martes, mayo 23, 2006

En las tierras de Enin

Bolivia

Por Antonio Peredo Leigue

Mayo 21, 2006

Un extraordinario escritor boliviano, nacido en el Beni, escribió una hermosa novela poco conocida: “En las tierras de Enin”. Para explicar este título, decía: “ENIN es el nombre legendario del Beni. Es el pathos de la entraña iluminada de la raza mojeña. Es la palabra admonitoria para los señores del desprecio, que no figura en los diccionarios de ningún idioma universal”.

Muerto hace treinta años, Luciano Durán Böger conocía a los “señores del desprecio” que se adueñaban de la tierra atropellando a sus humildes dueños y muchas veces matándolos. Hoy, en este 2006, año del cambio profundo en Bolivia, volvieron a lucirse los “señores del desprecio”. Apenas se anunció una distribución de la tierra, para que vuelva a ser dueño quien la trabaja, gritaron que iban a defender su propiedad hasta la muerte… y comenzaron a armarse.

De la reforma a la deformación

En agosto de 1953, la Revolución Nacional legalizó lo que ya habían cumplido los campesinos: la nueva distribución de las tierras que acaparaban los gamonales. La tierra para quien la trabaja, se dijo entonces y años después, en la Constitución Política del Estado, se estableció que la parcela campesina era indivisible e inembargable.

El inmenso territorio boliviano (un millón de kilómetros cuadrados) y una escasa población (tres millones de habitantes según el censo de 1950) que era campesina en más del 70%, hizo que aquella reforma agraria tuviera efecto decisivo en la región del altiplano y los valles, pero ninguna en las tierras bajas del oriente, norte y noroeste del país. Casi 650 mil km2 abarcan los tres departamentos de la zona tropical: Santa Cruz, Beni y Pando.

Cincuenta años después de aquella reforma, sucesivos gobiernos dictatoriales y corruptos, incluyendo el mismo MNR que promulgó el Decreto de Reforma Agraria, se legalizaron inmensas propiedades destinadas a la siembra de productos agroindustriales, ganadería o simplemente especulación. Un ministro de alguno de esos gobiernos, debió ser despedido ante el escándalo que se hizo público, por la compra dolosa de un millón de hectáreas.

El Instituto Nacional de Reforma Agraria (INRA), creado para garantizar la propiedad del campesino sobre su parcela e impedir la reaparición del latifundio, se convirtió en legalizador de los negociados con la tierra. En una oportunidad, al menos, el INRA fue intervenido, pero sobrevivió hasta ahora, logrando índices de corrupción insuperables.

En el otro extremo de la escala, las parcelas entregadas al campesino pobre, por ser indivisible e inembargable fue trasmitiéndose por generaciones y, ahora, los nietos y bisnietos de aquellos receptores, cultivan la misma parcela de tierra cansada y cada vez más pequeña para el número de descendientes. Las ciudades han crecido por la simple sumatoria de campesinos expulsados de la tierra y de obreros de las minas despedidos.

A nadie le pareció extraño que, al finalizar el siglo pasado, apareciera en Bolivia un Movimiento de Campesinos Sin Tierra (MST).

La rueda de la historia

Al comenzar los años 2000, la necesidad de una segunda reforma agraria era evidente para todos. Al aplicarse el modelo neoliberal, comenzó a plantearse suprimir los resguardos de la parcela campesina; habilitar su venta. Aunque no se concretó, la tierra ya estaba considerada como una mercancía más por los “señores del desprecio”.

Esta arremetida pudo contrarrestarse por las organizaciones sociales y el apoyo de varias ONG’s, que redactaron proyectos de ley discutidos por el Parlamento, pero que nunca fueron aprobados.

Las marchas indígenas, que comenzaron en los años ’90, demandaban derechos sobre tierra y territorio. Tierra como sustento del trabajo y territorio en condición de espacio habitable para el grupo humano.

Los campesinos sin tierra intentaron muchas veces ocupar propiedades ociosas, pero no pudieron asentarse. En una oportunidad, al sur del país, los terratenientes simplemente los masacraron; hasta ahora nadie purga ese crimen. En San Ignacio de Moxos (Beni), los empresarios ganaderos no tienen escrúpulos en invadir las tierras de los campesinos pobres, con el apoyo de las autoridades. Hasta ahora fue así.

Cada vez se hizo más urgente, por ineludible, una solución radical a un tema de primera importancia.

Días atrás, el vicepresidente García Linera anunció que estaban en preparación los decretos para distribuir 2 millones de hectáreas en los departamentos de Santa Cruz y Beni. El revuelo alcanzó características de escándalo.

Basta leer este titular de un diario de Trinidad (Beni): “Cívicos y ganaderos advierten que defenderán sus tierras hasta la muerte”. En la crónica se relata que, en una reunión pública, uno de los más exaltados sostuvo que desde que supo del propósito de distribuir la tierra, había pedido “que me preparen un fusil o una escopeta, porque si es necesario defenderemos con la vida lo que por historia nos pertenece”. De hecho, se refiere a esa historia que Durán Böger noveló en su obra.

La insolencia delatora

El gobierno ha dicho, con anterioridad, que las tierras que están cultivadas o que albergan ganadería, no serán tocadas. Lo que el Estado revertirá son las propiedades llamadas “de engorde”, porque se compran y mantienen sin trabajar, improductivas, a la espera de que aumenten de precio por la demanda. Esa especulación es común en aquellas extensas regiones.

El argumento es que no permitirán que se entregue tierras a nadie que no sea nacido en esos departamentos; por supuesto, a quienes ellos reconocen como tales. Un alto porcentaje de bolivianos en esa región, son provenientes del altiplano y los valles; tienen hijos e incluso nietos nacidos allí, pero para la élite terrateniente siguen siendo “collas” y, por tanto, no aptos para tener tierras.

Acostumbrados a manejar sus asuntos arbitrariamente, usando fuerza bruta y armas de fuego, intimidaron a todos los gobiernos con sus bravatas y, por supuesto, esperan hacer lo mismo en esta ocasión.

La decisión del gobierno está tomada. Se distribuirá tierras a todos los bolivianos que la trabajen y será con la ley en la mano e imponiendo el orden.

Aiquile: Las grietas del terremoto siguen abiertas


domingo, mayo 21, 2006

Bolivia: al pueblo lo que es del pueblo


(De Rebelion)
Angel Guerra
La Jornada

La nacionalización de los hidrocarburos en la Bolivia del presidente Evo Morales ha sido recibida con un alud de críticas por parte de los voceros del gran capital internacional y de los gobiernos que lo representan o siguen sus órdenes. Guardianes de la libre empresa y el libre comercio – que nunca existieron- se rasgan las vestiduras horrorizados de que cunda en América Latina el terrible ejemplo boliviano y venezolano de hacer de los hidrocarburos una palanca de desarrollo nacional, justicia social e integración solidaria.




SEMANA IMPORTANTE EN EL H SENADO NACIONAL

PETICIÓN DE INFORME ORAL AL MINISTRO DE HC. -12

SEGUNDA SEMANA EL MES DE MAYO DEL 2006

GASTÓN CORNEJO BASCOPÉ

LA PAZ, MAYO DEL 2006

La semana pasada se presentó llena de acontecimientos exultantes, también de bajos gestos (una diputada de PODEMOS que pretendió tráfico de influencias comprometiendo a ocho senadores del MAS que en razón a su atribución parlamentaria y a solicitud expresa de una madre angustiada, exigieron a la Fiscalía “CELERIDAD Y TRANSPARENCIA” en un caso de retardación de justicia. La mira del misil de los opositores apuntaba al Fiscal General de la República, Dr. Gareca, quien ordenó Juicio de Responsabilidades contra ex presidentes GSL - JQR - CMG por daño económica al país e inconstitucionalidad imperdonable en juicio penal por los contratos petroleros lesivos a la CPE.

Lo destacable fue la preparación del viaje presidencial y su comitiva a Europa, aunque lo más importante fue el INFORME ORAL DEL MINISTRO DE HC, Andrés Solíz Rada, en el H. Senado y en una sesión que duró más de 5 horas. Intervinieron los peticionarios, el informe ministerial, la réplica y la dúplica, y la intervención de los nuestros, determinando un categórico triunfo del Ministro y una aplastante derrota de los cuestionadores de PODEMOS.

Inicialmente, tomaron la palabra los solicitantes: Senadores Ruiz, Rodríguez, d´Arlach, Vásquez, Aguilera, Vargas, de la agrupación de Jorge Quiroga Ramírez.

