lo que pasa sin involucrarse con nada. La crisis sucede allí afuera, porque adentro se está bien; pero cuando la crisis trata de invadir nuestra privacidad entonces nos volvemos defensores acérrimos de nuestra comodidad; por eso los ataques virulentos de la intelectualidad ante los gritos del cuerpo enfermo que manifiesta la crisis. Porque se trata de defender la estabilidad, el ser que, en suma, es la totalidad del moderno-sistema-mundo que nos enfrenta en toda su indiferencia ante la crisis: nuestra miseria crónica y centenaria, que es el precio de la estabilidad del ser. La libertad del ser es por eso, defensa en el permane-ser, el inter-es en po-seer, en continuar siendo lo que es, en mantener el mundo tal cual es. Por eso no se trata de superar la crisis, sino de mantener-se en ella, porque la crisis es su normalidad (la imposición de la libertad del ser) y su normalidad se impone como lo obvio, de ese modo se diluye su gravedad (siempre ha habido pobres y siempre los habrá, hay nomás que tolerarlos). Por eso la modernidad hace de la crisis su forma de vida, como la medicina para los pobres recurre a los calmantes para postergar el dolor hasta donde no se pueda más. Como la modernidad es aquel proyecto civilizatorio por subordinar todas las relaciones humanas al capital, entonces esta tiene necesariamente que ocasionar desajustes irremediables que llevan al dolor crónico. Cuando se habla de los desajustes medioambientales, de la miseria creciente, se está haciendo mención de lo mal que se está; sin embargo, en el discurso del ser, lo que se muestran son las cifras de las ganancias, que siempre están en ascenso y a eso llama estar bien, o cuando se dice que se está mal se habla cuando las ganancias no son las esperadas y por eso se interviene, se interviene a los pobres y a la naturaleza (a los recursos) para generar siempre más ganancias. La conciencia de un cuerpo no tiene otro cuerpo a donde irse y descansar en paz de los achaques del cuerpo. Pero el intelectual sí tiene dónde irse, por eso aspira a recrearse la imagen de un cuerpo que ingenuamente cree que es el que debiera tener, por eso aspira a ser moderno y vivir en New York, Paris o London, y si no se puede, entonces hace lo posible por imitar esa forma de vida. Educado en la escisión, cree ingenuamente que ha nacido en un cuerpo equivocado y ansía siempre regresar al cuerpo al que ve como cuna y madre, como padre y como simiente: el occidente moderno; por eso se desvive en aplicarse en los mass media, defendiendo acérrimamente la institucionalidad, porque hay que preservar la institución, aunque debamos de desaparecer todos, porque lo instituido es lo que es, el permane-ser de lo que es, y este es el fundamento que no están dispuestos a tocar, porque lo que es, es lo real, y todo aquello que no es, es irreal, insensato e irracional.

Por eso nunca se está en condiciones de superar la crisis. Porque, en última instancia, se trata de per-se-verar lo que es, lo que en cinco siglos se ha constituido como lo único posible. Pero esa única posibilidad fue posible aniquilando todo aquello que no encajaba con el patrón de vida moderno-occidental; y siempre se ha jugado en esos términos: la riqueza del primer mundo siempre significo nuestra miseria, el desarrollo de ellos siempre fue posible gracias a nuestro subdesarrollo. Nuestra crisis siempre la costeamos nosotros siguiendo las recetas que, sumisamente, las aceptamos, porque nos creímos el cuento de que lo que viene del norte es, sólo por que viene de allí, verdadero. Por eso hasta pagábamos, y muy bien, a aquellos que nos enseñaban a optimizar nuestro subdesarrollo, a hacer más crónica nuestra enfermedad, a convencernos de que nuestra cura era perjudicial para nosotros mismos, que nuestra condición no podía ser otra que seguir siendo enfermos hasta que, por bendición divina (el dios al que se postra Bush), nos regale, por un acto de misericordia, la muerte.

Por eso nunca, en realidad, nos dedicamos a pensar el por qué de nuestra crisis; por eso despreciamos siempre a aquellos que gritaban nuestro dolor, porque de tan dopados que estábamos (por las teorías de moda, que nos preocupábamos de aplicar), nos acostumbramos al dolor que deshacía nuestro cuerpo mientras nuestros delirios nos hacían creer otras cosas. Se trata ahora de despertar, de superar nuestras adicciones y, por vez primera, pensar en serio, y como se debe, de modo radical, el por qué de la crisis; porque las crisis suceden como consecuencia de algo que originamos, conciente o inconcientemente, y que ahora enseñan sus consecuencias. Sólo siendo conscientes podemos producir autoconciencia, sin la cual se hace imposible hacer frente a la crisis. Por eso, lo que interesa es el modo cómo hacemos frente a la crisis. Hay que entrar en ella, encarnarla y auscultarla como algo que nos sucede y no como algo que está allí afuera con los que pernoctan a la intemperie. En definitiva la crisis la sufrimos todos, pero en el ámbito donde supuestamente se piensa (la intelectualidad) está la tarea de explicarnos el por qué de la crisis. Si hay quienes están dispuestos a dar sus vidas por mostrarnos la gravedad de la crisis, lo mínimo que se espera de ese ámbito es pre-ocuparse de lo que nos acontece a todos; porque lo grave es la muerte paulatina de los excluidos y a esa gravedad le corresponde otra: la desidia del ámbito intelectual por aquella gravedad. Cuando se dice que los intelectuales no sirven para nada, lo que se dice es que estos andan ocupados en cuestiones que no tienen nada que ver con lo que realmente pasa en este país. Andan en elucubraciones que más parecen las cuitas de un robinsón sin madre y sin patria, hablando sin sustento real e histórico, imaginando problemas que más parecen los de allá que los de acá. Imaginando un país a imagen y semejanza de Broadway esquina Wall Street.

