jueves, septiembre 10, 2009

Alarmismo por Bolivia y el Islam

Niño palestino

Indios frenéticos… musulmanes fanáticos


Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens

Es un sonido extraño e inesperado en medio de Bolivia: cada día resuena desde una mezquita en la ciudad de Santa Cruz el llamado a la oración musulmana. No haber imaginado que el Centro Islámico Boliviano existiera en este país fuertemente dominado por el catolicismo romano y con una población indígena mayoritaria no es motivo de embarazo. Es uno de un puñado de centros islámicos que sirven a una ínfima población de musulmanes bolivianos, calculada en 1.000 personas. Pero, a pesar de su tamaño, esa población se ha convertido en tema de interés para la seguridad de EE.UU.

El jefe del Centro Islámico, Mahmud Amer Abusharar, un canoso refugiado palestino ya mayor, pareció jocosamente sorprendido cuando le presenté los recientes informes de inteligencia y de los medios estadounidenses que lo mencionan, junto a otros, en un estudio de “amenazas extremistas” en Bolivia.

“El Centro Islámico es una institución boliviana, que no conoce la discriminación, sea cual sea, contra nadie… blancos como europeos, o morenos como bolivianos… Gracias a Dios llamamos a todos a ser buenos, a ser universales y honestos, a no ser agresivos,” me dijo Abusharar.

“Nunca pensé que el Centro Islámico representaría un peligro para EE.UU., pero el que introduce esa idea al público de EE.UU. tiene que ser alguien que trata de dañar al pueblo estadounidense.”

En un artículo del 6 de junio, Fox News publicó “Bolivia se convierte en un foco de extremismo islámico, concluye una información” sobre la base de un informe de la inteligencia de EE.UU. de mayo de 2009 sobre los musulmanes bolivianos. La periodista, Nora Zimmett, cita el informe para describir la amenaza potencial del avance del terrorismo en el Hemisferio Occidental por las actitudes “anti-americanas” de musulmanes bolivianos, las relaciones cada vez más tensas del gobierno izquierdista boliviano con Washington, y las incipientes relaciones con Irán. Cita a un funcionario anónimo de inteligencia de EE.UU.: “Hay una teoría que ellos pueden creer – Latinoamérica, particularmente con sus tendencias izquierdistas de los últimos años, puede ser más receptiva a la retórica de tipo anti-americano proveniente de Irán a la que nos hemos acostumbrado… El objetivo de la revolución [islámica] no es sólo Irán, sino siente la obligación de difundirla. De modo que vemos su alcance como no sólo económico, sino también cultural. Ahora, ¿existe un potencial que podría ser capitalizado por algún otro para propósitos algo más nefastos? Hay muchas posibilidades.”

Aunque Fox News y su fuente anónima impulsan la probabilidad potencial de una tal amenaza, el informe en sí, preparado por el Open Source Center (OSC) del director de Inteligencia Nacional no contiene amenazas específicas o posibles para la seguridad y concluye que las relaciones exteriores bolivianas no “son un resultado de la influencia musulmana boliviana.” En su lugar, la disección en el informe de ocho organizaciones musulmanas bolivianas dirige la atención a actitudes críticas hacia las políticas de EE.UU. e Israel sostenidas por dirigentes religiosos locales. El Centro Islámico es descrito como propugnador del apoyo para “imparcialidad y paz” y al mismo tiempo de “numerosas declaraciones en línea que revelan una fuerte posición contra EE.UU.,” citando declaraciones en oposición a la invasión de Afganistán por EE.UU.: “Hoy vemos a EE.UU. declarando una yihad armada contra el terrorismo. Apuntan sus bombas contra Osama bin Laden y Afganistán, a quienes financiaron y entrenaron.”

“Es sabido que el zorro (Fox) es un animal muy engañoso,” dijo Abusharar refiriéndose a los informes. “La crítica es normal. En un país democrático, si queremos conservar la democracia no podemos comportarnos de esa manera.”

“Esa gente quiere una cosa. Para convencer al gobierno de EE.UU. tiene que escribir alguna cosa.”

“No pienso que la CIA necesite escribir un informe semejante. Me conocen personalmente,” dice, describiendo a previos visitantes que cree que trabajan para los servicios de inteligencia de EE.UU. “Les abrí todas las puertas y ¿sabe lo que les dije? – “Tomen todas las fotografías que quieran.”

Subrayó: “El problema de EE.UU. en Bolivia no son los musulmanes. Parece que nuestro gobierno es el problema y que buscan motivos para amenazar a nuestro gobierno o buscan motivos por los que tienen malas relaciones con Bolivia.”

El gobierno de Evo Morales que ha iniciado reformas pro-indígenas y socialistas se ha dado cabezazos con EE.UU. en los últimos años. Temas contenciosos incluyen al diplomático estadounidense expulsado Philip Goldberg y otros vínculos de agencias de EE.UU. con la violenta oposición derechista, la nacionalización de la explotación de gas natural, y supuestos reveses en las medidas anti-narcóticos de Bolivia después de la expulsión de la DEA por presunta actividad política. Evo Morales describió la reciente suspensión de Bolivia de la Ley de Promoción Comercial Andina y de Erradicación de la Droga (ATPDEA) como basada en “falsas acusaciones del gobierno de Obama contra el gobierno boliviano para suspender los aranceles preferenciales y en un programa político de interferencia abierta del gobierno de EE.UU. contra el pueblo boliviano.”

El informe del OSC que menciona el Centro Islámico Boliviano detalla además protestas musulmanas locales contra la ofensiva israelí en Gaza que provocaron fricción entre los dos países. Morales expulsó el consulado israelí como reacción y llamó a que la dirigencia israelí sea juzgada por crímenes de guerra.

En mayo, Associated Press publicó detalles de un “informe secreto del gobierno israelí” que afirma que Bolivia estaría suministrando uranio a Irán para su programa nuclear. El ministro de minería boliviano, Luis Alberto Echazu rechazó la afirmación señalando que no existen operaciones de minería de uranio en el país, mientras el ministro de la presidencia, Juan Ramón Quintana, se mostró desdeñoso: “Sólo un payaso permitiría que sucedieran barbaridades semejantes. Ya que es así, hay que decir que una cierta agencia israelí es una agencia de ineptos, incompetentes y payasos.” Una teoría semejante de relaciones nucleares entre Bolivia e Irán había sido previamente mencionada en un artículo del 10 de febrero por el Washington Times, sobre la base de habladurías especulativas: “Riqueza mineral, arma política.”

Las crecientes relaciones entre Bolivia e Irán, presagiadas en 2007 por una visita de Estado del presidente iraní Mahmud Ahmadineyad a La Paz y la promesa de 1.100 millones de dólares en ayuda a Bolivia han merecido mucha atención y alarma. En enero, el secretario de defensa Robert Gates declaró ante el Comité de Servicios Armados del Senado: “Me preocupa el nivel de, francamente, actividad subversiva que los iraníes están realizando en una serie de sitios, en Latinoamérica, particularmente Sudamérica y Centroamérica. Están abriendo muchas oficinas y muchos frentes, detrás de los cuales interfieren en lo que sucede en algunos de esos países.” Sin embargo pocos de los préstamos y proyectos cooperativos entre los dos gobiernos todavía tienen que ser puestos en práctica, un aspecto que no ha disuadido el interés de muchos periodistas. El periodista de McClatchy, Tyler Bridges, escribió un artículo entero centrado en una fábrica de productos lácteos financiada por iraníes en las afueras de La Paz.

La preocupación de EE.UU. ante el espectáculo de Irán parece ser tan grande que el informe del OSC sobre bolivianos musulmanes incluye una sección aparentemente traspapelada sobre relaciones iraníes-bolivianas, que carece de alguna conexión declarada con la comunidad musulmán local. Abusharar se mostró inquebrantable durante la entrevista en su visión de la política iraní. “Para mí, el gobierno iraní no es islámico. ¿Desde cuándo permite el Islam la creación de terroristas?”

Tal vez pocos hayan llegado a distorsionar la realidad hasta el límite en busca de la amenaza islamista extremista como Douglas Farah. Farah, ex antiguo corresponsal extranjero del Washington Post y avalista para el think tank de seguridad y contraterrorismo Assessment and Strategy Center basado en Washington, publicó en junio un informe alarmista: “Hacia el abismo: Bolivia bajo Evo Morales y el MAS”. Arguye que existe una amenaza islamista emergente en Bolivia a través de Irán y Venezuela. El informe, repleto de hechos erróneos y acusaciones desacreditadas, afirma sin referencia a ninguna fuente o material que consejeros militares venezolanos están instruyendo a sus homólogos bolivianos en tácticas terroristas de “guerra asimétrica” inspiradas por “islamistas radicales.”

Mientras la aparición de una amenaza militar de Bolivia bajo Morales ha sido especulativa en el mejor de los casos, La Paz ha expresado su alarma por una serie de acciones de EE.UU. En coincidencia con las elecciones presidenciales de 2005, 500 soldados de EE.UU. fueron estacionados hasta 2006 en la base militar Estigarribia en Paraguay, a 200 kilómetros de la frontera boliviana, provocando temores de que EE.UU. apoyaría un golpe militar para impedir una victoria de Morales. La presencia fue parcialmente justificada por una teoría altamente dudosa sobre amenazas de terrorismo de Hezbolá en la región de las Tres Fronteras [vea la denuncia de Kenneth Rapoza en 2003 en http://www.counterpunch.org/rapoza05152003.html] entre Paraguay, Argentina, y Brasil. Después de la elección de Morales, EE.UU. sacó 28 misiles tierra-aire del arsenal militar boliviano, sin consultar a la dirección civil. En mayo, las maniobras militares estadounidenses Unified Quest 2009 simularon una intervención del ejército de EE.UU. en Bolivia durante una guerra civil entre derecha e izquierda “después del fracaso de un régimen izquierdista.” Evo Morales recientemente calificó los planes para siete bases militares de EE.UU. en Colombia de amenaza para las democracias de la región.