Las preguntas elaboradas en fecha del 23 de febrero, trasnochadas al presente, eran las siguientes: Alcance de la nacionalización - contratos de riesgo compartido - venta de mayor volumen de gas a Argentina y Brasil - proyecto venezolano de venta al sur - inscripción de reservas en la bolsa de NY - trueque de diesel por soya - embarques realizados - apertura de oficinas de PDVSA en La Paz – lista de trabajadores expulsados de YPFB.

Exageradamente, lanzado el DS 28701 de la nacionalización de HC, pretendían arrinconar al brillante ministro tornando irregular el proceso parlamentario por las preguntas adicionales.

En su conjunto los nuevos cuestionamientos trataban sobre la incertidumbre – los plazos de 180 días – los nuevos contratos, modelos y características – las contradicciones de prensa entre el presidente, el ministro y el superintendente de HC en relación a las auditorias, costos e inversiones - afirmaciones sobre las acciones de las empresas Chaco y Andina – las AFP´s – la estrangulación de los campos San Alberto y San Antonio productores mayoritarios de gas - finalmente, el impacto continental y la reacción mundial sobre la nacionalización de HC.

RESPUESTA DEL MINISTRO DE HC.

El Ministro dio curso a esta irregularidad normativa y respondió a una veintena de preguntas actualizadas. Inició y desarrolló todo su discurso con léxico respetuoso de nobleza, argumentación racional y afirmaciones transparentes. Expresó que no tenía ninguna información sobre los trabajadores retirados de YPFB y que tampoco había escuchado contradicciones de radio y prensa. Más bien, dijo, “ingresaré a tocar el problema de fondo”.

NACIONALIZACIONES HISTÓRICAS:

Relató los antecedentes de la nacionalización de 1937 tipificándola como “CADUCIDAD DE CONTRATOS”y contrabando de petróleo de la empresa Stándar Oil. Se concluyó el pago de la indemnización en los tiempos del presidente Enrique Peñaranda.

La segunda de 1969, Existía una cláusula en la que se priorizaba la “INCRIPCIÓN DE RESERVAS”. Bolivia no habría certificado porque a Bánzer no le interesaba el problema ya que la primera certificación se la efectuó a fines de la gestión de la UDP la misma que resultó insuficiente. En ese entonces no se exportó gas.

Soliz Rada acentuó en su discurso la necesidad de contextualizar el tema recordando el pasado histórico de por lo menos una década, “sin saltar con garrocha los 10 años últimos”. Evocó la máxima de todos los apologistas de la capitalización que aseguran:”La Capitalización fue buena porque trajo dólares” Hoy responde el Ministro: “No, no nos sirve si se los llevan afuera”

Mencionó que un entendido calculó que la explotación de las minas San Bartolomé y San Cristóbal, producirá un rédito de mil millones de US/año, pero que en Bolivia sólo quedará 20 millones, por la venta de mineral. “Es un pésimo negocio”.

Abominó el “entreguismo” de la Ley 1689 del 30 de abril de 1996 de GSL Todo el país sabe que “se regalaron gratuitamente diez mil millones dólares en petróleo, diesel y gas. Las petroleras sólo habrían invertido un tercio”. “No, así la inversión no nos sirve”, exclamó.

Aseguró que él descubrió y denunció lo delictivo de “la INCRIPCIÓN DE LAS DEPÓSITOS DEL SUBSUELO Y LAS RESERVAS en la Bolsa de Valores de Nueva York”. Ese fue el empecinamiento y el objetivo de Jorge Quiroga Ramírez en apurar el Proyecto Pacific LNG de exportación de gas a México USA vía Chile. (En realidad tenía el fin de industrializar el gas en Mejillones)

Recordó que todos debíamos tener presente en la memoria histórica, cómo los medios proclives a las transnacionales proclamaban el fin del país, la muerte de Bolivia, la disgregación nacional. A nuestra patria le quedaban 30 días para firmar, le quedaban 15 días, sino no tendríamos futuro y vendría la disolución total - hasta que intervinieron los aymaras del Alto y detuvieron la pretendida historia. Todo resultó una falsedad incalificable. Las amenazas de la prensa, la distorsión de la verdad.

A propósito, relató lo sucedido con el mayor pozo San Alberto, descubierto y entregado a la producción por Jaime Paz Zamora cuando se firmó el contrato con un 50% de regalías para Bolivia. Luego, por orden presidencial de GSL, sirviente de las petroleras, fue declarado “nuevo” para que la imposición baje a 18%. Se declaró que San Alberto era un pozo inexistente, ahí Petrobras actuó delictivamente. (Escándalo en Europa y Brasil cuando el presidente declaró la verdad en la prensa mundial)

Solíz Rada comentó sobre los PRECIOS fijados por los ex dueños petroleros y el precio “solidario” de incestuosa auto venta a la Argentina, a 0.98 centavos de dólar (en realidad la facturación era de 0.60-0.70; los 18% eran 10 centavos de dólar) El contraste se mostraba con la importación de Diesel de Argentina, con el recargo del 20% por la categoría titulada: “VECINDAD PRIVILEGIADA”.

El ministro dijo hacer recibido la visita del BM, organismo que condicionó toda ayuda privatizando el agua, “Aguas del Tunari” en Cochabamba, como una primera imposición imperial. Gracias a la guerra del agua y a la reacción social, el bloqueo de El Alto, la explosión del 17 de octubre del 2003 que determinó la huida de GSL (pero con muertos y heridos a bala), el gobierno provisional de CMG, los movimientos que acortaron su mandato, el Referéndum con la pregunta No 2 que el pueblo respondió con un SI a la nacionalización en 92%, las reformas constitucionales del Art. IV de la CPE. Así triunfó el pueblo de Bolivia pero, Solíz guardó emocionada pausa y expresó: “La mayor tragedia de la patria es que no acumulamos victorias”.

Anotó el caso del MNR con René Barrientos; los fracasos posteriores a la nacionalización a la Gulf, el desastre de la UDP. Finalmente, a la hora presente Evo Morales con gran legitimidad del 54% el 18 de diciembre frena la disgregación nacional comprometiéndonos a luchar altivamente, a ponernos de pié y a caminar con plena dignidad.

“Se rescata el imperio del Estado” anota el ministro. Se cumple el primer punto del decálogo programático con un gran componente político.

Andrés reconoció que YPFB se encuentra aún débil. Son 70 -80 empleados, 60%, pagados por el Anexo B, escasos ingenieros expertos en refinerías, en ductos, la mayoría –dijo- “son ingenieros del medio ambiente”.

Reconoció que la fiscalización todavía es débil. YPFB “Residual” así llamada, conserva algunas estructuras que deben reactivarse con esfuerzo. Dijo que alguien afirmaba que YPFB era ilegal porque según las reglas de juego de GSL, todas las actividades forzosamente tenían que ser tranzadas con las transnacionales.

AFP´s

El experimentado ministro afirmó que estos organismos manejan las acciones de las capitalizadas en forma irregular pues carecen de contratos legales para hacerlo. No tienen cómo acreditar el manejo de mil millones de US. Lo efectúan “como si hubieran recibido una herencia”, en forma totalmente arbitraria. Recibieron las acciones del Citibank, acciones traspasadas sin contratos. Además, nombraron a directores sin tener atribución para ello en forma oculta pues aseguró “No conocíamos los nombres de los directores, estos eran extranjeros que representaban los intereses económicos de los bolivianos”, eran extraños voceros de la Cámara de Hidrocarburos de Santa Cruz, inclusive nombró a Ernesto López, director de ENTEL, defensor de las transnacionales y contrario a la nacionalización.

Esta mañana, lunes 15 de mayo, el Presidente en ejercicio Álvaro García Linera emitió el importante DS 28711 en el que se otorga tres días a las AFP´s para transferir las acciones a título gratuito del Fondo Complementario a YPFB. Bien hecho, decimos con sano orgullo.

Respecto a Venezuela, afirmó que el tema debía ser considerado en su complejidad socio política y valoración ideológica. Se trata de naciones, Venezuela y Bolivia, que no aceptan la sumisión, la dominación imperial y que resisten l nuevo orden mundial con la bandera de la dignidad y la soberanía.

En relación al Gasoducto del Sur, Venezuela ganaría mucho más trabajando su negocio petrolero hacia el norte. Concluyó Andrés con los conceptos importantes: “Lo importante será privilegiar el concepto de industrializar dentro de Bolivia. Los beneficios deben beneficiar sobre todo al país productor”.