La crisis que ahora nos acontece viene ahora con la amenaza de la desintegración. La amenaza es simple: si se pretende hacer frente a la crisis entonces atengámonos a la desintegración. El empecinamiento del adicto es tal que está incluso dispuesto a acabar la vida de los demás con tal de seguir gozando en su adicción. La adicción es la apuesta crónica de nuestras elites por el sometimiento; sometiendo a nuestro país al poder imperial aseguraron centenariamente sus exiguos beneficios y simplemente no están dispuestos a renunciar a ello. Por eso defienden lo dado, lo que es, guareciéndose bajo la sombra de la ley, la institución, porque ellas defienden y aseguran sus disfrutes. Por eso apadrinan el discurso ideológico encubridor de la diferencia, la diversidad, la multiculturalidad, el respeto a las minorías, el respeto a la ley, etc. Todo esto suena bonito, como también sonaba bonito los ecos wagnerianos de los desfiles nazis. Lo curioso es que todos esos discursos nos conducen a la escisión, a que, por el hecho de ser “diferentes”, no hay lugar para la unidad. Cuando se exacerban las diferencias es que se ha perdido el referente por el cual nos reconocemos como hermanos. El modelo neoliberal persiguió eso y al parecer logró uno de sus objetivos: desordenar de tal modo las relaciones sociales que impone un único modelo, el interés privado, el sálvese quien pueda, donde todo hermano se devalúa a la condición de competidor y, por tal motivo, se vuelve mi enemigo. El discurso de la escisión es el que ahora hay que descomponer para mostrar, ya no sólo sus incoherencias lógicas, sino sus incoherencias históricas y hasta racionales. Porque se pretenden racionales cuando sus discursos no son otra cosa que la amenaza y el chantaje disfrazados de buenas intenciones; sumado a ello la amplificación seductora que se encargan de ornamentar los mass media. La crisis se hace más grave cuando frente al discurso de la escisión hay sólo la impotente rabia de presenciar otra vez afanes divisionistas que vienen de adentro.

Como los comités cívicos. Estos nacieron bajo el amparo de regimenes de facto, como el de Banzer; fueron siempre entidades ciudadanas de los grupos de poder (establecidos además por costumbres todavía coloniales, como la agrupación de familias destacadas, de la comunión de apellidos de alcurnia, cuya dedicación principal era la vida social, donde la política se desprende como el ámbito de influencia recíproco con el poder), cuya comprensión de su pertenencia fue siempre pueblerina, es decir, de la exposición plazolesca de su posición social, del alarde telenovelesco de su vida social, donde nace aquella manía de someter la vida pública al dictamen del mundillo de la farándula. La reacción actual que muestran es la típica irritación que muestran los patrones ante la insolencia de sus criados; en Santa Cruz es eso evidente, sobre todo cuando enciende uno el televisor y tiene que tragarse todo un aparato mediático destinado a remover la fibras pasionales de un público fanatizado; el apantallamiento enceguecedor de una aparente bonanza, que moviliza a los que creen en tal beneficio a la defensa de algo que denominan “forma de vida”, siendo nada más que el remedo siempre ridículo de querer parecerse a Miami (si Miami ya es ridícula, la ciudad de lo frívolo, de la farándula, imagínese su remedo).

O las prefecturas. Estas son las otras tantas hueras carreras inventadas para regalar poder a los subalternos de los jefes (otra constatación risible: ahora hasta los jefes se pelean por las prefecturas); desde ellas ahora se amenaza (de modo torpe y hasta chabacano, como el prefecto de Santa Cruz) al resto del país, no porque ese poder actúe con eficacia y talento, sino gracias a la magnificación que le asisten los mass media. O sea, lo que dicen y no dicen, es más la bulla mediática que algo sensatamente construido, digno de ser discutido, por eso el tono de la amenaza, porque es necesaria cuando no se tiene argumentos, por eso el miedo diseminado como advertencia, porque cuando no hay razones sobran las infamias, por eso defienden a sus brazos armados (la juventud cruceñista, por ejemplo) mientras dicen defender la paz. Pero la parte visible no es, precisamente, la que maneja los hilos de la situación. La apariencia, en este caso, resalta a los comodines, pero no al juego ni al que juega. Y aquellos alaridos en contra de la constituyente muestra una idiosincrasia que no quiere trasformar nada sino con-ser-var lo dado, lo que es, lo que no se puede tocar. Y es afán separatista porque es un afán producto de la impotencia, por eso se conforman con la parte, porque saben que el todo ya no está en sus manos (tal vez por eso, a la hora de imaginar su nueva agrupación patronal, optan por una sigla que demuestra su inseguridad, PODEMOS parece un slogan de aquel que tiene serios problemas de impotencia); desde octubre del 2003 este país se les fue de las manos, por eso reculan y amenazan, porque ya no pueden construir hegemonía a partir de su propio discurso (neoliberal), por eso se escudan en demandas manipuladas desde sus intereses, como la autonomía; que de haber sido una propuesta en origen indígena, ahora es el camuflaje formal de una persistencia: ser modernos.

