martes, junio 23, 2009

FILÓSOFO ESTADOUNIDENSE NOAM CHOMSKY CALIFICA DE "VERDADERA" DEMOCRACIA BOLIVIANA Y DE ESPECTACULAR PROCESO DE CAMBIOS

El filósofo norteamercano Noam Chomsky destaca el proceso de cambio en Bolivia.

De Patria Nueva Nueva

BBC-Mundo, 22 de junio - El filósofo estadounidense Noam Chomsky dijo que en Bolivia se vive actualmente una democracia "verdadera" y destacó, por "espectacular", el proceso de cambios que impulsa el presidente indígena Evo Morales. "En Bolivia los temas principales estaban en primer plano y venían del movimiento popular. Eran temas importantes como el control de los recursos, los derechos culturales en una sociedad multiétnica y multilingüe. Eso es democracia verdadera, que puede conducir a algo", afirmó en una entrevista interactiva verificada en Boston, EEUU, donde fue fechada el lunes por la agencia BBC Mundo británica.

Subraya que por primera vez en 500 años los países sudamericanos han comenzado a integrarse en forma significativa", destacó que el sistema democrático boliviano ha incluido a los más oprimidos.

"Se trata de la población más oprimida del Hemisferio, la población indígena, que ha estado luchando por años sobre asuntos muy importantes", destacó.

Dijo que la iniciativa del proceso boliviano, que demoró casi una década en cuajar, la tomaron las mayorías indígenas bajo el liderazgo de su primus inter paris.

"Hace una década lograron correr de Bolivia a la Corporación Bechtel cuando se trató de privatizar el agua (en la ciudad central de Cochabamba, al este de la capital La Paz) lo que significó que mucha gente no podía tener acceso a la misma. Fue una victoria sangrienta y grande. Siguieron adelante y finalmente en el 2005 entraron al campo político y eligieron a alguien de sus mismas filas, un campesino pobre, en una elección en la que se habló de temas muy serios sobre los que la gente estaba informada", ponderó el intelectual, uno de los más reputados de su país.

domingo, junio 21, 2009

El factor Pando

Mentiras y mala fe

Datos & Análisis (de Rebelión)

“El Gobierno ejecuta un plan para que Pando sea masista”, fue el titular con que el pasado lunes el diario opositor La Razón publicó un extenso informe que, por los datos que contiene, bien pudo calificar como un encomiable reportaje periodístico; pero por la forma en que los editores manipularon esa información subordinados a una línea política racista y separatista, La Razón termina perdiéndose a sí misma.

La mala fe con que el periódico paceño pretende desacreditar las acciones que emprende el gobierno de Evo Morales para recuperar e integrar aquel territorio secularmente excluido del patrimonio boliviano, incurre en una flagrante violación al artículo 24 de la nueva Constitución Política del Estado que considera traición a la patria todo acto que atente contra la unidad del país, mereciendo “la máxima sanción penal” según estipula la actual Carta Magna. A partir de la nueva Constitución, en Bolivia el separatismo es un delito de traición a la patria, figura en que incurre el periódico opositor con el agravante de un solapado racismo que ahora es también inconstitucional. No otra cosa significa la manera en que dicho medio informativo estigmatiza a aquellos miles de bolivianos pobres y miserables del campo y las ciudades, de todo el país, que, con un franco sentido de integración y unidad nacional, vienen migrando al norte amazónico para poblar ese antiguo territorio feudal dentro un plan estatal para integrar a Pando, como nunca antes, en la nueva estructura republicana del emergente Estado Plurinacional.

“Todos son collas”, dice La Razón, “la mayoría recién llegados a Pando, donde en el último tiempo el flujo migratorio se ha disparado como efecto de un plan de MAS para teñir a Pando con los colores oficialistas”. El nuevo director de La Razón pretende mostrar a esos bolivianos “collas” como una plaga masista que invade ese otrora inaccesible territorio controlado por las mafias políticas y criminales que hicieron de Pando un feudo familiar. La Razón insiste en tratar a esos migrantes pobres como “invasores”. Por lo visto, este periodismo prefiere que nuestros compatriotas sin tierra ni trabajo busquen nuevos horizontes migrando indignamente a España o Argentina. Pero “invadir” Pando jamás, ya que, según “informa” este medio, la llegada de aymaras, quechuas y guaraníes a esa zona alejada del amazonas boliviano destruirá incluso el medio ambiente. “Una de las principales preocupaciones de los pandinos es que, con la migración que se da de otras regiones del país, se dañe el ecosistema de su región”, dice una burda nota en recuadro. “Si bien el fenómeno migratorio no es nuevo en este Departamento como lo demuestran varios estudios, la cantidad de gente que se trasladó en los últimos años llama la atención”, sostiene el reportaje de La Razón, haciendo gala de un ignorante e indolente desprecio por la dramática historia del Departamento más joven y pobre de Bolivia, hoy a expensas de la influencia brasileña sobre una frontera plagada de narcotráfico y contrabando. Efectivamente, desde que fue creado el 24 de septiembre de 1938, dos años después de la Guerra del Chaco durante el gobierno Presidente y militar patriota Germán Busch, Pando fue un objetivo inalcanzable del Estado para sentar su soberanía con necesarios flujos poblacionales de occidente, habida cuenta que su población nativa fue sistemáticamente diezmada por los explotadores mafiosos del caucho y la castaña.

Escrito en presente vertiginoso

Torbellino del exilio

Ramón Rocha Monroy (Tomado de Bolpress)



Habría que inventar un nuevo tiempo verbal para ubicar la escritura de la novela "El exilio voluntario", de Claudio Ferrufino Coqueugniot, que ganó el Premio Casa de las Américas 2009. Sugiero que se llame Presente vertiginoso, pues está escrita sin nostalgia, sin recuerdos gratos, ni siquiera trágicos, y sí, más bien, con una conciencia crítica, lúcida, desgarrada de ese presente vertiginoso que viven los latinos en los Estados Unidos.

La literatura de la nostalgia nos ha acostumbrado a diversas formas del tiempo pretérito, desde el famoso "había una vez" al bíblico "In illo tempore", pero la cruda realidad del exilio voluntario en los Estados Unidos no admite la nostalgia y sí, más bien, la prosa nerviosa, arrítmica, escrita en presente constante, como la que uno usa para contar los sueños y sobre todo las pesadillas.

El día en que Claudio se presentó frente a la Migra no hubo ningún agente que advirtiera el enormísimo peligro de admitir en el seno del monstruo americano una conciencia lúcida y crítica, ya trajinada en las ciencias sociales, en la poesía y en el periodismo, es decir, en el ejercicio de la palabra. Quizá no lo hubieran admitido si comprobaban que, lejos de limitarse a sobrevivir marcando tarjeta a las 11:56 de cada noche en una gigantesca distribuidora de vegetales donde trabajaba como peón, Claudio estaba registrando detalles, recordando las mudanzas sucesivas que signaron su primera juventud, incluida la memoria, tampoco nostalgiosa, del tiempo ¿dorado?, que vivió en la patria. Y que esos registros se traducirían en un libro ácido, denunciador, descarnado, visceral, que no necesita recurrir a asesinatos, para ser un testimonio de vida, porque sus páginas no registran un solo muerto, sino vida pura y vertiginosa.

El exilio voluntario te extirpa toda noción de patria, de idioma común, de comunidad de origen o de cultura, incluida la patria de la niñez que se adelgaza en la memoria porque ya no hay sitio en el disco duro acostumbrado al vértigo y la asfixia de la vida americana. El exilio voluntario es la invención de una nueva lengua, que es quizá la provincia más remota del castellano moteado con palabras mexicanas, salvadoreñas, cubanas, sudamericanas y claro, por supuesto, del inglés de emergencia que usan los latinos. Es una identidad nueva constituida por 50 millones de latinos que han incorporado a sus expresiones cotidianas las voces más cosmopolitas de este lado del mundo. Wacha la cana, carnal, tráete la fáquin troca para ir a la pachanga que se vino Totó la Momposina, yunóu?

Y sin embargo habría que preguntarse, como Vargas Llosa, en qué momento se jodieron los Esteits. Quizá todo se precipitó por la fáquin administración Bush y la crisis financiera y el desempleo masivo que acabó con el sueño americano, y aun con la pesadilla americana hecha de soledad, de extenuación, de sobrevivencia, de sixpack y brandy y mota pero sobre todo despertador y madrugada y sentir que te exprimen como a una naranja, y sin embargo no hay proyecto de retornar, pero la cosa se jodió y entonces es tiempo del retorno, aunque sea a sobrevivir con mote y charke, y a desarrugar el consuelo de volver a
ver a los amigos, más viejos, y a la familia, más vieja, y a los muchachos y muchachas, más crecidos y con ganas de emigrar, ¿para qué?



Autos ‘chutos’ se abren paso para llegar a Bolivia

Aún es posible ingresar al país un auto sin papeles. Comerciantes y contrabandistas se las ingenian para llegar ‘sin novedad’ a Bolivia.