Declaró que habrá una importante asociación entre las empresas estatales de HC de Latinoamérica pero que lastimosamente Petrobras tiene un 60% de capital norteamericano, los socios mayoritarios son extranjeros, no de Brasil. Esta realidad empresarial tendría que ser resuelta previamente para conectar a las empresas estatales de los países del continente en su aspiración geopolítica de Integración.

Se reconfirmó que la nacionalización definitiva de Bolivia significa primero una NEGOCIACIÓN o CONCILIACIÓN para definir cuánto fue entregado en reservas de gasolina, diesel, gas y petróleo al momento de capitalizar YPFB y los pozos hidrocarburíferos. El ministro relevó que la propiedad estuvo en poder de las petroleras en boca de pozo y que además, esa propiedad tenía una protección y carácter absolutamente CONFIDENCIAL, con la imposibilidad de obtener datos oficiales extra empresariales.

Si bien la recuperación propietaria estaba inscrita en la Ley 3058, lo era en forma teórica, la recuperación real y efectiva se logró con el DS.

Primero vendrá la negociación y conciliación con las empresas petroleras. Si no les interesa continuar en Bolivia tendrán que partir. Para efecto de las Auditorias comprometidas en el DS, se encargará a la Superintendencia de HC y no a la Contraloría.

A la interrogante de ¿qué pasará ahora con las transnacionales?, el ministro confirmó que finalmente hay presencia física nacional en toda la cadena productiva. Agregamos en nuestro fuero interno que las Fuerzas Armadas presentes también están al servicio del país.

Pedimos la palabra para acentuar la majestad del DS, también para colocar en el fiel de la balanza el gesto entreguista de JQR: la entrega con Bánzer de las Refinerías a precio incorrecto, el Decreto perdonazo del pozo por parcela y el proyecto Pacific LNG, la traición de Lesa Patria de GSL y de CMG. Recordamos que el Dr. Jaime Mendoza sentenció: “Volveremos al mar cuando Bolivia sea una potencia, pero no con el desiderátum de las armas sino con el desarrollo económico y social que alcanzará un día” ¡Ahora es cuando! decimos los masistas de Evo Morales.

Evocamos en cálido homenaje a Mariano Morales Dávila que no quiso continuar viviendo el día en que la antipatria privatizó los hidrocarburos. Finalmente, nos permitimos parangonar el patriotismo de Alberto Salamanca Figueroa con Marcelo Quiroga Santa Cruz y Andrés Solíz Rada. No nos faltan grandes bolivianos.

GASTÓN CORNEJO BASCOPÉ

LA PAZ, MAYO DEL 2006

miércoles, mayo 17, 2006

Evo finalizó su presencia en Europa ratificando el rumbo de su gobierno


(De Execlub)

El gobierno Bush trata de asociar a Hugo Chávez con el programa nuclear de Irán

¿Pretenden usar contra Venezuela el truco del uranio de Níger?

Larry Birns y Michael Lettieri
CounterPunch
(De Rebelión)
Traducido del inglés para Rebelión y Tlaxcala por Germán Leyens

Fidel Castro: "Los desafío, los emplazo: si Forbes demuestra que tengo esa fortuna, renuncio a mi cargo"



El presidente Fidel Castro desafió hoy a la revista Forbes y a la administración norteamericana a presentar pruebas de su supuesta fortuna y afirmó sentir asco y repugnancia por las calumnias contra su persona divulgadas por la publicación.

Forbes, alineada a los grupos de poder estadounidenses, difundió en un número reciente un artículo en el que sitúa a Fidel entre los 10 gobernantes más acaudalados del orbe.(...)

martes, mayo 16, 2006

América Latina: se une... luego existe

La Cumbre «Europa-Latinoamérica» fue un evento virtual- Jorge Gómez Barata

América Latina no existe como entidad política. Nadie puede reunirse antes de existir.

América Latina es un referente cultural, utilizado para nombrar un espacio geográfico habitado por naciones en las que se habla castellano y portugués, fenómeno que imbricado con otros antecedentes históricos, aunque suficientemente dominantes como para hacer prevalecer el perfil latino, son insuficientes para establecer una homogeneidad cultural.

América Latina no es exclusivamente latina, sino medio india, medio negra con algo de árabe y de judío. El dato de que la mayoría de los países de la región fueron colonias de España y Portugal, en lugar de establecer una latinidad uniforme, ratifica la pluralidad.

España tampoco es exactamente una nación absolutamente latina, sino mestiza, un estado multinacional, una suma de entidades, integradas unas y yuxtapuestas otras, hija de una guerra de reconquista, rejuegos políticos, algunas imposiciones y finalmente de compromisos de alcoba, el más famoso de ellos, el enlace de Isabel de Castilla y Fernando de Aragón. (sigue)

Junto con Colón, recibimos el mestizaje derivado de la presencia árabe en España a lo largo de seis siglos, con el añadido que los llamados moros eran decenas de pueblos diversos y desde muy lejos mezclados.

El sincretismo latinoamericano era ya sustantivo antes de que se trajeron negros y chinos y de que, por su propia cuenta, arribaran polacos, alemanes, árabes, turcos y probablemente algún extraterrestre para hacer los dibujos de Nazca, las pirámides del Sol y la Luna, los megalitos de la isla de Pascua y otras realizaciones que se escatiman a los pueblos originarios.

Aunque los pueblos europeos tienen diferentes orígenes, hablan distintas lenguas, la precedencia histórica le ofreció otras oportunidades. La primera «unión europea» fue el imperio romano que soldó a sangre y fuego sus costuras, el segundo vino con Bonaparte.

Muerto Bolívar, en América Latina no hubo ningún factor que contribuyera a la unidad

La absurda política colonial española desangró y arruinó a toda la región, al obligarla a largas y cruentas guerras por la independencia que absorbieron el tiempo, las energías y el talento de la clase criolla.

Los hombres que forman el panteón latinoamericano desde el cacique Hatuey, Manco Cápac, Túpac Amaru hasta José Martí, pasando por la pléyade magnifica de Hidalgo, Morelos, Bolívar, Sucre, San Martín y otros muchos, fueron existencias perdidas para la edificación pacifica.

En el espacio que ellos dejaron se infiltraron los caudillos y las oligarquías sostenidas por los terratenientes, el clero y los militares, que impidieron que prosperaran las instituciones civiles, floreciera la participación popular y prevaleciera el Derecho. Para simular la democracia, el espectro político fue cedido a partidos oligárquicos de liberales y conservadores de los que, Blancos y Colorados, Adecos y Copeyanos, entre otros, son herederos.

Bolívar no pudo hacer la unidad latinoamericana y lo que él no hizo por hacer está todavía y Martí no logró evitar que Estados Unidos se apoderara de Cuba porque España prefirió someterse a los gringos a dar la razón a sus descendientes.

En la agenda de la Cumbre de Viena no hubo un solo tema latinoamericano porque una Latinoamérica políticamente unida, identificada y lista para actuar en común, no existe.

No voy a consolarme con decir que ’algo es algo’ y que se avanzó un paso más.

Pasos se están dando, mas no son esos.

Unas fuerzas avanzan hacía la fundación de América Latina como entidad política con la energía y la creatividad de las revoluciones en Cuba y Venezuela, acompañadas por los magníficos procesos políticos en Brasil, Argentina, Uruguay y Bolivia, mientras por caminos trillados, retroceden otros gobiernos que apuestan al sometimiento a Estados Unidos. Viena fue otra oportunidad perdida para Europa que pudo identificarse con América Latina y aliarse con ella.

No voy a salvar distancia alguna. No me extraña que Europa no entienda a Fidel Castro, a Chávez ni a Morales, tampoco comprendieron a Hidalgo, a Martí ni a Bolívar.

Jorge Gómez Barata Profesor universitario, investigador y periodista cubano, autor de numerosos estudios sobre EEUU.



Torva Injusticia: El caso de los Cinco

Una explicación necesaria sobre los presos políticos cubanos en EEUU


Desde el año de 1959, cuando se desplomó la dictadura batistiana, el gobierno de los Estados Unidos comenzó a promover actividades para derrocar la naciente revolución cubana. Un régimen de carácter popular y antiimperialista era más de lo que estaba dispuesto a permitir en su seguro traspatio de borregos aquiescentes.

Terrorismo, sabotajes, bombardeos con productos incendiarios, planes de asesinato, guerra química, bloqueo económico, aislamiento diplomático, incomunicación política e intentos de boicot de la comunidad económica internacional se organizaron con eficacia destructiva. Como parte de esas maniobras para causar estrago, devastación y ruina en el pequeño país se coordinó una invasión en gran escala que fue derrotada en Playa Girón.