La elite, sobre todo camba (el sector con-ser-vador, reaccionario por antonomasia), quiere ser moderna. Ese afán no precisan ocultarlo, precisan ocultar otro tipo de ambiciones para construir todavía hegemonía. Por un lado se afirman legalistas y constitucionalistas y demandan el respeto al orden establecido, porque en el fondo no quieren cambiar nada y les produce nauseas la sola denominación de originaria de la Asamblea Constituyente; la lógica es simple, una asamblea derivada del poder ya constituido no puede cambiar nada y todo sigue como siempre, donde los pocos tienen todo (para ofrecerlo al capital transnacional) y los más no tienen nada. Afirman la ley y la institución como sagradas y nos llaman a postrarnos ante ellas, a sus ídolos, hechuras de mano de hombres, que en sus bocas aparecen como obra divina, imposibles de tocar. Por eso pegan el grito al cielo cuando se quiere cambiar las leyes, porque son idólatras, porque han creído el mito de la modernidad: No hay más utopía que la modernidad, pero ya no es utopía, es lo real, y toda otra utopía es diabólica, porque la modernidad se concibe a sí misma como lo bueno y lo racional, como el reino de dios en la tierra, que ha bajado de los cielos en forma de futuro, donde todo es posible gracias a la ciencia y la tecnología. Por eso se persigue toda otra opción como “enemiga de la libertad” (de la libertad del capital) y se denuncia toda pretensión de justicia como “terrorista” o “populista”. El ataque virulento del que no quiere que cambie nada acude por eso a las fibras pasionales de los individuos, sembrando en sus cuitas cotidianas el miedo y la incertidumbre.

Si la economía neoliberal persigue inconscientemente la destrucción de hombre y naturaleza (porque los considera infinitos), es porque la modernidad como proyecto siempre se impuso destruyendo la forma de vida del lugar donde se reproducía: la conquista elimina a todo aquel dispuesto a defenderse, luego establece una elite local que reorganiza la sociedad de acuerdo a la lógica moderna (para servir al “centro” ella se constituye en “periferia”) y, por medio de la educación, inculca sus valores a sus dominados para que ellos reproduzcan la dominación de modo autóctono; de ese modo, aparece la dominación como algo “normal” y la miseria en la que se encuentran como algo “natural”, tendiendo como única salida la “falacia desarrollista”, seguir el camino que manda el occidente moderno, pero como en ese camino nuestra aventura termina desarrollando siempre al centro, entonces resulta que sólo logramos el subdesarrollo, entonces aparecemos como problema para nosotros mismos, somos “incapaces” por “naturaleza”. El verdugo nunca tiene la culpa. Ya no es Pilatos quien se lava las manos, ahora es Jesús quien se las lava.

La desunión es el programa de vida que instauró el proyecto del “centro” moderno para su “periferia”; el individualismo y la libertad como principio (todavía) les es pertinente a ellos, que viven a costa nuestra, pero es nefasto para nosotros. Ahora ellos proclaman la diferencia para diversificar el mercado: nuevos productos, nuevos mercados. También lo multicultural expande el mercado. Son los modos para subsumir lo otro en lo mismo, es decir, de convertir todo en mercancía, de objetivar en mercadería las culturas dominadas para el disfrute del “centro” (la naturaleza en “objeto” del turismo, para la distracción ajena; como nos condenamos a no producir entonces nos conformamos en servir). Pero no se lucha para ser diferentes, porque de hecho lo somos, se lucha para que no haya diferencias injustas. Porque no toda diferencia es buena. Si llevamos a sus últimas consecuencias el discurso de la diferencia descubriremos que hasta el violador puede esgrimir el “respeto” a su diferencia. Esta argucia es la que ahora despliega un trasnochado postmodernismo que relativiza todo, de tal modo, que nada es verdad ni mentira y todo es del cristal con que se mira; es decir, si todo es relativo, la injusticia también lo es y no hay criterio por el cual se puede saber si realmente existe injusticia o no, como tampoco se puede hacer caso a las demandas de los pobres, porque ninguna palabra es fiable (porque todo es relativo) y, si son pobres, es porque son “diferentes”, porque no optan por el modo de vida emprendedor del empresario moderno, así que si son pobres es por culpa enteramente suya, y si culpan al poderoso de su pobreza, es lo que ellos dicen, porque el poderoso dice otra cosa, así que hay nomás que “tolerarlos” y aprender a vivir con las “diferencias”, porque todo se diluye en estas y el mundo resulta una masa fragmentada sin posibilidad de re-unión, porque todas las “diferencias” son inconmensurables.