Las aprensivas especulaciones alrededor de los bolivianos musulmanes y las relaciones boliviano-iraníes muestran una extraña ausencia de una razón consecuente y concreta del por qué semejantes vínculos representan un peligro aparte de la nebulosa y generalizadora categoría de “anti-americanismo.” José Brechner, quien advirtió ante los peligros del radicalismo islámico en Bolivia incluso antes de la elección de Evo Morales, es instructivo al respecto. Brechner es un periodista y comentarista político boliviano que escribe para varias revistas noticiosas latinoamericanas y fue fundador de la derechista Acción Democrática Nacionalista, la ahora difunta organización política del antiguo dictador boliviano Hugo Banzer, respaldado por EE.UU. Como en la opinión de enero de 2009 “Bolivia, Israel, y los musulmanes,” describe la amenaza en términos desenfadadamente xenófobos.

“En Bolivia hay temor, y mucho, porque aquellos que no conocen a los indios desenfrenados, desconocen el pavor. Lo más cercano a los oriundos altiplánicos, son las hordas de fanáticos musulmanes.

“No es por casualidad que los árabes estén afianzando lazos con Morales, tienen en los indígenas el material humano propicio para expandir la Yihad. El salvajismo musulmán encaja perfectamente con el altiplánico.”

Ante la persistente naturaleza alarmista y especulativa de la atención dada a la conexión de Bolivia con el Islam cuesta no sospechar que tenga que ver con un elemento de racismo a la antigua, más adecuado a la era del colonialismo.

Abusharar, del Centro Islámico, relacionó el artículo de Fox News con la historia de un amigo en la Palestina de los años cincuenta quien se desnudó entero a fin de demostrar a un grupo de turistas estadounidenses que no tenía cola, contrariamente a lo que habían oído.

“Tenemos que tener mucho cuidado con este cáncer. Son los verdaderos enemigos de EE.UU. Tratan a mostrar que todos son enemigos de EE.UU., y no es verdad. He encontrado a muchos estadounidenses en mi vida y merecen respeto. Enseñan a sus hijos a decir la verdad, pero una vez que leen la inmundicia de una persona semejante, comienzan los problemas para EE.UU…. Si tenemos gobiernos inteligentes, no escucharán esa inmundicia.”

Abusharar concluyó la entrevista diciendo: “Y no sé por qué el artículo me llama ‘jeque’. No soy un jeque.”

……..

Devin Beaulieu vive en La Paz, Bolivia. Para contactos escriba a: devin.beaulieu@gmail.com

Notas

“Bolivia- Key Muslim Converts Assert Local Peril, Ally With Zealots Abroad” May 12, 2009. El informe fue publicado por Federation of American Scientists y está en: http://www.fas.org/irp/dni/osc/bolivia.pdf

Bridges, Tyler. "Iran’s unlikely embrace of Bolivia builds influence in U.S. backyard." McClatchy News. 5 Feb. 2009. Web. .

El informe completo está en: http://www.strategycenter.net/docLib/20090618_IASCIntoTheAbyss061709.pdf.

See Collins, Elizebeth M. "Army war games for future conflicts." Army News Service. 6 May 2009. Web. .

http://brechner.typepad.com/jose_brechner/2009/02/bolivia-israel-and-the-muslims.html

http://www.counterpunch.org/beaulieu09042009.html



miércoles, septiembre 02, 2009

“El punto de bifurcación es un momento en el que se miden ejércitos”

Alvaro García Linera - Vicepresidente de Bolivia

Entrevista con Álvaro García Linera, vicepresidente de Bolivia



(Transcrito de Rebelión)

Maristella Svampa, Pablo Stefanoni, Ricardo Bajo
Le Monde Diplomatique (Bolivia)



¿Cómo explica el debilitamiento de la oposición después de más de dos años de pruebas de fuerza?

El gobierno del presidente Evo vio a la Asamblea Constituyente como la posibilidad de armar un gran ensamble colectivo de todas las fuerzas sociales del país. Nos metimos de cabeza en este proyecto pactista. Internamente al seno del pueblo, había que cohesionar al bloque popular, con muchas dificultades, porque había mucha diversidad corporativa, y luego había que dar como siguiente paso la apertura hacia los otros sectores sociales opositores, minoritarios pero importantes.

Y en ello dimos muestras de voluntad de flexibilizar posiciones políticas, de ceder en demandas e incluir a todos. Pero el bloque social opositor había definido una estrategia de bloqueo o suspensión constituyente, esto es de irresolución de la estructura de poder, y optó por el rechazo a los pactos constituyentes una y otra vez. Su objetivo consistía en prolongar la crisis de Estado iniciado en el año 2000, debilitando al gobierno a la espera de un momento donde la correlación de fuerzas le fuera favorable para la resolución de la crisis.

Y nosotros aun así insistimos. El debate sobre los llamados “dos tercios” a fines de 2006 fue un primer amague de lo que estaba en juego, y de la decisión de un sector que no estaba dispuesto a aceptar su posición de minoría política democrática. En los dos tercios y en el tema de la omnipotencia de la Constituyente cedimos, fuimos para atrás, pero a la vez, como contraparte, empujamos la consolidación de una mayoría social y política que también se convertía en una mayoría decisoria constituyente.

El segundo gran momento de confrontación fue el tema de la capitalidad de Sucre. Se desenterró un tema centenario, causante de una guerra civil en 1899, como punta de lanza para volver a suspender la Constituyente. Ahí el bloque opositor cívico-prefectural de derecha nos mostró que estaba dispuesto a todo, incluso a poner en riesgo la vida de constituyentes con tal de inviabilizar la posibilidad de un pacto nacional. Y nosotros, frente a ese escenario, volvimos a ofrecer enormes concesiones.

Visto a la distancia, la dirigencia cívica sucrence, que era empujada por atrás por las elites cruceñas, estaba obteniendo una gran cantidad de logros: casi un tercio de las sesiones de Congreso a Sucre, las oficinas del Defensor del Pueblo, de la Procuraduría, quizás de la Corte Nacional Electoral, un con-junto de instituciones que le daban una relevancia administrativa y económica a Sucre, además de una viabilización más rápida de un conjunto de obras de infraestructura. Pero tampoco aceptaron. Y comprobando que no había ningún interés en acordar, sino en antagonizar indefinidamente, es que nos lanzamos ala aprobación de la Nueva Constitucion, primero en la Calancha, en grande, y luego ya en Oruro. Es decir, resolvimos definir por vía de las mayorías constituyentes la estructura del poder estatal.

En esta época usted habló de “punto de bifurcación”.

Sí, enseguida llego ahí. Pese a todo esto, hicimos un nuevo intento y fuimos a buscar a Rubén Costas, a Leopoldo Fernández a su hacienda, fuimos a buscar a Branko Marin-kovic y, por último, le propusimos a la gente de Jorge Quiroga un proceso de destrabamiento. Ahí, de manera incontrastable, estaba claro que había un sector minoritario que iba a impedir por todos los medios la solución, vía el proyecto nacional-popular, de la crisis estatal iniciada en 2000.

Y claro, nosotros necesitábamos la Constituyente para constituir el nuevo Estado, para anclar en las instituciones y relaciones de mando duraderas del Estado la nueva correlación de fuerzas alcanzadas por el movimiento indígena-popular en el ciclo de movilizaciones de 2000-2005. En el fondo, una Constitución, lo que hace es solidificar una serie de puntos de apoyo irreversibles, de conquistas y mandos alcanzados históricamente por la trama de las luchas de poder de una sociedad. Y la prueba final de esta voluntad confrontacional de la oposición minoritaria de derechas vino cuando se lanzaron a la convocatoria a las consultas departamentales sobre los estatutos autonómicos a realizarse en mayo de 2008. Se trataba de una búsqueda de disputa de facto del poder político regional, de una suerte de poder dual regionalizado o escisión vertical antagonizada de la estructura del Estado. Llegado ahí, no había punto de retorno: la derecha no estaba dispuesta a ser incluida en el proyecto nacional-popular como fuerza minoritaria y dirigida, y optaba por la conflagración territorial.

La lucha por el poder se acercaba al momento de su resolución bélica o última, en la medida en que, en última instancia, el poder del Estado es coerción. A esto es que denominamos “punto de bifurcación”, o momento en que la crisis de Estado, iniciada ocho años atrás, se resuelve ya sea mediante una restauración del viejo poder estatal o bien mediante la consolidación del nuevo bloque de poder popular. Es el momento de inicio del nuevo orden estatal de manera autoproducente.

Y todo ello mediante el despliegue, medición o confrontación de fuerza desnuda de los dos bloques polarizados. El punto de bifurcación es el momento excepcional, corto de duración, primario pero decisorio, en que el “príncipe” abandona el lenguaje de la seducción y se impone por sus tácticas bélicas de coerción. Entonces, ya era cuestión de tiempo la llegada de ese día de fuerza y nosotros entre mayo y septiembre de 2008 nos preparamos para ese momento.

Fue un momento bélico o potencialmente bélico. La derecha golpista realizó sus consultas e inició gradualmente la conformación de pequeños poderes regionales que desconocían al gobierno. Nosotros entendemos esa señal y nos desplegamos en una estrategia envolvente, como la llaman los militares. Tanto por el lado de los mecanismos coercitivos del Estado como por la vía de la movilización social.

Para mayo, se hace un análisis con las organizaciones sociales y con las propias Fuerzas Armadas evaluando los principales riesgos que había en el país y se instruye la preparación de planes de contingencia ante la eventualidad de una radicalización de la estrategia golpista de la derecha.

Ahí se hace un primer plan de contingencia de una gran movilización nacional en defensa de la democracia que no se lo ejecuta pero ya estaba elaborado tanto en lo social como en lo militar. En agosto, apostaron por una derrota electoral del gobierno, a fin de restarnos legitimidad democrática, pero ganamos el referéndum (revocatorio de agosto de 2008). Lejos de retroceder en el apoyo democrático, el gobierno incrementará su aceptación del 54 al 67%, consolidando una mayoría social en todo el territorio nacional, incluyendo en regiones anteriormente dominadas por la oposición.

Esto desquicia a la derecha. Después de dos años de estrategia de bloqueo constituyente, ahora pretendían una rápida recuperación del poder, comenzando desde el ámbito departamental. Pero el revocatorio ampliaba la legitimidad nacional del gobierno del presidente Evo e irradiaba la fuerza política del bloque indígena-popular a la totalidad de los departamentos.