Para organizar su defensa Cuba tuvo la necesidad de conocer los planes de sus enemigos, de anticiparse a los designios agresivos que se organizaban en su contra. Fue necesario infiltrar en las filas de sus adversarios a quienes permitieran prevenir las acometidas que se preparaban.

En junio de 1998 el gobierno cubano entregó a funcionarios de las agencias de la ley estadounidenses un memorando donde se mostraban evidencias de los atentados terroristas en preparación contra Cuba. Esos datos exponían que varias organizaciones estaban proyectando una crisis para provocar un ataque o invasión por parte del ejército de Estados Unidos. El fin de esas revelaciones era lograr que el FBI pusiera fin a las actividades de los extremistas anticubanos.

Lejos de actuar contra los terroristas, el FBI se dedicó a averiguar de dónde procedía la información que se le había entregado. Descubrieron que cinco jóvenes: René González, Antonio Guerrero, Fernando González, Gerardo Hernández y Ramón Labañino habían sido los observadores que alertaron contra las intenciones criminales de los recalcitrantes fanatizados del exilio miamense. Arrestados, los cinco fueron acusados de espionaje.

Durante el proceso en ningún momento sus acusadores lograron demostrar que los imputados habían intentado siquiera penetrar secretos de la seguridad nacional de Estados Unidos, ni pretendieron conspirar contra la estabilidad de la sociedad estadounidense. Se trataba de enterarse de las actividades terroristas e informarlas a Cuba, solamente eso.

Más de setenta testigos declararon. El acta del juicio se extendió a 119 tomos de transcripciones, además de quince tomos de declaraciones y testimonios. Algunos militares estadounidenses de alta graduación declararon que la divulgación de las fuentes abiertas de información que utilizaron los cinco no constituía un acto de espionaje. A ninguno de ellos se le halló en su poder ni una sola página de información clasificada del gobierno norteamericano.

No obstante, el clima vehemente, febril y arrebatado del exilio histórico logró que un jurado condenase a tres de los acusados a cadena perpetua y a los otros dos a penas de 19 y 15 años de prisión. Fueron aislados en prisiones federales, se les prohibió la visita de sus familiares, se les sometió a duras condiciones carcelarias.

En mayo de 2003 se apelaron las sentencias en un tribunal de Atlanta, ya que Miami, por su atmósfera de aborrecimiento superlativo de una parte de la comunidad cubana allí, no era el medio donde podía considerarse el caso con justicia. En agosto de 2005 dicho tribunal de Atlanta determinó revocar las condenas y ordenar un nuevo juicio.

Mientras tanto la evidente parcialidad del tribunal miamense, el enconado acoso del sector extremista de los exiliados cubanos, la indudable injusticia cometida provocó que se despertara una ola de solidaridad mundial con los condenados. Existen más de doscientos comités por la libertad de los cinco en setenta y cinco países. Mil quinientas personalidades de todo el mundo, entre ellos seis Premios Nobel, han firmado un documento que exige poner término a la arbitraria situación y reclama la libertad de los cinco convictos. El escándalo mundial causado por este desafuero, atizado por el rencor de los cubanos intransigentes de Miami, ha demostrado la evidente ilegalidad de la infamia concebida contra los Cinco que solamente pretendieron defender su país.

Crecen en EEUU las marchas públicas por la libertad de los cinco cubanos En Cuba se confía que los cinco algún día volverán a su patria. Todos están persuadidos que el atropello de la legalidad del régimen de Bush no puede ser indefinido.

En algún momento de su historia el pueblo estadounidense tomará conciencia de los abismos a donde ha sido conducido por el gobierno de las petroleras y llegará una administración que actúe con sensatez. Entonces la justicia se abrirá paso y los cinco, que permanecen secuestrados de manera injustificada, podrán ser, finalmente, liberados.

Altercom Agencia de Prensa de Ecuador. Comunicación para la Libertad. Lisandro Otero Escritor y periodista cubano. Es Presidente de la Academia Cubana de la lengua y Premio Nacional de Literatura.


lunes, mayo 15, 2006

NACION MAPUCHE

15/05/2006 PRENSA DEL FRENTE
POSIBLE MODIFICACIÓN EN LA LEY ANTITERRORISTA- FOTOS, ENLACES Y VIDEO
Presos políticos mapuche suspenden huelga de hambre
Foto:trincheradelaimagen.blogspot.com

España se une contra Bolivia

KAOSENLARED.NET

INFORME INDÍGENA | El Pueblo Guaraní denuncia a una transnacional

Servicio Informativo Datos & Análisis

Wilson García Mérida

Empresarios y políticos rechazan el proyecto de Evo Morales

Santa Cruz se opone a la reforma agraria
Pablo Stefanoni
Página/12
(De Rebelión)

Se prepara la guerra por la tierra

Bolpress
(De Rebelión)

viernes, mayo 12, 2006

Subimperialismo

De Execlub:

nos escribe Raúl Zibechi desde Montevideo

No debería sorprender que se hable de imperialismo en referencia a Brasil. En realidad,el carácter imperial de Brasil no depende del gobierno de Lula, ni éste puede modificarlo, salvo que siga el camino de Chávez y de Evo y se decida, por ejemplo, a tomar el control de Petrobras.

La nacionalización de los hidrocarburos decidida por el gobierno de Evo Morales, además de comenzar un proceso de recuperación de los recursos naturales del país, tiene la enorme virtud de desnudar contradicciones a menudo solapadas bajo agradables discursos sobre la “integración regional”. Las reacciones que ha provocado la decisión soberana de Bolivia son muestras de ello. El canciller de Brasil, Celso Amorim, fue muy claro al manifestar la “incomodidad” del presidente Luiz Inacio Lula da Silva con el único presidente sudamericano que apoya activamente la nacionalización. Amorim dijo a la prensa que el apoyo de Hugo hávez a la decisión boliviana “colocaba en riesgo no sólo el gasoducto -que debe llevar gas de Venezuela a Argentina, pasando por Brasil-, sino la propia integración sudamericana”.

Por su parte, el presidente de Petrobras, José Sergio Gabrielli, se mostró mucho más enérgico rechazando la nacionalización, adelantando que la empresa dejará de invertir en Bolivia y advirtiendo que puede recurrir a los tribunales de Nueva York. Evo Morales reaccionó diciendo que Petrobras “chantajea” a Bolivia y que la empresa ha trabajado ilegalmente en su país.

Más allá de la declaración diplomática del gobierno de Lula, reconcociendo el derecho de Bolivia sobre sus recursos naturales, sólo los movimientos sociales estuvieron a la altura de los acontecimientos. Un Manifiesto firmado por decenas de organizaciones (en el que destacan los sin tierra y organismos de la conferencia episcopal), afirma que “la soberanía no se discute, se respeta”, y aplauden “el significado emancipador del gesto del gobierno de Morales”.

El problema de fondo es que Petrobras no es una empresa brasileña. O, mejor dicho, dejó de serlo en los 90 bajo el gobierno de Fernando Henrique Cardoso. Hoy el Estado brasileño controla apenas el 37% de las acciones de la empresa, en tanto el 49% están en manos de estadounidenses y el 11% en manos de testaferros en Brasil. Pero en los 90, Petrobras se volcó a Bolivia y a conquistar reservas de petróleo en otros países sudamericanos y tiene importantes negocios en Nigeria. El economista Carlos Lessa sostiene, con razón, que Petrobras “está más preocupada en atender a los especuladores de la Bolsa de Nueva York que de actuar como institución del Estado nacional brasileño” (Valor Económico, 10/5/05).

En paralelo, Petrobras controla el 20% del PIB boliviano, donde ha invertido unos 1.500 millones de dólares desde 1997, representa la mitad de los impuestos recaudados en Bolivia, responde por el 100% de la refinación de petróleo y el 57% del gas boliviano (Glauco Bruce Rodrigues en www.mst.org 5/5/06). La mitad del gas que importa Brasil procede de Bolivia, y el suministro es vital para la industria paulista. Más aún: son brasileños buena parte de los terratenientes que producen soja en el departamento de Santa Cruz, y una parte de ellos serán afectados por la reforma agraria que prepara el gobierno de Evo Morales. En suma, Brasil tiene intereses muy importantes en Bolivia. Pero también los tiene en otros países de América Latina. Petrobras tiene importantes inversiones en Ecuador (donde tiene conflictos con pueblos originarios), en Argentina (donde en 2005 sus ganancias crecieron un 145%) y en Uruguay. Otras empresas brasileñas siguen los pasos de Petrobras, que se ha convertido en la segunda empresa más importante del continente.