Pero el problema para nosotros es cómo afirmar una unidad siempre resentida por nuestra descomposición comunitaria. Cuando todo se disuelve en oposiciones sin reciprocidad, nos damos cuenta que necesitamos fundamentar de “otro” modo nuestra forma de vida; porque desde la fundamentación moderna no somos nada y para ser algo tenemos que ser lo que dictamina el “centro” que seamos. En ese proyecto siempre apostamos por ser aquello que no somos y negamos lo que realmente somos: la “otra cara” de la modernidad, la “cara negada”; porque ellos afirmaron su subjetividad (como libre y racional) a costa siempre de la nuestra, de la devaluación y negación de nuestra subjetividad. La subjetividad moderna puede entenderse como la experiencia de un hidalgo, un hijo de alguien que, de saberse nada, aparece adquiriendo el señorío absoluto se saberse amo y señor del mundo; para lograr eso tenía que constituir a “otro” en inferior, frente al cual, que ahora es nada, él aparece como todo, aquél es inferior, él es superior. Filosóficamente se expresará esto de modo rotundo: él es el ser, aquél el no-ser, él es sujeto, aquél objeto; por ello, si quiere ser “algo”, tiene que ser lo que el sujeto im-pone que sea: un objeto. Por eso ahora la fundamentación no puede partir del ser, porque eso es lo constituido por el occidente moderno como lo que es. Por eso se habla de una fundamentación trans-ontológica, porque la ontología es todavía la comprensión que el ser tiene de sí y de sus entes. Por eso es necesaria la filosofía, porque lo más sofisticado del occidente moderno tiene que servirnos para desmontarla del todo y atravesarla, para mostrarle que su pretendida universalidad es sólo el desarrollo de su particularidad, que los fundamentos de los cuales parte hacen posible una relación (no la mejor, con el hombre y la naturaleza, y esta ocasiona desajustes cada vez peores) que ya no es posible seguir. Es decir, pensar también con la modernidad más allá de la modernidad. En nuestro caso, el desprecio que nos propinamos nos llevó a negar lo único que teníamos y desde lo cual podíamos construir algo digno. Este desprecio ha sido centenario y es el precio que pagamos por nuestra ceguera. Nuestra constitutividad estaba dada también por el alimento, la medicina y hasta el paisaje; negando aquello no hacíamos sino partirnos en dos, vivir una doble vida, donde la parte auténtica la matábamos cada día y es la parte que nos podía ayudar a vivir de mejor modo. Cuando nos mataba de a poco la medicina moderna, era la medicina tradicional la que nos salvaba, pero ni aun así la valorábamos. Esa medicina nos concibe de modo holista, porque el cuerpo, como la sociedad y el mundo y la realidad es un todo relacionado, de modo que lo que sucede en alguna parte afecta al todo. Por eso nos comportamos, sin darnos cuenta, como comunidad, porque no somos nada en la soledad solipsista del que se cree amo y señor y cree que no le debe a nadie nada de lo que es, que todo se lo debe él a sí mismo. La crisis más grave venía por ese lado, el no reconocerse como parte integrante de una comunidad que se constituye en unidad y no en la escisión continua sin posibilidad de re-unión. Ahora nos queda pensar la re-unión, la integración comunitaria de nuestra esperanza, de nuestro futuro y nuestro pasado; para ello hay que pensar nuevos fundamentos, esa es nuestra tarea, de nadie más. Y también tiene que hacerse desde el ámbito intelectual, para dignificar en algo ese ámbito tan deshonrado. En el transito que hace un pueblo en su liberación, el intelectual es como el vigía que cumple la función de alertar de algún riesgo o prevenir algún obstáculo o encontrar las sendas que conduzcan al camino señalado por el pueblo. Todo oficio se dignifica por su propósito y el propósito real de todo oficio es el servicio que este presta a los demás, sobre todo a los más necesitados. El oficio del intelectual será otra vez digno si está al servicio del pueblo, recorriendo juntos el camino, produciendo conocimiento sobre los sentidos propuestos y deseados, porque la realidad es, siempre y en primera instancia, la proyección de las utopías humanas.

Rafael Bautista S.
Autor de “OCTUBRE: EL LADO OSCURO DE LA LUNA”
Ed. “Tercera Piel”, La Paz, Bolivia.
rafaelcorso@yahoo.com
La Paz, 4 de octubre 2006

Bolivia está de luto: enfrentamiento deja 13 muertos y 80 heridos

Patético enfrentamiento entre asalariados y cooperativistas
José Pinto
Alai-amlatina ( de Rebelión)

¿Qué es lo que quiere la derecha en Bolivia?

Por Roberto Aguirre |
Desde la Redacción de Agencia Periodítica del Mercosur

viernes, octubre 06, 2006

Escándalo en el Miami Herald ­

(Parte Dos)
Arturo von Vacano

El editor del Miami Herald y el Miami Heraldo renunció el martes 3, dice el Washington Post en su edición del 4 de octubre, un segundo y final capítulo del escándalo periodístico que sacudiera a ambos periódicos y a la colonia cubana de Miami, de cuya vocación democrática jamás se escuchó hablar.

Jesús Díaz, el pobre cubano que sufriera un ataque de ética un mes antes, cuando descubriera que el gobierno de USA paga miles de dólares a empleados de los dos Herald para atacar a Fidel, renunció mediante una lastimosa carta en que anuncia que todos los "periodistas" que fueron causa del escándalo volverán a los Herald entre fiestas y flores.

Los dos diarios informaron a principios de septiembre que diez empleados suyos cobraron dineros del gobierno de USA por "meter" notas contra Castro en sus columnas.
Díaz, al parecer enterado de que esa clase de pagos prostituyen a los periodistas en USA o en la luna, procedió a publicar la información y despedir a los "periodistas" involucrados.

En una carta a sus lectores que el Miami Herald no le permitió leer antes de publicarla, Díaz dice hoy que los diarios están anulando sus decisiones y concederán una ''amnistía'' a los empleados despedidos como consecuencia del escándalo. Díaz desapareció de su oficina el lunes 2.

Cuatro de los diez despedidos dijeron ayer que los pagos que recibían fueron aprobados por el antecesor de Díaz, Carlos Castañeda, editor de El Nuevo Herald que murió en 2002. La decisión de Díaz provocó una ola de protestas y amenazas contra empleados de ambos diarios originadas en la colonia cubana de Miami, además de cancelaciones de subscripciones y exigencias de un boicot publicitario contra ambos Herald.

Como justificando su posición, el Nuevo Herald informó que varios periodistas de diversas organizaciones de prensa reciben pagos de la Voz de América, órgano oficial del gobierno de USA, y sugirió que se cometía una injusticia contra los diez despedidos por Díaz.

Ambos Heralds han pasado de mano en mano como mala moneda durante los últimos meses: una empresa llamada McClatchy y basada en Sacramento, California, los compró en junio pasado de Knight Ridder Inc., otro conglomerado de dudosa prensa.

domingo, octubre 01, 2006

Quieren repetir en Bolivia el fracasado golpe de Venezuela


Campaña de desestabilización en Bolivia

La Prensa: un Problema Boliviano y Universal


Arturo von Vacano

Gran parte de la prensa occidental sufre del problema que el Presidente de Bolivia Evo Morales puso en el tapete esta semana: porque la prensa, especialmente la impresa, es propiedad de intereses foráneos y trabaja contra su propio pueblo, forma parte de la red internacional de desinformación y propaganda que sirve a los plutócratas del mundo. Esto es, es amiga de los ricos y enemiga de los pobres.