Ramiro Ramírez Simons
Iquique (Chile) -enviado especial

(PERIODICO CAMBIO)

Para los bolivianos que desarrollaron su vocación comercial con la internación de vehículos usados traídos desde el Asia, la ciudad de Iquique (Chile) ya no es la misma de antes.
Hasta del 4 de diciembre de 2008 llegaban por centenas los compatriotas a colmar la avenida Circunvalación y adyacentes para recorrer las casi 300 hectáreas de actividad comercial que ofrece la Zona Franca (Zofri) de esta ciudad costera. Ahora son pocos los que mantienen ese negocio, quienes se las ingenian para que el traslado ilegal al país de los ‘chutos’ se mantenga, aunque en menor medida.
Es que ahora a Bolivia sólo pueden ingresar legalmente los vehículos de uso privado modelo 2004 para adelante, casi nuevos. No ocurre lo mismo con los llamados minibuses, que pueden ser internados a partir del modelo 2002. Pero, en realidad, estas restricciones impuestas para proteger la economía boliviana poco parece importarles a los comerciantes de vehículos usados. La venta de los carros viejos continúa y, por consiguiente, el contrabando.
“Puedes llevarte este auto como ‘chuto’, –una reluciente vagoneta azul Toyota Camy modelo 2000–, lo dejamos en Cariquima y de ahí te lo llevas manejando”, dice Mohamad en un español que se deja entender. Es paquistaní y como él hay cientos que se han instalado en la Zofri y controlan gran parte del comercio de vehículos usados. La pequeña vagoneta es ofertada en la módica suma de 3.800 dólares americanos.
El vendedor te ofrece todas las facilidades y asegura el éxito en la transacción. En este mundo de compra y venta todo se puede, si hay dólares de por medio. Como Mohamad, Tahir Raja Mahmood vende autos usados.
Él es el representante paquistaní de los comerciantes de estos productos y cuenta que actualmente hay unas 10 mil unidades en el Barrio Industrial que están varadas.
Muchos están rematando hasta a la mitad de precio sus autos para recuperar parte de su inversión. Los importadores más pequeños perdieron su capital por el cierre del mercado boliviano, señala.

Hay muchas vías
Pero la internación ilegal de vehículos tiene muchos caminos. Si uno lo desea puede transformar (cambiar el volante del lado derecho al izquierdo) el vehículo comprado en Zofri y anotarlo como chileno. Luego puede llevarlo manejando hacia Bolivia y llegar a Cochabamba o Santa Cruz, donde podrá ‘perderse’ entre los miles de vehículos que circulan en esas ciudades bolivianas.
Todo indica que los controles son nulos debido a la extensa como inhóspita frontera chileno boliviana.
Hay transportistas que ofrecen dejar el vehículo ‘chuto’ en Sabaya (Oruro, Bolivia): “de ahí tú te arreglas”. Otros incluso afirman que es posible llegar “sin problemas hasta Challapata.
En esta zona todo se mueve bajo el amparo del total anonimato, pero todos saben por qué están allí. Sin embargo, la drástica caída del flujo de comerciantes bolivianos a esta ciudad chilena se observa en los miles de vehículos que se exponen en los ambientes de la Zona Franca cubiertos de polvo y grasa.
Algunos ‘patios’ asemejan verdaderos cementerios de chatarra. Mucho más en aquellos gigantescos galpones donde se han instalado las ‘desarmadurías’ –talleres donde se ‘canibalizan’ los vehículos– y donde se venden todo tipo de partes de vehículos ‘descuartizados’.
De este negocio de ‘menudencias’ de lo que en su momento fueron autos usados destinados al mercado boliviano son propietarios grandes empresarios que mantienen como peones engrasados a cientos de ciudadanos peruanos, paraguayos, chilenos y bolivianos.
Aquí se vende y se compra de todo. El vaho del combustible y el olor a grasa de los motores se mezclan con la penetrante hediondez de la harina de pescado que viene de las procesadoras y del puerto. El ambiente es pesado y a momentos agobia.
Cariquima en la mira
Las autoridades chilenas revelaron en la víspera que la población fronteriza de Cariquima, a 40 kilómetros de la frontera con Bolivia, se ha convertido en un eje ilegal que facilita el contrabando de vehículos usados.
Un operativo reciente da cuenta de que fueron interceptados cinco camioneros que transportaban 39 vehículos ilegales. Esta operación policial reveló que en esa población funcionaban al menos dos talleres mecánicos que hacían venta ilegal de repuestos y partes de automóviles.
De acuerdo con el director regional de Aduana en la zona, Raúl Barría, las ‘desarmadurías’ encontradas en Cariquima “presentaron irregularidades” que fueron denunciadas al Ministerio Público.
El periódico La Estrella de Iquique da cuenta, en su edición de este sábado 20 de junio, de que “los servicios de Aduanas e Impuestos Internos debieron llegar hasta el poblado de Cariquima con resguardo policial durante las dos fiscalizaciones, debido a la tierra de nadie que impera en el lugar”.
Es que en torno al negocio de los autos usados no solamente han convergido empresarios y comerciales, sino también personas que transpusieron la línea delgada de la ley.
La ausencia de los bolivianos se siente no sólo en la zona franca, sino también en la hotelería y los mercados de comida. Pero al cierre del mercado boliviano ahora se le endilga el incremento del contrabando.
Según Rubén Véliz, presidente de la Asociación de Importadores de Vehículos de esta ciudad, la demanda de vehículos desde Bolivia se mantiene, lo que incide en el alza del contrabando.
“Algo está pasando, porque algunas empresas se están deshaciendo del stock y no existe una real demanda de chilenos por estos vehículos”, dijo Véliz al diario Estrella de Iquique.
Desde hace seis meses, cientos de comercializadores e importadores de autos usados exigen al Gobierno boliviano la derogatoria de la prohibición de la importación de esos vehículos y han protagonizado movilizaciones que chocaron contra la firmeza oficial de que Bolivia no seguirá siendo una especie de ‘basurero’ de la chatarra que ningún otro país acepta.

Un secreto a voces

La prensa local destapa en detalle las operaciones que se dan en torno a los autos viejos: los contrabandistas adquieren un vehículo usado en Zona Franca, en cualquiera de las importadoras del rubro instaladas. Tras realizar la compra (muchas veces con palos blancos chilenos), los bolivianos obtienen la Solicitud de Registro Factura (SRF), documento necesario para circular en la zona franca de extensión, es decir, las regiones de Arica-Paronacota-Arica.
Tras superar la prerrevisión técnica de la Seremi de Transportes en el Barrio Industrial, obtienen la documentación para el traslado a Cariquima. Camiones cargados con vehículos viajan hasta esta población con la justificación de ser destinados a desarme. Sin embargo, ello no sucede y la mayoría de ellos pasa la frontera de forma ilegal. Los horarios de cruce de la frontera son generalmente durante la noche.
En el día, para alertar la presencia de fiscalizadores, queman en los cerros plantas de yareta, que generan gran cantidad de humo. Así se avisa por dónde deben ir las caravanas de contrabandistas de los autos “chutos. Ya en Bolivia, sólo resta “regularizar” la documentación”.

Veintiocho pasos ilegales

La policía fronteriza chilena tiene identificados al menos 28 caminos o pasos ilegales. Se trata de una extensa zona que es aprovechada por los contrabandistas. De acuerdo con datos policiales, son 168 km lineales de frontera, 110 de los cuales son planicies fáciles de sortear con el tipo de camiones que se utilizan, por lo general máquinas de gran capacidad de recorrido.
El teniente Miguel Méndez Pérez, de la subcomisaría de Carabineros de Colchane, ha declarado a la prensa sobre los controles que se realizan y ha señalado que esa repartición se halla con limitaciones a la hora de frenar la salida de vehículos ‘chutos’ hacia Bolivia. “Estamos atados de manos, pues muchas veces el documento SRF autoriza a los camioneros a transitar en la comuna de Colchane y no podemos hacer nada”, dice, y añade que su repartición es apoyada por personal del Servicio de Encargo y Búsqueda de Vehículos.
La policía fronteriza tiene como acción prioritaria la lucha contra el tráfico de drogas, de personas y el contrabando. Méndez reitera: “Muchas veces estamos atados de manos”.

viernes, mayo 08, 2009

EL TERRORISMO GLOBAL

Por Rafael Bautista S.


La actualidad del terrorismo evidencia las consecuencias de un mundo sin alternativas. El triunfalismo neoliberal propició, de este modo, su más temible utopía: el fin de todas las utopías. En eso consistía la última conquista moderna. Por eso, el fin de la guerra fría dio lugar al frío de la guerra infinita. El triunfalismo de haber vencido al “big red dog”, ponía al “mundo libre” sin rival alguno; ya no tenía que demostrar nada, había conquistado todo, el mundo ya no tenía más alternativas. Pero si no hay alternativas, entonces, ¿qué queda? El que acaba con todas las alternativas, se priva a sí mismo de toda alternativa. Lo que le queda es el suicidio. Así amanece el siglo XXI, con el (auto) atentado suicida a los santuarios del mercado: los colosos gemelos.

Se trataba de un deicidio, lo que desata un odio infinito: el bien contra el mal (¿dónde que la modernidad no era religiosa?). La insensatez de la respuesta desata la condición original del conquistador (el inicio de su marcha lúcida hacia la destrucción total): el genocidio global. Pero ahora el conquistador, triunfante, y con la bendición mediática, ya no necesita ocultar sus intenciones. Se hace cínico. Produce terror para acabar con el terror imponiendo más terror. Las crisis que genera ya no le quitan el sueño, pues generando más crisis cree estar lejos de ella y, si pese a todo, la crisis le llega, entonces la exporta. Un mundo sin alternativas es preso del terror. Las guerras de cuarta generación expresan esta apuesta. La reconquista moderna busca acabar con aquello que su tecnología ha desplazado y hecho prescindible: los sobrantes, los pobres del mundo. Ya Toffler sentenciaba, de esta manera, a los “casualties” del mercado: “se los va a cortar brutalmente”.