El imperialismo ha sido definido como una fase del capitalismo caracterizada por el dominio de los monopolios y el capital financiero, por el papel decisivo de la exportación de capital en busca de mayores ganancias, por el reparto del mundo entre los trusts internacionales y los países más desarrollados. Por otro lado, cuando hablamos de subimperialismo brasileño no podemos olvidar que este país ha sido definido como el “campeón mundial de la desigualdad”. Los empresarios brasileños, que son tales sólo porque viven en Brasil y allí tienen sus empresas pero en realidad son un eslabón del capital mundializado, buscan expandir sus negocios fuera de fronteras para evitar una mínima distribución de sus riquezas en el país. En este sentido, tanto los accionistas estaodunidenses de Petrobras como los hacendados que invierten en Santa Cruz buscan más ganancias sobre las mismas bases que amasaron sus fortunas en Brasil, o en cualquier otro lugar del mundo: bajos salarios, pésimas condiciones de trabajo, impunidad y ausencia de controles estatales.

Dicho de otro modo: la expansión del capital “brasileño” por América Latina es la otra cara de la falta de una reforma agraria en Brasil, de la brutal especulación financiera y la desregulación laboral. El capital monopólico ha tomado porciones importantes del Estado brasileño, como Petrobras, y busca convertirlas en punta de lanza de la conquista del continente. La empresa petrolera es apenas una de las naves, pero quizá la más ambiciosa es la Iniciativa para la Integración de la Infraestructura Regional Sudamericana (IIRSA) lanzada en setiembre de 2000 por Cardoso, que busca una integración regional a la medida de los
mercados.

Mientras el Estado brasileño no recupere el control sobre Petrobras, la empresa seguirá siendo utilizada para la conquista de los recursos naturales y no para la integración continental, más allá de las buenas declaraciones del gobierno Lula. Recuperarla puede suponer -como sucedió en Venezuela- atravesar un período de desestabilización política, económica y social, porque no es posible salir del neoliberalismo sin enfrentar el riesgo de turbulencias de todo tipo. No hacerlo, supone ahondar las divisiones entre los países y los pueblos del continente, y seguir poniendo al Estado al servicio de la acumulación del capital.

BOLIVIA: LA NACIONALIZACIÓN


PARTE 2: EL DÍA ANTES DE LA MADRUGADA

Por Rafael Bautista S.

“Son las cien de la tarde.
Hoy se reúnen todos los siglos
de una sola vez”.
Francisco Azuela

El primer día del quinto mes del sexto año del siglo XXI marca, como un parte aguas, el inicio del debacle del sistema-mundo-moderno. Y se inicia, precisamente, en el lugar que posibilitó la acumulación sistemática del primer dinero mundial. Fue gracias a la plata, proveniente de Zacatecas y Huancavelica, pero sobre todo de Potosí, que España (Castilla y Aragón, como el primer Estado moderno y prototipo imperial de las futuras Francia e Inglaterra) financia una armada capaz de romper el cerco musulmán, en Lepanto; que condenaba al mundo europeo a ser aquel “fin del mundo” que, hasta el siglo XVI, estaba relegado del mercado mundial. Los intentos centenarios de la “oscura Europa” por ingresar en aquel mercado (compuesto por los mundos árabe, hindú y chino, principalmente) siempre habían sido infructuosos. Las “cruzadas” nunca habían podido romper el cerco turco-musulmán (quienes controlaban el comercio en el mediterráneo oriental), por lo cual se veían obligados (Enrique el navegante tenía la flota más avanzada del occidente europeo, gracias a la cual, Portugal podía ser el timonel de la Europa del siglo XV) a atravesar toda la costa occidental africana, para así llegar a las costas de la India (viajes costosos que se contentaban con traer lo poco que podía sufragar tales empresas). El mercado del “camino de la seda” estaba fuera del alcance de Europa; no podía competir en él, porque no producía nada que interesase al mercado mundial, además de no contar con plata ni con oro, es decir, con dinero constante y sonante. Los relatos de viajeros, como Marco Polo, no hacían sino aumentar la codicia y la impotencia de una subjetividad que se contentaba con admirar, desde lejos, lo que producían culturas superiores a ella (prácticamente en todo).

Pero el “descubrimiento” de América cambió las cosas. Y digo “descubrimiento” porque quienes se “descubrieron” fueron los europeos, no nosotros. Se “descubrieron” en su ignorancia, porque la europea era la única cultura ignorante de la existencia del Sinus Magnus. En 1421, el almirante chino Zheng He, al mando de un centenar de juncos (cada uno de 200 metros de eslora), se dedicó a cartografiar el futuro “nuevo mundo”. Mapas chinos, hindúes y árabes, hasta el siglo XV, atestiguan la existencia de tierras en el extremo oriente del Sinus Magnus, hasta donde llegaba el comercio mundial (la mítica Catigara se precisaba en cartas náuticas en el actual Chimbote). La incursión de Colón no tiene nada de extraordinaria, cuando observamos la existencia de cartas marítimas, que pasaban de mano en mano en el mediterráneo (donde los fenicios siempre habían sido los peritos) que demostraban la posibilidad de llegar a “la tierra del gran Kan” por occidente. Las rutas de la civilización musulmana cubrían tres cuartas partes del mundo conocido, desde Al-Andaluz (España) atravesando todo el norte africano, llegaba al medio oriente, controlando las rutas de Samarcanda (que desembocaban en el mediterráneo oriental), el camino de la seda, el mar de la India, hasta Mindanao en las Filipinas. La expansión helénica de Alejandro el Magno jamás había podido atravesar la India (desde entonces occidente fue relegado hacia el occidente del mediterráneo, la parte extrema, la “finis térrea” del comercio mundial). China y la India, extensos imperios milenarios, comerciaban sus excedentes con el centro del mundo, es decir, con los árabes; no les interesaba expandirse hacia el oriente y menos hacia el occidente (el literal “fin del mundo”).

En 1492, los reyes católicos habían logrado la falaz “reconquista”, enseñoreándose de algo que nunca había sido suyo; porque los reinos de Castilla y Aragón habían sido constituidos por los visigodos, quienes habían recibido el favor de Roma de asentarse en las tierras del norte de la Hispania latina, poblada ya centenariamente por los “iberus” (cuya etimología nos conduce al nominativo de “hebreos”). Los judíos sefarditas llamaban Sefarad a lo que después los árabes van a denominar Al-Andaluz. Ambas culturas habían logrado, en ocho siglos, ser el puente cultural entre las más altas culturas del mundo (el Oriente) y la oscura, atrasada, supersticiosa y miserable Europa. La “oscura edad media” es sólo del mundo europeo, porque las otras culturas se encontraban en su pleno apogeo: Bagdad fue centro del mundo por cinco siglos, donde la filosofía árabe (la “falasifa” o “falsafa”) alcanzó la cúspide del racionalismo, secularizando el pensamiento filosófico; fueron los árabes quienes re-descubrieron a Aristóteles y, en pleno siglo VIII, lo expusieron sistemáticamente, cuando recién en el siglo XII (y gracias, a la “Escuela de Traductores de Toledo”, conformado por árabes y judíos) se lo estudiará en Paris. El mundo europeo había sido del todo periférico del Imperio Romano Occidental que, además, era atrasado con respecto del Imperio Bizantino Oriental. La toma de Constantinopla por los turcos obliga a su aristocracia a refugiarse en las ciudades del mediterráneo occidental como Venecia y así surge el llamado Renacimiento. Si antes habían recibido la civilización del cristianismo (con los monjes benedictinos), ahora los europeos recibirán la alta cultura de los griegos bizantinos. También en el 1492, Nebrija escribe la primera gramática moderna (la castellana) y el cardenal Cisneros da forma al primer Estado moderno, por sobre la Iglesia. El primer Estado moderno, España (contra el eurocentrismo, que afirmará hasta ahora, que África, o sea, lo atrasado, empieza al sur de los pirineos), ex-colonia de los musulmanes, desplegará fácticamente en el Nuevo Mundo, el fundamento de toda la filosofía política moderna. Una subjetividad, forjada en guerras centenarias, apocada y codiciosa, experimentará, por vez primera, la superioridad ante un “otro” jamás concebido. Ese “otro”, que pudo haber sido una revelación, acabó siendo “en-cubierto” por su “des-cubrimiento”. Se “en-cubrió” su humanidad devaluando todo su mundo. La admiración inicial pronto fue sepultada por la aspiración del nuevo hombre que se impondría en todo el globo: el hombre moderno aspira a la riqueza (porque nunca la tuvo y el no tenerla acumuló un resentimiento que se desató desde aquel 1492) y una vez que se le presentó la posibilidad de tenerla, no desmayará hasta tenerla del todo.