Los ejemplos más evidentes de este fenómeno nada nuevo son, claro, los diarios norteamericanos: todo el mundo sabe que el New York Times y el Washington Post sirven con mayor fidelidad los intereses de Israel y los de Wall Street antes que los de los 300 millones de ciudadanos a los que dicen servir.

La prensa mexicana es otro ejemplo brutal: no sólo es servil para los plutócratas locales que son sus propietarios, sino que ha extendido sus tentáculos a Centro y Norteamérica. Costa Rica, cuya opinión pública es más mexicana (o anti-mexicana, si se quiere) que costarricense, es un ejemplo que lastima la conciencia de toda persona decente. Chile no es ya impresionante, sino horrible ejemplo: un solo ricacho controla la gran prensa nacional, y es el mismo que casi se compra la presidencia de ese sufrido país en las ultimas elecciones. Para no quemar espacio sin necesidad, permítame el amable lector la afirmación de que todos los países latinoamericanos sufren este mal social a niveles de intensa gravedad.

Bush, ese Demonio, es muy útil en este sentido como termómetro de la opinión publica universal y de los enemigos de esa opinión. ¿Desde hace cuantos años soporta el mundo las periódicas visitas de Bush a los países que no amenazan su seguridad física? ¿En cuántas ocasiones ha demostrado el mundo su masivo repudio por el hombre menos simpático de la tierra? Manifestaciones multitudinarias han expresado contra Bush y en forma universal el rechazo más decidido que haya conocido político alguno. Alemania, Francia, Inglaterra (su gran aliado), Italia (un ejemplo monstruoso), España, por no nombrar más, han visto millones de indignados ciudadanos en plazas y avenidas marchando y gritando su furia y disgusto contra el único promotor de la tortura que ha visto nuestra "civilización".

La gran prensa de todos esos países, sin embargo, combate cada día la opinión expresada masivamente por los lectores a los que "sirve". Miente, tergiversa e inventa para servir los intereses de sus propietarios en contra de su propios pueblos.

La situación es clara para todo observador despierto. Existe una Biblioteca mundial de tomos, textos y estudios dedicada a demostrar este absurdo "democrático". Sólo es necesario incluir aquí a las agencias Internacionales de noticias, la TV, el cine y la radio como parte muy importante de eso que llamamos prensa o "los medios" cuando nos da por hacernos los cultos.

La situación en Bolivia es la misma, pero más transparente. Sólo la ignorancia o la mala fe de sus protagonistas permite un debate sobre esta tragedia tan clara.

La teoría dice que casi todos los periódicos del mundo (y esto se aplicaría a todos los medios, menos los estatales) viven de la publicidad y de su circulación.

En Bolivia, esta teoría nunca fue realidad. Los medios, especialmente la prensa impresa y la TV, nunca han vivido de la publicidad. Son pésimos como negocio (Presencia, el diario católico ya difunto, lo demostró) porque no son buenos medios publicitarios. La publicidad que publican no vende, y no vende porque la circulación de diarios y revistas es mínima: no pasa de las doce cuadras alrededor de la plaza principal de cada ciudad. En La Paz, los diarios llegan al Centro (los ministerios), la Zona Sur (de los ricos) y Miraflores (la de los menos ricos). En Cochabamba cubren apenas el casco central. En Santa Cruz no pasan del segundo anillo. Los impresos bolivianos son diferentes porque viven a pesar de no tener circulación ni vender publicidad. ¿De qué viven? De la plata de sus propietarios. Son armas políticas. Sirven para alimentar a las agencias internacionales en sus guerras contra los intereses nacionales. Son mantenidos no como negocios legítimos sino como instrumentos de propaganda. Lo que aquí se dice no es novedad para nadie. Todo boliviano lo sabe porque no lee periódicos (no le llegan) o porque sabe que lo que esos diarios dicen no es lo que él mismo ve en calles y plazas. Los diarios son una plaga posible sólo gracias a la paciencia de los bolivianos.

¿Qué explica, entonces, la actitud de los periodistas "profesionales" y profesionales de Bolivia cuando defienden y promueven esta situación? El desempleo. Cuando los periodistas bolivianos se esfuerzan por mantenerla vigente es que están pensando en su propio estómago y nada más. Otro factor, claro, es la ignorancia. Si se diferenciara a los periodistas entre "profesionales" y profesionales, este ultimo equipo sería notable por su escasez. Bastan los dedos de las manos para contar a los profesionales. Los demás, como se dice en Bolivia, son improvisados, otro producto del desempleo.

Por ello, apenas protesta Evo Morales contra la desinformación evidente Que comete la prensa "grande" contra el país, los periodistas hacen clara demagogia y confunden voluntariamente la libertad comprada de los diarios para trabajar contra el país con la libertad de "libre expresión", imposible en todas partes pero más imposible en Bolivia.

Todo periodista con seis meses de práctica sabe que la libertad de Expresión en todo el mundo se halla en relación directa con la plata que cada quien lleva en el bolsillo. Tanto pago, cuanto digo. Nunca hubo libertad Gratis de expresión. Por eso se fundan los periódicos, porque se necesita de dinero, y mucho dinero, para gozarla.

Lo cual, empero, no es verdad absoluta en Bolivia. Bolivia es un país pionero de la radio como principal medio de comunicación porque los mineros y los campesinos descubrieron en la radio el mejor medio para hablar con sus gentes cuando esas gentes en sus mayorías no sabían leer.
Hoy, la radio es un factor político inescapable de la realidad boliviana. Es un medio que da apenas de comer a quienes le sirven, generalmente bolivianos patriotas que sacrifican sus horas de ocio para mantener esas emisoras en el aire. ¿Será necesario decir que su lenguaje no es necesariamente tan rico como el de Cervantes? Les basta y les sobra, sin embargo, porque usan los idiomas autóctonos y joroban, así, a un montón de "espías" foráneos que quisieran saber qué es lo que dicen esos indios tan jodidos.