Por eso las pandemias ya no han de ser casuales, son parte de una estrategia. Si USA ya podía fabricar armas biológicas, en Los Alamos, usando muestras de gripe aviar de la propia OMS; no resulta raro que laboratorios militares gringos ya hayan perfeccionado estas armas con virus porcino, aviar y otros que no tienen respuesta inmunológica. Diversas investigaciones actuales señalan que estos laboratorios han alterado enfermedades virulentas, de tal modo, que ya no hay defensa contra ellas y que éstas, además, han sido esparcidas en diversos lugares del planeta. Algo que llama la atención: en 1971, la CIA había proveído a gusanos cubanos de virus que causan fiebre porcina; seis meses después, en Cuba, se tuvo que sacrificar medio millón de puercos y, ojo, la población fue posteriormente afectada por el dengue (la reciente epidemia de dengue que sufrió Bolivia, podría estar ligada a algo que ya se venía denunciando: la fumigación sospechosa de extensas áreas del Chapare, por parte de la DEA, antes de su retiro forzoso).

Esto es parte de una planificación del desastre o una producción por la destrucción, como aquella que sufren los animales que luego, son consumo humano (el hacinamiento, la alimentación artificial de suplementos hormonales y químicos –que coadyuvan a la evolución de enfermedades patógenas–, responden a un principio de rentabilidad, inherente a la lógica del capital); pues estos son objeto, dentro de la producción pecuaria, de un descuartizamiento físico y psicológico: todo esto es posteriormente depositado en nuestra corporalidad porque es nuestro alimento principal. Un modo de producción es también responsable de estas hecatombes. Lo cual se halla además relacionado con toda una estrategia global de expansión de mercados. La gripe porcina aparece justo cuando las grandes corporaciones farmacéuticas registran serias bajas en sus cotizaciones; es el caso de la suiza Roche, que controla el 90% de tamiflu (producto altamente demandado para contrarrestar la gripe porcina). Para poner el cherry sobre la torta: Gilead Science Inc., tiene los derechos sobre el fármaco tamiflu y, cosa curiosa, Donald Rumsfield, ex secretario de defensa de la administración Bush, dirige tal consorcio. Provocar una pandemia se trataba de un negocio altamente rentable.

Esto es lo que, en definitiva, constituía el foco de la estrategia corporativa mundial: crear terror. Porque hace más de dos años que la industria farmacéutica mundial venía registrando preocupantes caídas en sus ventas. Además que los organismos financieros mundiales necesitaban un respiro inmediato o, dicho de mejor modo, un desvío mediático: pasar la crisis financiera a segundo plano. Las casualidades no operan por casualidad: después de la reunión de abril del G7, con aquel anuncio de fomentar la economía de los países “dispuestos a colaborar”, México anuncia (después de la reunión Obama-Calderón) la aparición del virus. El terror es un modo de hacer la guerra. La guerra es el principio fundamental de toda preservación del poder. Pierden siempre los pueblos, pero gana el capital financiero mundial, porque gracias a la pandemia, la industria farmacéutica vuelve a poner en movimiento a la economía mundial. El país sacrificado es México, pero de ese sacrificio salen beneficiados algunos; por eso el anuncio de ayuda a los países “dispuestos a colaborar”.

La especulación ha dado lugar al terror diseminado en el planeta entero. Puede que haya sido un ensayo global, pero lo que ese ensayo ha demostrado es esto: el mundo es rehén del capital. Si no hay alternativas la única salida parece acabar con todo. Esta es la apuesta del debacle imperial: si cae está dispuesto a que todo el mundo caiga; por eso apuesta por el terror y regresa a su condición original: su última cruzada civilizatoria es la reconquista (si el mundo no se le somete, está dispuesto a acabar con el mundo entero). Por eso se reconoce en el terrorismo que ha creado y diseminado; en eso consiste su ceguera: en nunca responsabilizarse de aquello que ha desatado. Como la oposición en Bolivia; que prefiere el descuartizamiento nacional a reconocer lo indigno de sus privilegios. Esta ceguera ya no es motivo de culpa sino de soberbia. Cuando el soberbio se hace cínico ya no necesita mentir: su amenaza no esconde nada.

Doble tarea para los medios: bendecir el terrorismo y luego ejercerlo. También son suicidas, porque el terror mediático que difunden, amputa ya la poca credibilidad que todavía poseen. Después de las últimas revelaciones que involucran a quienes ya habían desatado el golpe cívico-prefectural (el prefecto Costas, el cívico croata Marikonvic, el ganadero –y ex ministro del general Banzer– Nayar, el empresario agropecuario Roca, etc.), no cesan ni concluyen los altisonantes pronunciamientos de las figuras mediáticas en defensa del “supuesto” terrorismo (ahora reclaman que las imputaciones sean puras declaraciones cuando, en la “Masacre del Porvenir”, puras declaraciones les sirvieron para inventar un “enfrentamiento”, que nunca fue “supuesto”). Seguirán vociferando, como el torturador que amedrenta a su víctima. Pero la lección última nos sirve para cuidarnos de esa otra pandemia que amenaza la salud moral del mundo: la mediocracia.

La Paz, mayo de 2009
Rafael Bautista S.
Autor de “OCTUBRE: EL LADO OSCURO DE LA LUNA” y
“LA MEMORIA OBSTINADA”
rafaelcorso@yahoo.com

BOLIVIA: EL CINISMO DE LA OPOSICIÓN SUICIDA

Por Rafael Bautista S.

Se hace casi imposible argumentar contra quien no argumenta. Es como hablarle a un muro. Pero este endurecimiento no genera seguridad, su fuerza dura radica en la inseguridad que propaga. No hay razones que puedan hacerle frente, porque la razón ya no es opción para quien invalida todo y abraza el suicidio. El suicidio es su amenaza, y lo es, porque en su suicidio pretende acabar con todo y con todos. Si la oposición pierde algo está dispuesta a que todos pierdan todo; amenaza con destruir todo si ella pierde algo. Su amenaza se convierte en su fuerza y esa fuerza se permite la soberbia que presume su ventaja: si acaba con todo, ¿quién podrá después demostrarle la insensatez de su apuesta? Por eso vocifera con una seguridad implacable. Está dispuesta a morir pero en su muerte está también dispuesta a que todos mueran. Por eso no cede nada, porque ceder es, para ella perder, y no está dispuesta a perder porque sólo quiere ganar. Si pierde hará que todos pierdan todo. Su fuerza radica en ese chantaje; por eso expone su fuerza de modo abusivo. Se vuelve ciega. En esa ceguera, cree que sale ganando y, aunque sólo promete muerte, cree que con la muerte sigue ganando. En eso consiste su seguridad: que si no aceptamos su chantaje, morimos todos.



El cinismo se regocija en su boca y, en ella, se invierte todo; la democracia ya no significa nada, porque el corrupto se hace el juez y el ladrón magistrado. El rico se hace el pobre, el agresor la víctima y el racista se queja de discriminación; habla en nombre de la democracia el dictador. Rapta a la democracia para que sus reclutados salgan a imponer el fascismo, en nombre de aquello que han raptado. La democracia es devaluada; ahora quiere el cínico que sea el respeto al disenso, es decir, si el criminal disiente del juicio, su voluntad debe ser respetada. Por eso la democracia ya no vale nada para el cínico; es un recurso más que usa como quiere. Si las mayorías quedan subordinadas a su disenso, entonces puede hacer lo que le conviene.



Esta clase de suicida se ejemplifica en el terrorista y, no por casualidad, es producto de la época actual. A su modo, el suicida actual, reproduce en su vida la lógica imperial de la globalización neoliberal: el capitalismo salvaje. Privando de alternativas al mundo entero se priva a sí mismo de toda alternativa. Por eso el imperio cae por dentro; pero, en su caída, amenaza con hacer caer todo. Su último acto de heroísmo pretende ser un estruendo de magnitud macabra: el fin de todo. El que desea ganar siempre todo provoca que todos pierdan todo, incluso él mismo. Por eso ya no puede ofrecer razones; la amenaza se convierte en su razón de ser, es decir, en razón de fuerza mayor. Esta razón de fuerza ya no ofrece razones, se hace fuerza pura y su pureza consiste en limpiarse de toda razón. De esa fuerza proviene su poder. El poder de acabar con todo es el poder puro que no necesita de razón alguna. Su contundencia radica en la decisión misma. La decisión de acabar con todo se basta a sí misma. Se convierte en un puro juego. Es algo que incluso le divierte. Por eso se mofa de lo que se le diga; una vez que ha demostrado que está dispuesto a morir matando a todos, no hay nada imposible que no pueda hacer. Si se permite el suicidio, todo le está permitido. Por eso se arroja, con los ojos abiertos, al suicidio, arrastrando a todos en su marcha.



Esta nueva lucidez sabe de su poder y, por eso mismo, ya no le interesa dialogar; su poder lo expone su fuerza, es dominio puro que amenaza apocalípticamente. Se origina en el capitalismo salvaje y el neoliberalismo le abre fronteras insospechadas: la vida misma, el mundo, los seres humanos y la naturaleza, se convierten en puro negocio. Vivir se convierte en pura excusa, ahora ganar es el fin de todo, incluso a costa de la propia vida; por eso marcha hacia la muerte de modo entusiasmado, juega con la muerte como con la vida. Su normalidad es un puro aburrimiento, por eso persigue la excitación, le gusta vivir peligrosamente; compite para ganar y para ganar está dispuesto a todo. En ese juego ha aprendido a desechar la vida de los demás y, desechándolos, aprendió a desechar todo lo demás; aprendió a no valorar más la vida, ni siquiera la suya propia. Si todo se vende, él también. Pero esta constatación ya no le perturba, porque en la devaluación de la vida, el primer devaluado ha sido él mismo. Por eso su vida no es ejemplo y todo lo que acumula no le llena nada sino que le vacía por completo. La vida ya no tiene sentido. El sinsentido se vuelve su único sentido. Su forma de vida ya no conforma nada, pero deforma todo. La deformación que ocasiona deforma su propia vida.