Es una subjetividad que alcanza su grado evidente en Hernán Cortés. Él es el “ego conquiro” (que no tiene miedo a arriesgar todo, porque no tiene nada), el antecedente práctico del “ego cogito”, fundamento filosófico de la política moderna; es el “ego” (que aparece en la rúbrica real: “Yo el Rey”) que funda la política como detentación del dominio y potestad sobre la obediencia que, a partir de una fundamentación metafísica (el substancialismo), re-organiza la civilización en función a la acumulación de poder. El afán expansionista moderno es único en la historia mundial, porque la concentración de riqueza y poder sólo puede lograrse, de modo efectivo, integrando a todo el planeta en un patrón de acumulación que concentra más riqueza en el centro siempre al precio de postergar a la periferia. Se puede decir que, la tasa acumulativa es mayor, cuanto mayor es la expansión y mayor es la pauperización del resto. De este modo, Europa logra, en sólo dos siglos, penetrar en el mercado mundial, gracias al poder militar financiado por la riqueza de las Indias Occidentales; e impone, sistemáticamente, un desarrollo deslumbrante que empieza, y acaba, socavando (como nunca antes en la historia mundial) las dos únicas fuentes de riqueza: hombre y naturaleza. El capitalismo deslumbra por su capacidad de producción y desarrollo tecnológico, pero oculta el precio real de toda aquella fascinación.

La consigna se hace clara: no hay acumulación sin expansión. Hoy en día, esa expansión se acuña con un eufemismo: globalización. Pero la actual globalización tiene un carácter más bien siniestro: en un mundo globalizado no hay salida. Como no la hubo para millones de originarios del Nuevo Mundo que padecieron, en carne propia, el “Reino de las Luces”, la “Era de la Razón”. La Modernidad nunca ofreció una salida: debíamos modernizarnos o padecer las consecuencias de, como decía Kant, nuestra “inmadurez culpable”. Modernizarnos consistía en asumir ciegamente las falacias eurocéntricas que empezaban a cobrar cuerpo. Desde Descartes, toda la filosofía moderna, había re-construido el conocimiento desde la relación sujeto-objeto, por la cual se constituía un sujeto universal, que no depende de ninguna otra determinación más de aquellas que él mismo se im-pone (atributo del Dios medieval), el sujeto que conoce es el sujeto que se expande por el mundo y constituye a la naturaleza (recurso, según el pensamiento moderno, “inagotable” de riqueza) y a las otras culturas en objeto: sólo puede ser sujeto el hombre moderno-europeo, una vez que se devalúan todas las otras culturas en pre-modernas.

El romanticismo alemán del siglo XVIII había organizado la historia mundial, de tal modo, que Europa aparecía ahora como el centro y el fin de la historia universal, conectando directamente Alemania con Grecia (que nunca fue europea, o sea, nunca miraba al norte bárbaro sino al sur negro, cuna de la civilización en los presocráticos, Herodoto y hasta el mismo Platón) y borrando a España y Portugal del destino moderno (el tinte ideológico y racista es evidente, ya no podían considerar a Egipto y al mundo semita como antecedente, porque Egipto era africano y negro, y los semitas eran los judíos y árabes que no podían mirar como sus antecedentes); la “nueva” educación, impuesta también como patrón universal, concebía un educando sin padres, sin pasado, sin historia, una nada que, como tabula rasa, se le constituirá desde afuera con los “nuevos” valores que proclama la Modernidad: el individualismo, la libertad como anarquía, la propiedad privada, el conocimiento como poder, la política como señorío sobre los obedientes, la economía como ciencia de los negocios, etc.; los “nuevos” valores harán posible el desarrollo autónomo de las relaciones de poder mundial, domesticando a las elites colonizadas; estas se encargarán de reproducir “eficazmente” el patrón de acumulación en sus países, de modo que la dependencia y el subdesarrollo sistemático sea el precio a pagar para la transferencia “eficaz” de riqueza a los centros de poder. En esta lógica se empeñaba el destino de nuestros pueblos por la prometida y deslumbrante riqueza que nunca se socializaba, porque era condición de su acumulación: mientras más miseria se lograba significaba más riqueza. El afán de ser modernos (siempre patrocinado por las elites) en-cubría el precio de ese afán, pero en-cubría además la realidad detrás que intentaba sepultar la Modernidad.

La Modernidad siempre se asumió (desde Kant, Hegel, hasta Weber, Habermas, Rorty y todo el pensamiento moderno-occidental) como un proceso al interior de Europa (renacimiento italiano, revolución francesa, parlamentarismo ingles y reforma protestante), negando para siempre el “descubrimiento” de América y el consecuente saqueo de sus riquezas, como el acontecimiento que hizo posible aquel despegue supuestamente autónomo. América no sólo financia la superación de la ignorancia (la “oscuridad” medieval en que se hallaba sumida) europea, sino que soporta, con la humanidad de sus habitantes, la pretensión de superioridad del sujeto que no se reconoce en deuda de nada ni de nadie, menos de aquel que hizo posible su soberbia. Hasta antes del siglo XVI, Europa era inferior en todo al resto del mundo (conocido), no tenía modo alguno de compararse con la civilización árabe o la hindú o la china. Europa nunca había producido ninguno de los alimentos que conforman la cultura alimenticia mundial (gracias a la papa, cuya producción racional y tecnológica fue producto de siglos en la América nuclear, es que soluciona su crónica hambruna), o sea, nunca pudo haber generado civilización, porque nunca pudo asegurar una base económica para construir sobre ella las instituciones que hacen a una civilización (después el maíz, el chocolate, el tabaco, etc., serán los manjares que fascinen sus apetitos). Los monjes benedictinos (con la consigna “ora et labora”) son quienes introducen el trigo (que viene de Egipto) y, en general, el cristianismo es el que trae la civilización a Europa. Toda la cultura siempre le vino de afuera (Adam Smith, en pleno siglo XVIII, ve en la China el prototipo de sociedad que Inglaterra debía perseguir), los inventos y las letras (no en vano Cervantes prologa “El Quijote” como si se tratara de la obra de un moro, lo sinónimo de culto por aquel entonces), y los productos que hechizaban sus apetitos (el té, la seda, la brújula, la pólvora, la porcelana, la tinta, la imprenta que reproducía papel moneda ya en el siglo XI, etc., eran chinos; el café, el algebra que tenía la paternidad de Al-Khowarizmi, los instrumentos de cuerda, la narrativa fantástica, el pensamiento secularizado, etc., venían de los árabes; los hindúes eran los grandes productores de algodón y lino, así como de especulación mística; la cerveza era egipcia, el vino tenía procedencia semita, así como el pan, y toda la estructuración eclesiástica que los cristianos adoptaron, etc., etc.).

Frente a ellos el europeo no era nada y, en España, eso era incuestionable. Una gran parte de la corte que asesoraba, tanto a Isabel la Católica como a Fernando de Aragón eran o judíos o conversos, incluso se sabe que fueron estos quienes hicieron posible esta unión matrimonial (gracias a la cual se logró la unidad del reino, pero a costa de la expulsión de los judíos), eran la parte prospera en el comercio y en las artes, en la medicina y en la ciencia, y fueron, entre ellos, Isaac ben Yudah Abravanel, quienes financiaron el viaje de Colón. La Inquisición (el primer holocausto moderno) fue el banco de pruebas que sofisticó después la Modernidad con la conquista, hasta el holocausto nazi, Vietnam y las cárceles en Irak. El resentimiento de su inferioridad lo fueron exteriorizando en un odio hacia el extranjero, después sofisticado por el racismo ilustrado del siglo XVIII; el cual, hoy en día, es el suelo ideológico que alimenta el odio anti-inmigrante en Europa y USA: la superioridad del “white-anglo-saxon-and-protestant”.