En vez de entender el momento, la derecha decidió atacar. Las reglas de la guerra, y la política es la prolongación de la guerra por otros medios, enseñan que cuando un opositor es fuerte no se lo debe atacar directamente, y cuando un ejército es débil nunca debe promover ni aceptar entablar batalla ante uno más fuerte. La derecha hizo exactamente todo lo contrario a este ABC de la lucha por el poder. Enceguecida, se lanzó a la confrontación en el momento de mayor fortaleza política-electoral del gobierno y de mayor incertidumbre de la extensión de la base de apoyo de la derecha; y ahí comenzó su derrota.

Tras los resultados del referéndum aprobatorio de agosto, el bloque cívico-prefectural inicia su escalada golpista: toman las instituciones, esperamos; atacan a la policía, esperamos; destruyen y saquean las instituciones públicas en cuatro departamentos, esperamos; desarman a soldados, esperamos; toman aeropuertos, esperamos; destruyen ductos, esperamos. Ellos mismos se lanzan des-bocados a un callejón sin salida. Usan la violencia contra el Estado, dando el justificativo moral de una respuesta contundente del Estado contra ellos, que se la comenzará a desplegar en una escala gigantesca. Además, a medida que incendian y saquean instituciones públicas, se deslegitiman ante su propia base social quedando en horas como un puñado de violentos. Y viene Pando… El prefecto desata la masacre de Pando en un intento de dar una señal de escarmiento a los líderes populares… y este acto colma la tolerancia de la totalidad de la sociedad boliviana.

La masacre de campesinos igualará a los prefectos con sus mentores Sánchez de Losada o García Meza, y pondrá en manos del Estado la obligatoriedad de una intervención rápida, contundente, en defensa de la democracia y la sociedad.

Y sin dudar un solo segundo, se lo hará en el eslabón más débil de la cadena golpista, Pando. Se tratará del primer estado de sitio dictado en defensa y protección de la sociedad, encontrando el pleno apoyo de la población horrorizada por la acción de los golpistas.

Esto, sumado al rechazo internacional de los golpistas, detendrá en seco la iniciativa cívico-prefectural, dando lugar a su repliegue desordenado. Es el momento de una contraofensiva popular, cuya primera línea de acción serán las organizaciones sociales y populares del propio departamento de Santa Cruz. No sólo campesinos y colonizadores se movilizaran sino pobladores de los barrios plebeyos de Santa Cruz y especialmente jóvenes urbanos, quienes en memorables jornadas de resistencia a las bandas fascistas, defenderán sus distritos y quebrarán el dominio clientelar de las logias cruceñas.

La contundencia y firmeza de la respuesta político-militar del gobierno contra el golpe, sumada a la estrategia de movilización social en Santa Cruz y hacia Santa Cruz creó una articulación virtuosa social-estatal pocas veces vista en la historia política de Bolivia.

Esa era la dimensión y la extensión general del “ejército” y las “divisiones movilizadas” en contra del golpe. Esa era la fuerza de choque que el proyecto indígena-popular desplegaba para el momento definitorio de fuerza.

La derecha evaluó sus fuerzas de choque aisladas y en desbandada, comprobó la voluntad política del mando indígena-popular que estaba dispuesto a todo y prefirió abdicar de sus propósitos y rendirse. De este modo, se cierra el ciclo de la crisis estatal, de la polarización política y se impondrá, en una medición bélica de fuerzas sociales, la estructura duradera del nuevo Estado. Una cosa parecida sucedió en 1985, cuando los mineros, que eran el núcleo del Estado nacionalista, se rindieron frente a las divisiones del ejército que resguardaban el proyecto neoliberal.

Hoy, le tocó al bloque empresarial-terrateniente asumir la derrota y dar paso a la nueva correlación de fuerzas políticas de la sociedad. A su modo, septiembre-octubre de 2008 tuvo el mismo efecto estatal que la derrota de la “marcha por la vida” de los mineros en 1986. Sólo que ahora es el bloque plebeyo el que festeja la victoria y las elites adineradas tendrán que asumir su derrota histórica. Lo que vino después fue la validación político parlamentaria de ese triunfo popular. Sobre la marcha de victorias electorales y militares, el gobierno indígena-popular llevará a la consagración institucional de la correlación de fuerzas lograda en el momento del “punto de bifurcación” Y eso lo hará mediante la aprobación congresal de la Nueva Constitución Política del Estado.

El Congreso se transformó por unos días en una especie de Congreso constituyente que articuló el trabajo de la Asamblea Constituyente cerrada nueve meses atrás, los acuerdos gubernamentales con el bloque minoritario de prefectos conservadores en las semanas previas, y la deliberación popular de la marcha emprendida por las organizaciones obreras, indígenas, campesinas y populares que a la cabeza del presidente Evo llegaron a la ciudad de La Paz desde Caracollo. Bajo las nuevas circunstancias, era claro que el eje articulador indígena-popular del Estado se imponía por su propio peso en el orden estatal constitucional. Pero a la vez, el resto de los sectores sociales eran articulados a partir de su propio debate en la Asamblea Constituyente (clases medias, sectores empresariales medianos y pequeños, etc.) Incluso el bloque conservador rentista de la tierra, expresado políticamente por los prefectos y cívicos, fue tomado en cuenta, pero claro, como sujeto social dirigido por el nuevo núcleo estatal indígena-popular, y en menor intensidad que lo que podía haber logrado si asumía la convocatoria pactista de 2006-2007. No se puede olvidar que este trabajo político también serviría para arrebatar a la derecha la bandera autonómica, detrás de la cual había disimulado la defensa del latifundio y el rentismo empresarial.

De esta manera, el bloque de poder nacional-popular no sólo se consolidaba materialmente en la estructura estatal, sino que asumía el mando de los tres ejes discursivos del nuevo orden estatal que guiarán todos los debates políticos en las siguientes décadas: plurinacionalidad, autonomía, conducción estatal de la economía. Visto a la distancia, pese a toda la conflictividad de los tres años, en términos de los resultados duraderos, las cosas no podrían haber sucedido de mejor forma para el bloque nacional-popular en el poder. Al final, las condiciones de concesión a los adversarios hubieran sido mucho mayores en un pacto constituyente que los reconocimientos e inclusiones cedidas a un adversario abdicante y derrotado, por lo que la historia no siempre transcurre por el lado malo como creía Hegel.

Así, en agosto se consolida la victoria electoral, en septiembre la victoria militar y en octubre (con la aprobación congresal del referéndum constitucional) la victoria política. Y con eso, ciertamente, se cierra el ciclo constituyente y a partir de ese momento se inicia la estructura de orden unipolar del nuevo orden estatal.

¿Hasta dónde el debilitamiento tan notorio de la oposición podría trasladar las tensiones hacia el interior del bloque oficialista, habida cuenta que una oposición al acecho siempre es muy efectiva para cohesionar a las propias bases?

Yo no creo, no obstante, que la oposición haya sido desbaratada definitivamente. La oposición hoy no tiene un proyecto de poder, carece de discurso movilizador con efecto estatal pero tiene aún mucho poder económico, mucho poder mediático y tiene un poder de veto gigante en muchas cosas.

Sigue siendo un adversario riesgoso. Ciertamente que en el ámbito económico el Estado ha logrado dar golpes contundentes en el desmontamiento de una parte del poder económico conservador: la burguesía rentista e intermediaria ya no tiene a las empresas petroleras como generosas financistas. La red clientelar agraria que los rentistas de la tierra crearon en el ámbito agroindustrial se ha debilitado enormemente con la presencia de la empresa estatal de alimentos EMAPA, y la presencia pública en la cadena soyera, triguera, arrocera llega al 20 o 30% del total de la producción. Pero aún el bloque opositor irreductible conserva otros espacios importantes de poder agrario, comercial y financiero, y eso le da a la larga capacidad de agregación, presión y confrontación. Pero hoy, y eso puede durar unos años, lo que no tiene es un proyecto de Estado; cuánto tiempo no lo tendrá, quién sabe, pero tiene un proyecto de impedir que siga avanzando el proyecto popular.

A diferencia de las clases populares, que en 1985 son derrotadas, y materialmente desestructuradas para dar lugar a un ciclo lento de reorganización, la derecha no. La derecha ha sufrido un golpe político, ha perdido el mando del Estado, ha perdido la capacidad de seducir estatalmente a la sociedad, pero tiene mucho poder económico todavía. Es distinta la forma de consolidación del punto de bifurcación cuando es el sector popular el derrotado, política y materialmente, que cuando se trata del sector empresarial, porque puede perder en lo político pero conserva poder económico que le permite tener poder de veto permanente. Entonces, ahí sigue ese adversario, fragmentado, desorientado, pero como adversario, y con capacidad de bloqueo. Ahora, en ese escenario en el que la contradicción fundamental se ha apaciguado, se ha debilitado surgen mayores posibilidades de tentaciones al interior del núcleo central, eso es verdad.

¿Pero por qué no lograron prosperar lo que en la historia de muchos partidos son tendencias escisionistas al interior del núcleo dirigente?

Por varios motivos. En primer lugar, sin duda, por el liderazgo apabullante del presidente Evo en la estructura política y social del Estado y de la propia sociedad. Hoy, la figura, el carisma y la adhesión que ha alcanzado el presidente Evo es de tal magnitud que limita objetivamente la existencia de otro liderazgo que pudiera disputar la base social del gobierno y de la sociedad.

Pero hay otro elemento relevante que explica los límites materiales de un fraccionalismo al interior del gobierno: la ausencia de facciones con poder económico. El control de ministerios habilita a tener influencia, redes, que permiten conformar facciones económicas.

No hay que olvidar que somos un Estado que ha pasado a invertir de 600 a 2.300 o 2.400 millones de dólares, y es normal que en cualquier parte surjan facciones de poder económico, núcleos que controlan inversiones, decisiones, fábricas, ingresos, fuerza laboral. Se da en Brasil, se da en Argentina, se da en Venezuela. Pero aquí se ha creado, hasta ahora y de una manera sistemática y vigilada, una estructura laboral gubernamental que impide, que ha impedido, la consolidación de núcleos consolidados de influencia y de poder económico, no digamos de propiedad, con capacidad de desempeño y presencia política autónoma al interior del gobierno. En ello varios factores han intervenido: elevada rotación de funcionarios, un control presidencial del funcionamiento diario de los ministerios, pero también una moral interna, una especie de espartanismo gubernamental reivindicador de una ética del servicio público que ha limitado, hasta hoy, la cristalización de facciones de poder económico que son las que alientan potencialmente el fraccionalismo político.