Si la vida pierde todo sentido, el único sentido es la muerte, se convierte en un ser-para-la-muerte; aunque la vida haya perdido su encanto, vive para morir; su último heroísmo consiste en cómo morir. Si él ya no quiere vivir, los demás tampoco; si para él la vida ya no es posible, para los demás tampoco; ya no pregunta a nadie si quiere seguir viviendo; si no ve salida para él, no ve salida para nadie. Por eso desea el fin de todo y abraza este deseo de modo religioso; su voz cobra un tono apocalíptico que afecta sus palabras en una histeria dramática, por eso insulta y agrede como bestia herida (como las diputadas de la oposición). Pero esto es la teatralidad de su drama: abraza el fin de todo como un acto estético, el fin se hace bello, el fin se convierte en su salvación, y hasta considera ese fin como el fruto más acabado de su humanismo. Es capaz de oprimir el botón de la destrucción final por amor a la humanidad; por eso, su amor, es un amor que mata. Por eso abraza, en sus discursos, la justicia, la libertad, la paz, la esperanza; porque su esperanza es una esperanza de muerte, su paz es la paz de los muertos, su justicia es su juicio final.



Una oposición semejante ya no sabe hacer oposición política, convierte la política en hostilidad absoluta; por eso, el maniqueísmo al que recurre, ya no necesita ni razones ni argumentos, sólo la condena, la muerte de los infieles. Cuando hay razones hay posibilidad de diálogo, pero cuando no hay más que intransigencia, las razones salen sobrando. En todo este proceso, el gobierno ha cedido siempre (incluso hasta quedar mal parado con la CIDOB, por la concesión en el número de escaños indígenas. Lo indignante de esto es la hipocresía de los medios; pues después de haber sido cómplices estos medios, como red UNO y Unitel, de la golpiza al dirigente Adolfo Chávez de la CIDOB, en Sucre, ahora le muestran como el héroe, porque le quieren hacer decir, como insistentemente hacía John Arandia en su programa “que no me pierda”, que el recorte en los escaños era una “traición” del gobierno, cuando era el recorte que estos mismos medios reclamaban. Es indignante porque estos canales no ahorraron medios para cuestionar los escaños indígenas y ahora se presentan como los defensores de estos y, hasta, el ex constituyente Lazarte, en el mismo programa, quien había hecho todo lo posible por destruir el carácter plurinacional de la nueva constitución, ahora se “solidarizaba” con Adolfo Chávez). El gobierno cede, incluso lo que no debiera, pero la oposición nunca cede nada. Y no cede porque no contempla nunca concesión alguna.



El error de los diputados fue pretender deducir una representación cualitativa indígena de la legalidad vigente; ahí el asunto se diluía en las maniobras de la oposición: una pura cuantificación interesada; los senadores opositores podían, de ese modo, enfrentar de nuevo, campo contra ciudad. La falacia del “un voto, un ciudadano” sirve precisamente para excluir el voto: toda la representación congresal pandina no llega a cubrir los votos de un diputado de El Alto y, sin embargo, dos senadores pandinos parecen valer más que todos los congresales de La Paz, Oruro, Cochabamba, Potosí, etc. De la legalidad vigente no se puede deducir una transformación cualitativa; por eso, el carácter transitorio de la nueva ley, debía recurrir a otras instancias, como aquellas que desconoció el Senado: los tratados internacionales y la última resolución de Naciones Unidas sobre pueblos indígenas, que es, además, ley de la republica. Como señala, de modo acertado, Idon Chivi, lo que se cometió fue otro genocidio; pues, para agravar la figura, de ocho escaños indígenas se redujo todavía a siete, gracias a la diligencia de la diputada Millares y el Senador Rodríguez, ambos de Sucre, connotados personajes de la intolerancia y el racismo (no en vano azuzaron a su población, cuando la “culta” Charcas resucitó su pasado realista inquisitorial, bajo la cruz templaria de su bandera, y protagonizaron los actos de vergüenza nacional: la humillación de campesinos).



Por eso el contrincante no es noble, ni es digno. Es cínico. Parte de una seguridad implacable porque no parte de una condición humana; si juega con la muerte, juega también con la vida: quien quiere decidir sobre la vida y la muerte, quiere ponerse en el lugar de Dios. Se hace idólatra. Sus propios valores se vuelven ídolos que reclaman sangre. Por eso, la defensa de sus principios se convierte en una santa cruzada. Su lucha es una lucha entre el bien y el mal. Por eso se lanza a esa lucha de modo religioso. Si posee la potestad de la verdad, todo lo que se le oponga resulta, de modo maniqueo, irracional; de esa impugnación se deduce lo que sigue: eliminación total. Ese tipo de devaluación es absoluta y, aunque dice poco de los acusados, porque acusar no es argumentar, dice más bien mucho de quien acusa; es decir, todo lo que descarga sobre los acusados es, más bien, de modo invertido, lo que retrata al que acusa. Tiene que inventar monstruos para justificar la violencia que desata. Pero el monstruo no existe, es su invención, pero, como juega a inventar monstruos, él mismo se convierte en monstruo. Derrama, entonces, todo lo que es, en el monstruo que ha inventado. La víctima es la intolerante, la fascista, la antidemocrática, la resentida, la llena de odio, la vengativa, la atea, la corrupta, etc.; de ello se deduce sólo una cosa: la eliminación de la víctima. Esta legitimación de la eliminación, se logra por inversión: el mal se presenta como el bien y el bien como el mal. Es una metafísica que tiene, en Nietzsche, su apoyo ideológico: la muerte de Dios (porque se acusa a la víctima de matar a Dios) permite transgredir todos los valores: todo vale, pues la única moral que vale es la moral del vencedor. Es un heroísmo suicida, por eso Nietzsche es tan actual: el heroísmo consiste en marchar de modo consciente a la destrucción final. Esto es lo que se desprende del literal bombardeo mediático; lo que, en lenguaje militar, se conoce como “guerras de cuarta generación”.



Se trata de una guerra porque la estrategia de acumulación ha venido sufriendo, a nivel planetario, un cambio: la acumulación por plusvalía ya no era suficiente, se precisaba una acumulación por control de la subjetividad; se trataba de producir las necesidades mismas. El mito de las materias primas baratas y la totalización del mercado llevó a la ilusión de la especulación financiera impune: la economía tenía necesariamente que derrumbarse. Lo cual significa, para la ceguera neoliberal, no algo adjudicable al sistema mismo sino a fuerzas ajenas (por eso hay que acabar con todo lo que le amenaza). El adjudicarse la potestad de la verdad les da el derecho de condenar toda oposición. La soberbia se amplifica, pues también ellos cercan y hacen de la crítica una burda condena: una crítica sin autocrítica deviene en defensa fanática. La legitimidad de esa defensa proviene del disfraz recurrente: el azuzador del conflicto nunca reclama paternidad de lo que ha provocado.



Se trata de la irresponsabilidad total: exige a todos ser responsables menos él. Se asume intocable, incuestionable, porque lo que dice no merece réplica. La réplica merece la muerte. Por eso sus acusaciones se expresan en términos absolutos, amplificados y bendecidos por los medios, donde la guerra que se promete seduce a todos. Nace así una nueva religiosidad. El santuario de la ciencia moderna (que prometía la vida eterna) se transforma en la iglesia invisible de los medios (que tiene la potestad de condenar a todos, aunque nadie pueda condenarlos), que bendice las acciones que promueve la oposición y maldice las reacciones que provoca: quienes quieren vivir pecan de soberbia. Frente a la muerte ya no tiene sentido la justicia, ni la libertad, ni la paz. Con la muerte se diluye todo sentido. Nadie puede reclamar más nada. Si los pobres no supieron valorar el reino de los poderosos entonces que se destruya todo. Que el escarmiento sea total: la venganza del poderoso es venganza divina.



Si no hay alternativa entonces no hay otra vida posible. Pero si la hay, entonces el discurso del poderoso es pura mentira. Aunque su forma de vida haya sido descubierta, no hay otra forma según él: si él ha robado cree que los demás le robarán; si él ha asesinado cree que los demás se vengaran. Por eso, cuando ha sido desenmascarado, ve a su alrededor sólo venganza y odio. Está convencido que, si no hay salida para él, no hay salida para nadie. Se vuelve cínico. Si él sale perdiendo hará todo lo posible para que todos pierdan todo. Si sabe que va a perder, quiere que todos pierdan. En su amenaza no hay alternativa posible. ¿Qué hacer?



Lo que hace y nos enseña la nueva política. La huelga de hambre obligó a la oposición cínica a ingresar en el campo democrático; la concesión última del presidente la obligó a pactar, ya que es imposible que dialogue. Está obligada a actuar democráticamente. La huelga fue una medida moral, de retorno a la sensatez; cada nuevo huelguista era el desenmascaramiento total de una oposición cínica. Por eso había razón para festejar: se había vencido de nuevo a la muerte; porque, en cada paso que damos, por más pequeño que sea, demostramos que la guerra no es solución, que si hay voluntad hay siempre alternativas. Por eso, el triunfo no es sólo del pueblo, es un triunfo de la razón y de la vida. La afirmación de la vida es salvación hasta del suicida. La muerte nunca es solución, la muerte es la negación de todo. Los conflictos deben ser resueltos sin llegar a las armas, porque las armas acaban destruyendo la política, la comunidad y la vida. La oposición que no es más que simple y pura oposición, acaba destruyéndose a sí misma. El ofrecimiento presidencial es generoso porque salva a la misma oposición, le da una oportunidad más, le permite vivir. Porque la política indígena no parte de la oposición sino de la comunidad. Todos somos hermanos porque todos conformamos una comunidad. La lógica de la oposición acaba en la lógica del enemigo. En la lógica de la comunidad, hasta el enemigo es un hermano; por eso se acude a la persuasión. En la lógica de la oposición todo conduce a la eliminación.