La construcción de su superioridad siempre fue a costa de la humanidad del distinto. Su subjetividad nunca la construyó “con otro” sino “a costa de otro”. Cuando conoció al otro como “indio”, lo en-cubrió inmediatamente y lo describió (el sujeto empezaba a constituir al otro en objeto) como “infiel”; de ese modo descargó sobre él ese odio que había acumulado por siglos. De pronto, el centenariamente inferior se vio en la eventualidad de saberse amo y señor; esa experiencia, del que no es nada y ahora es un “ego conquiro”, es la que irá transformando la subjetividad del europeo hasta lograr su expresión filosófica en el “ego cogito”, el cual producirá aquellos acontecimientos que proclama la Modernidad como fundacionales de ella, siendo, en realidad, determinaciones posibles sólo por la constitución de Europa en “centro” (y la consecuente constitución de América en su primera “periferia”); lo cual significa que, gracias a la plata del Potosí, Europa sale de su encierro milenario y se ve en la situación, nunca siquiera imaginada, de imponerse como el Señor-de-este-mundo. El precio de esa pretensión es lo que oculta cuando se presenta como un proceso al interior de sí misma, sin determinación alguna externa, sin deberle nada a nadie. Reconocer que en el origen de su centralidad está la sangre de millones de indios y negros sacrificados al apetito de riqueza, sería reconocer lo perverso y absolutamente injusto de su ambición fundacional. Ese reconocimiento es incapaz de hacerlo el verdugo; sólo puede hacerlo la víctima, porque es ella la que ha padecido (y sigue padeciendo), en carne propia, las consecuencias de esa ambición; y es ella la que nos muestra el criterio objetivo desde el cual juzgar las pretensiones de este sistema-mundo que, de modo salvaje, lanza su última cruzada contra el hombre y la tierra: la globalización.

Por eso la Modernidad es incapaz de asumir las consecuencias que ella misma produce; porque al en-cubrir a la víctima, pierde toda referencia crítica, y se instala en la afirmación ciega de su particularidad como “lo culto”, “lo civilizado” y “lo universal”; cerrándose ante toda posible alternativa, porque ha definido todo lo ajeno a ella como lo prehistórico, lo “superado” por ella. Toda la política y la economía que patrocina parte de ella misma, por consiguiente, siempre acaba afirmando “su” proyecto y siempre como “el” proyecto que todos deben de seguir. Las elites colonizadas de la periferia, educadas en los cánones modernos, repiten ciegamente el proyecto por el cual reproducen su sometimiento y la infelicidad de sus pueblos; porque aplican obedientemente lo que se piensa en el “centro” para solucionar sus problemas, no los de la periferia. Las elites se someten hoy (gracias al nihilismo posmoderno) conscientemente, y festejan ese sometimiento en nombre de un “realismo”, que no es otra cosa que la certificación cínica del “único mundo posible”: el patrocinado por la globalización. Esas elites son las que todavía usufructúan de la dependencia y arrastran a sus pueblos a la sumisión total.

Pero en octubre del 2003 aconteció algo que no estaba en los planes de la planificación del mercado mundial. El país del legendario Potosí (ejemplo paradigmático de lo que produce la Modernidad: muerte y desolación para nosotros, revolución industrial e Ilustración para el “centro”) se levantó para ponerle un freno a la insensata lucha del capital transnacional; en esa lucha quienes acaban perdiendo, en última instancia, son las únicas fuentes de riqueza: la tierra y el hombre. Esas fuentes no son, como el afán de riqueza: infinito. Esas fuentes son la vida y hacen posible reproducir la vida. Por milenios este fue el criterio material de toda economía. Desde las primeras dinastías egipcias hasta el Código de Hamurabi, desde el Decálogo hasta el Libro de la Sabiduría y el Evangelio de Mateo, los principios éticos que estaban debajo de las leyes eran: “dar pan al hambriento, dar de beber al sediento, proteger a la viuda y al huérfano del poderoso, dar una barca al extranjero”. Con la Modernidad el criterio se hace formal: la economía atiende a las preferencias y se desentiende de las necesidades, parte del capital y olvida al trabajo. Marx observó esa tendencia suicida del mercado, cuando se hace auto-referente y que por la “mano invisible” (que ahora se llama “competencia perfecta”) el equilibrio es asegurado, cuando lo que se asegura, en realidad, es el desequilibrio y la desintegración de la sociedad; lo cual le llevó a imaginar que sería el mismo capitalismo el que asumiría una “comunidad de hombres libres” para no dejar de vivir. Lo que no preveía su análisis era la predisposición irracional de un capitalismo salvaje al suicidio. La globalización actual es, precisamente, eso: el festejo desequilibrado de un mundo sin alternativas, la pompa mediática de una marcha hacia la muerte, la certificación del infierno que nos toca porque ese infierno permite infinitas tasas de ganancias.

La historia vuelve sobre sus pliegues; y en ese re-pliegue nos muestra el sentido de lo que acontece. Después de la plata, fue el estaño, después fue la goma, luego el petróleo y ahora era el gas. Uno de los países más ricos del planeta, uno de los que había impulsado el crecimiento de la Europa moderna y uno de los que había pagado, hasta con la amputación de su territorio, el apetito de los imperios de turno (siempre con la aquiescencia de sus elites colonizadas), había dicho ¡basta!, un primero de mayo del 2006. La Modernidad había decretado que todo nacionalismo era retrogrado y eso repetían y repiten sus esbirros (que para eso fueron educados en Harvard); cuando ellos fueron los que impusieron sus Estado-Nación como el modelo a seguir, dejando a casi todo el planeta en luchas fratricidas después del desajuste que hicieron con su repartija del mundo (como el Tratado de Utrecht, donde aseguraban “su” paz, siempre a costa de quienes colonizaban y, una vez obtenido todo el provecho, abandonaban a su suerte), negándonos incluso el derecho a re-ordenar el desajuste que habían realizado a los cuatro vientos. El capital no tiene patria y sus sacerdotes quieren que el hombre actúe a imagen y semejanza de él. Por eso no quieren saber de naciones y menos de nacionalización.

Pues bien, la nacionalización actúa en los pueblos como el sistema inmunológico lo hace en el cuerpo. La sabiduría de nuestro sistema biológico nos muestra que una apertura total es siempre riesgosa al grado de lograr un daño irremediable en nuestra vida. Lo mismo pasa en las sociedades (un cuerpo cultural); sin sistema inmunológico puede acontecer la muerte de un sistema cultural. Mas aun, cuando nuestros sistemas culturales, por cinco siglos, han sufrido la destrucción sistemática de sus economías, haciendo cada vez menos posible el restablecimiento de otrora mundos estables y soberanos (aun con sus conflictos internos, pero propios). Pero la globalización no quiere sistemas inmunológicos, quiere apertura total, porque el secreto está ahí: mientras más expansión sin límites, más concentración despótica de riqueza. Por eso el grito en el cielo de las petroleras: de PETROBRAS y de REPSOL; porque la lucha de capitales es una lucha a muerte. La acumulación se hace despiadada cuando los capitales, para seguir viviendo, deben lograr más valor, o sea, cuando chupan, como el vampiro, la sangre de los demás y así privarles de los que hace posible sus vidas (cuanta más sangre acumulada, más vida para el parasito); por eso el negocio que tenían en Bolivia era “atractivo”, como decía un alto representante de REPSOL: “inviertes un dólar en Bolivia y ganas diez”. Por eso los pulpos transnacionales veían con buenos ojos el “caso boliviano”; por eso Vargas Llosa (el nuevo Clarabal, quien alentaba a los cruzados: “si ya no hay el tiempo de la misericordia, tampoco se dará el sentimiento de compasión”, porque, como dice el nuevo heraldo de los cruzados de la globalización, lo que sucede en Bolivia sería: “locura colectiva, peste de estupidez”) acusa de populismo todo intento de enfrentar la globalización; porque populista sería ahora el epíteto que designa al enemigo que se debe de limpiar quirúrgicamente, populismo sería la recuperación de lo nuestro, la distribución equitativa de lo nuestro, la producción hecha por nuestras manos, el hacernos respetar por los poderosos, el llamar ladrones a los ladrones; esa sería nuestra “peste de estupidez”.

No es casual que los españoles (el sector empresarial, las petroleras, la derecha) peguen el grito al cielo y pidan “mano firme” a Zapatero (lo mismo sucedió en Bolivia, en la “guerra del gas”, cuando los medios televisivos le pedían a Sánchez de Lozada “principio de autoridad”). Si alguien debería de pedir cuentas somos nosotros. Si alguien debería de pedir indemnización somos nosotros. Si alguien debería de pedir “seguridad jurídica” somos nosotros. La soberbia es la misma en cinco siglos. Y siempre la muestran los beneficiados de un sistema construido sobre una injusticia jamás antes vista en la historia de la humanidad: la expansión del mercado moderno concentra y derrocha casi la totalidad de los recursos naturales en apenas el 15% de la humanidad. Si alguien debería de pedir perdón son ellos. Si alguien debería de confesar su “peste de estupidez” son ellos. Porque ellos construyen su felicidad sobre la infelicidad ajena, y creen que así pueden ser felices, sembrando la miseria a los cuatro vientos, dejando desolación y muerte donde sus apetitos se instalan. Así dejaron el Potosí, después de arrancarle todo cuanto pudieron. Así pretendían dejar Bolivia, previo consentimiento de Sánchez de Lozada (del MNR, MIR, UCS, NFR, ADN, después Tuto Quiroga, Carlos Mesa, los Comités Cívicos de Santa Cruz y Tarija, Podemos, UN, etc.).