Otra prensa que es ya importante aunque apenas nace es ésta que me publica, la que aparece en el Internet. El Internet es su ventaja y su desventaja: aparece, pero no para las multitudes, a las que debe servir. El Internet es todavía un privilegio en el mundo y en Bolivia, lamentablemente, pero ha destruido ya el monopolio de la prensa grande. ¡Ah, si sólo se dedicaran mis lectores a imprimir alguna nota útil, hacer fotocopias y repartirlas como el pan, cómo cambiaría el mundo! Pero esa hora no llega aún, aún no llega. Porque no llega es que la revolución de los medios es urgente y necesaria.
Todo ente pensante y capaz de manejar una computadora debe aprovechar este
milagro tecnológico para dejar atrás sus chats idiotas y buscar la información que le hará un ciudadano responsable. Debe hallarla, digerirla, policopiarla y difundirla para acabar con el monopolio del dinero sobre la información. Así es como puede cambiar el mundo.

En cuanto a la "crisis" de los medios que sacude hoy a la prensa boliviana, la solución es clara y fácil: basta con exigir a cada medio que publique y difunda la siguiente información: ¿Quiénes son sus propietarios? ¿Quién financia cada medio? Cuando todos vean que los dueños de los diarios y de la TV son los mismos que poseen los bancos, las minas, las fábricas, las grandes empresas, grandes extensiones de tierra improductiva y hasta el aire que se respira, todos coincidirán en que esta es una situación insostenible que es necesario cambiar por mucho que les duela a los cívicos de Santa Cruz.

miércoles, septiembre 27, 2006

El comité civico de Santa Cruz y el estado de derecho


Rubén Costas y la oligarquía

Masistas de Ichilo indignados por insultos contra el Presidente

La Paz, 25 sep (ABI).- Las organizaciones sociales y los militantes del Movimiento Al Socialismo (MAS), de la provincia Ichilo, se encuentran en estado de emergencia y repudian los insultos y amenazas vertidas contra el Presidente de la República por parte de organizaciones cruceñas el pasado 22 de septiembre.

Según el documento emitido por las direcciones sociales del MAS de Yapacaní, San Carlos, Buena Vista y San Juan, ese día, viernes, a las 22.00 horas, Morales sufrió amedrentamiento, insultos y amenazas de muerte por parte de la Unión Juvenil Cruceñista y "los grupos racistas del Comité Cívico, la Cámara Agropecuaria de Oriente y los oligarcas, empresarios y latifundistas".

Por esta razón las organizaciones sociales mencionadas se encuentran en estado de emergencia, repudian los actos vandálicos de la juventud cruceñista y aseguran que "no tolerarán el insulto al presidente de los bolivianos Evo Morales por parte de grupos racistas que contratan a pandilleros para actos de atropello".

Sin embargo, el documento aclara que no tomarán acciones de inmediato, y menos cercarán la ciudad de Santa Cruz, para honrar el cuarto intermedio decretado por las organizaciones sociales y no perjudicar el desarrollo de la Feria Internacional que se celebra en esa ciudad.

Pero, advierte la nota, en caso de volverse a repetir estas actitudes contra Morales, se verán obligados a "frenar con medidas de hecho, ya sea bloqueos de los caminos troncales de forma indefinida y marchas de protesta hasta la ciudad de Santa Cruz".
Rdc/jca ABI

FFAA piden que Tribunal Militar procese al Gral. Antezana por convocar a un golpe de Estado

Caso Cubas: Viceministro Puente sostiene que Duarte engañó al Presidente Morales

ABI: PARAGUAYOS - VICEMINISTRO
La Paz, 26 sep (ABI).- El viceministro de Gobierno, Rafael Puente, aseguró hoy que el presidente del Paraguay, Nicanor Duarte, engañó al primer mandatario boliviano Evo Morales Ayma con documentos “falsos” para lograr que se revoque el status de refugiados del que gozaban los ciudadanos paraguayos Ángel Acosta Centurión y Blas Concepción Franco Aquino.

“Esa documentación con que el Gobierno de Paraguay conmovió y movió la voluntad del presidente Evo Morales era documentación falsa. Tuvieron el cuidado y el cinismo de buscar homónimos dentro de la fichas e historiales delictivos de la policía de ese país”, justificó Puente en sus afirmaciones.

De la misma manera, añadió que en la documentación entregada existe diferencia en los apellidos y las edades reales, pues, se establecen, por ejemplo, una edad de 41 años cuando en realidad los ciudadanos paraguayos contaban con sólo 23 y 25 años, respectivamente.

“Yo creo de buena fe y sin poner en duda la palabra del presidente paraguayo, el Presidente de Bolivia fue víctima de un engaño”, precisó la autoridad de Gobierno, al aclarar que la Comisión Nacional del Refugiado estudió conscientemente el expediente de estos los ciudadanos paraguayos, como cualquier otro caso.

El Viceministro recordó también que el presidente Duarte hizo llegar a manos del Jefe de Estado, informes incriminatorios contra los dos ciudadanos, en los que se los hace ver como delincuentes y criminales más buscados.

“Nuestro Presidente no vio motivos para dudar de la palabra y de los papales que le ofrecía el Gobierno de Paraguay y dijo que Bolivia no podía ser refugio de criminales y ordenó que se revisará el proceso en base a esa documentación”, añadió.

Ángel Acosta Centurión y Blas Concepción Franco Aquino fueron acusados de secuestrar y asesinar a la hija del ex presidente, Raúl Cubas y se mantenían en el país con el “estatus de refugiados”, pero esta decisión fue revocada por el Consejo Nacional del Refugiado. Al momento se encuentran prófugos.
Cqf/Dgav ABI

El New York Times aplaude a Evo


Arturo von Vacano

No acababa yo de reírme de las tonterías que escriben algunos comentaristas pequeño burgueses que se placen en morder los talones de Evo cada vez que Evo habla al mundo, cuando vengo a leer este domingo 24 de septiembre en el New York Times un comentario que aplaude al primer Presidente indio de Bolivia tras su discurso en la ONU.