Los dirigentes campesinos advertían de modo sabio: “esta democracia no sirve”. Se referían a la democracia formal; donde “casi” se hace justicia, “casi” se cumple la ley, “casi” se dice la verdad. En el “casi” radica la no intención, el no interés, el despropósito, la insensatez y el absurdo. Un mundo en el que “casi” se cumple la ley es un mundo sin ley. El “Estado de derecho” es ese mundo; Estado que reclama la oposición, porque con ese Estado garantizaron sus robos y sus crímenes. Otro Estado es, para ella, el infierno. Por eso la semana santa no fue casual. Otra vez, la intención era crucificar al que anuncia las buenas nuevas a los pobres. Otra vez volvían los Caifas: “es mejor que perezca este a que perezcamos nosotros”; otra vez los Pilatos que ordenaban la muerte para lavarse luego las manos. Por eso la pascua no fue casual. Un gesto moral obligó a la oposición cínica a actuar democráticamente. La huelga fue el retorno de la sensatez; cada nuevo huelguista testimoniaba, frente al mundo entero, la afirmación de un pueblo por la vida. Por eso es un triunfo de la razón. Si hay razones hay posibilidad de diálogo, si hay diálogo, hay comunidad y hay vida. Afirmar la comunidad es afirmar la vida de todos, hasta del suicida. Sin la afirmación de la vida, se diluyen todos los sentidos, se vive en el sinsentido: es cuando aparece al suicida. Pero la muerte nunca es alternativa, hay alternativas si hay posibilidad de vida.

La Paz, abril de 2009
Rafael Bautista S.
Autor de “OCTUBRE: EL LADO OSCURO DE LA LUNA” y
“LA MEMORIA OBSTINADA”
rafaelcorso@yahoo.com

lunes, abril 27, 2009

Injerencia estadunidense en los planes para asesinar al presidente Evo Morales

La CIA y la DEA, puntas de lanza contra el gobernante boliviano



El reciente descubrimiento de un plan para asesinar al presidente de Bolivia, Evo Morales, deja en evidencia la magnitud de la injerencia de Estados Unidos en el país andino. También eran blanco de atentados el vicepresidente Álvaro García Linera, el ministro de Gobierno, Juan Ramón Quintana, el prefecto de Santa Cruz, el opositor Rubén Costa. La intención era crear confusión y caos que condujeran a una guerra civil para terminar con el gobierno cuyas medidas están resquebrajando al viejo poder semifeudal. Morales ha sido un blanco desde sus días como líder sindical cocalero.

Precisamente el reclamo del mandatario boliviano a su par estadunidense, Barack Obama, durante la reciente Cumbre de las Américas en Trinidad Tobago, fue que cesara esa injerencia, cada vez más violenta, contra su país.

Las acciones de Washington contra Morales vienen de larga data, desde los años 80 hasta la actualidad. Pero un incremento sustancial se registró cuando éste se convirtió en el favorito en la carrera presidencial de diciembre de 2005.

Entre los actores que mantienen viva esa injerencia están la embajada de Estados Unidos y el Grupo Militar de ese país -con oficinas en la casa de gobierno hasta la llegada de Morales-, la Agencia Central de Inteligencia (CIA) y sus fundaciones subsidiarias para activar los golpes suaves de estos tiempos, y la agencia antidrogas estadunidense (DEA), entre otros, que han convertido a Bolivia en un verdadero laboratorio de viejas y nuevas contrainsurgencias.

En los meses previos a la elección de 2005, las desesperadas acciones para impedir la llegada de Morales al poder resultaron una repetición asombrosa de lo actuado por Washington contra Salvador Allende en Chile, desde que éste era diputado hasta el golpe militar de 1973.

Algunos documentos y testimonios que esta corresponsal recogió en Bolivia recientemente para un libro sobre la CIA y la DEA en ese país, revelan la historia increíble de esas conspiraciones contra Morales.

Un entramado que tiene sus orígenes en los primeros años de la CIA en Bolivia, en los 50, y de la DEA, que entró en los años 80 de la mano del general Luis García Meza, quien impuso “la dictadura de los narco dólares” denominada así por el desaparecido periodista Gregorio Selser.

Una testigo de esas conspiraciones relató como recibieron instrucciones de agentes de la DEA que estaban en una base interna que esa agencia tenía en un cuartel militar de Chimoré. Precisamente esa sede de la DEA fue cerrada por el presidente Morales.

Las instrucciones fueron dadas a un grupo seleccionado por el conocimiento de la zona y se trataba de realizar un atentado contra Morales aprovechando la presencia de éste en el velatorio de campesinos asesinados en un bloqueo de carretera.

Para esto, la DEA contó con el apoyo de un oficial boliviano de alto rango, quien obligó a participar en el plan a policías y militares, varios de los cuales manifestaron reticencias, pues la orden no estaba escrita y no provenía de sus mandos naturales.

Evo Morales llegó a pasar por un puente bajo el cual se habían colocado dos cargas explosivas, una de C4 destinada a matarlo, y otra con un armado casero, para disfrazar el origen del atentado, pero este se suspendió sobre la marcha por desinteligencias entre algunas de las partes que intervenían.

También de esos tiempos datan otras acciones que marcaron a fuego los últimos meses finales de 2005. A principios de octubre, se produjo el olvidado caso del robo de 29 misiles chinos -única defensa fuerte de Bolivia- que Estados Unidos se llevó en una operación ilegal, sin autorización del Congreso y con la complicidad de un grupo de oficiales de alto rango.

Al Grupo Militar de la embajada estadunidense le correspondió la tarea de lograr el apoyo de estos oficiales, y de producir cambios de jefes de unidades claves que podrían haber rechazado participar en una acción de este calibre.

En la mañana del 2 de octubre, un avión militar estadunidense esperaba en el aeropuerto castrense de El Alto, en La Paz, para recoger una carga que había llegado desde el cuartel Bilbao, en Viacha, vigilada por militares de fuerzas especiales locales, a los cuáles sus jefes no les informaron sobre la naturaleza de la misión.

El asunto salió a la luz en noviembre de ese año por un informe presentado por jóvenes oficiales a algunos jefes con otro nivel de conciencia, cuando se enteraron que la carga llevada, robada de Bolivia, eran los misiles.

El entonces comandante del ejército, Marcelo Antezana Ruiz, quien comandó la operación ilegal, confesó finalmente que Washington quería dejar a Bolivia sin misiles, en vista del previsible triunfo de Evo Morales. Éste denunció públicamente el caso que derivó en un escándalo político y la renuncia del entonces ministro de Defensa, Gonzalo Méndez y de Antezana, entre otros cambios,

La multiplicación de casos similares, y el material que existe sobre los mismos en archivos en Bolivia sumó centenares de páginas en la investigación central para el libro.

Una cronología sobre las actividades de la DEA incluye la represión contra miles de campesinos, bombardeos a comunidades, secuestros, la existencia de casas de torturas en Santa Cruz y otros departamentos, por donde pasaron centenares de víctimas, entre otros delitos.

Morales siempre alude al caso emblemático de Huanchaca, donde el asesinato de los tres integrantes una misión encabezada por el científico Noel Kempf Mercado, en septiembre de 1986, llevó a descubrir que la CIA y la DEA controlaban el más grande laboratorio de producción de cocaína. La droga era llevada en aviones de Estados Unidos a Florida para intercambiarla por armas para los mercenarios de la contra nicaragüense, que operaba desde Honduras contra el gobierno sandinista.

Todo el pueblo boliviano ha sido víctima, pero Morales se ha convertido en un blanco de caza, con centenares de acciones en su contra, de agencias estadunidenses, y sus cómplices locales.

miércoles, marzo 04, 2009

La CIA en Bolivia: Los manejos contra la democracia


Antonio Peredo Leigue

Un extraordinario periodista argentino de los años ’60 y ’70 escribió, en aquella época, las acciones de la Agencia Central de Inteligencia estadounidense (CIA, por sus siglas en inglés) en nuestro país. Gregorio Selser, quien también debió exiliarse a México por la persecución de los dictadores de turno, hizo un relato pormenorizado y meticulosamente documentado sobre esa actividad destinada, con absoluto descaro, a frenar los procesos democráticos, eliminar o corromper a los dirigentes sociales e imponer regímenes al servicio de los intereses de las transnacionales, como la sangrienta dictadura de Banzer.

Un documental recientemente trasmitido en el conocido “History Channel” registró una entrevista con quien fuera embajador de Estados Unidos en Chile, durante la presidencia de Salvador Allende. Con total desparpajo, el diplomático recordó que, el paro de transportistas que agravó la crisis económica en ese país, le costó a su gobierno más de tres millones de dólares (equivalentes a unos 35 millones actuales).