Eso era lo que su planificación perfecta había diseñado para este país; el negocio de 200.000 millones de dólares podía ser propiedad suya, porque ya habían comprado la voluntad de los gobiernos y las elites de este país. Por eso la empresa brasilera EBX, podía instalar tranquila sus instalaciones en suelo boliviano, porque había hecho los previos tratos respectivos con un futuro gobierno boliviano de derecha; por eso REPSOL podía inscribir el gas boliviano en la bolsa de New York como propiedad suya, porque así se lo permitían los acuerdos con gobiernos bolivianos; por eso Argentina podía pedir precio “solidario” para el gas que le vendíamos y vendernos después diesel (producido con el gas boliviano) a precio internacional; por eso PETROBRAS se daba el lujo de echar a lo negociadores bolivianos cada vez que estos mencionaban el precio de venta del gas, porque según los brasileros ese gas era “suyo”; por eso ahora inundan a la prensa brasilera con infamias acerca del gobierno boliviano, reavivando el racismo típico moderno que renace cuando un “indio” se “atreve” a hablarles de igual a igual.

Pues el “indiecito” no había sido tan mansito como suponían. Y la nacionalización, que ya estaba prevista en sus cálculos, estaba mostrando la verdadera cara de quienes se alzan en el mundo contra la sobrevivencia del 80% pobre del planeta. El globalismo salvaje quiere acabar con lo que queda en el planeta; ciego ante las consecuencias que está generando, sólo atiende a las ganancias que logra, cada vez de modo más eficaz y cuantioso. La marcha avasalladora de la aplanadora moderna ya mostró, en Bolivia, y de modo evidente, sus más deplorables consecuencias. Por eso el 18 de diciembre del 2005, este pueblo apostó por un “indio”. Y el primero de mayo del 2006, este cuerpo social empezó a rehacer su sistema inmunológico. La nacionalización es el primer paso de la soberanía plena. Un pueblo es independiente cuando produce su propio pan. Y un cuerpo se reanima cuando su sangre atraviesa todos sus rincones; esa sangre es, para nosotros, el gas.

Rafael Bautista S.
Autor de “OCTUBRE: EL LADO OSCURO DE LA LUNA”
Ed. “Tercera Piel”, La Paz, Bolivia.
rafaelcorso@yahoo.com
Mayo de 2006

jueves, mayo 11, 2006

EXECLUB: Evo Morales hace lo que dice

UN ACTO DE DIGNIDAD Y AMOR A LA PATRIA

Clavel - Flor que representa el amor puro, es signo de longevidad y lealtad.

(Nacionalización de los Hidrocarburos en Bolivia)

Dr. Ing. Saul J. Escalera

(Ph.D. Ingeniería, USA)

Moderador Reporte PGnet

Mayo 7, 2006

“Muchos reprochan que el gobierno de Bolivia haya decidido replantear las reglas del juego, como hacen con frecuencia las naciones ricas. Habrá que reconocer que un gobierno electo masivamente de forma democrática tiene el soberano derecho de hacer lo que se le venga en gana”, así se expresa Miguel Molina, columnista de la BBC Mundo (05/05/2006) al analizar la decisión política reciente del gobierno de Evo Morales de nacionalizar los hidrocarburos en Bolivia.

La nacionalización de los hidrocarburos que fue decretada por el Presidente Morales el pasado 1º. de Mayo no fue una medida populista y caprichosa, sino el resultado del clamor popular del pueblo boliviano que veía cómo las petroleras transnacionales prácticamente saqueaban sus riquezas naturales y dejaban migajas para el país, convirtiéndolo en “pueblo pobre en un país rico”. Estos hechos enfadaron grandemente a todos los bolivianos que a voz en cuello les hizo decir: ¡Basta, no más explotación!. Entonces, no entendemos por qué el mundo entero ha reaccionado con estupor a la decisión soberana de la nacionalización de los hidrocarburos en Bolivia.

Pero, ¿fue esta medida una populista por voluntad unilateral del presidente Morales que sorprendió a todos?. ¡Absolutamente no!, por la siguiente razones:

1. La recuperación de los recursos energéticos de Bolivia fue ampliamente aprobada en el Referéndum del año 2004, con más del 85 % del voto popular.

2. Esa recuperación fue parte del Programa de Gobierno del entonces candidato a presidente Evo Morales durante su campaña de más de 6 meses de Julio a Diciembre del año 2005.

3. Es un compromiso político que hizo el gobierno ante los bolivianos desde que asumió el poder el 22 de Enero de este año.

Entonces, ¿dónde esta la sorpresa?. Fue una decisión política superabundantemente pregonada, y no me cabe duda que fue precisamente este punto en particular que indujo a los bolivianos a votar masivamente (54% de voto del 86% del electorado en las urnas es masivo) a favor de Evo Morales en las elecciones de diciembre del año pasado. Es decir que el pueblo boliviano se manifestó por tercera vez por la recuperación de sus riquezas naturales hidrocarburíferas, tal como lo hizo en los años 1936 y 1969.

Es claro que la medida tiene detractores como la Cámara de Hidrocarburos de Bolivia, y algunos políticos desubicados, que dicen que es una política populista que es parte de un complot del eje recién formado Habana-Caracas-La Paz para dominar a Sudamérica, y hay otros que mueven el dedo índice y señalan que las consecuencias pueden ser desastrosas para Bolivia. Estas aseveraciones carecen de fundamento, porque, con el riesgo de equivocarme, sostengo que todos los socios de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (Katar, Kwait, Arabia Saudita, Venezuela y Noruega) se han declarado propietarios soberanos de lo que hay en el subsuelo, como lo ha hecho Bolivia. “Nadie ha cuestionado el derecho de esos países a hacer lo que quieran o lo que puedan en su territorio conforme a sus leyes, pero muchos reprochan que el gobierno de Bolivia haya decidido replantear las reglas del juego, como hacen con frecuencia las naciones ricas”, indica Miguel Molina.

En una entrevista personal que tuve con la periodista Elena Catalfamo (catalfamo@eco.bg.it), enviada especial del “Observatore Romano”, periódico oficial del Vaticano, y que la semana pasada cubría noticias en Bolivia, ella me comentaba que “en Europa hay mucha preocupación por las medidas que dictó el Presidente Evo Morales recientemente”. A esto yo respondí: “Es interesante cómo Europa se preocupa de que ahora Repsol tenga pocas utilidades en Bolivia (solo 18%), pero nunca le importó la expoliación sostenida que la petrolera hizo de la riqueza hidrocarburifera de Bolivia cuando por más de 8 años obtuvo 82% de utilidades, dejando un mísero 18% para el país. Esto me parece absolutamente injusto” dije yo.

Las transnacionales petroleras no conocen la compasión ni saben de misericordias, son conservadoras y corruptas y no conocen derechos que no sean los suyos. Muchas veces ignoran la democracia y aplican su fuerza económica para que las leyes de un país les favorezca por sobre todas las cosas. Pero el mercado hidrocarburífero es también débil y asustadizo, y de vez en cuando se topa con alguien que piensa que no todo es pérdida o ganancia. Bolivia ha puesto en evidencia esta debilidad de las petroleras y ha demostrado que la soberanía y dignidad de un país está por encima de cualquier transacción bursátil o comercial. Una gran lección para todos aquellos que piensan como Sanchez de Lozada, Banzer y Tuto Quiroga que se puede entregar impunemente "ad perpetuam" las riquezas bolivianas a intereses transnacionales.

“Más allá de la ideología y de los cristales con los que uno mire el cambiante panorama político de América Latina, habrá que reconocer que un gobierno electo de forma democrática tiene el soberano derecho de hacer lo que se le pegue la gana, porque a fin de cuentas es la gana de la gente que lo eligió. Hay que pensar en eso. Lo demás es berrinche”, concluye Molina.

En resumen, la nacionalización de los hidrocarburos en Bolivia fue un Acto de Amor a la Patria, que le devolvió dignidad al país. ¡Nunca olvidemos esto!

¡BUENOS DIAS!