Eso ha permitido que haya un núcleo muy duro y cohesionado alrededor del Presidente que ayuda a que internamente no emerjan tendencias centrífugas. Este es el intento de construir una moral del servicio público en el núcleo decisional del gobierno, ¿pero qué pasa en la base? Víctor Paz Estenssoro explicó el fin de la Revolución Nacional cuando las pegas a repartir eran menos que los militantes del MNR,

¿No puede pasar lo mismo con el gobierno del MAS?

Paz Estenssoro asumía esa presión del militante arrivista como un hábito político, en continuidad con una lógica política prebendal que nunca buscó superar. En Bolivia, desde el siglo XIX, la actividad política ha sido vista como un medio de ascenso social más que un medio para el servicio a la res publica. De hecho, la estructura material de las clases sociales en Bolivia pera de tal manera que los procesos de enclasamiento y desclasamiento no dependan tanto del capital cultural para ascender socialmente sino del capital político, esto es, de las redes e influencias políticas que garantizan el acceso a bienes privados. Esto, que era un monopolio exclusivo de casta y alcurnia hasta 1952, desde entonces se amplió a clases medias y niveles dirigenciales del sindicalismo obrero.

En la actualidad, hay sectores que presionan por una mayor “democratización” de esta forma prebendal de la acción política y reclaman el derecho a un puesto público por el hecho de pertenecer a alguna dirección regional del MAS. Frente a esa presión y degeneración de la militancia política, el gobierno ha sido muy contundente en su rechazo y sanción.. ¿Por qué expulsamos a Adriana Gil en 2006? Por eso, porque entonces se formó un núcleo de militantes masistas que se fueron a tomar una institución para pedir que sea para que ellos ocupen puestos de trabajo.

En abril del mismo año, se expulsó a quienes querían continuar con el viejo hábito de la militancia como acceso a un cargo público. A partir de ese momento, el propio Presidente no sólo puso en pie una ética política de la gestión pública como servicio, sino que además ha sido clarísimo en que los compañeros que se inscriben como militantes del MAS no deben esperar formar parte de las estructuras administrativas del Estado y que, por el contrario, deben esforzarse por fortalecer la estructura organizativa e ideológica del partido.

Si uno compara históricamente los cambios en el personal del Estado, entre nuestra gestión de gobierno y las precedentes, comprobará que nosotros no hemos realizado ni un 20% de los cambios que anteriores administraciones implementaban. En tiempos del MIR, ADN, MNR, ni los porteros ni las cortinas de los despachos se salvaban del “barrido” partidario. Entonces, para nosotros, no es una preocupación que haya muchos militantes y pocos cargos; al contra-rio: eres militante, entonces no tienes cargo. Y esto lo hemos enfatizado bajo la concepción de la política como una especie de largo “servicio militar” para servir a la sociedad.

¿Pero esto no impide la formación de cuadros al interior del propio MAS?

Ese es un gran problema, pero no es tanto por este tema. Una de las grandes debilidades de nuestra estructura política, de este proceso, es la ausencia de cuadros políticos y técnicos. En las revoluciones mundiales los partidos que han ascendido al gobierno han tenido previamente décadas de preparación y selección de cuadros que les permitió asumir con mayor musculatura organizativa los cambios de la sociedad.

El mismo MNR que se forma en los años 30 tendrá más de quince años de formación antes de acceder al gobierno. Pero el MAS, que surge el año 1995 como estructura política local, recién en 2000-2001 se planteara la temática de una estructura nacional con voluntad de poder, y en 2005 ya es gobierno.

Son apenas cuatro años de preparación. Y eso ha generado dificultades, ya que en el núcleo político básico, el MAS no es una estructura de cuadros sino una coalición flexibles de movimientos sociales. Se ha hecho esfuerzo por potenciar la parte organizativa de los cuadros, pero el rápido crecimiento en niveles urbanos ha obligado a reafirmar la disciplina militante sindical frente a prácticas más liberales y prebendales en el ámbito de los niveles urbanos. Cuando se forma el partido la estructura, digámoslo así, de cuadros funcionales urbana, era paralela a la estructura sindical agraria y compartían los niveles de decisión política . Pero ya en gobierno, una parte de la estructura urbana se dedicará a buscar cargos, por lo que para limitar este tipo de desviaciones y prácticas se decide, desde 2007, que en los niveles nacional, departamental y regional de las estructuras partidarias asuman el mando las organizaciones sociales.

Entonces, ¿de dónde vienen los cargos?

Desde que somos gobierno, se han reforzado los mecanismos de selección meritocrática en los niveles técnicos de la administración pública, en tanto que los cargos de confianza política pasan por el tamiz de las organizaciones sociales nacionales. Desde 2007, la postulación a cargos de confianza política ya no pasa por las listas de las direcciones departamentales.

Con respecto al affaire Santos Ramírez,¿cómo afectó al proyecto económico del gobierno considerando que YPFB es una empresa emblemática de este proceso?

YPFB no es sólo la empresa emblemática, es la empresa que sostiene económicamente al país y la base material de la soberanía reconquistada. Tiene un flujo de caja de unos 3.500 millones de dólares, y, para Bolivia esto es muchísimo dinero. En términos de propiedad, YPFB controla, a nombre del Estado, entre 2.200 y 2.300 millones de dólares. Hoy, 50% de nuestras exportaciones son petróleo y gas y esas exportaciones pasan por YPFB. Es el corazón de la economía boliviana y debe ser una de las veinte empresas más importantes de América Latina.

Por ello, las primeras informaciones sobre la corrupción en YPFB fueron un golpe muy duro porque golpeó a la empresa emblemática del país, pero encima se la afectó de la mano de un compañero que era a futuro uno de los más posibles sucesores del presidente Evo en el liderazgo político del MAS.

Y ante esa dureza, se respondió de manera inmediata y con la misma dureza: apartar a Ramírez, instantáneamente, del mando de la empresa y apoyar públicamente las investigaciones del Ministerio Público. Rompiendo, así, la vieja tradición de los partidos tradicionales de ocultar, dilatar o por último encubrir los actos de corrupción de sus militantes con peso político; nosotros decidimos dar una nueva señal: en gobierno y ante los intereses del pueblo no hay amigos, no hay familiares, no hay militantes, no hay compadres ni comparseros. Hay servidores o corruptos, y estos últimos deben ir a la cárcel sin consideración alguna. No podemos permitir ni un atisbo de error o sospecha en el núcleo dirigente. La instrucción fue clara: que se haga cargo la Justicia y que nadie presione. Se estuvo muy atento a que ningún nivel del Estado interfiera, presione, insinúe para nada en favor de Santos. Pero el daño está hecho. Tuvieron que pasar meses para ir curando esa herida.Pero, otra vez, se nota la ausencia de cuadros.

De ahí que hayamos tenido que aprobar una ley que habilite salarios más elevados que el del Presidente para cuadros técnicos de empresas estratégicas. Es nuestra forma local de la NEP leninista (Nueva Política Económica, en la Rusia pos revolucionaria). El objetivo de la NEP, además de la alianza con los campesinos, era fundamentalmente reclutar técnicos para administrar los niveles subalternos del Estado, habida cuenta que si bien el Estado es una estructura política tiene niveles burocrático-administrativos y técnico-científicos que requieren de conocimientos y saberes que no pueden ser adquiridos ni transformados rápidamente.

Lenin, para terminar la catástrofe económica que se dio inmediatamente después de la revolución, tuvo que recontratar a los técnicos del antiguo Estado, hasta crear gradualmente una administración más simple. E instruyó: debajo de cada técnico pongan un joven que aprenda, y nosotros estamos haciendo lo mismo.

Ya lo iniciamos en 2006: se cambia la organización y las personas de los niveles decisionales de la administración pública (ministros, viceministros y algunos directores), pero no se toca la estructura secundaria de la administración estatal, hasta formar cuadros estatales, jóvenes, que sustituyan a los antiguos. Ahora tenemos nuevos retos: empresas estatales nuevas que se agigantan en uno, dos o tres años.

Necesitamos gente competente, que hay que reclutar en el mercado laboral. De ahí la ruta que hemos adoptado: mando político comprometido en los niveles de decisión y funcionarios técnicos de primera, con sueldos muchas veces superiores a los propios gerentes de las empresas donde trabajan. Eso le pasa a Carlos Villegas, él gana 13.000 Bolivianos y un gerente de Andina puede ganar 60.000 Bolivianos o 15.000 dólares; de momento no nos queda otra opción, hasta que se logre formar una nueva generación de servidores públicos con gran eficiencia técnica pero, además, con compromiso político que permita nuevamente igualar la escala salarial.

En el gobierno hay una narrativa muy fuerte en torno a la descolonización ¿cómo se mediatiza este objetivo en términos de políticas culturales y educativas?

La descolonización tiene varias dimensiones y es un hecho fuerte del proyecto de poder de los movimientos sociales. Hemos recibido una sociedad colonizada hasta los tuétanos; en lo económico había que pedir limosna a países extranjeros para pagar salarios, en lo político había que pedir permiso a las embajadas para escoger ministros, en lo espiritual la gente creía que el poder era un argumento de piel y apellido, en lo mental la gente pensaba que todo lo que venía de universidades extranjeras era saber y el resto folclore. Para derrumbar esta loza que aplastaba la energía vital de los bolivianos, el primer paso que adoptamos ha sido la descolonización política: tomar decisiones como país sin consultar a gobiernos extranjeros.

Acá el ministro de Gobierno tenía que pasar por el visto bueno de la embajada de Estados Unidos, el ministro de Hacienda por el visto bueno del Fondo Monetario Internacional o del Banco Mundial. Un segundo momento es la descolonización económica, lo que en términos generales significa romper con el flujo de externalización del excedente: la sociedad genera un excedente y por distintas vías –poéticamente, las venas abiertas de América Latina– ese excedente se transfería en ingentes cantidades hacia el exterior.