Valgan estos datos para sostener la seriedad de las denuncias hechas por el presidente Evo Morales relativas a la infiltración de agentes de la CIA en Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB) y otras actividades. Mencionó dos nombres: el boliviano Rodrigo Carrasco y el mexicano Francisco Martínez. Una cortina de humo para desviar la atención sobre la corrupción de un grupo a cuya cabeza figura Santos Ramírez. Si así fuese, no habría ninguna explicación para que la presidencia de YPFB haya iniciado una segunda querella contra el acusado.

Los agentes de la CIA

domingo, marzo 01, 2009

Transnacionales, la CIA y los Derechos Humanos

CIA



“Estados Unidos debe cambiar su política de Derechos Humanos [...]”
(Eugenio Raúl Zaffaroni 19 de febrero de 2009, El País)

El gobierno Boliviano “viola los derechos humanos”, sentencia un informe del Departamento de Estado sobre los Derechos Humanos en Bolivia (USA 2008).

Tal afirmación ha generado reacciones indignadas de parte del gobierno boliviano, y con sobrada razón. Faltaba más, quienes han puesto en entredicho el valor de los Derechos Humanos y su efectividad universal, juzgan a un país que dignificándose, da pasos hacia la construcción de una democracia igualitaria, aquella que no pudo realizar el capitalismo central, menos el periférico de raíz colonial.

Quienes crearon la tenebrosa Central de Inteligencia Americana (CIA), se ocupan de un país que no ha cometido mas pecado que ponerse de pie, desde El Alto de La Paz hasta los últimos rincones patrios plurinacionales.

La preocupación norteamericana debiera ser motivo de alegría para el país. Recordando a Don Quijote que le decía a su amigo “Sancho los perros ladran, señal de que avanzamos”

Pero lo que indigna no es su preocupación, sino su acusación perversa y mentirosa, cada punto que mencionan en el informe, miente por lo que dice, miente por lo que calla, pero miente mas por lo que anuncia.

Su denuncia, confiesa que ellos fueron los que alimentaron los golpes de Estado, la Terrible casa de entrenamiento paramilitar de militares latinoamericanos cuyo nombre era la “Escuela de las Américas, escuela de asesinos la denominó acertadamente una investigación realizada por gentes muy religiosas.

La CIA y las transnacionales, que controlan tanto a republicanos como a demócratas lo saben muy bien, saben a ciencia cierta cuantas violaciones de derechos humanos cometieron por acción y por omisión, saben a cuentos millones ascienden los muertos por sus políticas genocidas.

viernes, febrero 27, 2009

La CIA, en acción


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(de REBELION)

El viernes 20 de febrero, una sorprendente denuncia del presidente Evo Morales, conmocionó a la población boliviana, aunque los medios de comunicación opuestos a su gobierno, prefirieron ignorar y no darle la importancia que se merecía.

Morales se encontraba en la región tropical de Cochabamba, conocida como El Chapare, desde donde denunció la infiltración de la Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos (CIA) en Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB), como parte de sus operativos para derrocar su gobierno.

“Lamentablemente, ha habido presencia de la CIA en YPFB y algunos de nuestros compañeros han sido atrapados por esa infiltración externa”, dijo Morales al referirse a los recientes acontecimientos que involucran a Santos Ramirez, uno sus más cercanos colaboradores dentro del gobierno y que es procesado por presunta corrupción.

Desde su llegada al gobierno, la embajada norteamericana, no descansa en su afán por terminar con el gobierno del primer indígena sudamericano que pretende ejecutar una política antiimperialista.

Hasta ahora, los organismos de inteligencia norteamericanos coaligados con la oposición política y los sectores gamonales de Bolivia, fracasaron primero en impedir la llegada de Morales al gobierno mediante el voto, luego, el propio embajador Philip Goldberg, se involucró en un golpe civil-militar y tras su expulsión, la CIA comenzó a actuar de manera más contundente.

El nombre de un primer sospechoso de ser agente al servicio del organismo norteamericano, salió como consecuencia del escándalo en YPFB. Se trata del exgerente Rodrigo Carrasco, a quien se ha identificado como un expolicía al servicio de la Agencia Antinarcóticos de Estados Unidos (DEA) y luego del Centro de Operaciones Policiales Especiales (COPES), otro organismo financiado por la embajada norteamericana.

Las investigaciones de los organismos nacionales, permitirán que en poco tiempo se conozcan detalles sobre el accionar de la CIA en Bolivia, actividades que en anteriores ocasiones ya fueron descubiertas, incluso durante el gobierno del ultraderechista Hugo Banzer.

En esa ocasión, el italiano Marino Diodato, casado con una sobrina del dictador, pretendió congraciarse con Banzer y descubrió que en Palacio de Gobierno, existían más de 35 micrófonos encubiertos que permitían a la embajada tener detalles de cuanto se hablaba allí. Este incidente, provocó la ira norteamericana que terminó con el desprestigio del terrorista italiano y su final desaparición.

Dólares para conspirar

Hace poco, la abogada venezolana-estadounidense, Eva Golinger (1), estuvo en el Programa La Hojilla de VTV, donde mostró la forma cómo se utilizaron a organismos estadounidenses como la Fundación Nacional para la Democracia (NED) y la Agencia para El Desarrollo Internacional (USAID), además de otros, para organizar “programas de ayuda” y transferir fondos a organizaciones no gubernamentales y grupos de la oposición de Bolivia. Golinger aseguró que Estados Unidos, ha transferido más de 120 millones de dólares anuales a los opositores de Evo Morales.

Si esto es así, se puede explicar claramente la vehemencia empleada por todos los sectores opositores, tanto de políticos, como de organizaciones cívicas, medios de comunicación y hasta organismos sindicales, adecuadamente estipendiados por esos dineros.

martes, febrero 24, 2009

¡Qué caros son los enemigos gratuitos!

Chismes y mentiras

Jorge Mansilla Torres *

En la saga de libelos que la revista electrónica "Pukara" está publicando contra lo que denomina "la diplomacia del MAS", Hugo Rodas ha elaborado un texto infundioso acerca de mi gestión en la embajada boliviana en México; el desaguisado se titula "¿Indigenistas de izquierda, ciudadanos de ´clase mundial´?".

El número anterior de ese mensuario escarneció el trabajo del ex embajador en Estados Unidos, el digno periodista Gustavo Guzmán, y salpicó de insultos a casi todos los representantes diplomáticos del gobierno de Evo Morales; aludió a la artista Luzmila Carpio por ser cantante, al pastor evangélico Eugenio Poma por ser protestante y a mí por ser poeta.

Es la guerra sucia. Ya rueda el rodillo opositor contra el gobierno del cambio estructural republicano para evitar, entre sus otros objetivos, la reelección de Evo en los comicios de diciembre.

Presa literal de un estado de ira, producto de vaya uno a saber qué frustraciones personales, Hugo Rodas se subió a un ladrillo de dómine intolerante y esgrimió una palmeta de justicia por mano propia para golpear a los que no encajamos en sus veleidades y prejuicios de supuesta ética política.

Todos los que nombra en su kilométrico artículo salimos raspados: los argentinos Piero y Zivac; el líder mexicano López Obrador, los partidos PRD (izquierda) y PAN (derechista), el diario "la Jornada", Venezuela, el MAS, el presidente Lula y, cómo no, Evo, García Linera y el canciller Choquehuanca. Del rapto de cólera de Rodas no se salva ni el actual pasaporte boliviano y su gráficas interiores: el Cristo de Cochabamba ("privilegios a la religión católica"), la "cholita tarijeña" y los "Tobas" que aparecen bailando en una página.

Muestra rodante del "ck'aickeo", es decir el abrupto y violento desahogo verbal de alguien que, bajo los efectos del alcohol o de un rencor largamente mascullado, se desbarata con voz altisonante y rajada, palabras de una vez, ante quienes lo tenían por amigo, familiar o pareja sentimental, el tal Rodas exuda, de una vez y de corridito, su reserva visceral y biliosa guardada para mí.

En tal cometido, recurrió al fácil y perverso recurso de seleccionar frases de discursos o conferencias de prensa que di en Morelia, Michoacán; las mutiló a discreción y sonsacó contenidos para exhibirme como un portador modelo de incoherencias.

Ha de resultar farragoso ponerme a rebatir o aclarar palabra tras palabra lo que la idiotez rodante del escriba me hace decir en su texto atrabiliario. Hacerlo supondría dejarme arrastrar a lo que busca la generalidad de los "analistas" opositores de Evo: meterme en diatribas de nunca acabar.

¿Qué sacaría, además, con un capataz del idioma que escribe "en base a" cuando lo correcto es con base en?

Me tiene sin cuidado el ánimo beligerante de este escarbador de textos. Yo sé lo que digo en mis declaraciones y discursos acerca de la obra del gobierno más definido y claridoso que tiene Bolivia. No necesito inventar vocabularios ideológicos ni atenerme temblorosamente a los cánones de una izquierda dogmática.

El año pasado participé en no menos de 120 eventos políticos y culturales en todos los foros que se me ofrecieron, desde sencillas plazuelas campiranas hasta sacros auditorios de academia. Los públicos son siempre los mismos: gente ávida de saber del avatar democrático boliviano, pueblos que amarran su solidaridad a nuestro destino revolucionario.

Sin embargo, porque sé que nada sale más caro que un enemigo gratuito, me detendré en el trauma rodiano de apostillar con "sic" y "sic", ad nauseam, incluso las pausas de cuando hablo. En 2007, por ejemplo, expliqué en Morelia lo esencial de la campaña internacional de revalorización de la hoja de coca y la lucha contra el narcotráfico lanzada por el gobierno de Evo Morales. Al interpretar aquellas mis declaraciones a la prensa, Rodas elaboró un menjurje, un jach'u intragable, un bodrio, vamos.

