Corría el año 2005, en plena campaña electoral boliviana, cuando un grupo de militares patriotas informaron al entorno castrense de Evo Morales de que la embajada USA había sacado de los arsenales bolivianos los 28 misiles tierra-aire MHN-5 de fabricación china que poseían las fuerzas armadas de Bolivia, adquiridos en 1993, [i] “lo que daba al país la ilusión de contar con capacidad defensiva, frente a posibles agresores foráneas”. [ii]
Evo denunció el caso en una conferencia de prensa y lo tildaron de loco desde la derechusa de Podemos (Tuto Quiroga). Después, poco a poco, se fue demostrando que todo era cierto, con algunos periódicos conservadores –como El Diario, de La Paz– alineados con Evo en esta campaña informativa-denunciativa. Al final, dimisión del ministro de Defensa, Gonzalo Méndez, y del comandante del Ejército, Marcelo Antezana: éstos llegaron a decir que habían autorizado la desactivación, pero no la salida de los misiles del país. En medio de este lío, un presidente provisional, Eduardo Rodríguez, declaraba que no se enteraba de nada, que no se había enterado de nada. No es ahora en 2007 el caso del presidente Daniel Ortega.
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