La descolonización significa, entonces, la ruptura de esos flujos de desangramiento, para que el excedente generado se reinyecte otra vez en el país, que es lo que hemos hecho con el decreto de nacionalización y con la gradual recuperación de las empresas públicas y con las políticas de tipo de cambio, con las políticas impositivas respecto de las remesas de las ganancias… el mejor ejemplo es el government take petrolero. El government take varía entre 65 y 77% cuando antes era del 27%, es decir de la ganancia de los hidrocarburos sólo 27% se quedaba en Bolivia. Hoy de cada 100 dólares de ganancias, entre 65 dólares en los campos más pequeños y 77 en los grandes campos se queda en el país. Esta es la base material de la soberanía económica. Luego viene el otro ámbito, más duradero y más complicado, quees la descolonización cultural y espiritual de la sociedad. El quiebre del paradigma colonizador lo dio la propia sociedad al elegir, por primera vez en la historia del país, a un presidente indígena. Y a partir de ese momento, toda la simbología colonial que aprisiona la vida y el alma, ha comenzado a quebrarse irreversiblemente.

Hoy tenemos a un indio campesino gobernando Bolivia, ante el que los militares tienen que cuadrarse, los funcionarios deben cumplir instrucciones, los empresarios deben solicitar audiencias, y cortes y gobernantes rendir honores… La descolonización cultural tiene entonces, dos ejes que deben ser abordados complementariamente. Uno referido a la diversidad de culturas, de idiomas, de historias y memorias. Y el otro eje referido a la diversidad de civilizaciones, esto es de modos de producción del sentido de la vida, del tiempo, de la política. La descolonización en el primero de los ejes, el cultural, es más fácil de lograr, y ya hay experiencias en otras sociedades multiculturales (Bélgica, India, Canadá):

enseñanza en varios idiomas, administración pública plurilingüe, narrativa histórica plural dentro de la historia común nacional, que viene a ser una historia nacional de varias naciones, etc. La escuela y la universidad van a enseñar obligatoriamente entres idiomas: castellano –como idioma de integración–, una lengua extranjera –como idioma de comunicación con el mundo– y un idioma indígena dominante en la región (aymara en La Paz, quechua en Cochabamba y guaraní en Santa Cruz).

En el ámbito del Estado, los funcionarios públicos deben aprender un idioma indígena también de acuerdo a la zona. Lo mismo en la atención, las

publicaciones, los discursos estatales públicos. Y siguiendo en el plano cultural, la descolonización de la memoria, la reivindicación oficial de otros héroes, de las fechas de los pueblos indígenas. La historia diversa, mestiza e indígena, tiene que oficializarse en textos de enseñanza. Lo que es más complicado es la descolonización desde el punto de vista civilizatorio; eso tiene que ver ya con la matriz organizativa y cognitiva de las personas. En el ámbito de la educación, se trata de reivindicar otros saberes, otras construcciones discursivas, no necesariamente escritas, del conocimiento; cómo vamos a lograr eso, es parte de un debate interno en el gobierno; cómo vamos a preservar como patrimonio público lo que está escrito en los textiles (tejidos aymaras), como saber del Estado. Es un debate complicado.

En el área de salud ya se han dado pasos más grandes, por ejemplo colocando junto al médico al “naturista”, o al lado de la enfermera la partera, y la gente puede optar en el centro médico. Es un prototipo de saber y de procedimiento médico que el Estado está comenzando a institucionalizar, aunque no hay aun una reglamentación de este saber local disperso pero que corresponde a otra civilización, no solamente a otra cultura.

Otra lógica de entender lo que es la muerte, la vida, la sangre, la comida. En el ámbito político también hemos avanzado al incorporar la democracia comunitaria comouna de las democracias legítimas en el modo de producción de decisiones del Estado. O la incorporación del control social vía las estructuras sindicales, asociativas, comunitarias, hacia la administración del Estado.

Y en lo económico hemos incorporado, reconocido, fomentado y financiado las estructuras comunitarias como parte del área productiva que tiene que decidir una parte de la inversión del TGN. Se trata de un proceso complejo y largo. Pero ya hemos comenzado a dar pasos decisivos.

“Junto al derecho de las comunidades está el derecho del Estado”

Al escuchar a Evo Morales se advierte un desfase entre sus discursos en defensa de la Pachamama, la tierra y el territorio, más hacia fuera, y un discurso más desarrollista hacia adentro, incluyendo denuncias de las ONGs que promueven una Amazonía sin petróleo ¿cómo lo explica usted?

Está claro que la lógica productiva campesina y comunitaria se basa en un tipo de racionalidad productiva localmente sostenible con la naturaleza, porque tiene como fundamento una lógica de adelantos y restituciones entre generaciones. Se trata de un hecho material que para garantizar el alimento de los hoy presentes, se lo tiene que hacer preservando las condiciones alimenticias para los que vendrán después, lo que lleva a una lectura dialógica y a un vínculo sostenible a largo plazo con la naturaleza.

La forma como se racionaliza y se verbaliza eso da lugar a la ritualidad dialogante con la naturaleza, en tanto cuerpo vivo al que se le pide permiso, se le pide lo necesario para la reproducción y se devuelve luego y se mantiene ese cuerpo para garantizar a largo plazo este intercambio metabólico entre ser humano y naturaleza. Tomando un concepto de Marx al estudiar la comuna rural en la India en los Grundisses, en la civilización

campesina la naturaleza se presenta, entonces, como una externalización orgánica de la subjetividad. Por tanto, tu no puedes destruir tu propio cuerpo a no ser que seas suicida. El movimiento campesino ha defendido y va a defender una forma de uso que hoy llamamos racional de la naturaleza,

opuesto a los procesos de depredación propia de la civilización del valor-ganancia.

De ahí que en América Latina en el movimiento indígena-campesino haya habido una construcción discursiva de militante defensa de las potencias de la naturaleza frente a la depredación expansiva de la explotación capitalista. Con el tiempo, esta lógica productiva agraria y campesina devino una lógica política de enfrentamiento con el Estado desarrollista neoliberal. El tema se complejiza cuando los campesinos indígenas, anteriormente excluidos de la ciudadanía y del poder económico, se vuelven bloque dirigente y conducente del Estado y la comunidades devienen en parte del Estado, que es lo que nos está pasando en Bolivia.

Entonces, por una parte, se lleva hacia el ámbito estatal esta lógica de la relación dialogante con la naturaleza; pero a la vez, en cuanto eres Estado, necesitas recursos y excedentes crecientes para atender necesidades básicas de todos los bolivianos, y de los más necesitados, como las comunidades indígenas y populares urbano-rurales. Y ahí, evidentemente, se genera una tensión. Por tanto, tienes que caminar con los dos pies. Expandir como política de Estado la protección del medio ambiente, el uso sostenible dela naturaleza, pero a la vez necesitas producir en gran escala, implementar procesos de industrialización expansiva que te habiliten excedente social para su redistribución y para el apoyo a otros procesos de modernización campesina y comunitaria y artesanal.

En el caso de la exploración de gas y petróleo en el norte paceño, lo que buscamos es producir hidrocarburos para equilibrar geográficamente las fuentes de riqueza colectiva de la sociedad, generar excedente estatal y simultáneamente preservar el entorno espacial en coordinación con las comunidades indígenas. Hoy no estamos abriendo paso en el norte amazónico para que entre Repsol o Petrobras. Estamos abriendo paso en la Amazonía para que entre el Estado.

¿Y quién asegura que el Estado no sea tan depredador como las empresas transnacionales?

Hay que cuidar que no lo sea. Ciertamente habrá una tensión entre lógica social-estatal de un uso sostenible de la naturaleza, y la necesidad social-estatal de generar excedentes (ganancias) económicas a cargo del Estado. Se trata de una tensión como lo es el “Estado de movimientos sociales”, entre democratización del poder y monopolio de decisiones (movimiento social/ Estado). Hay que vivir con esa contradicción vital de la historia. No hay receta. ¿Es obligatorio sacar gas y petróleo del norte

amazónico de La Paz? Sí. ¿Por qué?, porque necesitamos equilibrar las estructuras económicas de la sociedad boliviana, porque el rápido desarrollo de Tarija con el 90% del gas va a generar desequilibrios a largo plazo. Se necesita, por tanto, equilibrar a largo plazo las territorialidades del Estado. Igualmente, se requiere excedentes económicos para reforzar estructuras comunitarias, para expandirlas, para buscar modos de modernización alternativos distintos a la destrucción de las estructuras comunales, como viene sucediendo hasta hoy. Y a la vez, es necesario impulsar, en acuerdo con las comunidades, una producción hidrocarburífera no depredadora del entorno.

¿Si las comunidades dicen que no, igual el Estado va a entrar?

Aquí viene el debate, ¿qué ha pasado? Cuando hemos consultado a la CPILAP (Central de Pueblos Indígenas de La Paz), nos ha pedido que vayamos a negociar a Bruselas con su buffet de abogados y que respetemos unos enunciados medioambientalistas publicados por USAID. ¿Cómo es eso? ¿Quién está impidiendo que el Estado explore petróleo en el norte de La Paz: las comunidades indígenas Tacanas, una ONG, o países extranjeros? Por ello, hemos ido a negociar comunidad por comunidad y allí hemos encontrado el apoyo de las comunidades indígenas para llevar adelante la exploración y explotación petrolera. El gobierno indígena-popular ha consolidado la larga lucha de los pueblos por tierra y territorio.

En el caso de los pueblos indígenas minoritarios de tierras bajas, el Estado ha consolidado millones de hectáreas como territorialidad histórica de muchos pueblos de pequeña densidad demográfica; pero junto al derecho a la tierra de un pueblo está el derecho del Estado, del Estado conducido por el movimiento indígena-popular y campesino, de sobreponer el interés colectivo mayor de todos los pueblos. Y así vamos a proceder hacia delante.

Por Maristella Svampa, SOCIOLOGA; Pablo Stefanoni y Ricardo Bajo, DIRECTOR Y SUBDIRECTOR, RESPECTIVAMENTE, DE LE MONDE DIPLOMATIQUE, EDICION BOLIVIANA (agosto 2009).