Con su moralina de ayatola descontinuado Rodas descalifica mis expresiones a favor de la hoja de coca y, al referirse a otro hecho, otro discurso ocurrido en el DF, censura que el Comité Mexicano de Solidaridad con Bolivia hubiese celebrado el triunfo electoral del 10 de agosto, que ratificó a Evo en la Presidencia, con una creativa frase inscrita en mil pancartas: ¡Viva la dEvocracia!

Tampoco le gustó que el diario "La Jornada" haya comentado al día siguiente aquel memorable mitin de mexicanos y latinoamericanos y menos aún que la Embajada hubiese invitado mates de coca a los concurrentes.

A propósito, léase esta parrafada digna de un "sic": "La incontinencia verbal de un embajador, añade así la equívoca noción de que la democracia reemplazaría a los electores por el candidato triunfante, fijando en un nombre la lucha obrera y popular desde fines de los años ‘70".

Inaugura Rodas una nueva historia: las luchas obrero-populares comenzaron en Bolivia "desde fines de los años ‘70". En su galopante fiebre de neohistoriador establece, además, que "una de las modalidades de cooptación neoliberal" sucedió "durante la crisis energética del sistema capitalista de 1973." Los bolivianos sabemos que en los años setenta no hubo ninguna crisis del sistema porque, al contrario, los pueblos estábamos sometidos a la brutalidad capitalista de la Doctrina de la Seguridad Nacional, bajo Banzer, Pinochet, Videla y otros sátrapas fascistas.

En su amargo escrito, Rodas se presenta como defensor de la alcaldesa racista de Sucre, distorsionando mi texto testimonial "No soy el embajador del racismo" acerca del desventurado encuentro que tuve con Nava en el DF. Pero, como para equilibrar su balanza de filiaciones, el libelista se autoproclama adherente del movimiento indígena zapatista y recrimina a Evo por usar la frase "mandar obedeciendo" del Subcomandante Marcos.

La oscura raíz del resentimiento

De falacias e insultos se trata la guerra sucia de los viejos y nuevos reaccionarios contra la irreversible revolución democrática, socialista y comunitaria que comanda Evo. Junto a los ya conocidos voceros del anti indigenismo que lucran en la prensa y la TV, pasarán a jugar su rol confundidor los "indigenistas" que recalen en Pu-k'ara. No les faltará financiamiento ni cinismo.

Pero, ¿quién es este Rodas? ¿Por qué suda estas fiebres? Vino a México hará unos ocho años con un libro, "Huanchaca", bajo el brazo, afirmando, pollito huyendo del zorro, que la mafia lo tenía a tiro. Pidió ayuda y la recibió en todo el horizonte de la solidaridad.

Receptor de favores y contactos claves los usó todos; se hizo de un presupuesto de profesor en alguna universidad y desapareció de la escena amical. No se dejó ver por años. Una vez le pregunté al filósofo Mario Miranda Pacheco qué sabía de Rodas. "No me hables de ese carajete", repuso el sabio. No quise saber por qué.

Otro día trascendió que aquel "su" libro no era más que el extracto adocenado de una tenaz, valiente y documentada investigación de los diputados Roger Cortez y Edmundo Salazar sobre el siniestro episodio ocurrido en Huanchaca. Por ese trabajo esclarecedor, la mafia transnacional acribilló a balazos en Santa Cruz al diputado Salazar.

¿Quién perseguía a Rodas si en ese volumen no agregaba nada a lo ya dicho por otros? No hay una sola línea que testimonie su involucramiento en esa investigación. Frente a esa impostura, está el ejemplo del periodista Wilson García Mérida que desenmascaró con pruebas y valentía a los mafiosos de la droga. Por eso lo acuchillaron en Cochabamba y por eso está salvando la vida en otros atentados.

¿Quién es Rodas? Ya nos dirán los que lo trataron a tiempo y en su tiempo. Por ahora, quisiera reproducir lo dicho por Martha, mi compañera: "tanto odio destilado contra vos, ¿qué favores le hicimos?".

"Boliviano clase mundial"

El falaz compilador de textos ajenos, incluidos los míos, suscribe un alegato extenuante porque en el año 2003 recibí en Santa Cruz una nominación llamada "boliviano clase mundial".

Fue a propuesta unánime de la Federación de Trabajadores de la Prensa, co organizadora de ese evento, que se me confirió esa presea en presencia de los secretarios generales de los sindicatos de periodistas de los nueve departamentos.

Junto a mí fueron galardonados el genial matemático Jaime Escalante, el concertista de guitarra Piraí Vaca, el director de la orquesta y coro Urubichá, Rubén Darío Suárez, las deportistas Geovana Irusta y Fernanda Alvarez, el audaz empresario agroindustrial Cristóbal Roda y la Academia de Futbol Tahuichi.

Según Rodas, por haber recibido un trofeo de la empresa Transredes -una zampoña con tubitos de fierro abrillantado- fui "cooptado por el neoliberalismo" tras haber "extraviado" mi "conciencia clasista" (resic).

A ver, a ver. Unos años antes de ese acontecimiento, la Asociación de Periodistas de La Paz me designó Premio Dignidad de la Prensa "Luis Espinal" y la bella placa creada por la artista señora Ostermann me fue entregada, en ceremonia pública, por el Presidente Sánchez de Lozada.

Pregunto a Rodas si por haber aceptado ese trofeo de manos de Goni podrá él catalogarme de bastardo capitalizador de los recursos naturales de mi patria y, al final del día, de coautor de las matanzas de octubre de 2003 en El Alto.

Ahora deseo confesar que en ese junio de 2003 viajé a Santa Cruz para ver mis cenizas en la Plaza 24 de Septiembre donde, 32 años antes, fui quemado por una enardecida multitud cívico-separatista.

Va la historia: en 1971, los comiteístas de Melchor Pinto Parada y la juventud cruceñista de Carlos Valverde Barbery se pronunciaron contra el gobierno "comunista" del general Juan José Torres y pidieron su renuncia. Para ello reflotaron la amenaza de la guerra civil con el viejo truco-cruco del separatismo.

Ante tamaña amenaza, el gobierno revolucionario, la COB, las universidades, la Asamblea Popular y especialmente las radios y la prensa de Occidente denunciamos el exceso de querer partirnos la madre geografía si a la oligarquía camba no se le cumplía el capricho de más dinero presupuestal, más negocios exclusivos con los recursos naturales y más favoritismo fiscal.

Por entonces, era yo el director suicida del programa radial de humor político "Olla de Grillos" (iniciado en 1965 para hacer frente a la dictadura de Barrientos) y mi amigo Pepe Luque dirigía la revista satírica "Cascabel". Contra aquel amago separatista publiqué el "Manifiesto Cunumista" y los cascabeleros Luque, Rifrico, Rulo Vali y otros caricaturistas se mandaron unos cartones de filoso humor. Yo no hacía ni hago caricaturas, como afirma el sibilino Rodas. Ojalá hubiese tenido esa bendita gracia.

La reacción de los cívicos melchoristas llegó puntual con la ferocidad valverdiana de reglamento. En junio de ese año, hordas bien pagadas asaltaron, destruyeron y quemaron las sucursales de los diarios "Presencia", "Hoy" y "El Diario" en Santa Cruz y en una concentración realizada en la Plaza 24 prendieron fuego a dos muñecos de paja que tenían letreros con estas leyendas: Pepe Luque y Coco Manto.

Los muñecos ardimos, además, bajo la grita de "comunijtaj collajemierda".

Por eso, digo, que cuando en 2003 regresé a Anta Cru, lo primero que hice fue ir a la hermosa plaza cruceña para imaginar el sitio de mi inmolación de paja en la pira inquisitorial de los cívicos de entonces.

Ese pesado tramo de historia boliviana culminó, como se sabe, con el golpe fascista. Torres fue derrocado sangrientamente el 21 de agosto de 1971, día en que murieron 74 patriotas en las calles. A su turno, los golpistas collas, generales Rogelio Miranda y Humberto Cayoja, entre otros, tuvieron que ceder posiciones a la coerción camba de "nos dan todo el gobierno o nos acogemos al Protectorado brasileño". Por eso Banzer fue presidente, Gutiérrez canciller, Selich mingobierno, Valverde Barbery salud y venganza anticomunista. Bah.

Escribo testimonios. No especulo sobre textos ajenos. No hablo de oídas ni acomodo mis orejas para escuchar sólo lo que me conviene. Sepa Rodas que aquél día de la derrota popular fui uno de los periodistas que resistió al fascismo en Radio Illimani, emisora del Estado. Allí estuve con el pellejo jugado hasta la hora en que los tanques golpistas llegaron a la Plaza Murillo.

Derrota igual de trágica a la que padecí con los mineros de Colquiri el 23 de mayo de 1965 en la pampa Hilbo. Director fundador de radio Vanguardia -"labor empírica", cierto, porque para sufrir la muerte de los proletarios no se estudia masterado alguno-, narré en esa desolación altiplánica la muerte por ametrallamiento de 26 trabajadores que a, su heroico modo, luchaban por una Bolivia más justa con ellos, patria dueña soberana de sus recursos naturales y pueblo beneficiario, al fin, de la democracia ejercida con soberanía y libertad. Como está ocurriendo ahora.