No será esta la primera vez en que aplaudo yo a Evo por tirar al canasto las manidas frases que le preparan asistentes “diplomáticos” y preferir las palabras que salen de su corazón y de su conciencia para hablar al mundo como si fuera su familia inmediata.

El mundo, cansado de escuchar bobadas y cansadas fórmulas, reacciona siempre de modo positivo ante las emociones de Evo porque, aunque lastiman el español (idioma foráneo para él, al fin de cuentas) llegan mucho más lejos que cualquier discurso enlatado gracias a la fuerza y la justicia de sus convicciones. Hablará “mal” para esos burgueses diminutos que le critican su poca elegancia, pero habla muy bien para un mundo que ve en Evo mucho de admirable a pesar de sus dificultades con los usos “diplomáticos”.

También esta vez, mientras en Bolivia dos o tres “periodistas” le atacan porque no es Churchill, seis o siete agencias internacionales, diez o doce periódicos de circulación internacional, 15 o veinte radios y estaciones de TV han aplaudido y elogiado a Evo porque dice verdades como catedrales. Sólo los tontos de capirote o los bellacos de mala fe si fijan más en el envase que en el contenido de los mensajes que Evo lleva al mundo.

La sola hazaña de haber puesto a Bolivia en el mapa universal tras su gira por el mundo debió haber merecido el aplauso y la gratitud de todos los bolivianos decentes. Yo mismo me vi beneficiado en forma indirecta cuando el interés por Evo y Bolivia en USA agotó la segunda edición de mi “Biting Silence” en dos semanas. Valga la ocasión para agradecérselo desde aquí.

¿Van a decir que Expocruz no se beneficia con la imagen de Evo? El interés mundial por Bolivia se ha multiplicado por diez mil: basta ver la cantidad de artículos y fotografías que aparecen en diarios y revistas del mundo todo y semana a semana. Nunca antes aparecieron el Gonicito, el Tuto ni otros canallas del mismo calibre en esa prensa. Antes, Bolivia estaba en la luna y muchos creían que era un lugar de ficción.

Es de esperar que ahora, cuando esos “periodistas” locales con buenos compinches entre los enemigos del país pueden ver los efectos de la verba de Evo, se decidan por fin a abrir los ojos, meterse su racismo despreciable donde deben meterselo e intenten levantar la vista para ver los días actuales con ojos, si no de historiador, por lo menos de personas honestas.

En fin, esta es la nota del NYT que aplaude al Presidente de Bolivia. La traduzco sin más ni más.

Septiembre 23, 2006

LEYENDO LAS HOJAS DE COCA

Por JOHN TIERNEY

El discurso más interesante en las Naciones Unidas esta semana fue, lamento decirlo, el de Evo Morales de Bolivia.

No digo que fuera un discurso bueno, ni siquiera coherente. Eso sería mucho pedir a los gobernantes del mundo en ese maratón de gas anual. La calidad de la retórica es (allí) extremadamente baja. Morales, como su amigo Hugo Chávez, gastó demasiado tiempo desvariando sobre un nuevo orden mundial basado en políticas económicas que han logrado tantas maravillas en Cuba.

Pero Morales trajo al menos una ayuda visual — y gracias a Dios, no fue un libro de Noam Chomsky. A diferencia de Chávez, no asignó tareas de lectura a la ONU. En vez, presentó una hojita verde de coca y, cuando habló de políticas internacionales sobre drogas, habló con mayor lógica que cualquiera que trabaje parea el gobierno de Estados Unidos.

(USA) ha sacrificado la vida de soldados y gastado miles de millones de dólares tratando de impedir que los campesinos cultiven coca en los Andes y opio en Afganistán y en otros países. Pero esas cosechas continúan aumentando y en Estados Unidos el precio en la calle de la cocaína y la heroína ha bajado mucho durante las ultimas dos décadas.

Entretanto, (los norteamericanos) hemos estado ayudando a terroristas y a otros enemigos en el exterior. El Senado ha aprobado el envío de más dinero para programas destinados a reprimir a los cultivadores de opio, cuyo descontento es explotado por un resurgente Taliban. En los Andes, la política norteamericana sobre drogas enfureció tanto a los bolivianos que eligieron a Morales, un ex dirigente de los cultivadores de coca que hizo su campaña para la presidencia sobre la retórica anti-norteamericana que repitió esta semana.

Denunció ante la ONU “la colonización de los pueblos de los Andes” por un intento imperialista de criminalizar la coca. “Se ha demostrado que la hoja de coca no daña al ser humano”, dijo, una declaración que se acerca mucho más a la verdad que la opinión de Washington sobre esas hojas. El polvo blanco que se vende en las calles norteamericanas es peligroso porque es una forma muy concentrada de la cocaína , pero cualquier otra substancia puede ser peligrosa en dosis suficientemente altas.

Los sudamericanos acostumbran beber te de coca y mascar hojas de coca. La ínfima cantidad de cocaína de cada hoja es un leve estimulante y supresor del apetito que es menos amenazadora que el café y las colas; de hecho, puede ser menos adictiva que la cafeína, y en buena cuenta puede hasta ser buena para usted y yo. Cuando la Organización Mundial de la Salud pidió a los científicos que investigaran el te de coca durante los 1990’s, dijeron que no parecía ser causa de problemas de salud y podría dar resultados beneficiosos para la salud.