M.S., P.S., R.B. © LMD ed. Boliviana, agosto 2009.

http://www.lemondediplomatique.cl/


lunes, agosto 31, 2009

Echazú revela que Huanuni romperá récord de producción y anuncia juicio a La Razón

El ministro de Minería, Luis Alberto Ecahzú, anuinció que la Empresa Minera Huanuni romperá el récord de producción en 2009 (ABI)

La Paz, 30 ago (ABI).- La estatal Empresa Minera Huanuni romperá el récord de producción en 2009 con una producción de al menos 9.000 toneladas de estaño y no es ninguna empresa deficitaria, informó el domingo el ministro de Minería, Luis Alberto Echazú al desmentir una "flagrante desinformación" del periódico La Razón, medio al que dijo demandará.

El Ministro de Minería denunció que el rotativo paceño incurre "en una abierta y tendenciosa manipulación de la información" y anunció que iniciará un juicio de imprenta, si el diario no rectifica su información.

Echazú criticó los datos publicados en ese medio al asegurar que Huanuni es una empresa en permanente ascenso desde 2006, año en el que el Ejecutivo decidió que las concesiones mineras pasen a manos del Estado.


"Se han distorsionado totalmente los hechos. Se plantea que Huanuni tiene una producción estancada desde el 2006. Nada más falso y cuita como fuente al Ministerio, otra falsedad", precisó.

Exhazú reveló que pidió una rectificación al diario, que se hizo pero "totalmente dirigida" al señalar que el Ministro dice "que Huanuni ha mejorado su producción".


"No es el ministro Echazú el que dice, yo me basó en cifras oficiales del Ministerio y Huanuni ha incrementado su producción desde el 2006 sistemáticamente hasta el 2009 y eso se ha tergiversado de manera Total", precisó.

Dijo que esa es una distorsión total de la realidad porque Huanuni no registra pérdidas, registra utilidades, está incrementando su producción y reveló que pedirá al sindicato y al gerente una publicación oficial para desmentir "la flagrante desinformación de ese periódico".


El Ministro de Minería se confesó respetuoso de las opiniones de los medios y de las personas, pero aseguró que no es el caso, porque se distorsionan hechos.


Informó que según datos oficiales del Ministerio de Minería, en 2006 la producción de Huanuni fue de 3.851 toneladas de estaño, en 2007 de 7.669, en 2008 de 7.875 y la proyección para 2009 es de 9.169, "un récord de producción".

"Vamos a demostrar desde el lunes con información oficial las utilidades que tiene Huanuni, vamos a mostrar sus estados financieros desde 2006 y su producción por años. Al parecer eso incomoda a alguna gente que quiere ver fracasado Huanuni, pero se va a chocar contra una roca que es el proceso irreversible de desarrollo en el país", Señaló.

Echazú reiteró su pedido para que La Razón rectifique su información, "porque alguna vez se puede equivocar, pero lo honesto es reconocer", y advirtió con iniciar un proceso judicial.


rsl ABI

sábado, agosto 22, 2009

Presidente defiende asentamientos humanos para sentar soberanía y promover el desarrollo regional

Los bolivianos tienen derecho a vivir en cualquier lugar del territorio para trabajar y contribuir al desarrollo (ABI)

Sucre, 21 ago (ABI).- El presidente Evo Morales, defendió el viernes en Sucre, el programa de asentamientos humanos porque sientan soberanía y promueven desarrollo en los departamentos que cobijan a los colonos.

"Todo el territorio de Bolivia es de los bolivianos. Cualquier compañero tiene derecho a asentarse en la ciudad o el campo. En el oriente hasta hay japoneses y menonitas. ¿Cómo no va a haber tierras para los mismos bolivianos", preguntó.

Dijo que el proceso de asentamiento seguirá en varias zonas del país donde existan tierras fiscales. "No estamos quitando tierra a nadie", subrayó.


"El proceso va a continuar donde hayan tierras fiscales para gente sin tierra o con tierra insuficiente como los minifundios o surco fundíos. Es obligación del gobierno nacional", declaró.

El Mandatario llegó a ese departamento por tercera vez en lo que va del mes, para entregar recursos económicos a pequeños y medianos empresarios y un mercado popular.

Allí señaló que esos sitios se concebían como lugares de encuentro de los pueblos de Bolivia.

"Son un encuentro de culturas, de pueblos y de nacionalidades. Hace 50 años Santa Cruz tenía 50.000 habitantes. Ahora tiene más de un millón, sólo en la ciudad capital. Quiénes se han ido a trabajar allá, son de todo el país, gracias a la presencia de personas de los distintos departamentos se desarrolla esa región", manifestó.


Expresó que en el caso de Pando hay tierras en la frontera con Brasil abandonadas, que estaban siendo aprovechadas ilegalmente por brasileños y peruanos que se entraban a esos territorios para llevarse madera.

"Son tierras aptas para la agricultura. Como gobierno estamos obligados a buscar nuevas tierras para los bolivianos. Es importante sentar soberanía con personas que puedan trabajar para desarrollar el departamento donde vivirán", dijo el Jefe de Estado.


Mam/acl ABI

jueves, agosto 13, 2009

Con la wiphala, su “símbolo extranjero”

Wipala

Se descubre que los indios llegaron en las tres carabelas

Antonio Quiroga - La Epoca

Las declaraciones del nuevo presidente del Comité Pro Santa Cruz, Luis Núñez, provocan sorpresa en cualquier ávido aficionado a la antropología. Aprovechando cualquier ocasión para demostrar que los pueblos originarios que habitan el territorio boliviano son en realidad “extranjeros” protagonistas de un “colonialismo interno”, él nos muestra las particulares lecturas que se pueden hacer de la Historia, vista de cabeza.

Luego de que el Gobierno del presidente Evo Morales decretará el reconocimiento de la wiphala como símbolo de la plurinacionalidad de Bolivia el pasado miércoles, varias voces se alzaron en reclamo de ese atentado contra el legado colonial que convierte a los habitantes de piel cobriza de este país en extranjeros de su propia tierra y de cuanta tierra exista.

La wiphala es, para Núñez, "un símbolo extranjero de grupos con los cuales no estamos de acuerdo ni compartimos su forma de vivir". Aseveración hecha para aclarar el rechazo que tendrá el Decreto gubernamental en las tierras del oriente boliviano, donde la oposición política a Evo Morales se encuentra profundamente arraigada.

La wiphala es, en realidad, la bandera del Collasuyo y los aymaras, pueblo que habitó casi la totalidad de la parte andina de Latinoamérica antes de que la invasión europea tuviera lugar allá por 1492. Actualmente la wiphala es el emblema (su verdadera traducción al castellano) para todos los movimientos indígenas del mundo que ratifican así su dignidad ante la exclusión racial que persiste en estos tiempos.

Sin embargo, las revelaciones difundidas por el presidente cívico tienen su carga de verdad. Los indígenas fueron extranjeros, en efecto, aún luego de la independencia del yugo español. Los indígenas siguieron siendo explotados luego de la fundación de la Republica boliviana con el obligatorio “tributo indigenal” que debían pagar al nuevo Estado que los excluía, sin más, obligándolos a vivir de en comunidades donde su presencia era nula.

Y la ausencia del Estado obligó a estos pueblos a recordar sus viejas formas de administrar la justicia, los recursos y la vida, formas que afortunadamente aún existen y enseñan bastante. Es recién con la llegada del presidente Evo Morales cuando todos estos pueblos no blancos son reconocidos como naciones, para así poder incluirlos en el Estado boliviano. No etnias ni culturas, sino naciones, con su propia lengua, costumbres y cosmovisión, como parte de Bolivia.

Algunos sienten derrota, otros dignidad

Para el columnista del periódico Los Tiempos, Cayo Salinas, el reconocimiento de la wiphala como símbolo del Estado plurinacional no es el reconocimiento de la dignidad peleada sino la imposición de la bandera de un vencedor. Así lo deja ver en su publicación titulada “La wiphala y los deseos vicepresidenciales”.

Para Salinas, cuyo artículo puede ser leído en la sección de columnistas del 9/08/2009, el reconocimiento del nuevo emblema puede interpretarse de la siguiente manera. “ Cuando se gana una batalla, lo primero que hace el vencedor es incrustar la bandera que lo identifica como señal de victoria.”, se lee en www.lostiempos.com .

“El gobierno necesitaba antes del 6 de agosto hacer saber que la bandera que flamea como vencedora es la del mundo indígena”, señala el columnista para luego hacer otra revelación. “La wiphala no tiene historia porque quienes la adoptaron lo hicieron de la más fina tradición europea”, escribió.

El reconocimiento de la wiphala es una victoria para los pueblos, eso se sabe. Pero algunos sienten esto como una derrota. ¿Derrota de quienes? Talvez el reconocimiento de la dignidad de los llamados “indios de mierda”, como los llamaba el comentarista Jorge Melgar Quete, duela a algunos.

La wiphala no reemplazará a la tricolor pues esa es la bandera de Bolivia, pero a algunos ofende que el símbolo indígena pueda estar a su lado izquierdo, a pesar de que los indígenas son los primeros habitantes de estas tierras y los soldados omitidos de la independencia, de la revolución de 1952, los que recuperaron el agua de las transnacionales en 2000.

Los extranjeros

Pero no hay una sola Historia y se quiera o no, los mandones de siempre tienen su propia interpretación de los hechos, como el asesino tiene su propia versión del delito. Núñez afirmó que estos pueblos son parte de un “colonialismo interno”, durante una marcha “Por la dignidad y justicia para todos”, realizada en Santa Cruz hace casi dos semanas.

Su denuncia nacía a raíz de los asentamientos de campesinos sin tierra en el departamento de Pando, donde kilómetros de hectáreas se extienden a la vista sin cultivar, antes propiedad de hacendados latifundistas, ahora expropiados por no cumplir una función económica social y en espera de ello. Pero su denuncia se hacia en medio de una marcha “Por la dignidad y justicia para todos”. ¿Los campesinos no son parte “todos”?

“Nosotros tenemos dos símbolos que respetamos y nos enorgullece que son la bandera cruceña y la nacional, otra insignia no la vamos a reconocer”, advirtió Núñez, reiterando que "Cualquier otro símbolo que pretenda imponer el Gobierno está en contra de nuestros valores y costumbres".

Entones, para Núñez la Wiphala es un símbolo extranjero (a pesar de que estuvo acá antes que el idioma castellano) y los campesinos indígenas que ocupan tierras para trabajarlas y producir alimentos son parte de un “colonialismo interno”. Bueno, entonces es necesario definir quien es realmente extranjero.