* Embajador de Bolivia en México.

viernes, febrero 20, 2009

Encarcelar a los niños por dinero


USA: La industria de las cárceles privadas

Jueces corruptos encerraron a miles de menores tras ser sobornados por constructores y propietarios de cárceles privadas

Democracy Now (REBELION)

Casi 5.000 niños en Pensilvania fueron hallados culpables, y 2.000 de ellos fueron encarcelados por dos jueces corruptos que recibieron sobornos de empresas constructoras y propietarias de cárceles privadas que se beneficiaron de los encarcelamientos. Ambos jueces se declararon culpables, en un sorprendente caso de avaricia y corrupción que apenas comienza a revelarse. Los jueces Mark A. Ciavarella Jr. y Michael T. Conahan recibieron 2,6 millones de dólares en sobornos por enviar a prisión a niños que, en la mayoría de los casos, no tenían acceso a un abogado. El caso ofrece una mirada extraordinaria a la vergonzosa industria de las cárceles privadas que está floreciendo en Estados Unidos.

Vean por ejemplo la historia de Jamie Quinn. Cuando tenía 14 años de edad, estuvo presa durante casi un año. Jamie, que ahora tiene 18, describió el incidente que causó su encarcelamiento:

“Me puse a discutir con una de mis amigas. Y todo lo que sucedió fue una simple pelea. Ella me dio una bofetada y yo se la devolví. No hubo marcas, ni testigos, nada. Fue solo su palabra contra la mía.”

EL CIRCO MEDIÁTICO BOLIVIANO


Por Rafael Bautista S.


El interés excesivo y hasta morboso que los medios dedican a los actos de corrupción en YPFB, retrata muy bien la naturaleza de estos. Porque lo que proyectan no sólo es la condena, sino una potestad que asumen de modo exclusivo e ilimitado: la potestad de condenar. Es decir, la proyección nos muestra algo más que la simple proyección, nos muestra la naturaleza del que proyecta. Si en el circo romano se descuartizaban cristianos para el deleite general, ahora el circo de los medios adopta para sí esa potestad; su público precisa de linchamientos y los medios gustosos cumplen las exigencias del cliente. Y en esa lógica caen primero los incautos. Pues no se trata de denunciar para transformar sino exclusivamente de denunciar para condenar. En tal caso no interesa ya la justicia sino la condena, no interesa la corrupción sino el linchamiento. Medios y espectadores se enfilan para el apedreamiento y, con ello, creen poder satisfacer una sed de violencia generalizada.


“El que esté libre de pecado que tire la primera piedra”. El sermón es sabio porque, aunque reconoce la falta cometida, lo que se cuestiona es la ligereza de la condena. Quien se otorga, para sí, el derecho de condenar, es quien cree poder decidir sobre la vida y la muerte, es quien se cree dios y, como él, se cree omnipotente y omnisciente; habla en nombre de todos, porque quien pretende decidir la vida de todos, rapta la palabra de todos. No se trata sólo de soberbia sino de irresponsabilidad absoluta; sin responsabilidad no hay conciencia moral. Por eso, precisamente, los medios nos privan, en primer lugar, de conciencia moral: sin ella el apedreamiento es inocente. Nadie se siente responsable de algo que fue hecho porque todos lo hicieron. La unanimidad se vuelca contra el sentido común; no hay escapatoria, uno mismo avala la sentencia que lo condena como cómplice. En esa lógica no se salva nadie. Nos condena a todos. Deseando justicia nos hacemos injustos. Porque la sentencia mediática oculta una intención que la corrompe de principio, como es doctrina en el fascismo: no interesa comunicar algo sino lograr un efecto.


Esta manipulación es arrogante y quiere hacer de sus sentencias juicios apodícticos. Pero en esta intención cava su propia tumba; pues no hay violencia impune y se cosecha lo que se siembra. Porque el poder nunca es absoluto. Es cuando el poder de la prensa advierte que su poder es ficticio; por eso deriva en impotencia, porque no se trata de una demostración real de fuerza sino de iracunda impotencia. Pues ante esta demostración lo que se colige es: entonces condenemos a todos los corruptos. Pero esto es algo que este poder no puede, por eso la impotencia se ensaña contra un cordero, porque es ineficaz contra los verdaderos lobos. Por eso hacen mutis mientras Chito Valle (autor de los mas grandes desfalcos a la prefectura paceña), amparado en recursos legales, goza de libertad comprada; hace mutis mientras los implicados en la masacre de octubre (los ministros de Goni) recusan constantemente con chicanerías legales el juicio, permitido este abuso en la misma Corte Suprema de Justicia (corrupción mayor, pues la supuesta “casa de la justicia” permite esta burla en sus narices); hacen mutis mientras otro ministro de Goni huye de la justicia, al igual que Ana Melena, instigadora de la matanza del Porvenir, en Pando. Pero ya no hacen mutis cuando se detiene a implicados en la matanza del Porvenir; es más, ahora reclaman iracundamente los “derechos humanos” de los agresores, “derechos” que no existían para las decenas de campesinos masacrados, a la luz del día, y con la complicidad de los medios privados, quienes no sólo documentaban alegremente esa matanza sino hasta conducían los interrogatorios (adiestrados en tanta película gringa). Porque nadie puede osar tocar su circo, menos la justicia, y nadie puede tocar a los operadores de ese circo. Por eso, una intervención a si circo es lo que despierta el encono de los medios; de ahí se explica la saña en contra de un alguien señalado (ya sea Quintana o Ramírez, lo que interesa no es la corrupción sino linchar a todos, sean culpables o no, eso ya no interesa: el linchamiento se justifica por sí mismo; los medios después se lavaran las manos, como Pilatos, de una complicidad general). Por eso es saña no contra este o aquel, es, en realidad, saña contra un gobierno que pretende acabar con el circo mediático (manifestación de la corrupción estructural), contra el proceso y, en definitiva, contra el pueblo boliviano.


Ensañándose creen, los medios, lavar su imagen. Porque ellos, y advertir esto no es difícil, viven gracias a la corrupción. No pueden siquiera imaginar acabar con esta. En esa constatación advierten su impotencia: aunque la prensa crea ciegamente luchar contra la corrupción, no puede llevar a cabo esta lucha: no pueden cortarse el financiamiento que hace posible su ejercicio. Por eso: su poder no puede ser ejercido de modo absoluto (pues no pueden denunciar a sus padrinos); así confirman, impotentes, que su poder no es tal: aquello que nunca hicieron, ahora lo realizan del modo más tajante; demostrando la impotencia de la bestia encadenada, que descuartiza a su víctima como quisiera hacerlo con sus cadenas. Por eso su denuncia no nos otorga esperanza sino miedo; porque ese alarde de fuerza es saña que busca siempre víctimas para su espectáculo.


Por eso se trata de un circo; donde lo que menos interesa es la verdad y la justicia. La corrupción no se enfrenta corrompiendo a un público ávido de inquina. La corrupción es un componente estructural de una sociedad como la nuestra: desigual, injusta, racista, discriminadora. Es un algo constitutivo que arrastramos como cultura política. Desde que unos cuantos se atribuyen la potestad de decidir por los demás, empieza la corrupción de una sociedad que, naturalizando la desigualdad, perpetúa esa corrupción original.


Es algo que pervive incluso en un proceso de liberación. Para ello nos sirve la analogía: cuando sale el pueblo esclavo del Egipto (de la dominación), sale entremezclado con todo aquello que constituía el orden que deja atrás; sale una “mezcla de gentes”, sale con todas sus contradicciones. Por eso no faltan quienes se adhieren al proceso por puro cálculo político, y son quienes lo abandonan cuando aparece la incompatibilidad con sus intereses. Si la inocencia es sorprendida es porque todavía no es actora de un proceso que precisa de su control vigilante. Una liberación no se da como regalo divino. Lo que cuesta es lo que se expresa con la analogía del desierto.


El “poder obediencial” es el criterio que inaugura una transformación de la política misma. Algo imposible para un Estado colonial. Por eso la transformación es un proceso; por eso es estructural y es lo que más cuesta, porque no se trata de un cambio ligero sino cambiar nuestra forma de vida. Una enfermedad, como la corrupción, no se enfrenta con calmantes (como los que ofrecen los medios) sino cambiando los hábitos (por eso es un tratamiento que supone una transformación total), cambiando un modo de vida que se sostenía en la injusticia y la desigualdad humana.


La dignificación es un acto intersubjetivo de responsabilidad compartida. En la responsabilidad es donde empieza la conciencia moral, la capacidad de ser responsable, de responder, de modo autónomo, por los actos de uno. Pues, aunque parezca paradójico, el corrupto deslinda siempre responsabilidades amparándose en la norma, en la ley; nunca admite responsabilidades, pues para eso existe la manipulación jurídica, para hacer aparecer su acto (injusto) como legal. Por eso se trata, en definitiva, de una transformación de las estructuras que posibilitan la reproducción de la corrupción.


El que se ensaña sólo contra el corrupto es aquel que no sabe cómo enfrentar a la corrupción; es fácil acabar con el drogadicto pero lo difícil es acabar con la drogadicción. Las medidas ejemplares son corresponsabilidades. Si hubiera un mínimo de honestidad en los medios y en la derecha, deberían ser los primeros impulsores de la ley anticorrupción. Pero eso es, precisamente, lo que tratan de aplazar siempre enlodando todo. Por eso, su ataque contra los actos de corrupción en YPFB es, más bien, un ataque de envidia: denuncian aquello que ya no lo realizan ellos mismos. Denuncian el asalto de su patrimonio: la herencia colonial que recibieron de sus antepasados.


La Paz, febrero de 2009
Rafael Bautista S.
Autor de “OCTUBRE: EL LADO OSCURO DE LA LUNA” y
“LA MEMORIA OBSTINADA”
rafaelcorso@yahoo.com