Pero los funcionarios norteamericanos combatieron la publicación de ese informe y la reducción de las restricciones contra los productos de coca, del modo en que resistieron contra las propuestas de permitir que los cultivadores afganos vendieran opio a las empresas farmacéuticas en lugar de venderlo a los narcotraficantes aliados con el Taliban. La política norteamericana es continuar atacando los cultivos aunque ello empobrece a los campesinos o, lo más típico, les hace delincuentes.

La prohibición contra las drogas en Bolivia y Afganistán ha hecho exactamente lo mismo que hizo la prohibición del alcohol en Estados Unidos: ha financiado el crimen organizado.

La única solución efectiva es el rechazo de esa prohibición. Dar a los cultivadores afganos de opio una oportunidad de venderlo para que se lo use como medicinas contra el dolor; dar a los campesinos de los Andes un mercado internacional legal para sus cosechas y productos como la goma de mascar, pastillas, jabones, tés y otras bebidas. Como propone Ethan Nadelmann, de la Drug Policy Alliance, “Poner otra vez la coca en la Coca-Cola.”

Es lo que quiere también Morales, y tiene razón cuando se queja contra los imperialistas norteamericanos que criminalizan una substancia que ha sido usada durante siglos en los Andes. Si los gringos abusan de un producto hecho de hojas de coca, ese es un problema que Estados Unidos debe solucionar dentro de su casa. El modo más efectivo en cuanto a costo son los programas de tratamiento contra las drogas, no esos esfuerzos inútiles de recortar la oferta.

Norteamérica hace muchas cosas que son malas para la salud de otros pueblos, como los grasosos Big Macs, la Coca Cola y sus azúcares, los letales Marlboros, pero nunca ha permitido que los extranjeros nos digan lo que debemos hacer o no hacer. Los sauditas pueden combatir el alcoholismo prohibiendo la venta del Jack Daniels, pero diríamos que están locos si nos ordenaran acabar con nuestras plantaciones de cebada en el estado de Tennessee.

Estarían más locos aún si trataran de destruir todas las plantaciones de cebada del mundo, pero eso es lo que intenta hacer nuestra política sobre las drogas. Creemos que podemos resolver nuestro problema con la cocaína al acabar con la hoja de coca, pero todo lo que hacemos es dar más poder a demagogos (un gringo escribe esto, recuérdelo usted) como Evo Morales. Nuestros guerreros de las drogas le dieron ese poder. Por eso puede ahora decir lo que dice al mundo.

viernes, septiembre 22, 2006

«El pueblo estadounidense tiene al diablo en casa»

Ver el discurso integro del presidente Chávez en la ONU (Pulsar AQUI)
De Red Voltaire

Hugo Chávez, umplugged en Nueva York


jueves, septiembre 21, 2006

(Video) Discurso de Hugo Chávez, Presidente Venezuela en la 61 Asamblea General ONU


Hugo Chávez en la 61 Asamblea Anual de la ONU
Credito: Ricardo J. Relayze
Venezuela en Videos
Por: Ricardo J. Relayze
Aporrea.org
Fecha de publicación: 21/09/06

El discurso del Presidente de la República Bolivariana de Venezuela, Hugo Chávez Frías, el cual ha causado un gran impacto
a diferentes niveles en todo el planeta, ya se encuentra disponible para su descarga desde el web site de Venezuela en Videos. El archivo de video tiene una duración de 24 minutos, un peso de 18.4 Mb y ha sido dividido en dos partes para facilitar su descarg
a.

http://www.venezuelaenvideos.com/


Embajador gringo se chorrió ante preguntas de periodistas sobre demoledor discurso de Chávez en la ONU


Acusó a Chávez de no permitir a los venezolanos expresarse

La morsa que actúa como Embajador de EEUU ante la ONU, John Bolton, no supo que decir ante el contundente discurso de Chávez.
Por: Aporrea.org / Agencias Fecha de publicación: 20/09/06

Sept, 20, 2006.- El embajador del imperio estadounidense ante las Naciones Unidas, John Bolton, pasó un muy mal rato al ser acribillado por periodistas que buscaban respuestas ante las contundentes acusaciones que hiciera el valiente Presidente venezolano Hugo Chávez durante su discurso ante la ONU.

Al preguntársele su opinión sobre el discurso del Presidente Chávez y sobre la masiva manifestación en contra del diablo Goerge W. Bush en el Parque Central de Nueva York, Bolton respondió diciendo "eso es una expresión de la libertad de expresión en el Parque Central. Ellos pueden decir lo que quieran."

Chávez rechaza las injusticias y ratifica su amistad con los pueblos del mundo

Hugo Chávez pidio a los jóvenes del mundo y los líderes sociales, trabajar por la integración de los pueblos y la paz (MCI)

TeleSUR _ 21/09/06 - 08:38 CCS

Chávez pide reforma en la ONU y denuncia al imperialismo estadounidense


Discurso íntegro

Presidente Hugo Chávez
Rebelión

Señora Presidenta, Excelencias, Jefes de Estado, Jefes de Gobierno, y altos representantes de los gobiernos del mundo. Muy buenos días a todos y a todas.

En primer lugar quiero invitarles con mucho respeto, a quienes no hayan podido leer este libro, a que lo leamos: Noam Chomsky, uno de los más prestigiosos intelectuales de esta América y del mundo. Chomsky, uno de sus más recientes trabajos: Hegemonía o Supervivencia. La estrategia imperialista de Estados Unidos. Excelente trabajo para entender lo que ha pasado en el mundo el siglo XX, lo que hoy está pasando y la más grande amenaza que se cierne sobre nuestro planeta, la pretensión hegemónica del Imperialismo Norteamericano pone en riesgo la supervivencia misma de la especie humana. Seguimos alertando sobre ese peligro, y haciendo un llamado al propio pueblo de los Estados Unidos y al mundo, para detener esta amenaza que es como la propia espada de Damocles.