Hay quien decía que no se podía pensar en la nación boliviana sin pensar en el indio, que era nacional por representar los verdaderos intereses de la nación. No por esto se afirma que los habitantes de piel blanca no son también nación, pues también lo son. Pero entonces, ¿Quiénes son los extranjeros? ¿Quiénes son la anti Nación?

Son aquellos que vayan contra los intereses de la nación, aquellos que venden los recursos naturales como en subasta y que someten al Estado boliviano ante intereses extranjeros. Aquellos para quienes su verdadera bandera es de color verde con un satisfecho George Washington en el medio.

Fuentes:

Erbol

martes, agosto 11, 2009

Primer grupo de 500 toma lugar en pandina Santa Rosa del Abuná; Estado se asienta en frontera con Brasil

El ministro de la Presidencia, Juan Ramón Quintana (ABI)

Santa Rosa del Abuná, Pando (Bolivia), 10 ago (ABI) - El primer grupo de 500 personas de un total de dos mil provenientes de los Andes bolivianos, se asentó el lunes en tierras fiscales en la despoblada provincia Santa Rosa del Abuná, en Pando, que implica a la población de Federico Román, a más de 100 km de la ciudad de Cobija, cerca de la frontera de Bolivia y Brasil y en plena selva amazónica boliviana.

Desplazados desde el central Chapare, los 500 agricultores bolivianos, que viajaron a lo largo de 2.000 km entre el subandino boliviano y las selvas amazónicas del norte del país, se asentaron con la aquiescencia del gobierno del presidente Evo Morales, en la órbita de un plan amplio para poblar puntos estratégicos de la frontera boliviana con Brasil, establecida sobre 3.000 km desde el este tropical, sobre el Escudo Brasileño, hasta la cabecera de la cuenca del Amazonas, en el norte del país.

"Este es un acto de transformación objetiva del Estado Plurinacional y transformaremos el Estado ya no desde el Palacio de Gobierno, ya no desde la ciudad hacia la frontera, nos toca transformar el Estado desde la frontera hacia el interior del país", proclamó el ministro de la Presidencia, Juan Ramón Quintana, punta de la lanza del ambicioso plan gubernamental de sentar la soberanía del Estado en las tierras bolivianas de la Cuenca del Amazonas.

En un acto celebrado en la capital de provincia Santa Rosa, Quintana subrayó que "acá nos instalamos como Estado y como Estado nos debemos comportar. Por lo tanto, acá, compañeros, nunca estarán solos, estarán junto a su gobierno junto a las instituciones del Estado, estaremos codo a codo".

En el ámbito del plan de asentamientos "comprometámonos a que nunca más ningún centímetro cuadrado de territorio será arrebatado ni por súbditos extranjeros ni por empresarios inescrupulosos que han hecho de esta región su latifundio su cheque en blanco", urgió Quintana en un enjundioso discurso.

El dignatario habló de la refundación de un nuevo tiempo en Pando.

"Vamos a cancelar esta historia del oprobio, del saqueo, en un historia de la producción y les vamos a enseñar desde este territorio entre amazónicos, andinos y vallunos a construir una patria, a respetar la patria, a proteger la patria", urgió a un auditorio plenamente involucrado en esa macropolítica.

La administración Morales instrumenta una política sin precedentes en la historia boliviana para el poblamiento de la frontera con Brasil y Perú, en el Amazonas, donde se han registrado las pérdidas territoriales, imperceptibles, lentas pero constantes de Bolivia más sensibles.

Más allá de los 490.000 km2 que Bolivia resignó a manos de Brasil en la Guerra del Acre, a principios del siglo XX, el país andino ha cedido territorios ante el avance de la frontera viviente de los famosos bandeirantes brasileños.

Con el objeto de preservar, además del territorio nacional, los recursos naturales, madera de alta calidad y castaña, además de oro, el gobierno de Morales ordenó, hace tres meses, el desplazamiento de puestos militares de avanzada en diversos puntos de la frontera con Brasil, además de todo, caldo de cultivo para bandas de narcotraficantes.

El programa de asentamientos que comenzó este lunes busca, además, promover un rubro de la producción agropecuaria en zonas donde se han radicado de forma ilegal familias de brasileños y que han sido tomadas por latifundistas.

El poblamiento del departamento Pando, donde la densidad demográfica es de un habitante por km2, "es nuestro programa de gobierno", proclamó Quintana.

La política oficial en Pando apunta a "transformar el país desde la frontera, para que la frontera no sea nunca más un lugar abandonado, para que la frontera nunca más sea un lugar desprotegido, para que la frontera se transforme en un polo de desarrollo", afirmó.

El ministro, punta de lanza de la primera constitución estatal en girones patrios, 184 después de fundada Bolivia, tales como Santa Rosa y Román, dijo que el programa de asentamientos, que prevé el establecimiento de 1.500 personas más en Pando, provenientes de los valles bolivianos, es un hito en la historia contemporánea del país.

"Tenemos que celebrar este momento histórico, este momento de reivindicación, de enmienda histórica. Desde hace 184 años que el Estado boliviano le dio la espalda a esta región, a la Amazonia boliviana. Hoy, ustedes -les dijo a las familias que también se asentaron en los caseríos conocidos como Federico Román- le están dando el pecho, le están dando el hombro, la mano, su corazón y su vida" al país, sostuvo.

Quintana resaltó la decisión política de despegar el desarrollo integral de Pando, desde un visión geopolítica, sin antecedentes en Bolivia desde 1825.

"No estaríamos aquí si no fuera por nuestro líder histórico, por nuestro presidente Evo Morales, por su patriotismo y por su estatura moral y por su estatura de gran estadística, que lo primero que hace es defender los intereses de nuestra patria para evitar que sigamos perdiendo territorio", afirmó.

El alto funcionario avizoró, en consecuencia, días promisorios para la región norte y nordestina de Bolivia, hoy la más deprimida y desierta del país.

"Esta región nunca más será la misma. Desde este momento, porque ustedes han venido a transformar esta región, abrazando a los compañeros pandinos y haciendo que nuestros compatriotas pandinos nos abracen para que juntos podamos cambiar la historia de este rincón de la patria, uno de los rincones más abandonados, más excluidos, más pobres, más despreciados por todos aquellos que solamente hicieron de nuestra patria su feudo, su latifundio y su billetera", vaticinó.

Quintana pidió a los recién llegados andino acudir a los lugareños para consubstanciarse con la cultura y formas de producción locales.

"Tenemos que pedir a nuestros compañeros pandinos de Santa Rosa del Abuna, de la provincia Santa Rosa del Abuná, que nos enseñen a producir al amparo del bosque, a protegerlo, a cultivar debajo del follaje del bosque para que podamos proteger el bosque para que podamos proteger el bosque, para que podamos producir al amparo de este bosque, instó.
Red Central/cc ABI

sábado, agosto 01, 2009

SURGE EN BOLIVIA UN PERIODISMO SEPARATISTA

La Cia

BOLIVIA: El peridista Walter Chávez, fue el blanco de algunos medios de comunicación ligados a los sectores más reaccionarios del país.

El nuevo ataque a Walter Chávez confirma que la CIA desarrolla un plan de Operaciones Sicológicas.

Por :Wilson García Mérida La Paz, 31 de julio.- (Datos & Análisis).- El Comando de Operaciones Sicológicas del Pentágono, que opera en Venezuela a través de una empresa mercenaria de comunicación, ligada a la CIA, viene expandiendo sus métodos en Bolivia. Prueba de ello es el reciente ataque mediático sufrido por el periodista libertario Walter Chávez, cuya presencia en la última reunión del gabinete de Evo Morales causó un insulso escándalo nacional. Con la misma mala fe, este emergente periodismo separatista continúa haciendo apología de la frustrada tentativa balcanizadora del mercenario Eduardo Rozsa y desinforma cínicamente sobre los inobjetables avances de la revolución agraria en Pando. Anualmente y de manera muy selectiva, el Servicio de Informaciones del Gobierno Norteamericano más conocido por sus siglas en inglés, USIS, “invita” a periodistas que por lo general trabajan en medios masivos de comunicación, preferentemente jefes de prensa, editorialistas, conductores de TV o reporteros “estrella”, con la finalidad de formatear no solo el estilo sino también, sobretodo, los contenidos que se diseñarán en el trabajo cotidiano de estos informadores “privilegiados” por las gentilezas de la embajada de Estados Unidos.

Prácticamente todos los periodistas bolivianos, con raras excepciones, que hoy ocupan puestos “decisivos” en los grupos y redes empresariales de la comunicación, han sido favorecidos por lo menos con un viaje a ciudades norteamericanas, a invitación de USIS, de donde retornan convencidos que el indio que gobierna a Bolivia es un terrorista. Son viajes de placer con hospedajes en hoteles de cinco estrellas para participar en “seminarios” y “visitas guiadas” a importantes medios norteamericanos. Una vez que retornan de esos viajes, estos colegas se ponen a órdenes de políticos fascistas directamente ligados a los dueños de los medios.

Esta forma de “cooptación” que es parte de las estrategias de la CIA para ejercer control sobre los sistemas informativos en Latinoamérica, se intensificó y amplió vorazmente desde los atentados del 2001 que derribaron las torres gemelas. Y está hoy intensificándose en Bolivia.

Soldados de la falacia

Tras la crisis del golfo Pérsico, la guerra contra Irak y el ataque del 11 de Septiembre, Estados Unidos descubrió que el control de la información y de todo el aparato tecnológico inherente a este ámbito, son las más eficaces armas de guerra. El periodista es conceptuado como una pieza clave en esas batallas invisibles pero de letales efectos sociales llamadas “Operaciones Sicológicas” (OpSic), cuyo objetivo es evitar que “el enemigo” (en este caso el gobierno de Evo Morales) pueda tener una opinión pública favorable a su gestión. La moderna concepción bélica de Estados Unidos opta por disparar mentiras, previamente a las balas o junto con ellas, produciendo efectos igual de devastadores.

Federico Montanari, citado por Joám Evans, afirma que hoy “es la comunicación misma la que puede convertirse en continuación de la guerra por otros medios”, a través de una “continua reversibilidad entre política y guerra, entre guerra y política convertida en comunicación”. Y esto nos lleva a la guerra psicológica en si, entendida como “el uso planificado de la propaganda y otras acciones orientadas a generar opiniones, emociones, actitudes y comportamientos en grupos foráneos, sean enemigos, neutrales o amigos, para que apoyen la consecución de los objetivos nacionales (de EE.UU. ndr)” (Daugherty).

Y no son precisamente sicólogos los profesionales llamados a ejecutar estas “Operaciones Sicológicas”, sino ante todo periodistas, comunicadores y publicistas.

América Latina, como en su momento lo fueron el Golfo Pérsico, el Medio Oriente y los Balcanes, es hoy el escenario donde se está librando una guerra informativa con todo su vigor, y tal es así que el Pentágono, en el afán de deshacerse de la incómoda presencia del presidente venezolano Hugo Chávez en el escenario mundial, ha reforzado su “Unidad de Operaciones Sicológicas”, con sede en Fort Bragg, desde donde operan 1.200 especialistas encargados de crear “mensajes fiables” para apoyar las políticas intervencionistas de Estados Unidos. En los hechos es un flamante apéndice de la CIA.

Según Rodrigo Guevara, el Comando OpSic del Pentágono se encarga de “empaquetar” discursos y lecturas de coyuntura “pre-fabricados” para su “consumo” en las poblaciones-objetivo. Durante la invasión a Irak y Afganistán, según informaba el Times, USAID (la agencia de cooperación norteamericana de la que depende USIS), elaboró y distribuyó decenas de miles de dispositivos de audio del tipo iPod (reproductor de música digital con disco duro o memoria flash) en los cuales transmiten mensajes cívicos empaquetados, “pero lo hacen por intermedio de una empresa contratista que asegura que no habrá ‘huellas’ del Pentágono o del gobierno de los EE.UU. en los mensajes”.

Rodrigo Guevara explica que además de la contratación de empresas mercenarias de comunicación, el Pentágono apela también al soborno de periodistas en los países ocupados o asediados. O se los copta mediante los placenteros viajes organizados por USIS.

En su guerra contra Hugo Chávez y el pueblo venezolano, el Comando OpSic del Pentágono contrató a una empresa mercenaria de comunicación, la Rendon Group, que es la encargada de “empaquetar” la línea informativa que guía el accionar de los periodistas venezolanos subordinados a esta forma belicosa de tergiversar la información. Tales métodos ya están en Bolivia.

Todo vale contra el peruano

El mercenarismo informativo que imponen la CIA y el Pentágono, está generando en Bolivia el surgimiento de un periodismo separatista, prejuicioso y abiertamente racista por la manera en que busca enfatizar las debilidades del presidente Evo Morales. En Bolivia, la famosa “objetividad periodística”, la ética informativa y la imparcialidad en el manejo del hecho noticioso son reliquias de un lejano pasado. Hoy pesa más la capacidad de convencer que el enemigo está a la otra vereda, que es indio y terrorista, aunque en ello se tenga que difamar y desinformar en detrimento del derecho ciudadano a conocer la verdad de las cosas.

Los ejemplos abruman; pero el caso reciente del periodista peruano Walter Chávez, que fue “sorprendido” por las cámaras ingresando al gabinete de Evo Morales durante una reunión celebrada en el municipio de Huajchilla, y que fue motivo de escandalosos titulares en primera plana, muestra en carne viva el modo en que el periodismo boliviano dominante desde los grandes medios de comunicación, se ha convertido en un vergonzoso apéndice de las estrategias separatistas y racistas que aún están en marcha. “Acusado de terrorista vuelve al gabinete de Evo”, es uno de los titulares mentirosos con que se busca intimidar a la opinión pública en el afán, alentado por la CIA, de minar la confianza ciudadana en el actual Gobierno indígena.
Walter Chávez, como todos sabemos en nuestro país, es un intelectual formado en la Universidad San Marcos, Perú, y se encuentra en Bolivia desde 1992 como refugiado político al ser perseguido por la dictadura de Fijumori. Se desempeñó como periodista durante más de diez años, fundando al comenzar la década de los 2000 el semanario independiente “El Juguete Rabioso”, que allanó el camino de Evo a la Presidencia. A mediados del 2008, el fascismo “desempolvó” la vieja calumnia de Fujimori sobre supuestos vínculos, nunca probados, con el MRTA y se promovió su “extradición” al Perú con el único afán de desacreditar al gobierno boliviano. Chávez fue periodista de La Razón y otros medios tradicionales durante los gobiernos neoliberales de Paz Zamora, Sánchez de Lozada, Banzer, Tuto Quiroga y Carlos Mesa, que lo consideraban “un buen periodista”, y a ninguno de ellos se le ocurrió extraditarlo al Perú cuando ejercían el poder. Pero cuando se lo vio junto a Evo Morales, resultó ser un “peligroso terrorista” al cual había que expulsar del país, sin considerar que además de gozar derechos de refugiado bajo el amparo de la ONU, Walter Chávez tiene un hogar formado en Bolivia, una hija nacida en La Paz, y en muchos aspectos es más y mejor boliviano que muchos políticos y potentados locales que buscan balcanizar a su país contratando a verdaderos terroristas como fue el mercenario húngaro-croata Rozsa.

En mayo del 2008, la Corte Suprema de Justicia emitió una sentencia inapelable asegurando que Walter Chávez no puede ser de ningún modo echado de Bolivia, menos extraditado, pues goza de estatus de Refugiado Político con todas las prerrogativas consagradas por la ONU. Y aunque se logró su destitución como asesor del Presidente, Chávez no perdió sus vínculos con los entornos de Evo Morales y tampoco tenía por qué andar oculto. Su “aparición” en el gabinete de Huajchilla no fue tal. Walter ingresa regularmente al Palacio para reunirse con Evo Morales, Álvaro García Linera o Juan Ramón Quintana, coordinando una serie de trabajos investigativos como aquel que, por ejemplo, viene realizando junto con el Servicio Informativo Datos & Análisis en relación al caso Rozsa.

Walter Chávez versus Rozsa Flores

“Oposición ve preocupada el retorno de Chávez al entorno de Evo”, dice un titular claramente insidioso, en el marco de la “operación sicológica” para minar la gobernabilidad del régimen. Walter Chávez es el chivo expiatorio que la CIA utiliza para que el periodismo separatista haga de las suyas.

Se miente con idéntica mala fe y perversa capacidad manipuladora cuando se pretende convertir la revolución agraria de Pando en una simple jugarreta electoral, y se busca impedir la migración de campesinos sin tierra del Ande a la Amazonía, estigmatizando ese hecho histórico como un “genocidio en potencia”.

Este mismo periodismo separatista que hace escarnio del derecho a la libre circulación que le asiste, como refugiado político, al periodista Walter Chávez, pretende convertir a Eduardo Rozsa Flores, el balcanizador contratado por los latifundistas del oriente, en una inocente víctima del “régimen terrorista” de Evo Morales. Fue inmoral la manera en que estos periodistas lograron amedrentar y desacreditar al colega español Julio César Alonso, quien llegó al país para informar sobre los antecedentes de Rozsa como un criminal de guerra investigado por la ONU. Ninguno de los detractores de Alonso se tomó la molestia de verificar los expedientes de la ONU con relación a los Balcanes, donde Rozsa efectivamente es acusado de varios asesinatos. He aquí lo que informó la Comisión de Derechos Humanos, en febrero de 1994, a través de un documento titulado “Carta de fecha 10 de febrero de 1994 dirigida al Presidente de la Comisión de Derechos Humanos en su 50º período de sesiones por la Misión Permanente de la República Federativa de Yugoslavia ante la Oficina de las Naciones Unidas en Ginebra”, donde se hace alusión explícita a las pillerías de Rozsa con un leve error en su apellido:

“A fines de 1991, la zona de operaciones de Osijek del Ejército croata contaba con una brigada internacional creada por Eduardo Rosses Flores (sic), el corresponsal del periódico catalán "La Vanguardia" en Zagreb. La brigada estaba compuesta de ex combatientes de la Legión francesa y mercenarios de las guerras en el Oriente Medio y América Latina. Solía operar por propia iniciativa en la región de Eslavonia oriental y participó en matanzas de civiles serbios en las aldeas de Divos, Ernestinovo, Tenjski Antunovac y otras”.

El mismo Relator de Naciones Unidas denunció que el gobierno de Croacia protegía a Rozsa Flores para impedir su enjuiciamiento en el Tribunal Penal Internacional de La Haya. Según el informe de la ONU, el gobierno croata lo encubrió con el argumento de que al ser ciudadano croata, no era mercenario:

“Con respecto a la octava acusación sobre una brigada internacional, de hecho se refiere a voluntarios. No hay datos que demuestren que fueran autores de asesinatos. Su comandante en jefe, el Sr. Eduardo Jorge Rosses Flores, nacido en 1960, es un ciudadano croata”.

Pese a esta contundencia del dato histórico que pudimos conocer gracias a JC Alonso, para los desubicados periodistas bolivianos que dominan la gran audiencia, nuestro colega español era el malo de la película sólo por decirnos que Rozsa fue un mercenario químicamente puro y que bien merecido tiene un lugar en el infierno.

El modelo más acabado de este inédito periodismo mercenario y separatista que está tomando cuerpo en Bolivia, es aquel que “maneja” en Santa Cruz el ex socialista Cayetano Llobet, empleado del empresario croata Branco Marinkovic, quien hace pocos días se compró todas las acciones del periódico El Día, cuyas páginas bañadas de frivolidad se imprimen ahora con las pólvoras empaquetadas del Comando OpSic del Pentágono. Y La Razón no se queda atrás. Ni qué decir de las grandes cadenas televisivas cuyos propietarios son aquellos latifundistas orientales que creen que el saneamiento de tierras y su distribución a los desposeídos del país es un “acto terrorista”.

La estrategia básica del genuino terrorista consiste en acusar de terroristas a sus propias víctimas. Fue algo elemental durante los sombríos días del Plan Cóndor. Y cuando el periodismo se presta a ese juego vil, significa que algo está fallando en las conciencias de estos colegas que deben estar aguardando, ansiosos, la próxima invitacioncita de USIS para viajar a EE.UU.